sábado, 29 de junio de 2013

Piedras coloridas (Serranilla Medieval )


Por Ricardo José Vega.


Elisa y Eulalia,
que sabían de amores
como de sandalias…

querían los colores
de todas las flores…
querían la fragancia
del bosque y del pino,
Elisa y Eulalia.

Sabían que tendrían
que beber el vino
de una cepa rancia,
y aún así insistían
sonriendo al destino
desde una muralla.
Elisa y Eulalia.

Siguiendo el camino
de las dos hermanas,
solitario monje
vió flores quemadas
por nieve y por frío
alejarse sobre
las aguas del río.

Cayeron las hojas
amarillas, rojas,
de muchos otoños
sobre los retoños
de las viejas cosas.

Campanas llamaron
solemnes a misa…
que nunca escucharon
ni Eulalia ni Elisa.

El bosque y el río
el pinar y el frío,
la aldea que despierta
cuando una ballesta
deja un ciervo herido.

Dos destinos juegan
con Tiempo y Ensueño,

- piedras coloridas -

círculo de fuego
los ojos atiza
de Eulalia y Elisa.

Las nubes olvidan
que las trajo el viento,
el arroyo teje
su tenue lamento,
pájaros serranos
su vuelo desmayan,
el monte cercano
- que contempla y calla -
sorprendidas miran
Elisa y Eulalia,

-que sabían de amores-
como de sandalias.

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