Por Evelia Garibay.
Cuando vi la carpa blanca plantada en medio del parque El Refugio no le preste mucha atención, no era extraño ver esa clase de montaje por ahí con todo tipo de cosas adentro, desde venta de artículos para fanáticos de los comics hasta proyectos escolares de diferentes escuelas de la Universidad de Guadalajara o campañas de vacunación, tanto para personas como para animales domésticos. Al acercarme más pude leer el letrero que habían puesto en la entrada “Escucho sueños gratis” y eso me hizo detenerme en seco.
Cuando vi la carpa blanca plantada en medio del parque El Refugio no le preste mucha atención, no era extraño ver esa clase de montaje por ahí con todo tipo de cosas adentro, desde venta de artículos para fanáticos de los comics hasta proyectos escolares de diferentes escuelas de la Universidad de Guadalajara o campañas de vacunación, tanto para personas como para animales domésticos. Al acercarme más pude leer el letrero que habían puesto en la entrada “Escucho sueños gratis” y eso me hizo detenerme en seco.
Mire
mi reloj y vi que tenía tiempo, no había gente en la entrada así que me acerque
a preguntar. Antes de entrar al espacio sombreado dentro de la carpa una chica,
evidentemente universitaria, salió a mi encuentro.
—¡Hola!
—me saludó con una gran sonrisa, la verdad es que mi resolución flaqueó en ese
momento, no me esperaba tanta animosidad.
—Hola
—respondí o intente responder apenas me salió un hilo de voz, carraspeé
aclarando mi garganta y volví a intentar con voz un poco más firme esta vez
—Hola ¿cómo funciona eso de escuchar sueños?
—Bueno,
en realidad no es gran cosa, solo entra y da algunos de sus datos; su nombre y
su edad nada más y le platica su sueño a nuestro experto.
Se
quedó mirándome esperando mi reacción y de repente se acordó de algo más.
—Ah
también vamos a grabar la entrevista. ¿Cómo ve? ¿se anima?
Por
unos segundos me quede mirando los ojos cafés de la chica y en ellos vi el
deseo de que dijera que sí, seguro era para algún trabajo escolar y yo podría
ayudarlos a terminar más pronto y además no es que hubiera demasiada gente
esperando para entrar en la carpa a contar sus sueños.
—Esta
bien —respondí —me animo.
—¡Bien!
—dijo sin intentar disimular su entusiasmo, incluso se puso a aplaudir y a dar
saltitos, eso me hizo sonreír y una vez que terminó su muestra de alegría la
seguí dentro del ambiente oscurecido de la carpa.
Cuando
entre pensé que me iba a encontrar con alguna persona sentada atrás de un
escritorio y que yo iba a tener que sentarme enfrente, con la basta superficie
del mueble imponiéndose entre nosotros, así que me lleve una grata sorpresa al
ver que lo que tenía enfrente era una agradable sala de estar montada en el
centro de la carpa. Los sillones eran de color beige fuerte, había dos, uno
frente al otro con una pequeña mesa entre ellos, en donde había botellas de
agua cerradas.
El
“experto” era un hombre canoso y con barba pero cada vez que pienso en la
experiencia me convenzo de que en realidad no era tan viejo como quería
aparentar, quizá eso era parte del trabajo escolar que estaban realizando
¿quién puede saberlo?
¿Por
qué entre a la carpa ese día? Porque tenía un sueño que quería contar, un sueño
que no le había platicado nunca a nadie y en cuanto tuve la oportunidad me
decidí a contarlo todo, y el que fuera a un extraño me ayudaba más, porque si
le contaba esto a alguien de mi familia o de mis amigos me tacharían de loca,
de por sí, ya era yo la rara de la familia no tenía porque alimentar esta
creencia contando lo que alguna vez soñé y las sospechas que tenía.
—¿Nombre?
—Miriam
Doretti.
—¿Edad?
—Treinta
y siete.
—Muy
bien Miriam, platíqueme su sueño por favor.
—Claro,
pero antes de entrar en el sueño tengo que contarle un poco sobre mi y mi
familia.
Yo
soy el “pilón” de la familia, cuando nací mis padres ya tenían tres hijos, dos
varones y una mujer, mi hermana Martha, ella era la más chica y ya tenía quince
años. En realidad nunca hubo celos entre nosotros, al llevarme ellos tantos
años yo crecí como si fuera hija única.
Cuando
cumplí diez años, Martha ya tenía 25 y tenía una hermosa bebé de dos años, esa
niña ha sido más mi hermana que mis verdaderos hermanos. Verá, el marido de
Martha viajaba mucho por su trabajo y en uno de esos viajes le pidió a ella que
lo acompañara, claro que ella fue, tenía mucho tiempo sin salir de viaje a
solas con su marido, así que dejaron a la niña a cargo de mi madre y se fueron,
el problema fue que ya no regresaron. Tuvieron un accidente en la carretera y
murieron al instante.
—¡Que
triste! —dijo el experto.
—Si
ya se que es muy triste, pero era importante que supiera esto para ponerlo en
contexto sobre mi sueño.
Este
sueño no es reciente y la verdad es que no es un solo sueño, bueno sí es un
solo sueño pero lo he tenido durante varios días, es lo que se llama un sueño
recurrente, la primera vez que lo tuve me desperté tan asustada que no se
diluyó mientras pasaba la mañana como me ocurría siempre que algún sueño me
impresionaba, lo recordé por algunas horas pero con el paso del día se me iba
olvidad, siempre he sido una soñadora “activa” siempre recuerdo lo que soñé, y
si alguno me gusta de verdad lo apunto en una libreta para que no se me olvide.
Bueno,
este sueño en especial no tuve que anotarlo, ya que no se me olvido ni con el
paso de los días, sobre todo porque lo volví a tener, no al día siguiente pero
si cada pocas semanas.
En
este sueño estoy parada en medio de un pasillo muy largo, iluminado con luces
fluorescentes muy potentes y a cada lado hay puertas cada pocos metros, todas
parecen estar cerradas, lo curioso es que las puertas no son todas iguales, todas
son de diferente color: hay blancas, diferentes tonos de azul, rosa, morado,
gris, en fin, todas son diferentes.
Comienzo
a caminar y me acercó a la primer puerta, una puerta blanca muy normal, giro el
pomo y la puerta se abre, dentro hay una oficina completamente blanca y tras el
escritorio esta una mujer a la que no he visto en mi vida, ella también va
vestida de blanco, el único color en la habitación es el tono dorado de su piel
y su melena de color negro, me mira y claramente pronuncia.
—Miriam
aún no es tiempo, vuelve después por favor.
Hace
ademanes con la mano indicándome que salga, así lo hago y la puerta se cierra a
mi espalda con un golpe bastante fuerte y es cuando me despierto.
Esa
fue la primera vez que tuve el sueño del pasillo. Yo tenía quince años.
La
segunda vez intente abrir otra de las puertas pero estaba cerrada con seguro,
volví a abrir la puerta blanca y esta vez la mujer no estaba sola, frente a
ella había un anciano que sonreía pacíficamente, los dos me miraron cuando abrí
la puerta, la mujer se dirigió de nuevo a mi.
—Ya
te dije que es muy pronto Miriam y en este momento estoy atendiendo al señor.
Vuelve después pero mucho después por favor.
Y
de nuevo hizo el gesto de despedida con la mano, de nuevo salí y desperté.
No
voy a aburrirlo contándole todas las veces que tuve un sueño parecido a este,
la sorpresa fue cuando en una de las variaciones de este mismo sueño, la mujer
no me despidió con un ademan de la mano sino que me pidió que pasara a la
siguiente oficina, en ese entonces yo ya tenía dieciocho años.
La
siguiente puerta era de un tono azul cielo, la abrí y era una copia de la
oficina blanca pero en este caso todo era del mismo tono que la puerta y dentro
había un hombre con un traje muy formal del mismo tono, excepto la corbata que
era de un azul más oscuro.
—Bienvenida
Miriam, ya me platicaron que has estado adelantándote en tiempo así que
decidimos contarte un poco de que se trata todo esto.
Tu
eres lo que nosotros conocemos como una “acompañante” esto quiere decir que
alguna persona muy querida para ti falleció y tu eres la encargada de
acompañarla cuando este lista para regresar a la tierra, se que para ti esto es
un sueño pero en realidad estamos en un mundo intermedio.
—¿Estamos
en el Más Allá? —pregunté asombrada.
El
se rió con ganas.
—En
realidad no. Bueno, si te ayuda a procesar esto puede decirse que si, estamos
en el Más Allá.
—¿Puedo
ver a Martha? —a estas alturas yo ya sabía que a la única persona querida que
había fallecido y a quien yo quería acompañar era a Martha.
—No,
me temo que no puedes, se supone, que como acompañante solo puedes estar aquí
cuando sea el momento de que ella regrese…
—¿Regrese
a dónde? —le interrumpí.
—A
la tierra —dijo como si fuera lo más lógico del mundo.
—¿Cómo
va a regresar a la tierra?
—Cómo
un bebé por supuesto —respondió —discúlpame por favor, me acabo de dar cuenta
de que en realidad no sabes que es lo que hacemos aquí, si me das unos minutos
quizá pueda explicarte. O quizá en otra ocasión, creo que estas despertando.
Y
efectivamente, en ese momento me desperté e inmediatamente anote todo esto, lo
he leído tantas veces que me lo se de memoria.
La
siguiente vez el pasillo no estaba
vació, una mujer vestida de gris acompañaba a otra claramente embarazada de una
puerta a otra cerca del final del pasillo, comencé a caminar hacia ellas pero
la puerta azul se abrió y el hombre no me permitió seguir avanzando.
—Aún
tenemos una conversación pendiente —dijo haciéndose a un lado para dejarme
entrar a su despacho.
—Ya
dejamos establecido que somos un mundo intermedio, aquí es a donde llegan todas
las personas que fallecen y que se preparan para regresar a la tierra, el
funcionamiento es sencillo, cuando llegan nosotros los procesamos y los
mandamos a diferentes regiones de este lugar en donde pueden vivir el tiempo
que tarden en estar listos para poder regresar.
El
tiempo que tardan en volver depende del tiempo que vivieron, aquí el tiempo no
pasa como en la tierra, aquí el tiempo va en reversa, para que puedan estar
listos para regresar a la tierra tienen que rejuvenecer así que alguien que
murió a los ochenta años va a tardar esos ochenta años en regresar, muchas de
esas personas no tienen “acompañantes” porque cuando al fin les llega el
momento de regresar sus seres queridos ya están aquí con nosotros, así que el
de ustedes es un caso especial, tu vas a poder acompañar a tu hermana cuando
vuelva.
Tu
estas viviendo esto como un sueño y sabemos que los sueños se olvidan
fácilmente por eso es que me permitieron contarte todo esto. De los veinticinco
años que tu hermana va a pasar antes de regresar ya solo quedan doce. Ten paciencia
Miriam y podrás ver como todo inicia de nuevo para ella, para que tenga otra
vida feliz.
—Si,
los sueños se olvidan, pero yo no los olvidaba yo los anotaba todos y tenía mil
preguntas, preguntas que sabía que no podía hacer para no arriesgarme a que ya
no me dejaran volver o que me prohibieran ser la acompañante de Martha.
También
es cierto que pensé que el fallecimiento de mi hermana me había afectado más de
lo que pensaba, había tenido a su hija para que me hiciera compañía y para que
creciera conmigo como si fuera mi hermana, pero de todos modos Martha me hacia
falta, así que fui a terapia durante algunos años, pero cuando quisieron
medicarme fue cuando me di cuenta que esos sueños no me hacían daño en
realidad, yo tenía y tengo una vida feliz y productiva, así que tener la
esperanza de que en algún momento el alma de mi hermana iba a poder regresar a
vivir otra vida no me hacia ningún daño por lo que deje de ir con el psicólogo
y cada que tenía uno de los sueños del pasillo, lo anotaba para no olvidarlo.
No
tenían una periodicidad, podían pasar años sin que tuviera ningún sueño del
pasillo, pero no perdía la esperanza ni la cuenta, yo ya tenía veintiocho, eso
quería decir que a Martha le faltaban solo siete años para regresar, mientras
tanto mi sobrina se había convertido en una hermosa jovencita de dieciocho años
a punto de iniciar la universidad. La noche que soñé con la mujer de gris
aprendí muchas cosas.
Estaba
de nuevo en el pasillo, todas las puertas cerradas excepto la de color gris,
así que me dirigí ahí, la mujer me recibió antes de que entrara al despacho.
—¡Hola
Miriam! Ya teníamos tiempo sin verte —me dijo, como si fuera yo quien
controlara esos sueños.
—Azul
me dijo todo lo que te platicó, así que hoy me toca a mi decirte en que va a
consistir tu trabajo como “acompañante”.
Cuando
Martha este lista, eso quiere decir, cuando sea un bebé, tu vas a llegar y vas
a ir hasta la puerta roja de donde saldrá la mujer embaraza llevando en su seno
a Martha y tu vas a tener que acompañarla hasta la puerta rosa, cuando ella
entre a la habitación va a despertar de un sueño muy parecido al tuyo y ya va a
estar embarazada, en ese momento ella no lo va a saber pero tu vas a ayudar a
que el milagro de la vida siga adelante…
—¿Solo
voy a ayudarla a cruzar el pasillo? ¿eso es todo? —pregunté sin poder creer que
por años había esperado el momento de “acompañar” a mi hermana para que ahora
me dijeran que solo iba a caminar al lado de una extraña por unos pocos metros
—. ¿Ni siquiera voy a ver a mi hermana?.
—¡Claro
que no! —dijo la mujer de gris interrumpiéndome —Cuando las mujeres embarazadas
salen de la puerta rosa están experimentando un sin fin de emociones: alegría,
temor, incertidumbre. El que encuentren un rostro amable que las acompañe,
aunque sea unos pocos metros, es de vital importancia para que el embarazo y el
nacimiento se lleven a cabo de la manera más armoniosa posible. El que tu seas
pariente del bebé que va a estar en su seno ayuda de sobremanera a que eso
pase. Aún no lo sabemos pero quizá te sorprendas agradablemente cuando conozcas
la identidad de la persona sobre la que va a caer el honor de llevar a ese
bebé. Ahora… ¡Despierta!
Los
años siguieron pasando, el tiempo se iba acabando y el sueño del pasillo no
regresaba, hasta que un día me encontré de nuevo en ese largo pasillo pero esta
vez no estaba sola en él, a los lados justo afuera de sus oficinas estaban
Blanca, Azul y Gris esperándome y sonriendo, no me dijeron nada pero con sus
miradas y gestos de las manos me invitaban a acercarme hasta la puerta roja, yo
moría de impaciencia así que no lo dudé demasiado y me acerqué.
Mi
sorpresa fue enorme cuando de la puerta salió mi sobrina con una gran sonrisa y
una enorme barriga de embarazo, durante años creí que iba a ser yo la
embarazada, que iba a ser yo quien ayudaría a mi hermana a volver a la tierra,
quien la educaría y la haría ser feliz, pero ahí estaba Martita acariciando
lentamente su gran barriga, levantó la vista y cuando me reconoció me sonrió.
—Mira
Miriam —me dijo —, voy a ser mamá.
—Ya
lo vi, luces hermosa, vamos, tenemos que cruzar el pasillo hasta la puerta rosa
un poco más adelante ¿la ves?
Levanto
la mirada y asintió con la cabeza, no dejaba de acariciar su estomago y de
sonreír de forma totalmente arrobadora.
La
rodeé de la cintura y la conduje hasta la puerta indicada.
—Vas
a ser una mamá estupenda —le dije.
—Gracias
Miriam, tu eres la mejor tía del mundo.
Y
después de decir esto entro por la puerta y yo me quede en el pasillo mirándola
con una mezcla de sentimientos que ni yo entendía, alegría, tristeza, envidia,
celos.
Pero
por algo pasan las cosas, sentí que alguien me tocaba el hombro, era Gris y
estaba sonriendo.
—Lo
hiciste bien Miriam, ya puedes volver a casa.
Asentí,
no tenía fuerza para decir nada y en ese momento desperté.
Anoté
todo en mi libreta de sueños y tuve que reprimirme para no llamar a Martita
inmediatamente, las semanas pasaron y me convencí que todo eso a pesar de ser
sueños recurrentes no eran nada más que eso, sueños.
A
los tres meses de ese sueño se organizó una comida familiar y ahí Martita nos
dio la sorpresa a todos ¡estaba embarazada!.
Quizá
usted pueda decir o pensar que todo me lo invente y que hice que coincidiera
para poder creer lo que yo quería querer quizá usted piense que tengo que
volver con el psicólogo, no importa, ahí fuera dice que usted escucha sueños
gratis y fue para lo que entre, para contarle mi experiencia, lo que piense o
deje de pensar sobre mi o mi sueño no importa, porque es mío y tengo mi diario
de sueños en donde esta registrado con fechas.
Pero
no entre para convencerlo ni para comprobar la veracidad de lo que creo que
paso.
Entre
para contarlo y ya lo hice, muchas gracias por escucharme.
Y
antes de que pudiera decir algo me levante y salí alejándome a paso rápido de
la carpa blanca, ahora si ya se me había hecho tarde.
Consigna: Sueña con un bebé, y cuando esto pasa, significa que alguien está embarazada en la realidad. Debe contar esa realidad a partir de ese sueño.
Miriam Doretti
Consigna: Sueña con un bebé, y cuando esto pasa, significa que alguien está embarazada en la realidad. Debe contar esa realidad a partir de ese sueño.
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