tag:blogger.com,1999:blog-42980742915785802222024-03-18T21:45:54.300-07:00El Edén De Los Novelistas BrutosEl Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.comBlogger903125tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-5544778299538912392023-12-05T09:33:00.000-08:002023-12-05T09:33:43.741-08:00El secreto<p style="text-align: left;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhC2oYeiah6vDExu-WkZnE1FNc-VCO5FZDCeeQP4FzIy4g3VDqs2Y2Efx2olq9tPHSS_LxH7nsnmacUpukGs5uE3D2LYwxStWXeMASkIhwxUnbD-dwwgBekRIh_VKk2wXTVTj1rGd9HIgUySyfMS3tlwkY5VM4kZqD37NPRtfT9IcY38YU1TO4jKSYDb90/s340/i-13009.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="227" data-original-width="340" height="267" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhC2oYeiah6vDExu-WkZnE1FNc-VCO5FZDCeeQP4FzIy4g3VDqs2Y2Efx2olq9tPHSS_LxH7nsnmacUpukGs5uE3D2LYwxStWXeMASkIhwxUnbD-dwwgBekRIh_VKk2wXTVTj1rGd9HIgUySyfMS3tlwkY5VM4kZqD37NPRtfT9IcY38YU1TO4jKSYDb90/w400-h267/i-13009.png" width="400" /></a></div><br /><p></p><p style="text-indent: 28.3333px;"><b><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;">Por </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; text-indent: 28.3333px;">Alcides Bertran</span></span></b></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; text-indent: 21.25pt;"><br /></span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; text-indent: 21.25pt;"> —¡Odio a estos
animales! ¡Voy a matarlos a todos!</span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Sentenciaba la
anciana mientras corría detrás de los gatos en el amplio jardín de la casona.
El más desgarbado y pequeño no logró escapar, quedó atrapado en un rincón. La
mujer lo enfrentó y éste, erizando su pelaje rojizo, se ovilló hacia atrás
dispuesto al primer zarpazo, le abrió la boca y le enseñó sus filosos dientes.
Pero fue atrapado y envuelto en una lona para evitar sus garras y llevado
luego a un sector alejado del jardín, en donde la anciana, tras correr con
muchos esfuerzos una pesada losa, lo lanzó al agujero. Un maullido aterrador
se escuchó en la noche, pero fue sepultado rápidamente. Tras el desbande, uno
de ellos quedó mirando a la anciana fijamente, agazapado detrás de un cantero
desde donde la apuntaba con las orejas y la centraba en sus encendidas
pupilas, pero luego, cuando la septuagenaria agigantaba su silueta y hacía
tintinear sus alhajas avanzando con dicha dirección, escapó trepándose al muro
de un fondo vecino. Al instante todo cesó y los macilentos muros del fondo del
caserón nuevamente comenzaron a amalgamarse con la turbidez de los silenciosos
pasillos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">La casona, una
mansión antigua ubicada en el barrio de Belgrano, había pertenecido a una
familia que se mudó a Europa antes de ser adquirida por la anciana con todas
las pertenencias, entre las que se destacaban: muebles de principio de siglo,
alfombras árabes en los salones principales, escaleras de mármoles,
barandillas terminadas en bronce y una araña central revestida en oro cuyos
brillantes caireles realzaban el resplandor de sus cuarenta lámparas; además de
un imponente jardín con una fuente ovalada circundada de pinos y jazmineros.
Desde su posesión casi siempre permanecía en silencio y a oscuras; muy
diferente a aquellos años en que una niña jugaba con un gato gordo y hermoso en
el umbral de la puerta de calle. Ahora parecía envuelta en un extraño silencio,
que sólo se quebrantaba con los estridentes gritos de la anciana cuando
sentenciaba de muerte al primer gato que se le cruzaba. Todos los vecinos,
testigos de los anteriores años, hoy escuchaban aterrados esos extraños
maullidos, por lo tanto pasaban por allí girando la vista hacia el caserón con
intención de descubrir algo; pero sus paredes, casi completamente cubiertas con
hiedras, más que aclarar ahondaban en sospechas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Un joven diariero,
puntualmente cada mañana, golpeaba el pesado portón de calle, lo que
despertaba a la anciana, quien salía a recibir el matutino. Pero un día en el
que se encontraba junto a ella, el joven dejó por un instante de observar el
jardín arbolado para preguntarle lleno de reminiscencia:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Señora, ¿qué ha
sido del pequeño gato de la niña?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿Qué gato? —la
anciana frunció el ceño y se mostró sorprendida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—El gato de la
niña Eleonora —repitió el joven, mirándola.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">La anciana
enrojeció, su rostro denunció un profundo nerviosismo, entonces, con suma
irascibilidad, entornó la vista hacia el jardín y exclamó:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡Estos animales
me tienen harta!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">El joven la miró
por un instante, absolutamente extrañado, luego aseveró:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Era un gato
manso, de un color atigrado, recuerdo que era su mascota preferida —la anciana
seguía en silencio, por lo que el joven agregó—: A propósito, ¿cómo andará
ella? Hace ya tantos años que no la veo y de verdad, créame, extraño no verla
corriendo y saltando por el jardín.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Escúcheme
—interrumpió entonces la anciana, con ceño fruncido—, no tuve el gusto de
conocer a esa niña que usted menciona —luego, como queriendo desprenderse de dicha
conversación, dijo—: Ah, si uno de estos días usted viene y no me encuentra, no
se preocupe, acérquese al garito y déjeme el diario a través de la ventana. Yo
después se lo pagaré. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—No hay problemas,
señora —le respondió el joven, enseñando una sonrisa; pero dueño de una sagaz
curiosidad y reflexión, que sabía esconder a la perfección bajo su agradable
trato y simpatía, preguntó—: ¿Se va de viaje?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—No —respondió a
secas la anciana tras recorrerle con la mirada de pies a cabeza, evidentemente
molesta puesto que con un ligero titubeo agregó—: Aconsejada por mi analista
voy a participar de una terapia de grupo; me ausentaré por unos días.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Luego de que dijo
esto, giró pesadamente y entonces retumbaron, una vez más y con suma nitidez,
oro y diamantes de los collares y pulseras que usaba.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">El joven
permaneció en silencio observando a través de la verja, aunque sin desdibujar
su sonrisa, aún después de que la anciana atravesara el extenso patio. No podía
comprender cómo la mansión estaba tan sombría ya que en otros tiempos había
sido muy envidiada en la vecindad por su colorido; las flores del jardín más
los sectores arbolados le traían recuerdos entrañables, y por sobre todo, la
ausencia de la pequeña niña y su mascota.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Una mañana, en
pleno otoño, cuando las veredas ya se afelpaban de hojas amarillentas, el
joven llamaba resueltamente en la puerta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡Señora Rosalía,
soy el diariero!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Nadie respondía a
su llamado; sólo silencios emergían de los confines amplios del jardín y de los
entornos oscurecidos de las habitaciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡Señora! ¡Soy el
diariero! —volvió a insistir el joven parado frente al portón; pero luego,
cuando ya se disponía a retirarse recordó el pedido que le hiciera la anciana
hacía apenas un par de semanas: dejar el diario en el garito si no la
encontraba. Entonces observó la pequeña casilla que distaba a unos veinte
metros de allí y repentinamente quedó paralizado: unos ojos amarillos, penetrantes,
lo observaban desde el marco de la ventana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡Un gato!
—exclamó atisbándole la mirada, luego fue acercándosele lentamente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Lo observó con
desconcierto, repulsado por el estado del animal cuyo pelaje atigrado mostraba
erosiones sarnosas y una suma descomunal de parásitos. Pero de pronto, cuando
le apoyó la mano sobre el lomo y vio que el animal se paraba en sus patas y le
refregaba su pequeña cabeza por los brazos, exclamó acongojado:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡El gato de la
niña!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">El animal, sumiso,
como acostumbrado a las caricias, parecía estar esperándolo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡Cuántos años
hace que no te veía! —musitó, en un diálogo íntimo con el animal, desbordado
por la alegría y sin dejar de acariciarle el pelaje ya opacado y ensarnecido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Luego, tras
arrimarse a la pequeña ventana, observó a través de ella y halló abierta la del
interior; que era de esas cuyas hojas quedan suspendidas por una cuerda. Le
pareció extraño tanto silencio y al no poder controlar su intriga decidió
ingresar al garito; forzó la de calle y trepó la angosta pared. Una vez
adentro, un impregnado olor a materia fecal y orina invadieron sus fosas
nasales, lo que hacía que le resultara casi imposible permanecer allí, por lo
que, esquivando los fétidos excrementos, se apresuró a observar en rededor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—Pero… estuvo
encerrado... —exclamó, como si se olvidara que se encontraba solo. Al instante
presintió algo fatídico. Se dirigió entonces sigiloso hacia la ventana abierta,
pasando por encima del bastidor de tela metálica que estaba tirado en el piso,
cuando de pronto sus ojos se desorbitaron.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡Está muerta! ¡La
señora está muerta! —exclamó tomándose de la cabeza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">La anciana se
encontraba del lado del patio con el cráneo partido en medio de un gran charco
de sangre; junto a ella había una lona de arpillera completamente deshilachada
y una madera extrañamente atravesada sobre su cuerpo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡Chorros! —sólo
atinó a decir el joven, sumido en un absoluto desconcierto; quedó observándola
sin poder creer lo que veía. Luego, cauteloso, giró la vista hacia la mansión;
pero nada halló, todo estaba en silencio y el jardín parecía mecerse aún más
mortecino por la suave brisa que en ese instante lo atravesaba.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¿Quién pudo
haberla asesinado? —se preguntó en un análisis fugaz; sus setenta años la
hacían indefensa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Pero su sorpresa
aún no concluía ya que comprobó que el cadáver poseía sus collares y pulseras.
Atónito quedó observándola, hasta que el gato, con un leve maullido, lo bajó a
la realidad: comenzaba a dirigirse hacia el fondo del jardín. Lo siguió, pues
no sabía qué hacer. El animal, enflaquecido, tambaleante, transitó por el
parque hasta un lugar alejado. El joven, agazapado, observó todo el perímetro
de verjas cuyas partes más alejadas se veían enturbiadas, producto de que los
arbustos no permitían el mínimo paso de resolana; el sol apenas si titilaba
entre las hojarascas amarillentas. Nada extraño observó o al menos nada que
le evidenciara signos de violencia que pudiera relacionarlos o atribuirlos al
hecho. Luego se acercó al felino, que, girando sobre sí, se inquietaba olfateando
con insistencia la base de una pesada losa; parecía buscar algo en su interior.
El joven se compadeció una vez más del estado del animal y cuando ya iba a regresar
junto al cadáver de la anciana, escuchó nuevamente los maullidos del gato,
entonces volvió tras sus pasos. Una vez junto a él, levantó la pesada losa,
hizo cono con sus manos para ver en el interior.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡No! ¡No puede
ser! ¡No! —gritó tapándose la nariz, ya que un fuerte olor nauseabundo inundó
sus pulmones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">A varios metros de
profundidad, decenas de cráneos en descomposición parecían estar observando con
sus ojos agusanados la abertura pestilente del pozo ciego. Enterrados vivos,
sepultados en vida en esos desechos cloacales, parecían continuar con sus
garras amenazantes observando el pesado bloque que había sellado sus maullidos
para siempre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡Por Dios! ¡Sólo
una mente enferma pudo haber hecho esto! ¡Pobres animales! —gritó
desesperadamente el joven al no comprender tamaña atrocidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Luego dejó caer la
losa, rechazando ver más; pero en la calma del jardín retumbó nuevamente el
maullido del gato, que ahora se alejaba del lugar. Regresó entonces al garito,
instante en que el felino se acercaba al cadáver de la anciana y tras rodearla
y olfatearla comenzaba a orinarla, como si diera señal de que ya formaba parte
de su territorio. El joven lo miró, desconcertado, pero el animal, ajeno a
tanto espanto, continuaba con tan ignoto e innato ritual: aferró entre sus
garras la cuerda que pendía del marco de la ventana y afiló sus uñas, para
luego tomarla con sus mandíbulas y comenzar a masticarla como si quisiera
tragársela de una.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">El joven se le
acercó, una vez más compasivo de su deplorable estado y deslizándole la palma
sobre el lomo, musitó:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡Pobre animal!
¿Tenés hambre?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Luego, cuando se
desprendió de él, tomó la cuerda y la observó detenidamente; le pareció extraño
que se encontrara totalmente desflecada, esperaba que estuviera cortada con
algo filoso. Con el afán de descubrir el motivo que provocó la muerte de la
anciana, se hizo de varias hipótesis; pero no logró certeza con ninguna.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Los minutos fueron
transcurriendo y el gato ya se había trepado al muro que daba hacia la calle,
se acercó entonces hasta allí, pero luego de observar por ambos lados y sin más
que hacer, optó por alejarse del lugar ya que con un rápido análisis dedujo que
su permanencia allí podría complicarle sobremanera. <i>“Quizá la Policía pueda hallar algunas pistas”</i>, pensó cuando ya
transitaba por una vereda solitaria de la adyacencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Ya había recorrido
algunas manzanas, sin embargo, aún no podía evitar a intriga de saber quién fue
el asesino, y esto lo inquietaba; estaba seguro de que al otro día el crimen
encabezaría los diarios y la paradoja del destino hacía que uno de sus clientes
fuera esta vez la víctima. Tuvo lástima de la anciana a pesar del espeluznante
hallazgo del jardín. Pensó que tamaña crueldad no podía ser otra cosa que
consecuencia de una mente enfermiza; pero ningún animal, por más odio que se le
tuviese, merecía semejante suplicio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">De pronto, algo
atroz se inmiscuyó en su pensamiento y lo paralizó de inmediato. Un
razonamiento fugaz iluminó su mente y con la vista fija en un punto inexistente
creyó surgir de la perturbación y armar ese rompecabezas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡La cuerda! ¡Sí,
la cuerda! ¡No puede ser! ¡No puede ser! —exclamó.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Caminó unos pasos
y se detuvo, para luego, y ya sin poder detenerse, regresar corriendo al
lugar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">—¡Pobre, te
convertiste en un asesino! —sentenció una vez junto al gato.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt;">Su cabeza se
inundó de imágenes macabras puesto que, y a pesar de la atrocidad, el hecho
hacía justo al felino en la venganza. Dedujo esto al imaginar cómo éste pudo haber
cortado la cuerda: la anciana lo aprisionó en el garito y luego apuntaló la
ventana con un madero, le dejó con la tela metálica para aireación y tras unos
días se acercó con intención de matarlo, pero el animal, debilitado y muerto
de hambre, masticó la cuerda hasta cortarla, entonces cuando retiró el madero
el pesado marco le cayó encima partiéndole la cabeza. El animal se salvó y
paradójicamente provocó la muerte de quien quería matarlo. Vaya, un animal el
asesino.</span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; text-indent: 21.25pt;"><br /></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.25pt;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; text-indent: 21.25pt;">Luego de un tiempo y cuando la casona nuevamente había sido adquirida
por un matrimonio joven, que coincidentemente poseía una niña, pero de nombre
Yamila, el diariero, cada mañana al entregar el matutino, observaba al gato
gordo y hermoso mimado en brazos de la pequeña. Pero lo acaecido en el pozo
ciego y la muerte de la anciana se constituyeron en secretos que ambos
guardaban, a tal punto que cuando él se acercaba a la ventana tenía toda la
sensación de que hacía ya algún instante que estaba esperándolo ansioso por
recibir sus caricias. Para entonces ya su pelaje había recuperado un hermoso
brillo, producto del nuevo hogar tan apacible y de que una niña, como anteriormente
lo fuera la pequeña Eleonora, volviera a pasearlo por el jardín.</span></p>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-54427691264128771132023-11-20T09:26:00.000-08:002023-11-20T09:26:10.935-08:00El cerdo amarillo<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEd0sJA0K4T0c9EBPZ435eMEWjG5PaJeFHMI4EouRuPSMtJwou-PX7HkHyTBRQvrzuw633Hger2uRwrG1FoJ59Q13lmx6ngPMUwImzpnO-Sb9SrRgmMgUZb9vNxzs0QJAjnX_faHJs-gmtm5x5xK9Iv0-Q1kYRTys4U7T5tqFin417jLTtPkXWhnDggAI/s259/images-removebg-preview.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="259" data-original-width="194" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEd0sJA0K4T0c9EBPZ435eMEWjG5PaJeFHMI4EouRuPSMtJwou-PX7HkHyTBRQvrzuw633Hger2uRwrG1FoJ59Q13lmx6ngPMUwImzpnO-Sb9SrRgmMgUZb9vNxzs0QJAjnX_faHJs-gmtm5x5xK9Iv0-Q1kYRTys4U7T5tqFin417jLTtPkXWhnDggAI/w300-h400/images-removebg-preview.png" width="300" /></a></div><br /><p style="text-align: left;"><b><span style="font-size: medium;">Por Alcides Bertran</span></b> </p><p style="text-align: left;"><br /></p><p style="text-align: left;"> <span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; text-indent: 21.3pt;">Cuando sus ojos se
nublaron no tuvo más vestigios que cierta claridad, pero ya no supo si se debía
al sol del mediodía o al azulado margen de un sueño. El aire le llegaba como
en burbujas, hinchaba apenas sus pulmones y lo obligaba a gritar cosas
guardadas desde hacía tiempo. En su cabeza todo se contraponía y veía, inmerso
en vértigos, oscuros horizontes, algunos difusos y de claridad ondulante que
le daban sensación de alivio, otros envueltos en sombras y frío aterrador que
lo sumergían y lo sumergían. Luego, cuando creyó que despertaría de lo que
supuso un sueño, vio el sol antes de que una nube, esta vez oscura y pesada, le
hiciera olvidar todo.</span></p><p></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Pero allí estaba,
reviviendo su infancia casi sin saber el porqué. Quizá fue el último carrusel
de su barrio lo primero que haya recordado, no obstante y a pesar de tener más
de sesenta años, aún creía verlo girar y girar como cuando era niño. Y si el
vidrio de aquella ventana que entonces daba hacia la vereda hubiera resistido
el descuido cuando escapaba de casa, ninguna de sus tías, ya cargadas en años,
hubiera descubierto su ausencia; y pensar que fueron por los pochoclos y las
garrapiñadas que las pandillas del barrio se reunían junto al carrusel. Él
lideraba a la más intrépida y desafortunada puesto que uno de sus miembros al
poco tiempo de habérseles unido cayó bajo las ruedas del tranvía.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">“¡No
me quedaré a hacer bailar a la cotorra, algún día tendré dinero!”,</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">
decía cuando las pocas monedas que le daban sus tías las apostaba al número de
lotería que el simpático perico le extendía amigablemente; pero el viejo, que
parecía italiano, lo miraba con resignación y con una sonrisa de vasta y
lejana experiencia.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Los jazmines y
madreselvas de casa le enseñaron una tranquilidad rebosante de melancolía,
puesto que los rincones se veían más mortecinos que los que deseaba para poder
fantasear algunas aventuras. Era niño, pero no podía tocar los helechos ni
hacer una cubierta de buque pirata de ese hermoso patio. Esto lo apocaba ya que
quería divertirse y hacer cumplir sus sueños; pero no hallaba el modo ni el
lugar, por eso, casi con obsesión, engordó al cerdo amarillo que era su
alcancía. Pero la primera decepción se llevó cuando, tras gastar esos ahorros
en figuritas y bolitas que las halló en el quiosco de la esquina, supo de la
flaqueza de su porcino. Entonces lo odió. Luego, ya en la adolescencia y tras
abandonar varias ilusiones, comprendió que los libros no sólo eran compendios
de hermosos figuras, sino que había en ellos mucho más que descubrir. Se internó
progresivamente en la matemática, interesándose por cada incógnita, por cada
dificultad y pronto su análisis fue claro: suma, suma, nunca resta. En el transcurso
de ese tiempo su hogar comenzó a deteriorarse y debió exigirse para que se
mantuviera en lo posible digno. De todos modos, si no fuera por un amigo
incondicional de la infancia esa transición le hubiera resultado terrorífica.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Che, debés ser despierto,
¿cómo no tenés un reloj?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Yo no recibo
regalos, a lo sumo encuentro una torta para mi cumpleaños.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Yo tampoco los
recibo, pero vos sos uno de mis amigos, no la totalidad de mis amistades. ¿Por
qué no te relacionás?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Al poco tiempo era
cadete de una tienda en Villa Ortuzar, y a los pocos meses de trabajar allí,
tras engordar nuevamente a su cerdo, se compró su primer reloj, y desde entonces
y sin que nadie supiera el porqué, de un día para el otro comenzó a gustarle
las camisas de mangas cortas. Lo cierto es que cuando la primera chica con la
que pretendió salir seriamente se enteró de que atendía en una tienda, lo
plantó al otro día.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—¿Y qué de malo
tiene que trabaje en una tienda?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Mirá... ¿Acaso es
tuya?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Bueno... no;
pero...<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Yo no salgo con
cadetes, mis amigas viajan, conocen el mundo, y vos... ¿Cómo creés darme esos
gustos?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Flaca, ¿lo tuyo
es el dinero, verdad?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Sí… ¿Por qué
mentirte? Hoy todo es el dinero, pensé que lo sabías.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">No tuvo respuesta,
pero reflexionó y comprendió que si no conseguía un buen trabajo seguiría
perdiendo chicas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">¡Vaya! Debía
comprarse una corbata y quizás un saco que le sirviera para todas las
estaciones. Debía estar más presentable o al menos simular estarlo. ¿Pero
atender una tienda en corbata y saco? No, pensaba que haría el ridículo, a su
edad y en una tienda tan informal.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Tengo razón,
Carlos, uno es lo que sus padres le dejan.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Yo no pienso
igual, en todo caso, si algo me quedara de ellos, en lo único que me
preocuparé es en mantenerlo con la dignidad de siempre, después me abriré pasos
en el mundo, solo. Confío en mí, no me siento una marmota.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Yo sepultaré a
mis tías y viviré con mis gatos y mis perros.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 21.3pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—¡Hombre, a no
bajar los brazos! Cuando yo sea gerente voy a llevarte conmigo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—¿De cadete, che?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Aprendé, Mario.
Todos los trabajos son dignos si uno lo quisiese.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Parecía que
aquellos tiempos, aquellos diálogos con el amigo volvía a revivirlos una vez
más, como si el tiempo jamás hubiera transcurrido.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">No pudo recordar
cuántas chicas había perdido de verdad hasta que tuvo algún dinero para
invitarlas a bailar o a tomar algún helado. Pero cuánto dolor, los recuerdos
eran verdaderamente dolorosos. Siempre creyó que las heridas del corazón no
dejaban huellas, sin embargo, ahora parecía desfallecer sintiéndose vacío,
desgarrado. No era su mundo, quizá por eso sufría y sentía como una despedida
de la humildad, como un desvanecimiento del cual no podría regresar quizá
nunca mientras girara en ese mundo de vanidades y egoísmos. Sus manos
temblaban, temblaban como la primera vez cuando tuvo que sentarse frente a una <i>Olivetti</i> a tipear, sin sacar los ojos
de la hoja, una transacción comercial. ¡Ah, pero qué sensación!, el espejo no
lo engañaba: su cabello engominado y con el nudo de la corbata ceñida al cuello
lucía impecable. Supo de ese aire desconocido al suplantar su primer reloj
por uno automático y liar en su muñeca una pulsera de oro con sus iniciales.
Sí, muy pronto comenzó a aceptar aquellas cosas minúsculas, pero que le daban
cierto nivel y prestigio.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Cuando pasaba
frente al carrusel de su niñez lo veía opaco, sombrío, menguado de giros y con
escasos niños divirtiéndose en él, y al vendedor de lotería sumergido ya en un
semblante de vejez, al igual que su cotorra; para entonces sus tías eran dos
grises lápidas en el cementerio de la Chacarita y, aunque con gladiolos nuevos
algunos domingos, lentamente iban cubriéndose de olvido. No obstante, sus
noches, de boliche en boliche, no era más que para disfrutar de la vida, vivir
tal vez como muchos le exigían, pero como nunca supo. Le costó tirar su cerdo
amarillo que por entonces decoraba una vieja repisa; pero ya no le hacía falta
puesto que lo había suplantado por una cómoda y solvente billetera.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—No te voy a usar
más —le dijo mientras lo sepultaba, ocultando algún remordimiento, en una
bolsa de residuo negra, como de muerte—. Allí vas a quedarte, en todo caso
porque sos de plástico no te maté antes.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">El pequeño cerdo,
inerte en su composición aunque consecuente con la vida por lo que en su panza
podía ahorrase, parecía irse con la simpática mirada de siempre; sus ojos eran
saltones y su cola enroscada. Sí, casi como la vida.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">No tuvo compasión
de los helechos ya que pidió al jardinero que renovara todas las plantas del
jardín, y casi con desdén él mismo las arrancó como queriendo olvidarse de su
pasado.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Piso de parqués,
de roble claro, ¡basta de una vez por todas de estas baldosas!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Hay de varios
precios.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—El más caro
—ordenó.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Su buen pasar lo
permitía y quizá venía como recompensa a tanta desilusión y desesperanza;
nada le faltaba ahora pues había heredado el hogar familiar, por lo que pronto
se abocó a comprarse un automóvil. Su trabajo lo permitía ya que era cajero en
una de las sucursales del Banco Nación. ¿Qué más quería?, y para colmo de
dichas, las chicas con las que salía casi a diario eran de un modo u otro los
placeres que creía merecer en la vida. Se colmó de exquisiteces y su
habitación se convirtió en centro de robados amores, de romances fugaces, de
amistades superfluas y cuando algunos casos se tornaron complicados o
escandalosos, su dinero le permitía buenos abogados. Por fin se sentía protegido
frene a esos avatares. El sacrificio y una buena orientación fueron los
factores fundamentales para dicha condición. Y supo de las diferencias, puesto
que ya no le daba lo mismo una mesa sin mantel o los paseos por la calle Lavalle
o Florida como lo hacía anteriormente para alegrar la vista. Ya no tenía que
sufrir porque las chicas le hicieran "la pera", ahora las míseras
monedas de entonces eran suculentas propinas que alegraban a mozos y
camareras. Todo había cambiado en su vida; pero en el fondo seguía siendo
consciente de lo difícil que le había resultado llegar a dicha situación.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Estos recuerdos
ganaron su mente, como lo habían hecho los de su niñez. Eran imborrables.
Pensó que en aquel tiempo había podido consolidar algunas ilusiones, quizá ya
no las de la infancia puesto que aquellas se habían desvanecidos con el paso
del tiempo, pero de haberlas podido cumplir, aunque fueran algunas, hubieran
quedado menos huellas de fracasos en su vida. Siempre recordaba lo que había
sufrido cuando niño. Sin embargo, cuando rondaba los treinta y decidió
quedarse con Verónica, fue porque necesitaba la tranquilidad de un hogar y
pensó que era lo mejor para esa etapa de su vida. Así es que le propuso, casi
como en un juego, que fuera a vivir con él; aunque nunca imaginó que dicha
relación duraría dos escasos años.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—No soporto estar
aquí, en este barrio —le reprochó una vez la joven.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Nena, es donde
nací. Soy de acá, ¿qué querés?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Pero no es igual
al mío. Allí están mis amistades, no sabés cuánto extraño mis salidas al Delta
los fines de semana. Fijate, vos no tenés ni un pequeño velero —se quejaba la
joven casi a diario.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Había logrado un
trabajo diferente al de atender en una tienda, había dejado de ser cadete y por
fin encontraba significado a las corbatas y sacos, y... ¿No era suficiente con
eso? ¿Ambicionar más aún? Los zapatos parecían caerles bien y por si esto
fuera poco, no hallaba motivos para quejarse de su billetera. Ya no juntaba
monedas en una alcancía como lo había hecho de pequeño; ahora una cuenta corriente
era receptora de su mensualidad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Hasta que un día
tuvo que sumar una nueva decepción en su pareja que hizo que temblara la
relación definitivamente: se encontró con unos gastos de la joven proveniente
de la extensión de su tarjeta de créditos. ¡Vaya! Si los anteriores gastos de
un modo u otro los había sabido sobrellevar, esta vez lo urgían a una aguda
reflexión: ¿De qué modo pagarlos?; debía hallar la manera, debía reaccionar de
inmediato. La solución llegó tras una nueva programación de pago, aunque
estrechando los márgenes de gastos. No se la esperaba, además, para peor de
males, ya cargaba con la insatisfacción de la joven, quien le puso mil y un
obstáculos desde entonces.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—¡No tengo ni para
la peluquería! —se quejaba, convirtiéndosele casi en una pesadilla.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—Verónica,
escuchame… ¡Flaca! ¡Flaca!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—¡Verónica, nada!
¡Estoy harta, harta!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Aunque contrariado,
parecía comprenderla y esto se debía a que le había tomado el gusto al mejor
vivir, no obstante, se daba cuenta de que aún no estaba para nada asegurado su
futuro. No era como había pensado. Entonces llegaron a su mente los viejos
recuerdos. Supo el valor de su cerdo amarillo, que seguramente a esta altura de
la vida ya estaba reciclado y tal vez convertido en un producto nuevo. Recordó
sus primeros ahorros, incluso en sus oídos repercutieron, con la misma
nitidez de entonces, el chocar de aquellas monedas cuando, lleno de alegría,
las introducía en la minúscula ranura del lomo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Cuando la joven se
fue, abandonándolo, no lo hizo sin antes hacerle sentir un inútil, un estúpido.
Todo el barrio supo el porqué de su separación, y para colmo, cuando la joven
aún venía a buscar lo que le quedaba de pertenencia, lo hacía descaradamente
en un auto último modelo y en compañía de un joven que lucía con comodidad
ropas caras y adminículos que marcaban claramente su condición de cuna.
Entonces recordó lo que una vez le había dicho a su amigo de la infancia: <i>"Uno es lo que sus padres le dejan”</i>.
Ahora estaba más convencido de ello; pero una sentida reflexión pareció abrirle
la mente: no siempre era así ya que cargar en la espalda de los viejos la incapacidad
de uno, no era de buen hijo y más él que sólo había conocido a sus dos tías
puesto que sus padres habían muerto en un accidente automovilístico cuando
tenía tan sólo un año y seis meses. Pero al observar la vieja biblioteca del <i>living</i>, que no fue a parar al basurero
quizá por lástima o porque era un recuerdo de sus tías, halló casi como un consuelo
sus primeros libros de matemática que lo obligaron a recordar aquellos
preciados ejercicios: suma, suma, nunca resta. Los observó un largo tiempo, en
silencio, tal vez recordando que cuando pequeño y casi como si fuera un ritual,
antes de dejarlos en su lugar solía exclamar: <i>“¡Sumar siempre, sumar y en lo posible multiplicar!”</i>. Sin embargo,
a esa altura de su vida, él ya había hecho su primera resta.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Cuántos recuerdos,
cuántas ilusiones insatisfechas; aunque la vida, cíclica y extremadamente
justa, e injusta tal vez, no daba tiempo para lamentaciones.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">No, debía estar
soñando. En todo caso si pudiera poner en la balanza la segunda etapa de su vida,
estaba seguro de que casi la igualaría a la de la infancia.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Debía tratar de
escapar de esas burbujas y alejar esos dolores atroces que no hacían más que
desangrarlo; no se sentía merecedor de que su carne estuviera desgarrándose de
este modo. Debía tratar de escapar de esa situación en la que el tiempo
parecía ya inexistente; no obstante, como si fuera un castigo, todo le llegaba
de pronto. Era una lucha desesperada consigo mismo, puesto que cada paso que
había dado se incorporaba a los anaqueles de su mente hostigándole y hasta
quizá culpándolo. <i>“¿Es que no existe el
olvido?” </i>Parecía implorar. Pero no hallaba claridad, ya ni siquiera la de
hacía unos instantes. ¿Cómo no poder olvidar la última etapa? ¿Cómo no
resignarse y asumir ser un perdedor?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Cuando los ceros
aparecieron incorporándose a la desesperación de la vida cotidiana, su cuenta
bancaria estaba nula. ¡De haberlo sabido, cuántas cosas hubiera podido corregir!
Pero no fue así: los billetes ya no tenían valor. <i>“¡Ceros y más ceros! ¡Dios mío, cuántos ceros en la vida!”,</i> parecía
exclamar ante el último suspiro.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Cuando lo
despidieron supo que nada le quedaba ya, ni siquiera su gato, su perro, sin
embargo, un perico nuevo entregaba los billetes de lotería y seguía existiendo
en alguna esquina de Buenos Aires, quizá ya no en la de su barrio, pero en
alguna esquina era seguro que estaba. Los carruseles, con más melancolía que
nunca, se aislaban en las plazoletas a la espera de los nuevos niños
aventureros que, como él, sabrían disfrutarlos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">El valor de su
casa no fue lo suficiente que esperaba puesto que casi todo estaba destruido y
debía conformarse con la magra tasación que le dio un inmobiliario tramposo.
Pero la Argentina era grande y habría sus horizontes a los cuatro vientos. Y
hacia allí fue, al encuentro de su horizonte. Optó por escapar de la gran
ciudad buscando montañas, buscando aire nuevo. ¿Qué más le quedaba? En fin,
era dueño de su libertad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Cuando observó el
arroyo que se desprendía de un río de montañas, lo tentó el riesgo. Nada sabía
al respecto, pero le valió en su derrotero por la zona el haber visto cómo abnegados
emprendedores fomentaban criaderos de truchas y salían a flote. Parecía que en
esta etapa de la vida, con entusiasmo y renovado sacrificio, dependería indefectiblemente
de los mágicos alevinos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—¡Un día serán
millones, carajo! —exclamó metiendo sus manos en el balde y levantando cientos
de ellos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">No le importó los
días de excavaciones con la pala intentando que el arroyo se desviara para
formar un tajamar. Era el único modo ya que el dinero no le alcanzaba para una
adecuada pileta, que por lo menos debía tener unos cinco metros de ancho,
quizás uno o dos de profundidad y unos veinte de largo. De todos modos, de irle
bien, al año ya podría disfrutarlas en su humilde salamandra y ni que hablar si
comenzaban a serle redituables. Cuando colocó la red que obstruiría la
salida, se sintió feliz; ahora sí podía largarlas allí.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">El tiempo pasaba y
todo iba por buen camino. La desesperanza se atenuaba con la nueva ocupación
y más cuando comprobó que las migas de pan que les tiraba parecían gustarles
más que el aconsejado alimento; rápidamente desaparecían de la superficie del
agua. Sus ojos se encendían cuando se aproximaba al borde del canal; desde allí
podía verlas glotonamente engullir miga tras miga. Las observaba con alegría,
como cuando era niño y observaba al perico que al compás del organito le
entregaba el billete de lotería. Ahora también, como entonces, echaba con
decisión toda su suerte.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">El tiempo fue
pasando y el cambio de estación trajo un prolongado mal tiempo. Languidecieron
los álamos y los ríos, desbordados de sus cauces, comenzaron a extenderse
peligrosamente más allá de las zonas estancadas. Arrastraban todo a su paso.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Cuando observó el
horizonte vio un cielo azul y un sol reluciente en lo alto de las montañas; si
algo existía para admirar era la naturaleza. Sí, imponentemente bella, aunque
a veces también sombría.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Al caer la tarde,
con lentitud comenzó a agitar el cedazo, aunque extraños remordimientos
parecían retraerlo por momentos; pero luego, cuando volvía en sí era poseedor
de un entusiasmo envidiable. Cuando concluyó se dirigió hacia el estanque con
el balde de migas, luego, y ya próximo, le pareció escuchar unos violentos
revuelcos proseguidos de unos profundos silencios. Se detuvo con la mirada
fija sobre la rolliza y extraña correntada del tajamar. Algo sucedía. Creyó ver
unos fugaces reflejos. Hizo unos pasos más y se detuvo. De pronto tiró el
balde y fue corriendo hasta el borde del canal, y allí, casi con el mismo
brillo de las aguas, sus ojos se desorbitaron: las truchas no eran más que
esqueletos flotando en medio de las aguas turbulentas; un sin fin de coletazos
las enturbiaban. Paralizado, se tomó el rostro, pero luego, sin comprender aún
qué pasaba, se lanzó al canal.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">—¡No! —gritó una y
otra vez agitando sus brazos. La desesperación lo enloqueció— ¡No, por Dios,
no!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoBodyTextIndent3" style="text-indent: 22.7pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt;">Pero era tarde.
Nunca pudo imaginarse que las hambrientas pirañas, que estuvieron devorándose
entre ellas, habían hallado como un regalo el manjar del estanque. Ni siquiera
cuando se zambulló supo realmente lo qué pasaba. Una vez más perdía todo. Pero
luego, cuando sintió que sus pies se enrollaban en la destruida red, comprendió
inesperadamente que debía luchar por su vida. Logró desprender una de sus
manos, pero cuando la elevó por sobre el agua colgaron de ella dos, tres, hasta
cuatro voraces pirañas; pronto sintió que su carne se desgarraba sin piedad
una y otra vez. De pronto, cuando creyó desprenderse de la maldita red, le
pareció ver el horizonte, sin embargo, prontamente todo se tornó barroso,
oscuro, pues un mundo de ojos amenazadores lo atacaron nuevamente sepultándolo
una vez más. Esta vez la red lo envolvió, impidiéndole que se escapara de
dicho infierno.<o:p></o:p></span></p><p>
<span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">No, ya no tuvo tiempo
siquiera de pensar en el presente, y si lo hizo fue porque creyó que era un
sueño más, pero que acabó siendo el último. </span></p>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-3705911635640568362023-08-21T10:28:00.002-07:002023-08-21T10:39:52.784-07:00Incubus<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Aquella
mansión a la cual fui invitado por mi buen amigo Carlos de Berry pertenecía a
su tío abuelo, personaje de cierto abolengo emparentado con la monarquía belga
y que acababa sus seniles años en la costa levantina, alejado del frío seco de
la meseta... Era aquella una espléndida construcción neoclásica enclavada en un
coto de caza de la comarca del Bierzo. En tiempos mejores la vivienda había
estado habitada asiduamente, pero en el presente solo acogía partidas de caza
mayor y eventos relacionados con la cinegética, que por una cuantiosa cantidad
de dinero alquilaban sus aposentos y caballerizas... Aquel fin de semana la
alquería estaba libre y el encargado nos recibió con gesto adusto limitándose a
entregarnos las llaves y seguir con sus tareas. Mi amigo y yo nos miramos
pensando lo mismo ciertamente. La cortesía no era el fuerte de los habitantes
de Castilla.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Cuando mi camarada me comentó el viaje
comprendí que era una gran oportunidad para hacer fotografías de naturaleza y
fauna a la cual éramos aficionados desde hacía años. Sobre todo a orillas de
una laguna, a pocos kilómetros del caserío, donde iban a mitigar su sed
infinidad de animales, que según mi amigo, apenas estaba a unos kilómetros de
la vivienda, en un suave paseo a caballo.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La
mansión era enorme. La planta inferior albergaba la cocina, dos salones, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>dos baños, tan ostentosos que hasta te sentías
culpable al hacer las necesidades fisiológicas, una bella biblioteca que
contenía una hermosa colección de los grandes clásicos literarios y una pequeña
capilla, donde pude disfrutar de unos frescos que decoraban las paredes y el
techo. La planta superior tenía ocho habitaciones, tres baños y el acceso a una
buhardilla por una escalera de caracol. El desván poseía una fantástica vidriera
circular de colores variopintos, que dejaban traspasar unos rayos de luz que mi
cámara pudo captar al filo de aquel primer ocaso.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Mi habitación era amplia, adornada con
muebles tan antiguos o más que la propia vivienda. Era una estancia oscura y la
poca luz que entraba por la pequeña ventana era engullida por las sombras. Una
pesada cortina de viscosa recorría de punta a punta la pieza... Aquella primera
noche apenas si pude conciliar el sueño, una extraña sensación me invadió a
cada rato. Era como sí me sintiera vigilado, como sí unos terribles ojos me
miraran desde el rincón más oscuro de la estancia. Incluso, entre aquella
duermevela, creí ver dos puntos incandescentes taladrándome con unas fauces
invisibles. Me desperté sudado y con unos deseos desmesurados de salir de allí
y respirar el aire fresco del campo.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>No comenté nada a mi amigo mientras dábamos
cuenta de un exquisito desayuno preparado por la mujer del encargado que había
llegado con el alba. A fin de cuentas aquella sensación sería fruto de mi
propia sugestión al hallarme en una casa tan senil, que por su antigüedad era
presta a imaginarse todo tipo de historias. <o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La jornada fue transcurriendo con normalidad.
El hecho de tener entre mis manos la réflex, que era una prolongación de mi cuerpo,
hizo que mi ánimo rebosara vitalidad y olvidara los perjurios de la última
noche... Recorrimos a caballo la amplia campiña, el monte bajo teñía de verde
la tierra. Una pequeña neblina nacía de la propia maleza. Desde mi montura
conseguí unas fotos increíbles. <o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Recuerdo que llegamos a la laguna. Infinidad
de animales estaban por las orillas refrescándose. En el cielo, con hermosos
vuelos, las cigüeñas y los flamencos se acercaban al agua flotando entre la
bruma. Rememoro, a través de mi memoria confusa, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que vi a una serpiente de río en una puja por
su vida con un águila culebrera cerca de la orilla, donde un cúmulo de piedras
sobresalía sobre las aguas mansas. Me acerqué con sigilo para poder
inmortalizar aquella escena, que era el vivo ejemplo de la lucha de poderes en
el reino animal. Realicé dos o tres disparos, pero quería una toma desde otra
perspectiva, mientras el ave arremetía contra el reptil con acrobacias
imposibles... Hice mal pie sobre una roca resbaladiza y caí de bruces perdiendo
la consciencia.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">−¡No debe
de moverse bajo ningún concepto! ¡Normalmente este tipo de parálisis por caídas
suelen remitir en varios días! −Escuché tendido en la cama de mi habitación−.
Con cualquier empeoramiento no dude en llamarme, sea la hora que sea. No se
olvide de administrarle el colirio para que sus ojos no se resequen.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Vi a mi
amigo a pies del jergón al lado de un hombre con un maletín, su rostro mostraba
gran desasosiego... Yo permanecía rígido, sin poder mover un músculo de mi
cuerpo. Los ojos muy abiertos en aquella habitación oscura, húmeda. Era
consciente de todo lo que ocurría a mí alrededor. Escuchaba todos los sonidos,
las voces de mi amigo y de aquel hombre, que por sus palabras, deduje, que era
un doctor. Me llegaban lejanas, arrastradas en el espacio temporal de aquella
pieza. Era como si estuviera atrapado en un sueño, un sopor donde había caído y
del cual me era imposible salir. Aquella horrible parálisis me mostraba un
mundo desconocido... <o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Me quedé solo… Perdí la noción del tiempo y
sin darme cuenta la oscuridad del crepúsculo fue desplegando su manto por el
bosque y sus sombras, que, sin oposición, penetraron por cada rendija de
aquella antigua casa. Los objetos comenzaron<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>a teñirse de una capa oscura de tinieblas y mostraban una cara
misteriosa. Los podía observar moviendo los ojos, lo único que respondía a los
estímulos de mi cerebro... Mi amigo, con cara de contrición y culpabilidad,
entró en la estancia y comprobó el gotero y la sonda que el galeno me había
dejado puestos. Antes de irse cogió mi mano y la apretó con fuerza. Quise darle
las gracias, pero sólo pude parpadear.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Recuerdo
que me dormí, aunque no supe con exactitud cuánto tiempo. Un frío intenso me
había erizado cada centímetro de mi piel. Aquello me causó bastante extrañeza
porque nos encontrábamos a mediados de junio y el tiempo era agradable. Supe
que aquella frialdad tenía su epicentro en uno de los rincones de la alcoba. Se
concentraba allí y se expandía hasta mi lecho. La sensación de piel de gallina
fue en aumento y un malestar se fue adueñando de mis entrañas… Fue entonces
cuando lo vi. Era una sombra oscura, una umbría dentro de la penumbra. Su forma
era humana, aunque las extremidades eran desproporcionadas. Se arrastraba por
el suelo con movimientos rectilíneos, dirigiéndose hacia mi cama. Carecía de
facciones. Solo dos puntos rusientes que brillaban en la oscuridad, dos fuegos
que eran el mismísimo infierno. Sentí un pavor inexplicable, una impotencia que
me ataba allí, a aquella cama mientras aquel ser iba ascendiendo lentamente
desde el suelo a los pies de mi lecho. Le vi llegar desde mis miembros
inferiores, avanzando como una maldición. El pavor que sentía era
incalificable, aunque mi cuerpo estaba aterido sentía toda la angustia al
presenciar como aquella lamia estaba sobre él. Su terrible oscuridad me
impregnaba la piel, sentía un frío intenso y el pánico se trasmutó en terror
cuando aquella cosa se puso a la altura de mi rostro… Quise gritar, hacer algo
para llamar la atención de mi amigo que yacía en la cámara de al lado, pero
solo pude abrir los ojos de par en par mientras sentía que aquel ente libaba de
mi cuerpo. Sentía como se llevaba mi energía vital, como si bebiera la esencia
de mi ser, el jugo de mi alma, absorbiendo mi aliento con su aliento diabólico.
Aquellos dos puntos candentes me miraban con un odio que me acuchillaba. La
vitalidad de mi cuerpo se estaba esfumando entre aquellos labios invisibles. Aquella
cosa, ahora, pesaba como si tuviera sobre mí cientos de cuerpos. Mi corazón
latía con esfuerzo, pensé que aquello sería el final… Cuando ya me había rendido
y esperaba que aquel ente terminara con mi vida un ruido a la entrada de la
habitación hizo que aquel ser se retirara con una velocidad pasmosa hacia el
rincón de donde había surgido momentos antes. La silueta de mi amigo se recortó
en el marco de la puerta, mientras la pesada cortina se balanceaba lentamente.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">−¡Ey,
querido amigo! ¿Estás bien? −Vi en su rostro la preocupación al presenciar el
estado en el que me hallaba−. Creo que tienes fiebre, estás bañado en sudor.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Intenté
que mi camarada se percatara de lo sucedido. Moví los ojos, aún presos de un
terror indecible, de un lado a otro, pero deteniéndome en el infernal rincón de
donde había surgido aquella diabólica lamia. La cortina no se movía, pero sabía
que estaba ahí, acechando… Mi amigo me secó la frente perlada de sudor e
intentó tranquilizarme, pero mis pupilas procuraban decirle el fatal peligro
que acechaba en las sombras, en aquel rincón, detrás de la cortina. <o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">−¡Toma
esta pastilla, compañero! El sueño te ayudará a recuperarte. −Dijo tras echar
varias gotas de colirio en mis maltrechos ojos.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>No me dormí. Sabía que tarde o temprano
aquella cosa iba a surgir de nuevo desde la oscuridad para terminar el trabajo
que mi compadre había interrumpido. Sentí las horas pasar muy despacio. En el
silencio de la noche se escuchaba el sonido del péndulo de un carrillón, que
constante, marcaba el paso de los segundos desde la planta inferior. Esa
cadencia infinita atrapaba todo lo demás en un sopor hipnótico… Creo que cerré
los ojos unos minutos, o eso me pareció. En aquellos instantes la percepción
del tiempo había perdido sentido para mí… Fue entonces cuando vi por el rabillo
de mi ojo izquierdo el vaivén de la cortina. La temperatura había bajado
considerablemente… Desde la penumbra percibí el destello de aquellos macabros
ojos. Escuché perfectamente como rectaba por la alfombra, se acercaba,
despacio, pero sin detenerse, tenía hambre. Quise gritar con todas mis fuerzas,
pero ni un sonido se articuló en mi garganta. Ya lo tenía sobre mis piernas,
ascendiendo con pausa hacia mi tronco superior. Sé que su cara no tenía
facciones pero puedo jurar que aquella criatura me sonreía. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Estaba disfrutando de su momento. El peso de
aquel cuerpo inmaterial me asfixiaba y no podía respirar, como sí sobre mis
pulmones una plancha de acero hubiera sido depositada. Mis ojos abiertos en su
totalidad vieron como aquellas brasas me miraban, taladrándome, saboreando su
victoria. Creo que pude atisbar una malévola mueca tras aquel rostro informe,
oscuro… Sentí como algo tiraba de mi cuerpo, como si me arrancaran las
entrañas, la esencia de mi ser, pude ver nítidamente sus fauces abiertas como
un abismo sin fondo, me chupaba el hálito vaporoso.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Cerré los ojos y dentro de mí, en lo más
recóndito de mi espíritu busqué un atisbo de fuerza, el golpe que me salvara la
vida y de los tormentos de mi alma succionada por aquel ser… Entonces un grito
escalofriante surgió de mi garganta, su eco retumbó por toda la casa. Una
corriente eléctrica me recorrió el cuerpo, que se sacudió un par de veces sobre
la cama y caí sobre el tapiz mientras aquella cosa se deslizaba detrás de la
cortina. Mi amigo acudió asustado.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">−¡Por el
amor de Dios! ¿Qué ha pasado? <o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Mi
camarada pudo ver el horror en mis pupilas, mi rostro aterido de un pavor
insoportable. Balbuceaba palabras sin sentido, intentaba advertirle de lo que
sucedía. Se acercó hasta la mullida alfombra y me cogió en brazos, como si no
pesara nada, como si fuera solo aire.<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">−¡No voy
a esperar más, me da igual las recomendaciones del médico, te llevo ahora mismo
al hospital más cercano!<o:p></o:p></p>
<p style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Justo
antes de abandonar aquella alcoba la cortina se movió. Allí, en aquel rincón
tenebroso, de pie, incorporada y alta, aquella figura negra me miraba con ojos
ardientes. Yo había escapado de sus fauces malvadas, en el último instante un
milagro me había hecho reaccionar. Pero no la vi preocupada, creo que hasta
sonreía con aquella maldita mueca en su rostro sin forma… Después de todo,
tenía todo el tiempo del mundo, toda la eternidad, para esperar al próximo
inquilino que descansara confiado sobre aquella confortable cama…<b style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></b></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Escribir
un cuento libre con límite de cuatro hojas.<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><b>Por</b><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> Gato negro.<o:p></o:p></b></span></p>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-28830246301088730002023-08-21T10:27:00.001-07:002023-08-21T10:39:52.929-07:00Por amor a Georgina<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Creo
que, de alguna forma extraña e incomprensible, mi amor por Georgina existía aun
antes de conocerla. Solo esto puede explicar la completa, la profunda
familiaridad que sentimos el uno con el otro desde nuestro primer encuentro.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Nuestro
noviazgo fue apacible y sin excesos románticos. Yo aún vivía con mi madre; así
que siempre nos veíamos en su vetusta casa, heredada de sus padres y situada en
las afueras de la ciudad. Hacíamos el amor por la tarde; nos agradaba sentir en
nuestras pieles la luz dorada del último sol, que entraba por los amplios
ventanales mientras nos amábamos. Tras el clímax, compartíamos a menudo un
breve sueño. Luego, ella siempre me pedía que me marchara. Yo aceptaba sin
objeciones ese pudor social, que le impedía admitir que nadie que no fuera
todavía su esposo pasara la noche en su vivienda. Pocos meses después,
compartimos la alegría de la boda con nuestro amigos y familiares. Me mudé a su
inmueble. Encontré enseguida trabajo como contable, mientras que ella hacía
cerámicas en casa para su venta. La vida parecía ofrecernos una sosegada y
dulce existencia, sin exigirnos nada a cambio. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">A
las dos semanas de convivencia, una jornada cualquiera, me desperté en la fase
más avanzada de la noche. Era algo infrecuente en mí, tengo un sueño muy
profundo. Como no podía conciliarlo de nuevo, me levanté, fui a la cocina y me
preparé una infusión. Estaba sentado en la mesa con la taza caliente entre mis
manos, cuando oí unos pasos titubeantes en el pasillo. Mi esposa se acercaba
para acompañarme en mi vigilia. Me sentí confortado. Cómo la amaba. Pero quien
entró por la puerta era… La mejor forma de expresarlo, creo, es decir que era
el envés siniestro de Georgina. Llevaba el mismo camisón que ella. Pero medía
cinco centímetros más. Un pelo desgreñado y salvaje envolvía su rostro color
ceniza. Afilados caninos sobresalían de sus labios oscuros. Su cuello estaba
surcado por gruesas venas esmeralda, que se ramificaban hacia los senos. Los
ojos seguían siendo, de alguna forma, los de mi amada; pero mostraban un iris
rojo sobre un demencial fondo negro, y me miraban con una sinrazón animal. Los
gruesos tendones rojizos de sus miembros se definían con precisión bajo una
piel translucida y grisácea. Las uñas eran garras azules y afiladas. El porte
general se asemejaba al de una horrenda bestia a punto de saltar sobre su
presa. Era Georgina, sin duda. Era, también, un monstruo. Que se aproximaba a
mí lentamente. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Comencé
a gritar aterrorizado, mientras me apretujaba contra una esquina de la cocina.
Se acercó, respirando de forma ruidosa. Estaba ya a medio metro y comenzaba a
levantar un brazo, cuando acerté a decir, con una voz lastimera y aguda hasta
el patetismo: «Georgina... soy yo».<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Se
detuvo y se quedó mirándome. Creí ver en sus pupilas un débil brillo de
entendimiento. Comenzó entonces a respirar con más lentitud. Creo que de alguna
manera logró reconocerme, desde el fondo de su alma irracional. Aquella noche
no me devoró. Su ansiedad bestial disminuyó gradualmente, hasta que, como una
sonámbula, regresó al lecho. Yo me quedé hecho un ovillo sobre mi propia orina
en el suelo de la cocina, sin valor para nada más que no fuera temblar y gemir.
Al amanecer recolecté un mínimo de valor y me acerqué al dormitorio, trémulo y
confuso. Allí encontré a mi esposa, a mi dulce Georgina, durmiendo
plácidamente. Me dirigí entonces al salón, todavía muy asustado. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Cuando
despertó, se alarmó al verme en tan lamentable estado. Le conté entonces lo
sucedido de forma atropellada. Ella abrió desaforadamente los ojos; hundió el
rostro entre sus manos; sollozó; me pidió perdón. Luego me explicó, entre
hipidos y lamentos, que aquella transformación le sucedía desde que se hiciera
mujer. Que tenía tanto miedo a perderme que no había tenido el valor de contarme.
Que había supuesto, de manera ingenua, que la vida conyugal aplacaría su
estigma. Volvió a llorar. Me pidió perdón de nuevo. Me pidió que no la dejara. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">No
lo hice, por supuesto. Amaba a Georgina. Y la convivencia, como bien sé, está
hecha de pequeñas concesiones por ambas partes. Mi esposa se transformaba por
las noches en un ser del inframundo. Bien, ¿acaso iba a abandonarla por ese
detalle? Por supuesto, mi sueño desde ese día pasó a ser muy ligero. Y eso
hacía que me despertara con frecuencia y que coincidiera con ella. Con la otra,
quiero decir, porque la transformación sólo ocurría de noche, y, desde aquel
primer encuentro, casi a diario. Por suerte, comprobé con alivio que yo no
corría riesgo: mi esposa nocturna no me consideraba ni un enemigo, ni
alimento.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Logramos,
con el paso de los días, alcanzar un equilibrio en aquellas extrañas noches.
Hasta tal punto, que, por insólito que parezca, empecé a tomar cierto gusto a
compartir ocasionalmente algunas horas de la madrugada con aquel ser inaudito.
La otra Georgina se mostraba inesperadamente melancólica. Observaba los objetos
cotidianos con curiosidad, mientras gruñía suavemente. No quería nunca salir de
casa, pero se acercaba a la ventana, y miraba absorta el cielo estrellado.
Cuando yo le hablaba, con dulzura, solo distinguía mi tono de voz, como los
animales. Al cabo de unas horas siempre retornaba al lecho. A la mañana
siguiente nunca recordaba nada. Con el tiempo, y por repetitivos, dejé de
relatar a mi esposa los eventos nocturnos. Asumimos con naturalidad la
realidad, y seguimos adelante. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Sin
embargo, aunque se suele decir que la naturaleza humana es impredecible, en el
caso de los hombres resulta tristemente pronosticable: a los pocos meses de la
nueva situación, comencé a desear a la otra Georgina. Tantas horas de cercanía
en las horas nocturnas habían convertido lo que antes me aterrorizaba, en una
presencia cercana, y finalmente, en objeto de mi ansia sensual. Soñaba con
conocer el tacto de su piel traslúcida, y acariciar aquellos insólitos pechos
con venas esmeralda, hundiendo mi rostro en su esternón. ¿A qué sabría su boca
oscura? En definitiva, quería hacer el amor a la contrahaz de mi esposa. Por
supuesto, no le dije nada a su versión humana. Intenté negar mis propios
instintos, avergonzado. Todo fue inútil. Era un deseo irreprimible, y así me lo
reconocí a mí mismo. Decidido entonces a actuar, busqué asesoramiento. Pero ni
en la Biblioteca Nacional ni en internet encontré nada relacionado con cómo
cortejar a una mujer-demonio. Lo que yo ignoraba por entonces es que a esas
alturas la atracción era ya mutua. Todo se inició de forma sencilla. Una noche,
la otra Georgina se aproximó a mí más de lo habitual, y comenzó a olerme con
interés el cuello y las axilas. Noté cómo su respiración se agitaba. No negaré
que yo también me excité. Extendió entonces un brazo. Rasgó mi pijama con sus
garras y me trituró un hombro. Chillé, loco de dolor. Ella tomó mi alarido como
una muestra de reciprocidad. Me levantó en vilo, soltó un grito gutural y me lanzó
alegremente contra el mueble del salón. Mi cuerpo rompió dos estanterías y los
libros se desparramaron por el suelo. A continuación, saltó sobre mí con una
mueca feroz que quise interpretar como una sonrisa. No me extenderé en
detalles, por lo demás privados. Diré sólo que nuestro primer encuentro sexual
fue parecido a un espectáculo de lucha mexicana en el que los contendientes se
hubieran excedido con las metanfetaminas.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">A
la mañana siguiente, tenía el rostro amoratado, el labio superior partido, una
posible fisura en la vértebra L2 y el cuerpo lleno de pequeñas heridas. Aunque
no hubiera tenido tales secuelas, le habría confesado igualmente los hechos a
mi esposa. Sentía que la había engañado. Con ella, sí, pero traicionado, al fin
y al cabo. Su primera reacción fue de estupor. Durante unos instantes no pudo
articular palabra. Comenzó a mirarse sus manos, con alguna uña rota. Luego sus
pechos. Luego me miró a mí. Estalló entonces, para mi enorme sorpresa, en una
sonora carcajada. «Si vas a serme infiel, mejor que sea conmigo» dijo, con un
tono un tanto travieso. Y continuó luego con nuevas carcajadas, que casi le
hicieron ahogarse. Solo me puso tres condiciones. Que al igual que respetaba
sus deseos durante el día, hiciera lo mismo por la noche. Que no la manipulara
aprovechándome de mi raciocinio. Que no me acabara gustando más la otra que
ella. No hace falta decir que acepté alborozado. El destino ordenaba de nuevo
las piezas del tablero. Pero nada es nunca como uno espera, y un retazo de la
oscuridad acaba siempre por alcanzarte, ¿verdad? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Nuestra casa, como he mencionado, estaba
situada en los suburbios de la ciudad, a los que las rutas de la policía apenas
llegaban. Por ello, sentía en ocasiones que podíamos estar en cierto riesgo.
Esta sensación se acrecentó cuando comencé a ver, algunas mañanas, una
furgoneta gris parada no muy lejos de nuestra casa. Debería haber sospechado
algo. Debería. Un día de invierno en el que me demoré mucho en el trabajo,
llegué a mi hogar cuando el sol ya se estaba poniendo. Vi entonces la
furgoneta, aparcada enfrente de la puerta. Encontré forzada la cerradura. Entré
alarmado, y en el interior descubrí el horror. Había dos extraños en el salón.
Uno de ellos tenía un lazo de captura de perros en la mano. El otro sujetaba
una gran saca. Nuestro secreto nunca había sido tal; estaban cazándola como a
un animal. Georgina lloraba y se acurrucaba, al borde del ataque de nervios. Al
verme, el de la saca dijo con frialdad: «Date prisa. Antes de que se
transforme. Este ejemplar vale la pena». Les grité que nos dejaran en paz.
Entonces el tipo de la saca me fracturó el hueso nasal con un puñetazo. Me
quedé trastabillando mientras sangraba. Me golpeó luego el estómago, dejándome
sin resuello. Me alejé torpemente de él; agarré como pude la lámpara de una
mesa y se la tiré a la cabeza. Se protegió con las manos, pero no pudo evitar
que le hiciera un corte en un pómulo. Mostró entones una sonrisa siniestra,
mientras sacaba lentamente un cuchillo de su bolsillo trasero. Con fría profesionalidad
me hizo un tajo en el brazo derecho. Chillé ridículamente mientras me tapaba la
herida con una mano. Comenzó a hacer una perversa danza a mi alrededor,
mientras seguía haciéndome tajos, uno tras otro, con calma, siempre sonriendo.
Chas, chas, chas. Su colega también reía; ya había conseguido lazar a Georgina,
y se estaba divirtiendo. Yo grité desesperado: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Georgina!
¡Ayúdame! ¡¡Ayúdame por Dios!! <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Mi
mujer estaba en estado de shock, medio ahogada por el lazo. El sol no se había
puesto del todo. Y yo, yo estaba aterrorizado. Mi agresor agarró entonces el
cuchillo como quien sostiene un picador de hielo. Se disponía a darme la
puñalada final. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Nada
importaba ya; nada me costaba hacer una última apuesta. Me abalancé hacia
Georgina, abrazándola con rudeza, y con mi mano derecha le herí la espalda
empleando las fuerzas que me quedaban. Las uñas de mis dedos índice y medio se
partieron mientras desgarraban su epidermis. Ella aulló salvajemente. Mis
energías me fallaron, y todo se apagó para mí. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Cuando
desperté, débil y aturdido por efecto de los cortes, lo primero que vi fue el
rostro de mi esposa lleno de moratones y pequeñas heridas, que ella se
intentaba limpiar con calma. Estaba hecha un eccehomo. El resto del panorama
era desolador. Los cadáveres de los dos hombres estaban despedazados. Sus
vísceras, repartidas por el suelo como piezas de un puzle siniestro, parecían
haber sido parcialmente devoradas. Georgina me sujetó entonces la cabeza con
ternura, y me dijo con voz queda y triste: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Amor,
¿cómo estás?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Nos
has salvado, vida mía. No te preocupes, todo va a salir bien —repuse. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No,
no, estás equivocado. Es tu amor el que nos ha salvado —dijo ella con dulzura—.
Querido, esto no lo hecho yo. Lo has hecho tú. Eres <i>tú </i>el que se ha
transformado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">No
podía asimilar lo que me estaba diciendo. Pero entonces volví a mirar los
cadáveres. Reparé entonces en el sabor extraño y amargo que tenía en la boca. Y
en la sangre de mis uñas. Dios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Hacer
el amor con mi otro yo ha hecho que te transmita mi estigma —prosiguió mi
esposa—. Lo llegué a intuir en algún momento, pero... No quería perderte. Eres
mi vida. Eres la primera persona que me ama como soy. Perdóname.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Me
quedé conmocionado. Recordé entonces la profunda oscuridad en la que me había
hundido. No había sido un simple desmayo. Era mi nueva naturaleza, emergiendo
por primera vez desde los pliegues más oscuros de mi alma. O, tal vez, desde el
amor infinito que sentía por aquella mujer. Nuestra relación acababa de dar un
nuevo paso, extraño y sobrecogedor. Y aun confuso y aturdido, estaba dispuesto
a afrontarlo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Georgina
se puso entonces la mano en el vientre<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>con
delicadeza.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Hay
algo más, amor mío. No nos has salvado solo a nosotros. También a él. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Georgina
estaba embarazada.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Han
pasado tres meses desde entonces. Enterramos los restos de aquellos bastardos
en el jardín interior; nadie los echará de menos. No sé con cuál de las dos
Georginas concebí nuestro hijo. Ni cual será la que dé a luz. O quién le dará
el pecho. ¿Seremos buenos padres? ¿Será nuestro hijo como nosotros?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La verdad es que todas estas cuestiones me
parecen cada vez más pueriles. Sé que ambas versiones de mi esposa serán madres
maravillosas.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Y
yo les seguiré queriendo, feliz, por el resto de mi afortunada existencia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt;"><o:p> </o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 90%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -45.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: right;"><b><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 90%; mso-fareast-font-family: Arial;">Consigna: R<span style="color: #050505;">elato de hasta 4 hojas, tema libre<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><b><span style="color: #050505; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: Arial;">Seudónimo: Igor Náhuat</span></b><b><span style="color: #050505; font-family: "Arial",sans-serif; mso-fareast-font-family: Arial;">l</span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-71446956663627240842023-08-21T10:22:00.002-07:002023-08-21T10:39:53.050-07:00El sabor que su auto necesita<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: right;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">¿Está
cansado de pagar el impuesto al peatón? <o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: right;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">Entonces,
acérquese a nuestras concesionarias <o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: right;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">y
conozca el nuevo Brad Everest de Golden Astra.<o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: right;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">Nada
más confortable en materia de humanos. <o:p></o:p></span></i></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right; text-indent: 35.4pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Fue
una experiencia increíble, Mercedes. La concesionaria organizó un ágape con los
últimos modelos en exhibición ¡Y el vendedor me invitó a subir a un Brad
Everest! —Romeo hizo girar las ruedas para darle más énfasis a sus palabras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Qué
bueno, querido. ¿Y te gustó?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Qué
si me gustó?… no te imaginas la comodidad del interior, la… la suavidad de los
órganos… fue como sentarse en las entrañas mismas de Dios. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Mercedes
apenas lo miró. Tenía la trompa fruncida y los faros levemente inclinados hacia
abajo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> —Ajá. Las entrañas de Dios. Me imagino. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> —Y los comandos. Tendrías que haber visto esas
terminaciones nerviosas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ya
sabes que es un gasto que no nos podemos permitir, ¿no?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Pero…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ni
una palabra más… ¿Qué quieres cenar hoy?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Romeo bajó un cambio y suspiró sin dejar que el desánimo
se trasmitiera a su voz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Cualquier
lubricante semisintético estará bien. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
la mañana gris unas microscópicas partículas de carbón golpeaban el vidrio del
ventanal de la cocina. Antes de ir al trabajo, Romeo se tomaba su taza de
aceite mientras acariciaba a su pequeño moto-motor distraídamente. Faroleó
algunas páginas del diario sin mucho interés. La superpoblación de rodados en
el continente africano abría el debate sobre el control de natalidad. ¿Era
ético obligar a las centrales motrices a limitar su producción a un único cero
kilómetro por pareja? ¿Podían las entidades gubernamentales determinar el
tamaño de las familias? ¿Hasta qué punto era real el problema de la
superpoblación? Romeo se encogió de hombros. Mercedes y él no pensaban encargar
un modelito por el momento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Al
pasar la página, un folleto impreso a color cayó sobre su capot.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Un
lustroso Brad Everest lo miraba desde el papel con unos preciosos ojos color
avellana. Tenía los brazos en posición de jarra, lo que permitía admirar una
musculatura perfecta. Los contornos del fuselaje eran poesía pura. La elegancia
y sofisticación del vehículo iban más allá del buen gusto. Claramente los
ingenieros de humano móviles sabían lo que hacían.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">“Lo
nuevo de Golden Astra te dejará sin aliento” rezaba el slogan. «Vaya que sí»
pensó Romeo mientras apuraba su taza de aceite.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Le tomó una hora cuarenta llegar al trabajo. Veinte
minutos por encima del margen de tolerancia. El lector de patentes le advirtió
que le descontarían el presentismo por llegar tarde por tercer día consecutivo.
Su jefe, un viejo Volvo gris plata, lo miró con cara de pocos amigos al ingresar
a la oficina. Otra vez descendía en el ranking de las buenas impresiones
gracias al pésimo servicio del trasporte público. El hombre-bus nunca pasaba a
horario, además, siempre iba atestado y su interior apestaba a gases.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Romeo se sentó en su cubículo y se puso a cargar las
planillas de cálculo pendientes. Sería un día largo y aburrido, sin posibilidad
de escapatoria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Al mediodía, en el amplio comedor de techo abovedado,
decidió que almorzaría solo 15W40. Sus colegas le habían reservado un lugar pero
apenas lo saludaron al estacionar junto a ellos. La atención del grupo estaba
enfocada en Ci-Ford, que no paraba de parlotear revoleando las ruedas y
haciendo guiños.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—…una
autonomía de 400 kilómetros con el estómago lleno ¿Se imaginan? Porque un <i>full</i>
tendrá todos los detalles que quieras, pero pocos vehículos te ofrecen ese
rendimiento…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿De
qué me perdí?—interrumpió Romeo, a quién Ci-Ford le parecía un soberbio y un
monopolizador compulsivo de cualquier conversación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Rover limpió su parabrisas y le pasó la aceitera a
Meriva, la jefa de recursos automotrices, quién le dedicó una caída de faros
más que elocuente. Corso, que estaba en la cabecera de la mesa, se volvió hacia
Romeo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> —Ci-Ford está de estreno, amigo. Se apareció hoy en la
playa de estacionamiento con un…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> —¿Por qué no lo dejas que lo cuente él? —amonestó
Meriva—, después de todo es su primicia, ¿no?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Corso arrugó la trompa y se excusó.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Ci-Ford entornó los faros y sonrió con esa sonrisa
artificial que encantaba a todo el mundo, menos a Romeo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> —Un Brad. Me compré un Brad Everest de Golden Astra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> —Ah…qué bien, te felicito.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR;">Ci-Ford
continuó la conversación en el punto exacto en dónde la había dejado.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR;">Romeo simuló un educado interés pero apenas escuchó el
relato. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
resto del día sufrió de mala carburación, cosa que lo mantuvo distraído y
rumiando pensamientos poco generosos. </span><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Décadas
de lluvia ácida habían reducido la garita de colectivo a una escultura
abstracta. Romeo se guareció lo mejor que pudo y rogó que el hombre-bus llegara
pronto. El cielo tenía el aspecto de una compota de ciruelas y amenazaba con
una caída fuerte de graupel. Típico clima de otoño en la ciudad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Un
caucásico deportivo se detuvo junto al cordón. Al abrir la compuerta Romeo vio
que la conductora era Meriva.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Te
llevo? Te puedo dejar en el acceso norte. —A Romeo le extrañó verla en
dirección a los suburbios pero se encogió de chapas y se subió al humano sin
chistar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> —Gracias, Merv. Qué raro verte en dirección al populacho.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> —Ah, ¿viste? Es que tengo una cita con mi amante. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Él
captó la sonrisa torcida. Meriva nunca hablaba en serio y le encantaba dar rodeos
para desconcertar al interlocutor. La conocía lo suficiente para saber que no
daba puntada sin hilo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Prometo
no decir nada. Soy discreto como un depósito de chatarra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Ella
aceleró y tomó la autopista sin ceder el paso a los demás vehículos, que
hicieron sonar sus cuerdas vocales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No,
nada tan excitante. Necesito pasar por el taller. Una parada estratégica antes
de volver al principado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Romeo admiró el tablero: los relojes cromados con sus
agujas rojas se entrelazaban en seductora simbiosis con la carne viva. Un
modelo John de lujo, solo adquirible para el escalafón gerencial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Tienes
problemas con el vehículo? ¿Tan pronto?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Qué?
Oh, no —Meriva sonrió —¿Dije taller? Quise decir guardería. Tengo que pasar a
buscar a mi Cooper y llevarlo a una fiesta de cumpleaños en las torres de
Puerto Motor. Las mamis del chat jamás me lo perdonarían si no lo llevo. Aunque
no creo que nos quedemos mucho. Entre nosotros, Romeo: esas chicas me aburren.
Son amas de casa con mucho tiempo libre y nada de ambición.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Romeo
no supo que decir. Se quedó un momento pensando y eligió cambiar de tema.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Con
respecto a mis llegadas tarde…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Meriva
se pasó al carril rápido y lo miró con expresión divertida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No
te preocupes por eso, querido. Tengo una noticia importante para darte. Espero
que los chismosos de “radio pasillo” no se me hayan adelantado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Romeo
tragó combustible. Lo despedirían allí mismo, en medio de la autopista, en una
conversación que pretendía ser distendida, con alguien que había tardado tres
años en no confundir su nombre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Pero
en cambio Meriva dijo:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—El
señor Volvo te dará un ascenso. Ya está todo arreglado. A partir del lunes te
desempeñarás como gestor de producto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Qué?
—Su motor pareció detenerse en seco.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—En
efecto. Hace tiempo que se viene hablando de esto en la cúpula. Necesitan a
alguien serio y competente, y creo que te ganaste el puesto con creces.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿En
serio? No sé qué decir.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No
digas nada. Pero más vale que invites a tu mujer a cenar a la luz de las velas.
Un ascenso así amerita un festejo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Cuando
Meriva lo dejó en el acceso, Romeo se quedó más de media hora viendo pasar el
tráfico bajo la lluvia ácida. De pronto tenía la cabeza llena de cálculos y los
ramalazos de felicidad que lo asaltaban eran tan apabullantes que no le
permitían carburar con normalidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Romeo
suspiró y entró en su casa. Mercedes conversaba con su amiga Focusa en la sala.
Su mujer le dedicó una mirada de curiosidad al verlo pasar en dirección a la
cocina. Controladora y atenta a todo, como era, le preguntó si se sentía bien.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Todo
bien, amor. Estoy un poco cansado, nada más.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Bueno,
esta noche cenamos temprano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Me
parece bien. Me voy a dar una ducha.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Esa
misma noche, antes de dormir, Mercedes insistió:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Qué
era esa cara de hoy a la tarde? Parecías trastornado, ¿seguro no pasó nada en
el trabajo?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Romeo
estuvo tentado de contarle la novedad a su esposa. Pensó en las variables y
derroteros por los que se encaminaría la conversación. Necesitaban hacer un
reforma en la sala. El techo tenía fisuras y se llovía. Las paredes estaban
descascaradas. Tenían una asignatura pendiente con el banco para saldar la
hipoteca. También estaba el bendito asunto de poner a sus suegros en un asilo,
cosa que se llevaría una tajada importante de cualquier adicional que ingresara
en sus arcas. Decidió improvisar:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Nada
cariño. Mucho papeleo en la oficina y me sentó un poco pesado el almuerzo. Eso
es todo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Su
mujer lo observó con suspicacia y antes de apagar la luz lo amonestó por relegar
su salud y nunca sacar cita para ir al taller a que le revisaran el motor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Romeo
prometió hacerlo. Pero en lo más profundo de su circuitos consideró tomar una
decisión muy distinta. Un deseo largamente demorado se encontraba, de pronto, a
su alcance. ¿Por qué no? ¿Acaso no se partía el chasis todos los días desde
hacía años? ¿Por qué diablos no? ¿Por qué no presentarse mañana temprano en la
concesionaria? ¿Por qué no sentarse en las entrañas de Dios y conducir hasta el
final del arco iris, donde los ríos de lluvia ácida desembocaban en un mar de
colores horrorosos e inimaginables? <o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">***<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Consigna:
Tema libre<o:p></o:p></span></b></p>
<b><div style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Seudónimo: Síndrome de
Marfan</span></b></div></b>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-76367317172732152242023-07-30T15:40:00.002-07:002023-07-31T09:15:50.959-07:00Todo queda en casa<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Cuando recobran el conocimiento
siempre les ocurre lo mismo. Antes de abrir los ojos lo primero que les
sobreviene son los olores. Son aromas conocidos, que sus mentes confusas
reconocen al instante. Huelen la humedad, adherida a sus fosas nasales, como un
ser vivo correoso e informe. Huelen el hormigón, y en sus bocas pastosas,
embotadas, se instala un sabor desagradable. Huelen al moho, extendiéndose en
los pulmones, en una conquista de esporas invisibles… Es entonces cuando con
dificultad van abriendo los parpados, pesados. Un leve haz luminoso penetra en sus pupilas,
pero una fosca envuelve las imágenes, que se moldean y cambian a su antojo. Les
cuesta unos minutos hasta que sus cerebros consiguen aclarar la situación. Los
ojos, nerviosos, se mueven de un lado a otro, en una periferia que abarca hasta
donde sus cabezas pueden girarse… Descubren donde están. Una fábrica
abandonada. Desde sus posiciones en el suelo pueden observar las poleas, las
cintas transportadoras, las enormes máquinas y motores. Pero todo está en
desuso, el tiempo ha ido apropiándose de cada rincón, las sombras pintan el
silencio de ruidos inconexos. Hasta que sus ojos me ven… Intentan gritar, pero
la mordaza es fuerte. El golpe es seco, certero, justo entre la sien y el
lóbulo temporal.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El
vertedero tiene un hedor tan penetrante que aunque te duches varias veces aún
perdura el estigma de la putrefacción en la piel. Miro mi reloj: las 7.45…
Ahora recapacito. No tenía que haberme echado las mechas, pero mi peluquera es
una pesada. Cuando salga de este apestoso lugar tendré el cabello hecho una
porquería. Dinero tirado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¡Inspectora
Guardado, ha aparecido un trozo más! <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Es
el agente Gutiérrez, de la científica, sobre un montón de desperdicios. Un
gilipollas. Tiene entre las manos una pierna, por su morfología, femenina. Está
en proceso de putrefacción. Miríadas de moscas revolotean alrededor, el imbécil
intenta apartarlas de su cara con su mano libre. El olor es tan fuerte que
traspasa la mascarilla. El miembro tiene pegado por la parte seccionada trozos
de basura.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¡Métela
en su bolsa correspondiente y la pones junto a las otras partes!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Es
la tercera porción del cuerpo que la científica encuentra… Esta mañana, poco
antes de las 6 de la madrugada mi móvil comenzó a vibrar como un poseso sobre
la mesilla de noche. El comisario Andrade me habló de mala hostia, yo le
contesté de igual forma. Cosas de la falta de sueño y el primer café…« Nuevas
partes amputadas de un cuerpo, dijo». El quinto en cuatro meses, siempre en
lugares distintos. Un operario al iniciar sus labores con la excavadora halló
el macabro incidente. Un torso, un brazo. Un factor común, a todas las victimas
les falta la cabeza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">A pesar de su inconsciencia apenas
noto el peso de su cuerpo. Sus cabellos se han echo a un lado dejando ver parte
de su rostro. Es una chica bonita. Una costra de sangre seca se le ha acumulado
en la sien. Pero respira, eso es bueno. Por un momento pensé que el golpe había
sido fatal… La fábrica parece un animal dormido, cómplice de mis desvelos nocturnos. La cargo en la
parte de atrás de la Westfalia, y tras asegurarme de que no hay nadie manejo
hasta mi casa del bosque. La vivienda se halla en un coto privado de caza, en
lo profundo de la masa forestal. Un lugar alejado de la civilización y solo
transitado cuando levantan la veda para la cinegética… Antes de aparcar el
vehículo en el garaje le quito la matrícula falsa y las fundas de los
neumáticos. Consejos efectivos… <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Tardé en construir el sótano más de
un año. Sus paredes insonorizadas ayudan mucho. No tengo porque contenerme…
Deposito a la chica sobre una mesa de metal y la ato con correas de pies y
manos. No puedo evitar que mis recuerdos me lleven al principio…<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Cuando
llego a comisaria tengo que aguantar las bromas de turno de los petardos de las
oficinas. Vertí sobre mi ropa casi un frasco de colonia y restregué con tanta
fuerza mis manos que tornaron en un color rojizo. En vano, el hedor a
podredumbre aún perdura en mí. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¿Qué
nuevo perfume usas, Guardado? –Dice López con una sonrisa estúpida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¡Eau
de cochon, la nueva fragancia natural! –Apunta su colega. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¿Por
qué no os vais los dos un poquito a la mierda?... Parra… López…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¡La
mierda ya la traes contigo, jajajaja! <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¡Gilipollas!
–Sentencio y me encierro en mi despacho tras un portazo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El
día transcurre entre legajos de papeles e informes. Me siento agobiada por el
Comisario que quiere avances con el caso “Del Tablajero”, como lo ha bautizado.
No entiende que no exista ni una sola prueba. Tengo que aguantar su arenga, sus
despropósitos, poniéndome de inútil y vaga. Aún puedo escuchar sus alaridos por
el pasillo… Mi compañero Fer me trae un café aguado de la máquina. Creo que esa
jodida máquina está ahí desde que construyeron el edificio. Noto como me sonríe
y como no puede evitar que sus ojos azules se fijen en mis pechos. Me pone
cachonda y pienso en Borja empotrándome contra la mesa mientras lo hacemos,
estoy deseando largarme de aquí y empezar mi semana libre… Fer sigue
sonriéndome, con esa cara de bobo que ponen los tíos cuando están encoñados y
harían cualquier cosa por una mujer, seguro que está medio empalmado… Quizá
algún día me lo tire. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Aquel niño siempre volvía los veranos
a pasar las vacaciones al pueblo. Era esa clase de personas que te caen mal sin
que hubiera un motivo exacto. Estuve dos noches sin dormir pensando en cómo
hacerlo. Mis insomnios me recompensaron con una idea. No iba a resultar
complicado. Aquel chaval, a pesar de ser de ciudad parecía cortito, sin muchas
miras… <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Lo cité en la vieja almazara
abandonada. Al llegar se extrañó que no hubiera nadie más. El día anterior le
dije que habíamos quedado un grupo de chicos para jugar por el molino, que se
animara, que lo pasaría bien. Que no se arrepentiría. Que dentro de poco
llegarían los demás.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">A mi señal lo llevé por los oscuros
pasillos que conducían a la bodega. A pesar de que la actividad comercial había
cesado desde hacía años aún quedaban algunos motores, tornas y aparejos para la
fabricación del oleo. Incluso debajo del suelo, había enormes vasijas de barro
para conservar el aceite. Algunas de esas ánforas tenían restos de borra y
aceite… Cuando llegué a los depósitos me detuve y lo miré a los ojos.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¿Quieres ver el interior de los
contenedores? –Le propuse poniendo voz de suspense.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¿No es peligroso?<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¡Anda ya, será divertido!<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Con algo de esfuerzo aparté la
tapadera. Un fuerte olor a oleo rancio nos hizo retroceder. Después de unos
segundos nos asomamos a la oscura abertura. El chico miraba ensimismado,
absorto en el abismo. Ni se percató cuando le empujé. Puedo decir que luchó, su
pequeño y enclenque cuerpo intentó salir a flote. Pero aquel líquido oleaginoso
lo engullía, lo arrastraba. Sus ojos inyectados en pánico me miraban
implorantes, solo obtuvieron por respuesta mi sonrisa cínica… Fue fácil
convencer al pueblo que había sido un accidente, un desgraciado incidente… <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La
casa me recibe con un fuerte olor a lejía. Me gusta la pulcritud, el orden, la
meticulosidad de cada paso. Echo un rápido vistazo. Las luces están encendidas,
pero no hay nadie en la planta de abajo. Me acerco hasta las escaleras que dan
acceso al piso superior. Todo tranquilo. Escuchó un ruido. ¡El sótano! <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Bajo
muy despacio los escalones, la luz está encendida. Al descender el último
peldaño la veo…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Voy desnudando poco a poco a la
mujer, ella se resiste. Puedo ver el miedo en sus pupilas, el pánico a que
abuse sexualmente de su hermoso y terso cuerpo. ¡Qué equivocada está! Sus
estrechos orificios no serán profanados por ninguna parte de mi anatomía. La
despojo de la ropa porque así es más fácil… Extiendo un gran plástico en el
suelo, cubre toda la superficie de la mesa. La chica puja por librarse de sus
ataduras, gimotea. Me está poniendo nervioso. Para no escucharla más me acerco
hasta mi plato technics y pongo el vinilo de la primera sinfonía de Mahler, Titán.
El primer movimiento siempre me pone los pelos como escarpias. Los violines in
crescendo, los clarinetes dibujando extrañas travesuras sobre la partitura…
¡Alto, un ruido en el piso de arriba! Atrapo entre mis manos un martillo de
carpintero.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Al
principio la muchacha no se percata de mi presencia. Está tan aterida que no es
consecuente con lo que la rodea, solo con lo que la tiene aterrorizada. Tiene
una mordaza que la aprieta la boca y está atada a la mesa metálica de pies y
manos. Su cuerpo desnudo es hermoso, está perlado de sudor. Cuando me ve puedo
percibir en sus ojos llorosos un halo de esperanza. Ha visto mi placa en la
solapa de mi traje. Intenta avisarme del peligro con fuertes golpes de cabeza,
la mesa tiembla. La música de Mahler es de mis favoritas, suena por toda la
habitación acolchada…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¡Hola
cariño! –Puedo ver primero la estupefacción en la mirada de la chica, después,
tras asimilarlo en su cerebro confuso, el horror sin fronteras−. Anda, suelta
eso, por favor. –Señalándole el martillo
en sus manos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¡Ey,
hola, llegas pronto! Me habías asustado. Aún estaba con los preparativos.
–Contesta desde un rincón de la sala y sintiéndose un poco estúpido al depositar
la herramienta sobre el suelo. Hoy está guapísimo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La
mujer intenta gritar, farfulla entre la mordaza que hiere sus labios. Me acerco
hasta ella y acaricio su larga melena pelirroja. Ella aparta la cabeza
violentamente. Arquea su cuerpo hasta levantarlo, en vano, vuelve a
desplomarse.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¡La
primera y la última vez que abandonas los restos en un basurero! ¿No entiendes
que es un lugar asqueroso? Admiro tu minuciosidad. A penas dejas rastros y si
los hay, aunque sean leves, me encargo de que desaparezcan… ¡Pero hacerme ir a
un vertedero, joder Borja!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Él
me mira serio. Le ha dolido mi reprimenda. Resopla un par veces antes de
acercarse a mí. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−Querida
mía –comienza con una voz que se asemeja más a un susurro−. ¡Qué gran malestar
me embarga ahora! No fue mi intención causarte ese mal trago. Solo seguí las
pautas para no darles un patrón determinado. Se están acabando los lugares… El
río… El arcén de la carretera comarcal… Los campos de trigo… El pozo… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Se
separa unos metros y va hacía un pequeño carro con ruedas tapado con una lona.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">−¡Quiero
recompensarte! Por todas esas molestias causadas y de las cuales me siento
profusamente avergonzado. ¡Te dejaré elegir los instrumentos de tortura! –Eso
lo dice con decisión firme, mientras destapa el carro. Me reconforta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Puedo
percibir el horror extremo en los ojos de la chica, se queda paralizada. Su
piel se ha vuelto pálida, se está meando encima…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Desde
una estantería, a la espalda de la muchacha, silenciosas en su mar de formol,
nos observan cuatro cabezas humanas perfectamente diseccionadas…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Consiga: <o:p></o:p></span></b><span style="text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><b>En un máximo de cuatro hojas de Word, escribe en la plantilla predeterminada un relato del género que quieras, valiéndote de esta premisa:</b></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><b style="font-family: "Times New Roman", serif; text-indent: 14.2pt;">Alguien, poco a poco recupera el olfato, y con él los olores conocidos: a humedad, a</b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><b>hormigón y a moho. No tarda en darse cuenta de dónde se encuentra: una fábrica</b></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><b>abandonada.</b></span></p>
<b><div style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Por: Gato negro</span></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">. </span></div></b>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-28792866086443566972023-07-30T06:19:00.004-07:002023-07-31T09:15:37.304-07:00Campamento de canallas<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
idea era estupenda. Aunque me preocupaban dos cosas: el calor insoportable de Malargüe
en verano y que el equipo de producción no estuviera a la altura de las
circunstancias. Se rumoreaba que ciertos participantes estaban insatisfechos
con el contrato y que no respetarían las pautas del show. Y si eso pasaba, el
efecto dominó sería desastroso. No solo estaba
en juego mi prestigio como director sino también una sustanciosa inversión familiar.
Por eso mi psoriasis. Me había pasado el lunes entero ajustando detalles y
discutiendo con productores ejecutivos, técnicos y guionistas. El martes, un
día antes del comienzo del rodaje, llegó mi salvación. El grupo de psicólogos y
coachs especialistas en criminología. Su presencia era fundamental para
orientarnos, iluminar a los guionistas y hacer observaciones en cámara, pero
sobre todo para contener a los diez desequilibrados que serían las estrellas
del programa. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">«Campamento
de canallas – Tercera temporada», se esperaba que fuera un éxito, al igual que
sus antecesoras. La receta era tan genial como volátil: se insertaba un puñado
de sinvergüenzas en un paisaje agreste y se los hacía competir entre sí a
cambio de una suma de dinero. El
inconveniente era que había que velar por que no se mataran. Por tal motivo,
este año, la producción mantendría a los más peligrosos bajo medicación
psiquiátrica. En la temporada anterior, un incidente casi acabó con el proyecto.
Que no hubiera trascendido el desmadre legal desatado a raíz de las
complicaciones de salud del padre Santoro tras ser atado con alambre y
escondido durante tres días en lo más recóndito de la selva misionera, se debía
al bufete de abogados del canal. Se necesitaron maletines repletos de billetes
para compensar el asunto. Al final, un ganador se erigió con el trofeo. Un argentino,
porteño, manipulador de pura cepa, alzó triunfal el lingote de oro. ¿Y no era
eso lo que esperaba la audiencia? Claro que sí, la audiencia esperaba grandes
dosis de miseria humana. Lo mismo que en un circo romano, incluyendo hienas,
leones y mártires. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
ómnibus con los participantes arribó al set el miércoles a las diez de la
mañana. A través de las ventanillas panorámicas, la reserva natural Caverna de
las Brujas parecía un paisaje marciano aplastado bajo el yugo de un sol monstruoso.
Era un lugar inhóspito que no parecía diseñado para la supervivencia humana. La
dispersión de rocas iba de menor a mayor formando un anfiteatro en torno a un
valle arenoso similar a un diorama tosco. No había ni el menor rastro de sombra
y el termómetro marcaba cuarenta y seis grados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
su bitácora mental diseñada para no dejar rastros, Martín Céspedes escribió: «Veinte
horas en esta cafetera para que nos traigan al culo del mundo. En el penal me
cagaba de frío y por lo que veo, acá pretenden freírnos como chicharrones. Pero
se van a llevar una sorpresa. Ya hice amigos. Hablé con la Turca y con el Flaco,
y a los dos les gustó mi plan. El .22 Corto está escondido debajo del asiento, desde
que salimos de Buenos Aires lo acaricio con la punta de los dedos como si fuera
un talismán. ¿Quién se conformaría con un lingote de oro cuando se puede llevar
la reserva del banco central?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
guías caminaban con desgano hacia el bus que estaba detenido a unos cien metros
del puesto de entrada al parque. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Pero
qué le pasa al chofer? ¿Se quedó dormido? Qué ganas de hacernos caminar al rayo
del sol. Tengo la camisa empapada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Dejá
de quejarte, Cucciarello, que éstos no son turistas comunes. Además, el
municipio aprobó el rodaje, ¿no? Parques Nacionales también. La coima grande la
cobran ellos, pero alguna migaja caerá. Dale, repasemos la lista de
participantes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Bueno,
gordo. Pero hacelo rápido, que nos vamos a insolar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Diego
Galante, abogado. Gonzalo Romaniuk, prestamista. Sandra Duman, estafadora. Marcelo
Starciari, cirujano plástico, qué hijo de puta… éste tiene varios juicios por
mala praxis, desfiguró a unas cuantas mujeres. David Wojcik, homicida. ¡Te juro
que dice homicida, no me mires así!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Gordo!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—…Martín
Céspedes, éste también estuvo preso, por secuestro. Ah, pero si hasta salió en
la tele. ¿Te acordás del caso de la chiquita…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Gordo,
presta atención!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
hombres se detuvieron en el medio del trayecto. Algo no andaba bien. Al ver bajar
a los pasajeros entendieron de qué se trataba. Los dos oficiales de gendarmería
y el chofer habían sido tomados de rehenes. Cucciarello vio las armas y se
olvidó de su compañero. Corrió torpemente hacia unas lomadas de piedra caliza. Un
disparo al aire lo detuvo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Debajo
de la carpa hacía un calor diabólico, daba lo mismo estar ahí que tirarse de
cabeza en una freidora industrial. Rolo Marcovich, el productor, me lo había
advertido. Ahora nos lanzábamos miradas paranoicas y transpirábamos como cerdos
mientras una desfallecida asistente nos leía el plan de rodaje. Estaba a punto
de decirle a Rolo que tenía razón en cuanto a lo de filmar de noche, cuando
oímos el disparo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> —¿Qué carajo es eso?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
pregunta se respondió enseguida. Era como una tropilla salida del inframundo.
Las caras transfiguradas denotaban una determinación feroz. Algunos habían
optado por una participación activa, otros simplemente parecían disfrutar del
descarrilamiento de los hechos. Nada de esto era bueno para los fines del
programa, ¿o sí? Cuando Céspedes preguntó quién era el director levanté la mano
sin dudar. Escuché atento sus exigencias y asentí con la cabeza. ¿Plata?
¿Vagones de plata? Por supuesto. ¿Garantías para cruzar a Chile por la
cordillera? Pero claro que sí, querido. Lo único que le pedí a cambio fue que
me dejara filmar el proceso. Céspedes, que no era ningún tonto, accedió. Pidió
un celular e informó él mismo a la jefatura de Malargüe lo que estaba pasando. La
conversación duró menos de sesenta segundos. «En cuestión de un rato» comentó a
los presentes con aire arrogante, «el lugar estará rodeado y entonces podremos
negociar por los rehenes». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Minutos
después las cámaras grababan con avidez mientras el campamento era sometido a
una reorganización drástica. Céspedes daba muestras de ser un buen líder y la
mayoría obedecía sus indicaciones sin chistar. De hecho, Sandra “la Turca” Duman
y Gonzalo “el Flaco” Romaniuk se acoplaron
a él como un guante. Al trío se unieron Marcos Petraca, un mitómano adicto a los
barbitúricos que era hijo de un famoso fiscal, y Mirtha Surduy, conocida en la
zona de Constitución con el inequívoco mote de «Fogatita». El resto pululaba
por ahí, sin intervenir ni colaborar. Tras oírlos cuchichear detrás del grupo
electrógeno, entendí que el abogado los había convencido de que el programa ya
había comenzado, y que la cuestión «del secuestro» era solo una fachada para
darle más emoción a la temporada. El que brillaba por su ausencia era David Wojcik,
el único <i>serial killer</i> de intercambio que logramos pagar, no sólo por la
diferencia cambiaria de la divisa norteamericana sino porque a los personajes como
él los demandaban otros países con la franquicia del show.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Bajo
las órdenes de Céspedes, encerraron a los gendarmes y el chofer del micro en el
museo de fósiles de la cabaña de guardaparques. A los sonidistas, iluminadores,
tiracables y resto del equipo técnico se le permitió hacer su trabajo siempre y
cuando no interfirieran con los planes. Las dos escopetas que había en la
cabaña fueron incautadas, así como todos los teléfonos celulares y <i>handies</i>.
Hacia el mediodía, cuando la temperatura alcanzó la increíble marca de
cincuenta y tres grados, los ánimos estaban, como mínimo, irritables. La
policía local no daba señales de vida y nuestra estrella del momento comenzó a
sopesar que quizá hubieran tomado el asunto como una broma. En ese sentido, la
súbita intervención del coach espiritual, Sri Roberto Amal, fue inoportuna. El
ceño de Céspedes se fue arrugando a medida que la cháchara de Amal tomaba vuelo.
Las palabras del coach involucraban conceptos que parecían estar más allá de su
agrado así que decidió responderle con un elocuente culatazo en la boca. Fin de
la sesión. De la forma más sutil posible, le indiqué a uno de los camarógrafos
que captara el momento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">A
las tres de la tarde el mercurio alcanzó los cincuenta y ocho grados. Llegado a
ese punto, todo el mundo se sentía aturdido. Nos movíamos con la languidez de los
astronautas y cada pequeña acción era como escalar una montaña. Por eso, cuando
Marcos Petraca distribuyó botellas de agua fría, agradecimos y bebimos con
desesperación. Un cuarto de hora después se hizo evidente que nos había
drogado. ¡El muy canalla había accedido al botiquín con la medicación
psiquiátrica! Una corriente eléctrica energizó mi cuerpo y mi corazón comenzó a
golpear como un martillo hidráulico. Me miré las manos y vi que temblaban sin
control. «¿Estás bien, Juan?» Me preguntó la directora de fotografía. «Estás
sudando a mares» Pero ella tampoco se veía bien, arrastraba la lengua y se
tambaleaba. Al parecer, la ronda de medicamentos había sido azarosa. Algunos
estaban absolutamente dopados y otros, como yo, acelerados. Me levanté de un
salto y corrí hacia la carpa donde varios camarógrafos se habían reunido para desmayarse
juntos. Tomé una Panasonic digital y la encendí con la intención de dejar
testimonio del primer episodio. ¡Alguien tenía que hacerlo! Durante un rato me
concentré en plasmar los estragos producidos en el campamento. En un momento capté
a Mirtha Surduy volviendo desde las casas rodantes, justo detrás de la cabaña de
guardaparques. Mirtha sonrió a cámara y se encogió de hombros con gesto
inocente. Detrás de ella, una columna de humo negro se enroscaba en el zafiro
azul del cielo en un contraste de lo más cinematográfico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Bitácora
mental de Martín Céspedes: «¡Boicot! Alguien ha arruinado mis planes. Ahora el
fuego se ha propagado hasta la cabaña de guardaparques. Esos pobres diablos
encerrados ahí… en fin. Todo está perdida ya. La mitad del campamento corre en
círculos como pollos sin cabeza y la otra mitad se arrastra por el suelo. La
Turca y el Flaco no se pueden levantar. Me miran con los ojos velados,
balbucean. Yo también me tambaleo, ¿será
el calor? Petraca me dijo que… claro, je, je. Cómo le voy a creer una palabra a
Petraca».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Cucciarello sentía que le corría fuego por las
venas. Del agotamiento que lo había embargado un rato antes no quedaba ni una
pizca. El Gordo, en cambio, se había tirado a la sombra del grupo electrógeno y
roncaba como un bendito. Cuando empezó el incendio en las caravanas y el
campamento cayó presa de la confusión, a él se le ocurrió que su salvación
estaba cerca. Solo tenía que trepar unos cientos de metros por un camino
serpenteante y desaparecer en la fresca oscuridad de la caverna. Nadie como él
conocía los vericuetos de aquel laberinto, así que sonrió ante la posibilidad
de escabullirse. Iba por la mitad del trayecto cuando oyó que lo llamaban. El
abogado. El maldito abogado le apuntaba con una escopeta. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Así
que ahí adentro es donde esconden el lingote de oro?—preguntó el hombre y
esbozó una sonrisa torcida —Entonces, me vas a ayudar a ganar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Mi
instinto de director me condujo hacia el camino que subía hasta la caverna. Con
el corazón a punto de explotar, trepé y trepé por la escalinata de roca. ¡Y no
me equivocaba! La escena dramática se desarrollaba a pocos metros de la
entrada. El abogado apuntaba a uno de los guías con una escopeta mientras
mantenían un tenso diálogo. Levanté mi cámara para captar la situación y
entonces, a través del lente, lo vi. Detrás de una formación rocosa emergió la
figura lobuna de David Wojcik, el desollador de Wyoming. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> —¡Cuidado atrás! —grité, ignorando que ese
sería el peor error de mi vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
abogado, sobresaltado por mi advertencia, giró sobre sus talones y apretó el
gatillo. La perdigonada destrozó la Panasonic y arrancó mi mandíbula de cuajo. Vi
volar hueso, carne y cartílago como si fuera confeti. Se produjeron más
disparos y gritos, pero mi estado de shock me impidió entender quién había
liquidado a quién. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Como
en un trance, dejé atrás a todo el mundo y me tambaleé hasta la entrada de la
cueva. Se estaba bien ahí adentro. Tenía el mismo soplo de aire húmedo de las catedrales.
Me recosté sobre la arenilla y dejé que se escurriera entre mis dedos. Necesitaba
descansar, cerrar los ojos un rato. No me percaté de la presencia del cirujano
plástico hasta que su cara desquiciada se asomó en mi campo visual. Abrió su
maletín y, luego de examinarme, dijo que no me preocupara, que podía arreglarlo.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
escena más patética de la temporada no fue captada para la posteridad; argumenté
en defensa propia sin la ayuda de mi maxilar inferior.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">
<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">***<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
cuatro páginas de Word, adecuado a cualquier género, respeta la siguiente
premisa: «</span></b><b><span style="background: #E4E6EB; color: #050505; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 11.5pt; line-height: 107%;">Herido de
muerte por un ataque, alguien logra escapar y corre frenéticamente hasta
encontrar una pequeña cueva que, erróneamente, toma por su salvación».</span></b><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></b></p>
<b><div style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Seudónimo: Síndrome de
Marfan</span></b></div></b>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-58723016637488604002023-07-30T06:17:00.004-07:002023-07-30T15:45:05.567-07:00Zantganesh<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
tormenta de arena rompió mi brújula y asfixió a dos de mis tres camellos.
Desbarató también las provisiones y los odres de agua que transportaba en
ellos. Vagué por el desierto durante dos días, perdido y acuciado por la sed.
Al tercero, sacrifiqué a mi montura. Rasgué su joroba, y sorbí con asco y ansia
la grasa que albergaba. Sequé luego al sol tiras de su carne y proseguí camino.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Al
sexto día, al límite de mis fuerzas, vislumbré en el horizonte un punto negro.
Pronto, pude distinguir los turbantes verdes propios de los cazadores mursi.
Galopaban hacia mí; su presa era yo. Miré en derredor, y corrí a refugiarme en
una cueva situada a unos doscientos codos. Sentí entonces un pinchazo en la
pierna derecha. Un dardo. Tratándose de los mursi, era una sentencia de muerte.
Logré aun así alcanzar la gruta. Luego, mi cerebro se fundió en negro. Cuando
recuperé la consciencia, un hombre de barba y tez pálida estaba observándome.
Me marcó la frente con polvo arcilloso, y me habló. Se llamaba Kaansar. Viajaba
de regreso a su ciudad, y estaba protegiéndose del sol de mediodía, cuando yo
había irrumpido en la gruta. Había dispersado con su fusil a los cazadores; y
me había punzado una vena con hiedra roja, el mejor antídoto natural. Estaba
por tanto en deuda con él. Me ofreció, para pagarla, ser su esclavo. Yo conocía
la alternativa: abandonarme en aquella cueva, sin alimentos ni montura. Acepté.
Por honor, y para salvar mi vida. O eso suponía yo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Pocos
días más tarde, una vez hube recuperado fuerzas, proseguimos su camino de
vuelta. Él montado en burro y yo a pie. Durante el viaje, me instruyó en las
extraordinarias características del lugar al que nos dirigíamos: La ciudad
estado de Zantganesh. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">«Muchas
grandes ciudades —me contó— dan gran importancia a la religión, y no permiten
desviación alguna del credo, bajo pena de muerte. Otras sólo persiguen las
riquezas. En mi ciudad, por el contrario, nuestro credo supremo es el ritual
social. El ceremonial establecido para cada estamento, para cada actividad y
cada situación. Cumplimos de forma estricta el protocolo más sofisticado y
riguroso que nunca se haya conocido. La vida allí te resultará sencilla,
siempre que conozcas el ritual que debes seguir según tu condición. Por
ejemplo, en Zantganesh, ninguna viuda puede andar más de dieciséis pasos en la
calle mientras el sol todavía brille en el horizonte. A la noche puede caminar
hasta treinta y tres pasos. Si necesitara más para volver a su casa, la policía
la detendrá y la enclaustrará en los pozos de la vergüenza. Pero a veces ni
esto es necesario. Porque los mercaderes dejarán de venderle comida. Los
aguadores rehusarán pasar por su casa. Sus conocidos esquivarán su barrio. Es
muy probable que la viuda se encierre en su habitación y acabe con su vida,
incapaz de soportar tal deshonra. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
comerciantes, como yo, debemos llevar durante los meses de Ythaim y Lithaim un
embozo de color rojo. El resto de meses podemos mostrar el rostro. Siempre
entregaremos las mercancías vendidas con las dos manos. Si por error
utilizáramos una sola, deberemos rebajar en dos tercios el precio pactado. Los
nobles tampoco escapan de sus deberes de etiqueta: el bastón de cedro que
atestigua su rango social debe ser portado siempre en su mano izquierda. Al
andar deben apoyarlo en tierra cada cuatro pasos, coincidiendo siempre con el
pie derecho. Si hablan con otro ciudadano, deberán ponerlo en posición
horizontal sujetándolo con las dos manos, salvo que su interlocutor sea artesano.
En los arrabales de la ciudad se pueden ver muchos antiguos aristócratas
reducidos a pordioseros por no haber sabido cumplir alguna de estas normas. Los
ritos marcan el ritmo de nuestra existencia, y nos regalan la paz social. Los
ciudadanos sabemos siempre qué podemos y debemos esperar de nuestros pares.» <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Kaansar
me contó que la guía suprema de comportamiento, el Protocolo, estaba registrado
en mil quinientos rollos de papiro, custodiados en el palacio imperial. Había
sido desarrollado a lo largo de siglos, en una labor delicada y minuciosa
destinada a satisfacer todas las sensibilidades. Me habló también de los
temibles protocolistas, los vigilantes de su cumplimiento: ancianos que
atesoraban en su memoria todas las normas del Protocolo, y que dedicaban su
vida a caminar incansablemente la ciudad, con sus túnicas carmesí, en busca de
infracciones. Cualquier error era denunciado inmediatamente a la guardia real.
Si la falta era grave, el destino del infractor quedaba entonces sellado. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Nada
más llegar a la ciudad, comenzó a enseñarme el ritual de comportamiento de los
esclavos, cuyo conocimiento garantizaría mi supervivencia. La enseñanza duró
cuatro meses, durante los cuales no osé salir a la calle. En mis primeras
incursiones por la ciudad, el corazón me palpitaba con furia al cruzarme con un
protocolista. A los dos años, ya era capaz de realizar encargos en el mercado
sin cometer más que alguna falta menor. E incluso tomar un poco de kabish en la
plaza mayor con mi señor Kaansar. Éste era una persona recta y honesta, y se
convirtió en mi amigo y mentor. Con el tiempo, aprendí a amar esta ciudad
singular, de gentes serias y leales. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Pero
cuando comenzaba a sentirme cómodo con mi humilde existencia, ésta cambió de
forma súbita y terrible. Sucedió una noche de verano, en la que habíamos bebido
profusamente kabish: Kaansar me descubrió su terrible e inesperado secreto: era
un sedicioso. Un hereje. En lo más íntimo de su alma, no aceptaba el Protocolo.
Y se había juramentado con otros ciudadanos para cambiar las cosas, aun a costa
de su propia vida. Su relato, opuesto a todo lo que me había contado hasta
entonces, me conmocionó: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">«Mi
querido amigo. Te he mentido. La historia que nos enseñan sobre el Protocolo no
es cierta. Muchos de nosotros creemos con firmeza en que su origen es otro. Una
historia alternativa, transmitida secretamente, y que ha costado la vida a
muchos de sus partidarios. Créeme, si tienes fe en mi rectitud; el Protocolo no
se desarrolló mediante aportes de los más sabios ciudadanos. Todo lo contrario.
Fue elaborado, eso es cierto, hace siglos. Pero su autor fue un profeta loco.
Un bufón perturbado que gustaba de escribir insensateces, al que un antiguo
emperador mantenía encerrado en sus mazmorras, como mero divertimento de la
corte, con la provisión de papiros que le exigía cada mes. A los siete años de
su cautiverio, cuando se cansó de él, ordenó que lo degollaran. A los pocos
días de la ejecución, una jornada particularmente aburrida, el monarca ideó la
atroz broma: decidió convertir la perturbada invención de su antiguo prisionero
en la guía suprema de la ciudad. Decretó como obligatorio el cumplimiento por
sus súbditos de esas absurdas normas, castigando con sangre cualquier
inobservancia de las mismas. Hizo además preceptiva su enseñanza en las
escuelas, bajo la versión de que habían sido creadas por los mayores sabios del
reino. Poco a poco, el miedo y el interés incorporaron esa versión a la memoria
del pueblo como hechos reales. Lo aterrador fue cuando sucesivos monarcas
descubrieron, sorprendidos y regocijados, que el Protocolo funcionaba como un
mecanismo sofisticado y perfecto para el control social de su pueblo, por
encima de cualquier ley civil o penal En Zantganesh, amigo mío, estamos
recreando, cada día, cada minuto de nuestras vidas, la loca invención de un
iluminado, para la tranquilidad de nuestros monarcas. Te salvé la vida, sí.
Pero solo para traerte a una inmensa cárcel. A un teatro de locos.» <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Si
Kaansar se estaba confesando conmigo no era solo por al kabish ingerido. La
rebelión estaba en marcha, y en pocos días iban a intentar derrocar el régimen
mediante un arriesgado golpe de mano. El plan era muy osado. La burocracia de
Zantganesh era famosa por su eficiencia. Conservaban con celo cada uno de los
documentos firmados por los sucesivos monarcas; el clima desértico contribuía
además a su conservación. Y no hacían excepción alguna. Todo era catalogado.
Así que los rebeldes se proponían encontrar en el archivo real lo que llamaban
“el decreto de la infamia”: la legendaria orden real donde el lejano monarca
maldito habría decretado ordenar y transcribir los manuscritos del profeta loco
a papiros oficiales; así como disponer los medios para hacer obligatorio su
cumplimiento, e incorporar su enseñanza en todas las escuelas y gremios.
Esperaban que, al mostrar aquel documento al pueblo, lograrían hacerles ver la
locura de aquella sociedad. Preveían luego prender fuego al archivo. Por
supuesto, ninguno de los rebeldes había visto el decreto. Pero estaban
íntimamente convencidos de su existencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Yo
había aprendido a querer a los zantganeshes. Respetaba y admiraba a aquella
bondadosa persona que tenía frente a mí. Y no me consideraba cobarde. Me uní
pues, al movimiento, no sin gran temor e inquietud. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
día de nuestra insurrección, el cielo amaneció turbio y frío. Los rebeldes
salimos temprano a las calles de Zantganesh, cada uno desde su casa. Confluimos
poco a poco en la plaza frente al archivo real, en el momento previsto. Cuando
las cornetas reales sonaron marcando la hora décima, nos abalanzamos hacia su
pórtico, reduciendo a la guardia que lo custodiaba. Un grupo reducido, entre
los que se encontraba Kaansar, se lanzó al interior del edificio en busca del
decreto de la infamia. El resto, poco más de cuarenta compañeros, aguardamos en
la puerta, dispuestos a dejar nuestras vidas antes que permitir que nadie entrara. Pero, apercibidos del
asalto, un gran número de guardias comenzó a concentrarse en la plaza. Nosotros
intentábamos amedrentarlos con las armas en alto y gritos amenazantes. Pronto
nos doblaron en número, y se aprestaban a acometernos. La situación empezaba a
ser desesperada. Necesitábamos ganar tiempo para nuestros compañeros. Nadie
sabía cómo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
ese momento, tuve una loca inspiración. Recordé cómo, en mi infancia, mis
amigos y yo jugábamos a representar la historia de Sazarfasar, el héroe mítico
de mi pueblo. Muchos gustaban de representar el papel principal, el del héroe.
Pero otros preferíamos representar otro rol: el de Galfasar, el amigo loco de
Sazarfasar. Por la simple razón de que, básicamente, consistía en poner muecas
sin parar, y cada cierto tiempo, hacer una danza absurda, alocada y muy cómica.
Sin reglas. Una delicia para cualquier niño.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Me
adelanté entonces al frente de la plaza, entre mis camaradas y la guardia real.
Lancé mi sable al suelo con gran teatralidad, lo que captó la atención de todo
el mundo. Y comencé a realizar la representación más caótica que nunca se haya
realizado de Galfasar, Alcé mi pierna derecha en ángulo recto. Giré hacia la izquierda
mientras con el brazo derecho saludaba al sol. Salté y brinqué. Gesticulé
desaforadamente, abriendo y cerrando la boca. Enarqué y junté las cejas, con
gestos histriónicos que iban desde la perversidad a la lascivia, pasando por la
picardía y la ira. Anduve encogido y bamboleante como un jorobado cojo, para a
continuación levantar los brazos rápidamente, gritando al sol con la espalda
inhiesta en un aullido gutural y salvaje. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Este
cúmulo de disparates dejó tanto a guardias como a rebeldes aturdidos. No podían
asimilar tal concentración de infracciones y delitos sociales. Eso nos dio unos
minutos de margen. Tan solo eso, porque el capitán de la guardia real se
aproximaba ya hacia mí con la mano en la empuñadura de su espada. Es cierto que
una sonrisa se había dibujado en su rostro, pero mi treta no iba a bastar para
compensar toda una vida de opresión social. Yo lo miraba de reojo mientras
seguía danzando. Temí que los últimos momentos de vida consistieran en hacer el
payaso en una plaza llena de soldados. Pero no me pareció tan mal final. Ya
estaba a pocos metros de mí, cuando, inesperadamente, mi locura se contagió a
mis compañeros de rebelión. Arrojaron uno tras otro las armas, y, luchando
íntimamente contra toda una vida de normas grabadas a fuego en sus cerebros,
comenzaron a contorsionarse en un patético intento de imitarme. Lo cierto es
que se asemejaban a un grupo de golems defectuosos que intentaran bailar una
danza gitana. No obstante, esto nos proporcionó unos instantes adicionales: tan
ridículo era aquel espectáculo, que el capitán de la guardia, contra su
voluntad, comenzó a carcajearse. Y no era el único. Pude entonces ver unas
impetuosas llamas que comenzaban a emerger desde las ventanas del archivo real.
¿Habían fracasado nuestros compañeros? ¿Estaba todo perdido? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
capitán logró recomponerse, y retomó sus pasos. Ya estaba a pocos metros de mí.
Desenvainó la espada y alzó el brazo. Cerré los ojos y me preparé a morir.
Pensé en mi infancia, vivida en tierras lejanas y casi olvidadas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
ese momento una figura humeante que no paraba de toser, salió corriendo desde
el edificio en llamas, con un objeto en la mano, y gritando «¡leed esto, leed
esto!». Era Kaansar. Con la ropa chamuscada y el rostro ceniciento, se ubicó en
medio de la plaza, y con aire triunfante mostró un papiro que sobresalía de un
cilindro de metal. El capitán de la guardia dudó. Cambió entonces de dirección
y se aproximó a él. Envainó su arma, y le arrebató con brusquedad el cilindro
de la mano. Observó los textos y los grabados del mismo. Extrajo el papiro, muy
viejo y quebradizo. Comprobó el lacre con el sello real de la antigua dinastía
Jaisi —era un hombre culto, como luego averiguaríamos— y luego, concentrado,
comenzó a leerlo. Todos dejaron de bailar, expectantes. ¿Era el decreto de la
infamia? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
rostro del capitán se transformó poco a poco. Al terminar la lectura, bajó la
cabeza. Respiró hondo, y nos dedicó una extraña mirada, con cierto aire de
tristeza y admiración. Entonces se dio la vuelta y habló a sus hombres con su
voz estentórea: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Haced
copias oficiales de este documento. Con cuidado, es muy quebradizo. Que lleguen
a todos los cuarteles y gremios de la ciudad inmediatamente. Y a todos los
protocolistas. Y... detened al rey. Bajo la acusación de alta traición a la
patria. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Sobrecogidos,
mis compañeros y yo prorrumpimos en gritos de entusiasmo. Apenas podíamos
creerlo. Lo habíamos conseguido. Mientras tanto, el Protocolo ardía a nuestras
espaldas en una gigantesca pira, tiñendo el cielo de hermosas tonalidades naranjas. Zantganesh era libre de nuevo. El futuro nos
pertenecía. <o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 90%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -45.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: right;"><b><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 90%; mso-fareast-font-family: Arial;">Consigna: Herido de muerte
por un ataque, alguien logra escapar y corre frenéticamente hasta encontrar una
pequeña cueva que, erróneamente, toma por su salvación.<span style="color: #050505;"><o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 90%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -45.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: right;"><b><span style="color: #050505; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 90%; mso-fareast-font-family: Arial;"> </span></b></p>
<b><div style="text-align: right;"><b><span style="color: #050505; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: EN-US;">Seudónimo: Igor Náhuat</span><span style="color: #050505; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: EN-US;">l</span></b></div></b>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-19342180524860879802023-07-09T16:58:00.002-07:002023-07-09T17:02:47.566-07:00El pombero de cristal<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Claudia se mostró fascinada cuando abrió el paquete y halló
la figura de cristal de un pombero, una criatura fantástica de Entre Ríos. A
pesar de su aspecto siniestro y desagradable, le cautivó su tonalidad y el
resplandor de sus ojos. Lo colocó junto al velador sobre su mesita de noche y
le agradeció a su padre con un beso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Ernesto, el padre de la joven era un viajero y coleccionista
de objetos guaraníes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Cuando compró la estatuilla, lo hizo
pensando que según la mitología guaraní, este ser mágico castigaba a los niños
desobedientes. Él amaba mucho a la jovencita, pero solo no sabía bien cómo
afrontar su adolescencia y temía perderla por completo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Para Claudia, a pesar de que le
causaba mucho temor su aspecto, no podía dejar de observar y hasta podía percibir
como esos ojos de cristal brillaban con firmeza. Mientras ella se hundía en un
profundo sueño...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Una noche, la joven despertó sin
motivo y al tantear la luz del velador, vio que la estatuilla no estaba, solo
una carcasa de cristal. Entonces sintió ruidos en el taller vacío de su padre,
quien estaba de viaje, y se dirigió hacia él. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Al abrir la puerta encontró a lo que
parecía ser un hombre de un largo y grueso cabello oscuro, de cuerpo robusto,
macizo y piel morena, revolviendo y buscando entre los objetos de su padre, con
un odio terrible. Asustada, giró bruscamente e intentó correr, pero el sujeto
que ya había advertido a la joven se apresuró y toscamente cerró la puerta de
un manotazo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Claudia no gritó, solo se escabulló
por debajo del hombre grotesco intentando encontrar una salida, pero tropezó
con una banqueta y cayó al suelo. Cuando alzó la cabeza se topó con unos ojos
grandes y cristalinos que la observaban con calma. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Los ojos de cristal que la
cautivaban durante las noches. Lo reconoció inmediatamente, aquel ser que
parecía un hombre, pero no lo era, se inclinó hacia ella y posó sus dedos
suavemente en los labios de la joven e intentó tranquilizarla. Luego extendió
su mano, mostrándole algo. Tenía un trozo de papel manchado con un polvillo verde
oliva que sostenía torpemente entre sus grandes dedos oscuros. La chica lo tomó
con gran sigilo y desconfianza. Una extraña letra con una palabra escrita a
mano en otra lengua. Un conjuro guaraní. «Cristal».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">El pombero tembló y se dejó caer
ante una asustada Claudia, que aún no salía de su estupor. De pronto, notó que
aquel ser lloraba y él se acurrucó junto al pecho de ella, curiosamente la
joven sintió lástima y curiosidad. Le quitó el cabello grueso de la cara y le
preguntó qué es lo que buscaba con tanto anhelo. El respondió intentando
hablar, que necesitaba recordar su nombre real, había sido vilmente hechizado. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Leyó detenidamente el papel que ese
ser sostenía y se dio cuenta de que el conjuro era un anagrama de un nombre
encantado. Su padre volvía esa misma tarde de su viaje y ella se prometió que
le ayudaría a encontrar la solución al hechizo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><a name="_heading=h.30j0zll"></a><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La
chica, que lo había admirado cada noche, le había temido debido a su apariencia
feroz. Se preguntó si siempre había sido una criatura o un hombre. ¿Quién lo
había maldecido, cuál había sido la razón? Su aroma salvaje y natural la
embriagó y tuvo deseos de besarle y lo hizo. Y entonces el pombero, lo recordó
todo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><a name="_heading=h.m1cjkln3cwjy"></a><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Él vivía como un hombre en el bosque en Ibupirá y protegía
el claro mientras se encargaba de cuidar a los animales. Un día el arrendatario
al que servía, que era un viejo chamán
del norte, lo maldijo por creer que el joven había raptado a su esposa
embarazada y lo convirtió en una estatuilla de cristal, tan fría como suponía
su interior. Pero él solo había intentado proteger a esa mujer y al hijo por
nacer, ya que el brujo era un malvado que había torturado y sometido a su
esposa por años y él sentía pena por el inocente que ella engendraba. Debía
protegerlo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Así fue que una noche, mientras el
otro hombre dormía, el joven zaguero tomó a la mujer y corrieron juntos hacia
el bosque, pero el brujo los persiguió y durante el forcejeo, la esposa cayó al
vacío y pereció. Entonces el chamán, se vengó de él y lo convirtió en esa
horrenda estatua que representaba a un monstruo temido y maldecido por todos
los lugareños, un ser malicioso y enemigo de los humanos. Desde entonces el
pombero salía de su carcasa por las noches y por su característica salvaje,
cometía destrozos y se alimentaba de ganados y de seres pequeños a los que
podía devorar con sus propias manos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Cuando Ernesto, el padre de Claudia
encontró la estatuilla y la llevó a su casa, la criatura se enamoró de la
chica. Él había estado observando noche tras noche a Claudia, le recordaba algo
que no terminaba de vislumbrar, estaba aterrado y sentía mucha ira, pero algo
en los ojos violáceos de ella lo calmaba. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Nunca pensó dañar a la chica, pero
si iba a asesinar y devorar a su padre si es que tenía la oportunidad, el
maldito le recordaba mucho al brujo y temía que la chica sufriera el mismo
destino que la esposa del otro. Sin embargo dentro de su naturaleza despiadada,
algo más había despertado un sentimiento
cálido, que lo hacía vibrar..<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><a name="_heading=h.i5ybxi9u46g5"></a><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Al amanecer, Claudia despertó en su habitación y encontró en
la manga de su camisón, el trozo de papel manchado. La estatuilla de
cristal estaba en su mesita de noche,
tenía la misma expresión de siempre, lo miró fijamente durante unos
segundos, luego lo tomó en sus manos y acarició el frío y áspero rostro de
cristal «Pobrecito, que te han hecho» pensó ella. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Al volver de su viaje, Ernesto la
encontró en su taller y sus objetos preciados desparramados, por lo que
confrontó a su hija. Ella lo estaba esperando y tenía preguntas, ¿Dónde había
obtenido al pombero? Él se lo había comprado a una vieja que lo había
encontrado en el bosque y pensó que la historia del pombero maldito y sus
consecuencias en los niños y jóvenes curiosos, evitaría que realizara las
idioteces que los adolescentes hacen. Ella pareció no oír a su padre y le dijo
con entusiasmo que había presenciado a la estatuilla cobrar vida durante la
noche y que necesitaba conocer más acerca de él para liberarlo, ya que él tenía
tanto conocimiento de leyendas y conjuros guaraníes que podría ayudarle a
resolver ese anagrama, estaba segura. Él aceptó incrédulo y resignado la siguió
hasta su habitación. Allí se hallaba la carcasa de cristal vacía. Ernesto, la
tomó entre sus dedos y la giró para apreciarla mejor, mientras Claudia lo
miraba intrigada. De pronto oyeron un rugido a sus espaldas y el pombero
apareció detrás de ellos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Claudia dio un respingo, trató de
apaciguar al gigante ser y le recordó que su padre solo intentaba ayudarlo. El
ser miró fijamente al hombre mayor y su ira se acrecentó. Al ver al pombero a
los ojos, el hombre casi temblando, se inclinó para dejar la carcasa sobre la mesita de su hija. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><a name="_heading=h.4h0fo0ht7zp6"></a><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Pero Ernesto sonrió para sí mismo y sorpresivamente arrojó
sin más la carcasa al suelo. El pombero se abalanzó hacia él y Claudia trató de
interponerse entre ambos, pero su padre fue más rápido y sopló un extraño polvo
verdoso que había sacado envuelto en un trozo de papel de la manga de su
camisa. Convirtiendo al ser en una estatuilla de nuevo, luego la tomó en sus
manos e intentó estrellarla en el suelo. Pero Claudia no se lo permitió y se lo
arrebató. Ella corrió hacia el taller, pero se hallaba cerrado con llave. Su
padre la siguió, mientras ella ocultaba rápidamente la estatuilla detrás del
sillón. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><a name="_heading=h.472t6lp0vuqg"></a><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Cuando la esposa de Ernesto murió en el bosque de Ibupirá, el
zaguero intentó recuperar a la bebé y
entonces él tuvo que maldecirlo, sabía muchos encantamientos guaraníes. Fue
sencillo, lo convirtió en un objeto que representaba a un ser que nunca
encontraría la felicidad, porque despierto solo buscaría destruir y causar
malicia, ya que amar no estaba en su naturaleza. Como buen remate, se lo
entregó a su hija para que el joven devenido en esa estatuilla monstruosa,
noche tras noche observara como la jovencita le pertenecía al viejo. Claudia
era suya y esa era su venganza. Pero cuando se mudó de ciudad, perdió la
estatuilla, y tuvo que recuperarla.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Al caer la noche, el pombero
despertó, abandonando su carcasa de cristal y buscó desesperadamente a Claudia
por toda la casa. Ella no estaba allí. Después de romper todo a su paso lleno
de ira, corrió hacia el bosque lindante a la casa, lanzando alaridos y rugidos.
Deseaba mucho a Claudia, no tenía idea de cómo, pero lo sentía. Llegó a un
páramo desierto y observó oculto y agazapado, cómo Claudia discutía con su
padre enfurecido al saber que ella se había interesado y estaba tratando de
ayudar al Pombero a romper el conjuro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Sus ojos brillaron con malicia y
cuando vio surgir a Cristal de entre los árboles, el brujo sopló un polvo verde
que volvió al Pombero, una estatua viviente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La muchacha corrió hacia él
intentando desesperadamente interceptarlo justo cuando su padre lo empujaba al
suelo, pero el hombre voluminoso de un de un pisotón aplicado en el cuello de
la estatua la rompió en mil pedazos. A la chica se le rompió el corazón y miró
con desazón como los pedazos de cristal esparcidos se deshacían en el suelo
producto de la magia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Ernesto observó la escena con
desprecio y cierta satisfacción. Aquel estúpido zaguero, creyó que lo había
destruido al fin y aun así su rostro, reflejó un poco de compasión por su hija.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Sin embargo, Claudia recuperó el
trozo de cristal con el nombre grabado, justo antes de que desapareciera y
entonces comprendió que el conjuro era un anagrama de ese nombre. Él había
olvidado quien era al haber sido convertido en un pombero, al recordar su
identidad, el hechizo debía romperse «<i>Carlist
es Cristal y no al revés» </i>Gritó ella en voz alta.<i> </i>En tanto, un poderoso viento sopló de repente y una rama cruzó el
aire de la noche golpeando al anciano, quien falleció al caer al vacío detrás.<i> <o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">A Carlist, una antigua maldición
guaraní lo había convertido en aquel ser, encerrado dentro de aquella
estatuilla de cristal. Claudia, lo había liberado y en cierta medida también
amado. Lo suficiente como para que su espíritu hubiera recuperado su habilidad
de sentir, lo que aquel encantamiento le impedía. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Al amanecer, el joven zaguero
despertó en el suelo, al lado de la cama de Claudia, era humano. Salió de la
casa, tambaleándose y se dirigió caminando con cautela, junto al claro del
bosque donde encontró a la jovencita, juntando
unas pequeñas florecillas, junto al cauce del río, iba a colocarlas
junto a una cruz improvisada que simulaba ser
la tumba de su padre. Ella aún lo amaba. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><a name="_heading=h.1fob9te"></a><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La
chica parecía una hermosa hada, con sus rizos desparramados por el viento y su
largo camisón blanco que ondeaba como una bandera. Él se acercó, se agachó de
frente ante ella y la miró a los ojos. No había visto ojos tan cálidos como los
que le devolvieron la mirada en ese momento. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La joven susurró un nombre para sí <i>«Carlist»</i> dijo ella, y él se agacho
apoyándose en una de sus rodillas a los pies de Claudia y se quedó cabizbajo.
La joven le rodeó el cuello grueso con sus brazos y le obligó a alzar el mentón
de él con sus suaves dedos. Carlist, contuvo la respiración, mientras los rizos
de ella ondeaban junto a su nariz y sus sentidos se alteraban. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><a name="_heading=h.3znysh7"></a><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Ahora
comprendía que el amor humano no era poético, era sanador, era la confianza que
se tenían mutuamente. Podía confiar en ella y sabía que no lo iba a abandonar.
Y Claudia sabía que lo tendría a su lado, era su protector y siempre estarían
juntos.<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><b><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> </span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><b><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Sunny<o:p></o:p></span></b></p>
<b><div style="text-align: right;"><b><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Consigna: Relato de amor que incorpora un componente (o muchos)
fantástico.</span></b></div></b>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-27742183424436131102023-07-09T16:57:00.000-07:002023-07-09T17:02:47.721-07:00Tu frialdad<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">I<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Selene
caminaba por las calles de Sevilla, la conmoción que escuchó dentro de la casa
de vecinos de la calle Feria llamó su atención y se acercó.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ya
nació —dijo la viejecita sentada a la entrada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Quién?
—preguntó.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—El
menor de los De la Rosa. Ese de ahí es Manuelito —dijo señalando a un niño que
corría por el patio —, va anunciando la noticia como si tener ocho hijos fuera
algo bueno. Dios dirá como van a sacar adelante a tanto crío.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Selene
entró a la casa y sin que nadie la notara se deslizó a la habitación en dónde
descansaban la madre y el niño, ella estaba fuera de combate. Sin hacer ruido
se acercó a la cuna, en cuanto su mirada se posó en la pequeña criatura supo
que era él a quien había estado buscando.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Se
inclinó mientras susurraba:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Tienes
un largo camino sin ilusión que hay que recorrer y quizá vas a maldecir. Eres
un hijo del agobio y del dolor, pero tienes cien fuerzas que inundan tu
corazón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
pequeño levantó la mano hacía la mujer y los pequeños dedos se enredaron en sus
plateados cabellos, ella se inclinó aún más sobre la cuna, la punta de su nariz
tocaba la del niño quien la miraba con sus grandes ojos pardos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Quiero
sentir algo que me huela a vida, que mi sangre corra loca de pasión. Descubrir
la música que hay en la risa, la luz profunda y el amor. —Con mucha delicadeza
le dio un beso en la nariz y se enderezó, desenredando con cuidado sus
cabellos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Aún
eres muy pequeño para entenderlo; para entenderme, pero he esperado cien años
para encontrarte, puedo esperar unos años más mientras creces —. Acarició con
delicadeza la mejilla del recién nacido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Tenemos
un largo camino que hay que recorrer desde ahora hasta el fin. Como tu musa te
cuidaré, te inspiraré y te amaré.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
cielo terminó de oscurecer. Selene se acercó a la ventana y, convirtiéndose en
un rayo de luz lunar, regresó a ocupar su lugar en la bóveda celeste. La luna
creciente acababa de empezar su recorrido, en veinticinco días, cuando fuera
tiempo de la luna nueva, Selene podría acercarse de nuevo a ver a su protegido,
al pequeño Jesús de la Rosa.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">II<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
años pasaron sin detenerse, el pequeño Jesús creció, la constante presencia de
Selene se convirtió en algo habitual, fue ella quien le susurraba cuando algo
se le atoraba y le ayudaba a encontrar la solución más creativa. Nunca se
cuestiono su existencia, era su amiga y de nadie más, sabía que sus hermanos no
la veían, mientras fue pequeño eso no fue un problema.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Al
crecer Jesús aprendió a no hablar sobre Selene con nadie, no quería compartirla
y no tenía que hacerlo. A los dieciocho años anhelaba los días que podía pasar
junto a ella, no solo por las cosas que se le ocurrían, las melodías y
canciones que brotaban de su mente gracias a su influencia, sino por el placer
que le daba el simplemente mirar a la hermosa criatura de piel blanca y
cabellos plateados que caminaba junto a él en sus paseos por las calles de la
ciudad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Tengo
algo que decirte —dijo el muchacho deteniéndose frente a la mujer en el centro
del parque hasta donde los habían llevado sus pasos, respiró profundo para
darse valor —cada vez que estás a mi vera siento una gran alegría. Yo, —se
acercó un poco más a Selene y tomó sus manos —Yo recuerdo una noche del mes
pasado, una noche que nos vimos de verdad, una noche que nos fuimos a enamorar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Ella
alarmada por las palabras del muchacho soltó sus manos y se alejó.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Por
favor, no cierres tu puerta con llave a mi corazón sediento. Que no importa que
sepa la gente que la luna se baña en el río de mi amor. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Pequeño
no sabes lo que dices —respondió ella enfrentándolo —yo soy tu musa y te amo,
pero no es el tipo de amor que estas buscando, voy a alejarme por un tiempo,
sentirás mi influencia, pero por el momento dejaremos de vernos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Jesús
se quedó solo en el parque con el corazón destrozado, se volcó a la música y en
ella plasmó todos sus sentimientos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">III<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Selene
se convirtió en un recuerdo, en una influencia silenciosa que trajo muchas
cosas buenas para Jesús, la fama lo tomó por sorpresa al igual que a sus
compañeros del grupo Triana y aún así, algunas mañanas, sobre todo si era
tiempo de luna nueva, no podía evitar despertar con la sensación de que había
tenido un sueño alto como el cielo, y al despertar sentir que algo le quemaba
por dentro, para él el canto de los pájaros siempre entonaban una triste
melodía sin cesar ni un momento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Esos
días se sentía como un extraño en su propio cuerpo sin saber a dónde ir, su
amigo Javier notó su estado de ánimo y se preocupó.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Qué
te pasa chaval? —le preguntó Javier mientras le ayudaba a acomodar los teclados
dentro del Citröen. —El concierto ha salido bien, creo que hemos recaudado
muchos fondos para ayudar con las inundaciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Si,
el concierto ha estado bien, pero últimamente siento que algo me falta… algo…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Y
mientras tomaba la carretera para regresar a Madrid con su familia, le confió a
Javier toda la historia de Selene y como había desaparecido de su vida. No
sabía si había sido real o solo un invento de su imaginación hiperactiva, ahora
que era padre no podía dejar de darle vueltas al asunto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Mientras
Jesús hablaba, el coche tomaba velocidad. Javier, inmerso en el relato no lo
notó hasta que fue demasiado tarde. Miró la cara de su amigo cuento de repente
gritó.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Selene!
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Justo
frente al auto estaba una hermosa mujer de blanco. Jesús desvió el coche para
evitar atropellarla, pero eso lo llevó justo al camino de una camioneta que
venía en sentido contrarío. Javier perdió el conocimiento con el impacto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">IV<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Todo
sucedió muy rápido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Con
el impacto los teclados volaron por el interior del auto golpeando de lleno a
Jesús. A pesar de eso salió del auto por su propio pie. Javier estaba
inconsciente y sangraba por un corte en la cabeza. Selene no estaba por ningún
lado. Jesús se dejó caer sobre la calzada y mirando al cielo susurró.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Cada
noche mi vida es para ti, como un juego cualquiera y nada más. Porque a mi me
atormente en el alma tu frialdad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Selene
se hizo visible frente a él.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Yo
quisiera saber si tu alma es igual a la de cualquier mujer, te he echado tanto
de menos —Selene se acuclilló junto a él y permitió que pusiera su mano sobre
su mejilla. —Sabes que yo vivo por ti ¿cierto? ¿Vives tú para mi? O después de
todo esto vas a seguir solo dándome tu frialdad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Después
de esto por fin vamos a estar juntos en el firmamento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
ojos de Jesús se cerraron, llegaron los servicios de emergencia y los
trasladaron al hospital. Aún iba con vida.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">V<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Javier
estaba acostado sobre una cama de sábanas blancas, le dolía la cabeza de forma
infernal y la luz lastima sus ojos, aún así los abrió.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Eh!
Amigo ¿Cómo estás esta mañana? —preguntó Tele acercándose a la cama. Tenía los
ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Javier lo miró sin comprender.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Recuerdas
lo que te ocurrió ayer? —Eduardo lo cuestionó desde la única silla de la
habitación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Un
médico entró y comenzó a auscultar al paciente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Bien,
veo que despertó. Este hombre sufrió un fuerte traumatismo craneoencefálico, no
creo que recuerde mucho de lo que ocurrió durante el accidente ni durante los
días anteriores. Por favor no lo presionen y permítanle descansar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
siguientes días fueron de dolor y de recuperación para Javier, nadie tuvo el
valor de decirle que Jesús ya no estaba, sus heridas habían sido muy graves y
no había podido superarlo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Era
doloroso visitar a su amigo, viéndolo ir en busca de su ser, en busca de quien
había sido. De repente en sus labios brillaba una sonrisa que les hacía pensar
que todo iba a estar bien.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Esa
sonrisa se fue difuminando cuando los recuerdos comenzaron a volver.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
su mente todo se fue acomodando como tenía que ser y, a pesar del dolor, siguió
luchado para poder lograr ser el mismo de nuevo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Por
fin una mañana, meses después del accidente, cuando vinieron sus amigos a
visitarlo lo encontraron llorando sin consuelo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Al
notar que entraban levantó la vista y les sonrió de forma triste. Nadie le
había dicho que Jesús se había ido. El simplemente lo sabía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Las
musas son celosas, dan la inspiración, pero después de un tiempo ya no quieren
compartir al artista.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white;"><span style="color: #202124; font-family: "Times New Roman",serif; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><b>Consigna:
Escribir un relato de hasta cuatro hojas de Word donde aparezca el contenido de
las historias que narran las canciones del grupo de rock andaluz Triana. Deben
de aparecer como mínimo cuatro letras de sus canciones. Relacionarlas y darle
forma coherente al relato.<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><b>Canciones
utilizadas:<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><b>Hijos
del Agobio<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><b>Recuerdos
de una noche<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><b>Luminosa
mañana<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><b>Tu
frialdad</b><o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Sr.
Troncoso<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Por
Pedro Salcedo.<o:p></o:p></span></p>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-44650176881206410132023-07-08T09:58:00.003-07:002023-07-09T17:02:48.108-07:00Pobre Titi<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
sábados a la noche, con los pibes, nos conectamos la dos-veinte y salimos a
afanar. Vamos con el Oso, el Chuki y con TTJ13, que es un robot, pero es buena
onda, le decimos Titi. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Al
Titi lo pone como loco la dos-veinte, dice que le inhibe el circuito racional o
alguna otra pelotudez por el estilo, me cae bien el Titi, es gracioso, dice
pelotudeces de robot y también es fuerte. Cuando salimos a afanar siempre lo
usamos de choque por si aparece la cana. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Era
un robot de esos que se usaban para la construcción o una mierda por el estilo.
El Oso lo reprogramó porque él sabe de esas cosas, a mí me chupan bien los dos
huevos. Mis papás querían que fuera programador como el Oso, pero yo les dije
que quería ser médico y creo que se enojaron un toque. Mi viejo ya no me habla.
Aunque la verdad es que nunca me habló mucho.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Con
el único que hablo en serio es con el Titi porque en la semana lo dejamos en
casa. Mis papás no están nunca y, si están, nunca entran a mi cuarto. El Chuki
no se queda mucho tiempo en el mismo lugar y el pelotudo del Oso comparte el
cuarto con la hermanita y no da ni un poco tenerlo al Titi ahí. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Digo
que lo usamos de choque, pero por donde nosotros nos movemos, la cana no viene
nunca, están muy ocupados con robos grandes de cripto, y a nosotros nos gusta
lo analógico, lo que podemos guardar en el bolsillo y rajar. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">A
veces, en la calle encontramos algún camión de tarjetas. El que sabe que hacer
ahí es el Chuki que es químico y hace unos discos que se pegan con imanes y
derriten el blindaje. Nunca me quiso decir cómo los hacía, pero tan difícil no
debe ser porque los hace él y es un pelotudo. Para que el camión no se mueva lo
mandamos al Titi a pararse en frente y hacer como que tiene un desperfecto en
el sistema motriz. Como tiene un obstáculo adelante la AI lo deja clavado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
agujero que dejan los discos del Chuki no son muy grandes y hay que meter la
mano con cuidado porque si tocás los bordes te queman como la mierda. No nos
llevamos mucho igual, lo que alcance para la joda. El Chuki siempre se lleva
más porque dice que tiene que reponer lo que usa en los discos. Nosotros
sabemos que en realidad es porque cuando está solo se mete cosas mucho más
pesadas que la dos-veinte. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">De
vez en cuando chapamos con el Titi, la piel sintética se siente rara, pero es
buena onda y me gusta. Es fuerte, pero puede ser suave. Él dice que me gusta porque
es el único que me escucha cuando le hablo, yo le digo que es porque me
calientan los electrodomésticos y él se ríe. Es raro escuchar reírse a un robot,
pero también me gusta. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Siempre
le pido que no les cuente a los pibes porque no quiero que me carguen, él me
promete que no va a contar y yo sé que es así porque el Oso lo programó para no
decir nada personal por si lo agarraba la cana, pero igual me gusta que me lo
prometa.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Salimos.
Hoy no tengo muchas ganas, pero es sábado y los sábados se sale. Tengo los
dedos helados porque hace un frío de cagarse y el efecto de las dos-veinte ya
se me empieza a pasar. Hace un par de horas que caminamos con las bum-bum que
consiguió el Chuki, pero no vemos ni un aerodeslizador. Si encontramos uno
lindo, nos lo afanamos y después de la joda lo prendemos fuego. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">“Se
lo merecen los dueños por tenerlos”, dice el Oso, pero medio que nadie le cree
porque los viejos de él tienen uno y él nunca lo prendió fuego, pero cuando lo
cargamos con eso el Oso dice “a mis viejos les salió un hijo como yo, así que ya
se jodieron”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Si
a la noche no pasa nada de nada, los que nos jodemos somos nosotros. A veces
vamos a mi casa y vemos tele o conectamos la dos-veinte hasta que alguno se
desmaya. Hoy decidimos entrar en un bar. En los bares el que es bueno es el
Chuki, porque agarra y se sube a una mesa con el bum-bum en la mano y dice
cosas como “a ver, abriendo bien los ojitos o se les viene la noche”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Al
Chuki lo de hablar en público le sale bien, yo si tengo que hacer eso me cago
encima. “No se me pongan nerviosos que estamos un ratito, hacemos un retiro y
nos vamos sin joder”, dice el Chuki mientras el Titi cuida la puerta, el Oso
muestra el bum-bum y yo voy por las mesas con el lector de retina, ya ni
tarjetas usan los hijos de puta, pero como bien dice el Chuki, “o colaboran o
les arrancamos los ojos y cobramos igual”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
Chuki les dice a todos que se queden quietitos y que ninguno se haga el vivo
porque si no empiezan los bums y después me mira a mí y me dice Lele, andá para
el fondo con el Oso y asegúrense de que nadie haga nada y yo lo miro medio mal
porque él no puede darme órdenes, porque no es ni mi papá ni mi jefe, pero
igual voy, porque la verdad es que cuando afanamos un bar el Chuki es medio el
jefe porque está parado arriba de una mesa. Así que hago lo que dice pero no
porque sea el jefe, sino porque yo soy un pelotudo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
el cuarto de atrás del bar hay más mesas con más gente y otra barra, “quédense
quietitos”, digo yo y me doy cuenta de que eso ya lo dijo el Chuki, me pongo
nervioso y me dan náuseas. Entonces el Oso me señala con la cabeza una chica
rubia y me dice por lo bajo “mirá los implantes que tiene”, y es verdad, esos
ojos no son de ella ni en pedo, o se los compró el papito o se los compró el
tipo que se la coje. Me acerco para mirarlos más de cerca, y de cerca son
todavía más azules. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">“Qué
ojos divinos” le dice el Oso, “seguro que están llenos de plata” y ella mueve
la cara para no mirarlo. “Mirame” le dice el Oso y agrega “la puta madre” para
que sepa que va en serio. La rubia lo hace. “Lele, traé el lector de retina” me
dice y yo le digo que es pelotudo y que no puede darme órdenes porque no es ni
mi papá ni mi jefe y me empiezo a ir para otra mesa cuando escucho que el Oso
le dice a la chica que es muy linda y que si va con él al baño un ratito no la vamos
a afanar. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Entonces
los implantes de la rubia empiezan a llorar, pero ella igual dice que sí con la
cabeza. Entonces, el Oso la agarra de la mano y se la empieza a llevar al baño,
le trato de decir que no lo haga, pero el Oso me dice que me calle la boca y
que yo no le puedo dar órdenes y todas las pelotudeces que le dije yo antes a
él, al final me caga y no digo nada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">No
tengo ganas de estar acá, no quería salir hoy. Tenía ganas de quedarme viendo
tele con el Titi, porque últimamente es lo único que quiero hacer. Pero es
sábado y no queda otra: hay que salir. La rubia esa que se llevó el Oso al baño
es igual a una actriz que no me acuerdo como se llama porque yo solo miro
películas cuando me conecto la dos-veinte, pero cuando vuelva la voy a buscar. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Le
voy a pedir al Oso que me pase una foto de la rubia para comparar porque estoy
seguro de que son iguales. Siempre que está con una chica, el Oso le saca fotos
con la cámara que tiene en la cabeza, el Chuki le dice que no lo haga, que son
imágenes incriminatorias, dice, pero el Oso dice que no importa porque si lo agarran
con algo tan pesado como para revisarle la memoria ya está jodido igual. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">De
repente escucho un grito que viene del baño y el Oso sale agarrándose la
entrepierna que está toda manchada de sangre. La rubia debía tener metido uno
de esos aparatos que promocionan en la tele, los que tienen dientes retráctiles
de acero inoxidable. Trato de levantar al Oso cuando escucho gritar al Titi y
al Chuki porque afuera cayó la cana. Y eso que les dijimos a estos hijos de
puta que se quedaran quietitos. Hoy en día no se puede confiar en nadie. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Cuando
llegamos al frente del bar el Titi y el Chuki ya le están tirando a la policía
con los bum-bums, pero se detienen cuando ven al Oso que está casi desmayado y
chorreando sangre como un pelotudo. “¿Qué mierda le pasó?” pregunta Chuki, pero
los tiros que entran de afuera lo callan. Agarramos al Oso entre los dos para
tratar de levantarlo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">“Que
nadie se mueva”, grita un policía desde afuera, pero nosotros no hacemos caso,
el Chuki le da su bum-bum al Titi que les tira con los dos y cuando se cubren
nosotros rajamos, de atrás nos disparan y el Titi dice “yo me quedo” porque lo
tenemos programado para que sea choque, entonces se da vuelta y nos gana algo
de tiempo, pero no mucho porque la cabeza le explota en un montón de chispas,
piel sintética y pedacitos de metal. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Cuando
llegamos a casa ponemos al Oso en la bañera, el Chuki dice que perdió mucha
sangre. Está blanco y no sabemos qué hacer, aunque quería, nunca estudié
medicina, así que lo dejamos ahí. Me voy a mi cuarto y me muevo el pelo para
conectarme el cable de la dos-veinte en la terminal que tengo en la cabeza.
Mientras empieza a correr siento como todo se empieza a volverse negro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Me
olvido del Chuki que llora tirado en el piso, de mis viejos que van a volver a
casa en cualquier momento, de los camiones de tarjetas, del Oso que se desangra
en la bañera, de los aerodeslizadores prendidos fuego, de los discos de ácido y
las rubias que parecen estrellas de cine. Debería apagar la dos-veinte, pero la
dejo correr y subo la intensidad al mango. Yo no quería salir hoy. Me olvido de
mi nombre. Yo me quería quedar viendo tele con él. Me olvido de todo, hasta de
respirar, pero del Titi no. Del Titi no me voy a olvidar nunca.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><b>Milo
Mantenna<o:p></o:p></b></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><b>Un
cuento ambientado en el año 2100 <o:p></o:p></b></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><b>en
el que una de las tramas incluya una relación sentimental.</b><o:p></o:p></span></p>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-62731244067344344212023-07-07T11:17:00.003-07:002023-07-09T17:02:48.364-07:00De sirvientas, príncipes y guerreros Saiyajines<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
la cima de la montaña más alta del planeta Cybertron se libraba una batalla
decisiva. Dos colosos de metal entrechocaban sus cuerpos en una incansable y
estruendosa lucha que representaba, sin ir más lejos, el viejo y gastado cliché
de la guerra entre el bien y el mal. De un lado estaba el líder de los autobots,
el orgulloso hermano de los siete grandes, el inigualable Optimus Prime; del
otro estaba el jefe de los decepticons, el Caído, el aliado de Unicron, mil
veces nombrado traidor por su sed de poder, el inefable Megatron.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
titanes chocaron de nuevo y, al hacerlo, Optimus perdió el equilibrio y cayó de
espaldas. Un curioso artefacto, parecido a un ovillo de cobre, se soltó de su
mano y rodó hasta los pies de Megatron, quién lo recogió y lo sostuvo en alto
con gesto triunfante.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Al
fin tengo en mis manos el combinador de mundos!¡Con esta tecnología los
decepticons dominaremos la galaxia!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Megatron,
escúchame: no es lo que tú crees. El combinador es muy peligroso y no solo
actúa en este plano de la realidad… ¡No! ¡No toques el botón!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Y
tú quién eres para decirme lo que debo hacer?... Ah… Ups.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: Algerian; font-size: 26.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">H</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">abía una vez una hermosa joven que vivía
con su madre postiza y sus dos hermanastras en la periferia de un reino mágico
llamado Namek. Por alguna razón que no viene al caso, sus parientas la
maltrataban y la obligaban a hacer los trabajos domésticos. Todos los días de
su vida, la pobre chica cocinaba, fregaba y lavaba la ropa como una esclava. Su
nombre era Gokurella y aunque su familia lo desconocía, era heredera de un
largo linaje de guerreras Saiyajines que viajaban por el universo en busca de los
siete anillos de poder creados por el monstruoso Sith Darth Vader.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Sucedía
que Gokurella (o cola de mono, como la apodaban sus hermanas) había perdido la
memoria al arribar al planeta Namek siendo apenas una niña. Era imposible para
ella recordar a sus verdaderos padres, el científico Kal-el y la hermosa Lara
Vor-lan. Ignoraba también la muchacha, que su planeta de origen se llamaba Kriptón,
hogar que se había convertido en cenizas solo porque el odioso Darth Vader
había querido probar su nuevo juguete; «la escupidora de rayos láser
inconmensurablemente devastadora pero perceptiblemente cutre». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Ajena
a estos acontecimientos, Gokurella intentaba ser lo menos infeliz posible. Esa
tarde pasaba el trapeador y suspiraba perdida en ensoñaciones que la
involucraban a ella, una tina de baño llena de espuma y el pálido pero
voluptuoso cuerpo desnudo del príncipe Voldemort. Tan ensimismada estaba en sus
pensamientos que no advirtió la mirada ladina de sus hermanas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿A
qué no sabes quién vendrá hoy a casa a practicarnos una audiometría, querida
hermana Merlina? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Claro
que lo sé, adorada Erzebeth. Vendrá el mismísimo paje del príncipe Voldemort. Y
tal como está escrito en los letreros reales, la afortunada que posea un oído
perfecto será quién se case con el príncipe. Ah, no puedo esperar a lucir mi
vestido negro de encaje…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡No
serás tú, querida! Y por cierto, tampoco será la piojosa ésta, que anda todo el
día suspirando. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
aludida que, en efecto, era propensa al suspiro pero también poseía un oído
perfecto, sintió que se le encabritaba el corazón. Un par de horas después le
fue aún peor cuando, al presentarse en la vivienda el paje real con el aparato
de audiometría, sus hermanas la empujaron de cabeza al sótano y la encerraron
con candado. No tuvo que esforzarse mucho Gokurella para enterarse de lo que
ocurría, pues paredes y tabiques no eran rival para su oído de búho. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Escucha
el pitido? —preguntó el paje real— Cuando escuche el pitido levante la mano
derecha… no. Está inventando. Definitivamente no lo escuchó. Está usted más
sorda que su hermana, aquí presente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡No,
no se vaya! ¡Espere! ¡Deben haber sido las gotas de aceite de perro que me puse
esta mañana! Merlina, ¿no me dijiste que el aceite de…? ¡Te voy a desollar!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Lo
siento, muchachas. ¿Hay alguna otra doncella a la que podamos medir la audición?
El príncipe se mostrará encantado si por casualidad…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No,
ninguna.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Al
enterarse el príncipe que no había doncella en todo el reino de Namek que poseyera
audición perfecta, se sintió apesadumbrado. Lo primero que hizo fue mandar a
decapitar al paje. Ese idiota con la estúpida cicatriz en la frente nunca le
había caído bien. Luego se encerró en sus aposentos a meditar y tocar la
mandolina. Amaba el instrumento con todo su corazón y se entregaba a largos y
esforzados repertorios que solían arrancar lágrimas de emoción a sus lacayos (hasta
los había visto tirarse de los pelos en rabiosos paroxismos de éxtasis). Pero por
más que sus sirvientes fingieran huir, y por más que él creyera que lo hacían
por respeto a su privacidad, sentía que arrojaba margaritas a los chanchos. Solo
quién tuviese el don del oído absoluto merecía ser su compañera. ¿Cómo sino
apreciaría la magnífica ejecución de cada nota? ¿La precisión en el ritmo? ¿La pródiga
expresividad en la composición? Entonces
se le ocurrió la idea más brillante que cualquier príncipe de los siete reinos
podía alumbrar: realizaría un baile. Y en ese baile tocaría su melodía
favorita; <i>están lloviendo estrellas</i>. Porque si no podía encontrar a
alguien con el oído perfecto, al menos elegiría a la muchacha que más
entusiasmo mostrase al escucharlo. Le pidió papel y pluma a un enano con pinta
de borracho que siempre andaba merodeando por las habitaciones y con elegante
caligrafía escribió: «Las malas lenguas dicen “<i>Winter is coming”</i>, sin
embargo, el baile real no se suspenderá por lluvia. Los espero el día»…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Oh,
Merlina, muero de emoción! —gritó Erzebeth, agitando el papel que traía en la
mano— Y dice también que debemos acudir con nuestras mejores galas. Al fin
podré lucir el vestido de piel de púber que tengo en el clóset sin estrenar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Merlina
dejó de arrancarle los bigotes al aterrorizado gato de Cheshire, lo metió en
una jaula y entrecerró los ojos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Crees
que deberíamos avisarle a madre? Un evento como este no se ve muy a menudo y supongo
que a ella le gustaría venir también.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Erzebeth
negó con la cabeza y sonrió con malicia. Sus profundas ojeras no ayudaban a
disimular la mirada de reptil. Chupaba un ojo de pitufo con fruición y lo
hacían rodar de un lado a otro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Claro
que no, Merlina. No despertaremos a la vieja momia Munrra para esto. Y tampoco
permitiremos que nuestra querida hermana y sus «orejitas de ratón» salgan
siquiera del cuchitril.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—De
acuerdo. Que madre siga durmiendo entonces. Y que Gokurella se quede encerrada.
Se lo merece por sangre sucia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Sangre
sucia?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Muggle…
Por mugglienta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
la noche del baile sucedieron muchas cosas. No las contaremos todas porque las
reglas mágicas dictan que la historia debe caber en apenas cuatro pétalos de
culofolio. Lo importante es que nuestra querida Gokurella lloraba desconsolada
mientras contemplaba la luna por el ventanuco del sótano. Los tintineos de los
carruajes que viajaban hacia el castillo le llegaban con la claridad de una
grabación Dolby Atmos. «Ay», se
lamentaba Gokurella «Sí tan solo pudiera escapar de aquí para ver a mi hermoso
Voldemort. No necesito bailar con él ni tocarlo. Me conformaría solo con verlo.
¡Ah! Estoy tan frustrada que podría lanzar un <i>kamehameha</i>, sea lo que sea».
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Y
era cierto. Tan contrariada estaba Gokurella que no vio descender la chispa de
luz por la ranura en el entretecho. La chispita flotó graciosamente por toda la
instancia hasta situarse delante de su vista. Entonces explotó con un ligero
chasquido y, sobre una flor de loto, apareció un pequeño sabio de barba blanca
y gorro de lana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Y
esto? ¿Quién eres tú? —Se sorprendió Gokurella.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Soy
Osho, querida, el gurú de los santos inocentes. Estoy aquí para concederte un
deseo, y también para decir algunas frases trilladas. Por ejemplo: «La vida es
el equilibrio entre el descanso y el movimiento».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No…
no entiendo. ¿Me ayudarás a ir al baile y ver al príncipe?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Eso
es lo que deseas? ¿Pensaste alguna vez que la vida comienza cuando termina el
miedo? ¿O que cierta oscuridad es necesaria para ver las estrellas?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Pero
entonces…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡No
hay tiempo ni espacio para chácharas! Deseo concedido. Vestido, peinado,
maquillaje y un hermoso carruaje que te llevará directo al castillo. Ah, y el
candado de tu habitación: ¡Puff!, esfumado. Seguro que me olvido de algo, pero
qué más da. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
legendario Optimus Prime sacudió la cabeza confundido al ver acercarse a la
muchacha. ¿Qué extraño mundo era ese? La chica le preguntó si él era su
carruaje, cosa que lo confundió aún más. Decidió preguntarle a la muchacha si
había visto a Megatron, y entonces, por un largo rato, todo el mundo permaneció
confundido. «Necesito ir al castillo que está al oeste. Tal vez ahí encuentre
al Sir Megalodón» dijo la muchacha y Optimus decidió que a falta de un mejor
plan podía intentarlo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Durante
el viaje hablaron poco y lo poco que hablaron no sentó las bases de un diálogo
eficiente. A ambos les llamó la atención el brillo surrealista de un cometa que
surcaba el cielo, pero cada cuál le atribuyó una explicación distinta. Cruzaron
campos labrados y valles hasta las murallas del reino y, una vez franqueadas (en
realidad Optimus las destrozó como si fueran cajas de cartón), pudieron atisbar
el gran castillo de Namek. «¿Qué es eso?» preguntó Optimus «¿Un rudimentario <i>garage</i>
de piedra? ¿Y por qué sale fuego de su interior?» Pero la chica abrió grandes los ojos y exclamó:
«¡Mi amado príncipe está en peligro! ¡Debemos acudir en su ayuda!». Optimus
Prime, líder de los autobots, orgulloso hermano de los siete grandes, no
necesitó más aliciente para hacer rugir su motor. Esas chispas azules eran el
sello inconfundible de su archienemigo. El flamante camión aceleró y, en los
metros finales, cobró la forma de un robot acunando con celo a Gokurella en su
interior. Con sus poderosos puños, se abrió paso a través de las puertas del
castillo y se irguió imponente entre las llamas y el humo. Por debajo de sus
piernas, los invitados a la gala huían despavoridos. Muchos estaban al borde de
la asfixia o malheridos y se arrastraban lastimosamente sobre las alfombras. Gokurella
alcanzó a ver a sus hermanas. Ambas tenían los cabellos envueltos en llamas pero
aun así intentaban disputarse un ridícula mandolina. «Que se jodan» pensó. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Optimus
Prime hizo contacto visual con su némesis y se cuadró para la lucha. Megatron estaba
de pie junto al trono. El cadáver ensangrentado de un flacucho pálido yacía a
sus pies en mala postura. Al verlo, Gokurella lanzó un grito desgarrador.
Megatron sonrió y estiró el brazo con la palma abierta hacia arriba. Ahí estaba
el combinador de mundos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Detente
Megatrón, no lo hagas más difícil. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
malvado decepticon no logró responder. Porque en ese momento, justo cuando el
reloj marcó las doce, un asteroide golpeó el castillo con inmensa violencia
lanzando toneladas de roca, madera, seres humanos y robots por el aire. De entre
las ruinas humeantes y la desolación se irguió un extraño ser. Su mirada severa
barrió el horizonte de izquierda a derecha. La piel que recubría sus músculos
era blanca, tachonada con láminas violetas. Optimus se incorporó para
observarlo mejor. Desde el interior abollado y maltrecho de su carruaje,
Gokurella hizo un gesto de desagrado «Tiene el aspecto de una zapatilla
deportiva» Pensó. «Y, por algún motivo, lo detesto con toda mi alma». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
criatura se agachó y recogió un extraño artefacto de cobre. Lo hizo girar en
sus manos y, antes de que pudieran advertirle, presionó el botón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡No!<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: Algerian; font-size: 26.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">E</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">n un lugar de la Mancha, de cuyo nombre
prefiero olvidarme, vivía un hobbit…<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">***<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Consigna:
Escribe una versión cómica del clásico la cenicienta ambientada en el planeta
Namek durante la invasión de Freezer<o:p></o:p></span></b></p>
<b><div style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Seudónimo: Síndrome de
Marfan</span></b></div></b>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-38541255564184824672023-07-05T09:57:00.001-07:002023-07-09T17:02:47.847-07:00Lo más extraño fue…<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Aviñón.
Palacio Papal. Mayo de 1320.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
camarlengo subía los escalones de piedra rosa de dos en dos. Se sujetaba la
sotana con ambas manos y su respiración, apenas un resuello imperceptible,
ahora era un jadeo asmático. Sabía que el pontífice estaba reunido en la sala
capitular con los obispos, concretando el próximo sínodo y que era un
atrevimiento interrumpir las comandas eclesiásticas. Pero era una información
que el santo padre tenía que conocer de primera mano. El largo pasillo se le
hizo eterno, una luz diáfana se colaba por los amplios ventanales del palacio.
El día se abría paso por una primavera que olía a lavanda y tomillo. La brisa
de la campiña francesa movía las elegantes cortinas y los hermosos tapices, las
campanas anunciaban los rezos vespertinos… A cada lado de la puerta dos
templarios le cerraron el paso con sus picas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─¡Es
asunto de urgencia para su Santidad! ─Indicó. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Juan
XXII le miró imperturbable cuando el muchacho abrió los portales y supo
descifrar en el rostro acalorado de su joven secretario que debía posponer la
reunión.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─¡Sus
Santidades me disculparan, pero aquí mi camarlengo me trae noticias que en pos
de su valor de cercenar esta comitiva deben ser importantes! ¿No es así, Luca?
─El joven asintió.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
obispos se levantaron sin hacer ruido y uno a uno se despidió del santo varón
besándole el anillo piscatorio. Al abandonar la sala aún perduraba el aroma
floral de sus distinguidos perfumes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─Y
bien… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
camarlengo, a un amago del santo pontífice, se acomodó en uno de los elegantes
sillones. Justo a su derecha, ya que sabía de antemano que era por ese oído por
el que mejor escuchaba.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─¿Recuerda
a Guilhlem Bélibaste, su Excelencia? ─Preguntó sin querer levantar mucho la
voz, como si temiera que los muros escucharan desde la fría piedra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─Claro
que lo recuerdo, Luca. Bastantes quebraderos de cabeza me han dado esos herejes
cátaros. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─Después
de las divinas intervenciones de sus antecesores, sobre todo de su Excelencia
Gregorio IX y usted mismo como fiel seguidor de ese sendero, padre, los cátaros
han sido borrados de la faz del mundo casi en su totalidad. Pero Guilhlem
Bélibaste, considerado el último “perfecto”, el último gran cátaro con
ambiciones de propagar su paganismo, se ha escapado de la cárcel de Carcassone,
donde esperaba su juicio, tras asesinar a un hombre del Señor en Villerouge-Termenès.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
santo padre arqueo las cejas y su rostro pasó de la sorpresa a estar sumamente contrariado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>─¡La Iglesia no se puede permitir que esa ola
de herejía retome una vez más su fuerza! ¡Cuán costoso fue para las arcas
eclesiásticas la creación de la cruzada albigense en colaboración con el rey de
Francia, para exterminar esas malas hierbas! ─Bramó el santo varón arrascándose
la papada y removiéndose en el sillón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─Es
por ese motivo, tras conocer la noticia, vine presto a pedir su sabio consejo y
proceder, Excelencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─Ponte
en contacto con Arnaud Sicre, hombre de confianza de la santa Inquisición franca
─ordenó con firmeza Juan XXII─. Él sabrá que hacer. Es como un sabueso. Dará
con su paradero.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Tirvia.
Cataluña. Julio de 1320.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Pierre
Penchenier se afanaba sobre el telar con cara de concentración. Fabricaba una
alfombra de lana de oveja xisqueta que tenía que entregar al señor feudal de
Tirvia a finales de aquella semana… Desde su llegada a la aldea había sido
recibido de buen grado por sus habitantes. Aquel lugar, escondido en los
pirineos, era seguro. Tras su paso por otros pueblos tuvo que huir hasta allí
para sentirse a salvo, ya que aquellas poblaciones eran más grandes, con el
consiguiente peligro del paso de más gente por sus mercados artesanos y calles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En el pueblo sabían que era un “Bon Home”,
pero nunca habían tenido en el pasado problemas con otros gentiles. En su
mayoría, procedentes de Occitania, solían ser gente con recursos dispuestos a
ayudar sin pedir casi nada a cambio, debido a sus castas creencias. Pierre, en
el fondo, lo que deseaba en lo más profundo de su alma era convencer a los
máximos oriundos de la aldea. Transmitir el bautizo que garantizaba la
autentica salvación con el consolamentum. Imponer sus manos sobre sus frentes
impuras y que la verdadera luz de Dios les alejara del mundo terrenal del
Diablo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Mientras
hilaba en el taller el “perfecto” era observado detenidamente desde la esquina
de un caserón de piedra y paja. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Sabía
que era él…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Una bolsa titilante de mancusos tuvo la gran
virtud de recuperar la memoria y soltar la lengua de un lugareño. Eso ocurrió
mientras bebía una jarra de vino en la única posada de la aldea y puso frente
al tabernero las monedas. Le había perdido la pista en Narbonne y supo que
había cruzado a Cataluña por Collioure. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Tras
diversas indagaciones por todo el pirineo catalán supo que inicialmente se
había establecido en Morella. Tras una breve estancia pasó a San Mateo donde
intentó sin frutos crear una nueva comunidad de herejes. Se hacía llamar Pierre
Penchenier. Pero su verdadero nombre era: Guilhlem Bélibaste, el último gran
“perfecto”. Y tenía que denunciarlo ante el corregidor del condado de Foix.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Diez
días después, una comitiva formada por seis soldados, un sacerdote de la
Inquisición y el agente de confianza Arnaud Sicre, entraron en la plaza de
Turvia con un carro arrastrado por dos percherones tordos. Guilhlem los vio
llegar desde su taller. Aunque aún estaban lejos pudo apreciar como uno de los
hombres señalaba hacia su modesto lugar de trabajo. Sabía a lo que venían, pero
no huyó. Con suma tranquilidad siguió doblando mantas colocándolas <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en un enorme cesto de mimbre. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─¡Pierre
Penchenier, cuyo nombre verdadero es Guilhlem Bélibaste, pagano cátaro!
─Comenzó el sacerdote que se había adelantado hasta la puerta del obrador─. En
nombre de la ley del conde de Foix, de la santa Iglesia y por mandato supremo
de su Excelencia Juan XXII, se procederá a su arresto por el asesinato de un
hombre de la curia y por practicar la herejía, alejándose de los designios de
nuestro Señor Jesucristo. ¡Prendedle!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Colocaron
sobre su cuerpo tres cadenas voluminosas, rodeándole desde la cabeza a los
tobillos. Abandonaron el pueblo bajo abucheos y lanzamiento de verduras
podridas. Los que antes le habían acogido con amabilidad y civismo, ora le
insultaban y despreciaban. Mostrando ante el poder de la Iglesia su estricta
sumisión.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Guilhlem
Bélibaste, no se quejó ni una sola vez mientras avanzaba lentamente por los
estrechos senderos montañosos. A veces rodaba sobre el albero y los guardianes
le pinchaban con sus picas. Podían haberlo introducido en la jaula que
conducían los caballos. Pero el sacerdote les explicó que aquel cuerpo impuro y
diabólico tenía que redimir sus pecados por la gracia del dolor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Tras
más de quince horas otearon en la lejanía la villa de Castellbó. Fue ahí, justo
cuando accedieron al camino principal que les llevaba hasta la población del
valle de Urgel, cuando le levantaron del piso y lo metieron en la jaula. Estaba
herido por infinitas partes. Sus pobres vestiduras estaban hecha jirones y sus
labios cortados por la sed. Uno de los guardianes se apiadó de él y le dejó
mojarse los labios en un instante que el sacerdote estaba despistado… El
crepúsculo teñía de sombras los pirineos…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Tres
días estuvo torturándole Arnaud Sicre. El sacerdote de la Inquisición le dio
venia para que mediante la purga confesara sus pecados. Comprobó mediante sus
propias y maltrechas carnes su habilidad para manejarse en el arte del castigo…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Lo
subieron al “Potro”. Sintió como las cuerdas se iban tensando a cada giro de la
rueca y sus huesos se descoyuntaron con un dolor insufrible. Pero no gritó…
Mientras el “inquisitor” ordenaba otra vuelta, pensó que Dios les había dado
aquella carcasa de carne para lograr el tránsito a la pureza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Al día siguiente le aplicaron “El tormento
del agua”. Litros del líquido vital se vertieron a través de un embudo en su
esófago y su estómago se infló como un globo hasta casi romperse. Pero no
confesó… Negó el bautismo falso, la eucaristía de la falsa iglesia cimentada en
la riqueza y la ostentación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
tercer día le sentaron en una banca atado de pies y manos. Los torturadores le
abrieron la boca y le introdujeron la “Pera”. Instrumento usado para la herejía
cuando se ejecutaba en el órgano bucal… Cuando Arnaud Sicre activó los
tornillos, el malévolo instrumento se abrió lentamente dentro de su boca,
destrozándole dientes y carne. Pero él, firme, escupiendo esputos de sangre,
siguió en sus treces…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Aquel amanecer lo llevaron hasta la plaza
principal de Castellbó. Iba tirado sobre la jaula, ya que no podía mantenerse
en pie… La turba, a su paso, le lanzó todo tipo de comida podrida, heces y
piedras. El griterío era tal que solo se distinguía la palabra “Hereje” por
encima de las voces y los insultos. Desde su posición fetal pudo ver el cadalso,
la inmensa pira de madera. Sonrió al observar al unísono a un halcón que
sobrevolaba el campanario, que doblaba las campanas en un réquiem.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Lo
ataron a la pira… El sacerdote, en un último intento de que se acogiera a la fe
cristiana, le acercó la biblia a sus heridos labios. Sin embargo, le sonrió con
la boca destrozada negando con la cabeza… A la orden del inquisidor prendieron
fuego a la hoguera. Justo antes de que el fuego salvador prendiera sus ropajes,
los que estaban cerca pudieron oír sus últimas palabras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─¡Después
de seiscientos años, el olivo volverá a reverdecer sobre las cenizas de los
mártires!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Todos
se quedaron en silencio ante aquella profecía pronunciada, hasta la multitud. Solo
se oía el crepitar de las llamas y de repente un terrible grito que se perdió
por el valle hasta llegar a las nevadas montañas pirenaicas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Aviñón.
Palacio Papal. Agosto de 1320.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Su
Excelencia Juan XXII, dejó de comer un racimo de uvas y se limpió las manos
cuidadosamente antes de abrir el sobre lacrado que su camarlengo le había
traído. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Una
gran sonrisa fue adueñándose de su rostro al leer el contenido de la carta.
Noticias de Castellbó, buenas noticias. Habían acabado con el último gran
cátaro. La mala hierba había sido erradicada. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Lo
más extrañó fue, al leer el último párrafo donde referían la profecía vertida
por el “perfecto”, que sintió en lo más recóndito de su alma como un afilado
estilete desgarraba sus puras carnes. Como <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el legado de aquellos “Bons<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Homes” que con tanto esfuerzo quiso borrar,
no se perdería en los anales de la historia… Que su lucha al fin y al cabo
había sido inútil, yerma…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
sonrisa, de golpe, abandonó su rostro abotagado…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Consigna:
Escribir un relato de género episcopal bajo el título: “Lo más extraño fue…”<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Por:
Gato negro.<o:p></o:p></span></b></p>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-40230908224134028212023-07-05T09:55:00.000-07:002023-07-09T17:02:47.977-07:00La inclinación verde<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—El
rostro mirando un poco más hacia su derecha, por favor.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Bien.
¿Así?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Sí,
así.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Me
lo pide en cada sesión.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Eso
es porque en cada sesión adopta la postura equivocada.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ya,
entiendo. ¿Por qué está haciendo mi retrato, Handsen?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Me
ha contratado su padre. Debería saberlo. Uf, ese verde de su vestido me está
dando dificultades. Nada que no pueda resolver, pero…<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No
es eso lo que dicen. Murmuran que usted le pidió expresamente realizar mi
retrato. Que casi se lo rogó, aprovechando la amistad que él y su padre
mantienen desde hace muchos años.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Puede
ser.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Puede
ser?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Si,
eso, puede ser. —Las finas facciones del pintor muestran una breve desazón.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No
me dé ese tipo de respuestas vagas. Me está faltando al respeto que me debe.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Le
pido perdón, lady Chatterfield. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Y
yo se lo concedo, Handsen. Ahora, dígame por qué pidió a mi padre ser el autor
de mi retrato —repone irritada, mientras fija la mirada en el pintor.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No
me mire, mire hacia su derecha. No avanzaremos si cada dos por tres desvía su
rostro.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Sí,
perdón. Pero contésteme de una vez.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Bueno,
eeh… Fue una especie de apuesta.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Una
apuesta? ¿De qué tipo?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Bien,
a ver. Crucé una apuesta con un colega. Le desafié a que dibujara una escena
amorosa. Un reto sencillo. Él, a cambio, me pidió algo que, iluso de él,
consideraba un imposible. Me desafió a que pintara con el fulgor de la belleza
un, cof cof, un r</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif;">o</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">s</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 9.0pt; line-height: 107%;">tro</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 8.0pt; line-height: 107%;">asimétrico</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Un
qué?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Un
r</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif;">o</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">s</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 9.0pt; line-height: 107%;">tro</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 8.0pt; line-height: 107%;">asimétrico.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Hable
en voz alta, por favor.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Un
rostro asimétrico.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Cómo?
¿Qué pretende decir?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No
se enfade, mi querida dama. Su nariz torcida, quiero decir, ligeramente
inclinada, es famosa en todos los salones de la ciudad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Pero!
¡Es el peor insulto que he oído en toda mi vida! —exclama azorada, mientras
comienza a recoger los pliegues de su falda con el rostro encendido.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Por
favor mire hacia la derecha.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ah
sí, perdón. No, espere, ¿qué estoy diciendo? ¡Estoy indignada!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Aguarde,
lady Chatterfield, por favor. Por favor —repite, mientras sus ojos traslucen un
ligero dolor.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Está
bien, tiene un minuto para explicarse, antes de que le despida.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—La
belleza es simetría. Pero su opuesto no implica fealdad. Créame, <i>milady.</i>
Ahora mismo, aquí, en París, hay un pintor español que está rompiendo todos los
cánones establecidos en el arte. Ha creado una obra… «Las señoritas de Aviñón»,
creo que la ha llamado. No encontrará en ella ninguna simetría. Hasta puede que
choque profundamente a quien se enfrente a la misma por primera vez. Pero
olvidada la primera impresión, si se sumerge en ella, empezará a percibir una
belleza que va mucho más allá de lo académico.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Me
está llamado deforme, o profundamente bella? —Y en su rostro se adivina la
duda, un falaz equilibrio entre la oscura vanidad y la hirviente indignación.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No
sé qué le estoy llamando, santo Dios. Solo sé que mi colega acertó con el
desafío. Porque, desde hace años, desde que la conocí en casa de Haterzwicz, mi
único sueño ha sido plasmar su belleza: Sus ojos tristes y verdes, sus dulces
comisuras, su lacio cabello castaño, su nariz que pregona al mundo entero que
lo imperfecto existe, y que está en este mundo burgués para que lo disfrutemos,
y lo hagamos nuestro, como… ¡Como a mí me gustaría hacerla mía, Beatriz!
Espere, por Dios, no se vaya, ¡déjeme explicarle el sentido de este ramillete
de incoherencias absurdas, que no he podido evitar que salgan de mi boca!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Cómo
se atreve! Yo, yo… nunca supuse que usted, que usted… y lo que me dice de mi
nariz. ¿No sabe lo que me hace sentir todos los días de mi vida? ¿No puede
sospechar la burla de la que soy objeto por todas mis supuestas amigas? Sé que
nunca voy a ser desposada por amor. ¡Pero no hace falta que usted venga a recordármelo!
¡Oh, Dios! Estoy muy confusa, no sé qué siento ahora en mi alma.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Está
usted ruborizada hasta el tuétano, roja como la sangre, colorada como las más
tiernas berenjenas. ¡Oh, es glorioso, sentir su exaltación, su ira, su ansia
animal! Llevo tres semanas pintándola, y no había podido alcanzar hasta ahora
ese ser indómito que ahora usted me permite disfrutar en su más intensa
exaltación. ¡Ojalá le hubiera dicho esto mucho antes! Beatriz, sé lo que usted
siente, créame. Yo también soy objeto de escarnio todos los días. El mundo
académico se burla siempre de mi arte. Para poder costear mi absurda aunque
lujosa existencia, debo pintar por las noches aburridos bodegones, que firmo
bajo otro nombre y que, la verdad sea dicha, se venden como rosquillas, pero que
no me aportan nada salvo dinero, son obras vacías y sin alma. Pero su rostro,
su cuello, ¡su púdico regazo me motiva hasta lo más íntimo!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿C-cómo?
Le expreso mis más íntimos sentimientos y usted hace befa de los mismos, y
luego se insinúa. Es cierto que su delicadeza estas tres semanas me ha
conmovido secretamente, eso debo reconocérselo. ¡Pero esto es inaceptable!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Qué
es aceptable y qué es inaceptable, mi amada Beatriz? Escuche a su espíritu,
olvídese de las convenciones burguesas que atenazan al millón de almas que
moran en esta ciudad sodomita. Aprenda a sentir la esencia animal que lleva
dentro, la que, según me ha reconocido, he logrado despertar poco a poco
mientras pintaba su alma con toda mi alma. Le voy a decir una cosa, yo… ¡Ah,
señor marqués, buenas tardes! Qué sorpresa, ejem, usted por aquí.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Si,
yo por aquí, ¿De qué hablaban?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Naaada,
de París en verano, de cómo no es conveniente calentarse demasiado, esto, sí,
eso.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Puedo
ver sus avances en el cuadro? —inquiere mientras se acerca con paso firme hacia
el pintor.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Por
supuesto, lo tengo casi acabado, creo que le va a gustar.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Eso
espero, mis buenos dineros me va a ¡¡AAAAHHHH!! ¡PERO QUÉ ES ESTA
HORRIPILANCIA!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Espere
marqués, todo tiene su explicación. ¿Conoce a Picasso? Ahora mismo, en una buhardilla
de París, ha pintado el primer cuadro de un nuevo estilo, lo llaman cubismo, un
cuadro que ha roto todos los cánones de…<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡DÉJESE
DE CÁNONES! ¿Qué oscuro rincón de su estúpida y obtusa mente ha dado a luz
semejante despropósito? Es todo de un solo color, solo verde en tres diferentes
tonalidades. No tiene perspectiva, ni siquiera tiene el mínimo parecido con mi
amada hija. Y la pone sosteniendo dos pinceles. ¡Esto no es pintura ni es nada!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Alto
ahí, marqués, eso no es cierto. Fíjese en su nariz, cómo la he pintado, refleja
exactamente su inclinación, famosa en todos...<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Pero
cómo osa! ¡Nunca habría esperado tal insulto de su parte! ¡Y pensar que me
habían advertido de su extraño gusto! No debí ceder ni aun por la amistad que
me une a su padre. Beatriz, recoge tus
cosas, nos vamos. Y usted, no va a volver a ver a mi hija, ni a mí, y puede
meterse ese cuadro en el rincón más oscuro que tenga. ¡Adiós!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
marqués agarra a su hija del brazo y sale precipitadamente del estudio de
Handsen. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Espere,
marqués por favor. ¡Beatriz! ¡Beatriz!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Handsen!
¡Handsen! Yo, usted, oh…<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Padre
e hija salen definitivamente de la estancia, que queda sumergida en un áspero
silencio. Handsen deja lentamente la paleta y los pinceles en la mesa de
trabajo. Se aproxima a la ventana, y ve a través del cristal la elegante calle
donde está situado su estudio. Contempla al marqués andando con rabia por ella
mientras arrastra a su hija, a la que sujeta con fiereza del brazo. En el
último momento, antes de que doblen la esquina, Beatriz Chatterfield, a quien
se le ha soltado el rodete y cuyo cabello ondula ahora gloriosamente con la
brisa veraniega, gira la cabeza, y lanza una mirada suplicante y desesperada al
pintor. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Una
mirada que habla de noches en vela, de ansias que rasgan almas, de acres
vergüenzas y solitarias veredas. Una mirada que le traspasa el alma.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
marqués y su hija ya han desaparecido. El pintor respira hondo. Con los ojos
húmedos, coge un trapo y deshace con él la extraña pintura verde protocubista
que estaba terminando. Quizás pueda todavía aprovechar el lienzo para hacer un
nuevo bodegón.<o:p></o:p></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">------------------------<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 90%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -45.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: right;"><b><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 90%; mso-fareast-font-family: Arial;">Consigna: R<span style="color: #050505;">elato de comedia dramática sobre la imagen enviada por
Sunny<o:p></o:p></span></span></b></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 90%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -45.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: right;"><b><span style="color: #050505; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 90%; mso-fareast-font-family: Arial;"> </span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;">
</p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><b><span style="color: #050505; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: Arial;">Seudónimo: Igor Náhuat</span></b><b><span style="color: #050505; font-family: "Arial",sans-serif; mso-fareast-font-family: Arial;">l</span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMsbhVCztwpbAZoUNzOIOuZicQOauCYlow4yypc2krxFLX4Ap6PzdsSzlnqx54lRaCmAABkk7gnYaiHC8n8WvgbfTDWV6_k32fwX74_OoNgvax2nqOXBIw0DnyabSO6sVxwccxzq-LHKEv37imw1AeTCQKacR5AhS2KnSBgPPmjlCDYqfFikjHIUEe9T8/s511/bdf.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="511" data-original-width="400" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMsbhVCztwpbAZoUNzOIOuZicQOauCYlow4yypc2krxFLX4Ap6PzdsSzlnqx54lRaCmAABkk7gnYaiHC8n8WvgbfTDWV6_k32fwX74_OoNgvax2nqOXBIw0DnyabSO6sVxwccxzq-LHKEv37imw1AeTCQKacR5AhS2KnSBgPPmjlCDYqfFikjHIUEe9T8/w501-h640/bdf.png" width="501" /></a></div><br /><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><br /></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-79347604959350872652023-07-02T05:47:00.005-07:002023-07-09T17:02:48.494-07:00El Flautista<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Abuelo,
abuelo! Cuéntame alguna de tus historias de cuando eras policía y detenías a
los malos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Pero
si ya te las sabes todas —respondió el anciano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Me
da igual. Me gusta oírlas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> ** ** ** <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Pues
el caso más difícil que he tenido en toda mi carrera ha sido el de <i>El Flautista</i>; por muchas razones: las
pistas eran pocas (los niños no se fijan en los detalles), se ocultaba en las
alcantarillas y las huellas desaparecen con facilidad y, la más dura de todas,
me tocaba en lo personal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Ocurrió
en el año 2014. Recibimos una denuncia por la desaparición de dos niños
pequeños, uno de los cuales apareció muerto en un hospital poco después. Había
muerto por una subida de azúcar; era diabético y el secuestrador le había dado
golosinas para alimentarle.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Unos
días después, por casualidad, nos encontramos con un hombre desaliñado hablando
con un niño y, enseguida, sospechamos. Cuando llegamos a su altura, estaba
intentando llevárselo por la fuerza. Al sorprenderle, comprendió que no podía
escapar con su víctima, soltó al niño y se refugió en un edificio abandonado. Le
dije a mi compañero Vega que se quedara con él, que yo perseguiría al sospechoso.
Tras recorrer gran parte del edificio encontré al secuestrador. Estaba oscuro,
por eso llevaba mi linterna. Por fin pude localizarle y le apunté con la
pistola y la linterna. Estaba de espaldas y buscaba un lugar por el que
escabullirse.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Alto,
Policía! No te muevas. —Fue entonces cuando se paró y se dio la vuelta. Pude
ver el destello azul de sus ojos y una flauta travesera metida en la cinturilla
del pantalón. Ahí me quedé petrificado. Mis ojos y mi cerebro me engañaban.
Frente a mí se encontraba mi mejor amigo de la juventud: Fernando. Pero no
podía ser él, porque había muerto en el incendio del sanatorio donde estaba
ingresado tras haber matado a otros dos amigos del grupo. Estaba mucho más
delgado, sus pómulos se marcaban y los ojos los tenía hundidos. El pelo rubio
estaba sucio y mal cortado. Levantó el labio superior en una especie de sonrisa
y pude ver que los dientes incisivos los tenía largos y afilados como los de
una rata. No fui consciente de nada de lo que pasó después, hasta que me vi en
la calle junto a mi compañero y el niño. El sospechoso había escapado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Lo
peor de todo no era explicar que el secuestrador se me había escapado, si no el
motivo por el que lo había hecho. La gente iba a pensar que estaba loco. ¿Cómo
podía haber visto a mi amigo muerto? Pero estaba seguro de que era él. Tu
abuela notó enseguida que me pasaba algo y, como buena periodista que era, no
paró hasta descubrir el qué. Cuando se lo conté no daba crédito.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Sí,
me pasa algo, es algo muy raro y de lo que me da miedo hablar. No quiero que
nadie me tome por un loco. Te he estado engañando; a ti y al resto. El otro
día, cuando perseguimos al secuestrador y entré en la fábrica, sí que vi su
cara. Lo tuve enfrente y estuve a punto de detenerlo, pero me quedé bloqueado.
—Guardé silencio porque no sabía por dónde continuar.<span style="background: yellow; mso-highlight: yellow;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No
pasa nada. Ahora que le has visto la cara, podrás identificarlo en alguna foto
y será más fácil que lo detengáis.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No
me hace falta identificarlo en fotos.<span style="background: yellow; mso-highlight: yellow;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Lo
conocías, ¿verdad? ¿Quién era?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Fernando.
—Las lágrimas comenzaron a escapárseme por la comisura de los ojos—. El
secuestrador era Fer.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Esta
vez fue tu abuela la que se quedó de piedra y sin poder articular palabra. De
todas las respuestas posibles, aquella nunca se la hubiera podido esperar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Pero...
no puede ser. Fernando está... está... —Ahora era ella chica la que había
comenzado a llorar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Muerto.
Lo sé, pero aquellos ojos... Cuando el tuve al secuestrador frente a mí y le
apunté, me miró a los ojos, y no me cupo la mínima duda. Aquella mirada la
conocía muy bien. Los ojos que me miraban no podían ser de nadie más que los de
Fer.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Pero
eso no es posible. Yo misma vi cómo lo enterraban.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Lo
sé, por eso aún no me lo creo. Desde entonces le estoy dando vueltas y todos
los caminos me llevan al mismo sitio: que tuve una alucinación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Desde
aquel momento, tenía dos casos diferentes: encontrar al secuestrador de niños y
resolver el misterio de mi amigo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Tras
el secuestro fallido, el niño nos contó que el sospechoso le había atraído con
una melodía, como si estuviera hipnotizado. A Vega le recordó al cuento de <i>El Flautista de Hamelin</i> y fue así como
le bautizamos. Nos dijo también que la música, en un primer momento, había
venido de las alcantarillas, para después conducirle a la puerta del cuarto de
mantenimiento de un viejo depósito de agua, que fue allí donde le encontramos
nosotros. Y, a raíz del secuestro de otros dos niños, las investigaciones nos
llevaron al subsuelo de Madrid.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Respecto
del misterio de mi amigo, investigué con mi compañero en los ratos que nos
dejaban los otros casos. La abuela también hizo sus averiguaciones y
descubrimos que en el momento del incendio, uno de los pacientes nunca fue
encontrado, pero no se correspondía con mi amigo. Era un hombre con una
complexión similar a la suya, sin familia que pudiera reclamar el cuerpo. Todos
los cadáveres estaban completamente calcinados, por lo que tuvieron que ser reconocidos
por las pertenencias que llevaban encima y el de mi amigo Fernando fue
identificado por sus padres gracias a una medalla que no se quitaba nunca y con
el fuego se soldó a su cuerpo. Posteriormente supe que otro interno se la había
robado. Conseguí que los padres dieran el visto bueno a la exhumación y se sacó
un molde de la dentadura del cadáver, que se comparó con las mordeduras que
presentaban los dos amigos a los que mató, y no eran coincidentes. El cadáver
enterrado no era el de Fernando.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Buscamos
por las alcantarillas a la vez que vigilábamos por el exterior los parques y
colegios para evitar más secuestros. Unos meses después, localizamos el
paradero de los niños, que nos dijeron que el secuestrador les había encerrado
en un cuarto rodeados de ratas y arañas, a las que les tenían pánico. Decidimos
esperar en el lugar a que llegara de nuevo el sospechoso y, cuando abrió
aquella puerta y la baja iluminación mostró su rostro, no tuve la menor duda:
era Fernando.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Echó
a correr por las galerías subterráneas con nosotros persiguiéndole. Íbamos
Vega, <i>El Caudillo</i>, Martín y yo tras
él; cuando se metió en un habitáculo húmedo y pequeño, del que no tenía
escapatoria. Sin embargo, cuando llegamos a la sala nos la encontramos
totalmente vacía. Fernando se había esfumado. Peinamos toda la zona sin poder
dar con él. Tras días de búsqueda sin resultados, y con los niños a salvo,
nuestras prioridades pasaron a ser los nuevos casos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Y
ahora viene algo que nadie sabe (ni siquiera tu abuela), algo que no he contado
nunca y de lo que no me siento orgulloso. Juré no desvelarlo hasta el día de mi
muerte, pero son ya muchos años de secretos y necesito desprenderme de esta
carga, o el día que me llegue la hora no descansaré en paz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Unos
meses después, regresé de visita al pueblo y fui a ver la tumba de Cristóbal y
Arturo, mis dos amigos que Fernando había matado. Una melodía de flauta me
envolvió. Provenía del bosque que estaba detrás del cementerio. La música era
cautivadora y, sin saber cómo, me encontré siguiendo su rastro. Estaba como en
trance. Cuando llegué al origen de la misma volví en mí y me encontré cara a
cara con Fernando. Estaba más delgado que cuando estuve a punto de detenerle en
el edificio abandonado. Lo primero que hice fue llevarme la mano a la pistola,
que siempre la llevaba encima, y desenfundarla para apuntarle. Fernando
enseguida, levantó las manos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No
quería hacerles daño. —Fue lo primero que dijo. Eso hizo que relajara un poco
mi tensión y bajara unos centímetros el arma para mirarle a la cara—. A los
niños digo. No quería hacerles daño. Solo quería ayudarles. Tenían miedo a las
ratas, igual que lo tenía yo, y quería curarles como me curé yo. —Fernando
había bajado las manos y se las frotaba una contra otra y, a veces, contra la
cara en un gesto que me recordó a un hámster.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">»Hice
con ellos la terapia de choque hicieron conmigo Cristóbal y Arturo:
enfrentarles a su miedos. Pero les he causado más daño del que pretendía
reparar. —Otra vez las manos frotaban su cara—. Quiero que me ayudes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Fer,
tengo que detenerte, lo sabes, ¿verdad? —le dije.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No.
¡No me puedes detener! —Se alteró un poco, pero enseguida relajó la posición—.
No serviría de nada. Como la otra vez. Me encerrarán en un manicomio diciendo
que estoy loco. Me darán pastillas, me llevarán a terapias y experimentarán
conmigo, pero eso no servirá de nada. Como la otra vez. Seguiré siendo
peligroso para los demás. Necesito que me mates. Muerta la rata se acabó la
rabia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Pero…
—intenté montar un argumento en contra de aquella nefasta idea, pero Fernando
me cortó enseguida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Yo
no puedo hacerlo. Lo he intentado varias veces, pero soy tan cobarde como una
rata para quitarme la vida. Además, no quiero que encuentren mi cuerpo. Mis
padres no se merecen volver a pasar por ese calvario. —Entonces los ojos se le
llenaron de lágrimas y reconocí a mi antiguo amigo. Aquel que había perdido
varios años atrás por culpa de una mala broma de Cristóbal y Arturo que acabó
en tragedia para todos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Y
así lo hice. Ayudé a mi amigo y lo enterré en las inmediaciones de la Sierra
del Lobo. Puse algunas piedras encima para que no fuera desenterrado por los
animales y lloré. Lloré todo lo que tenía que llorar, acumulado durante mucho
tiempo. Y, en verdad te digo, que fue una liberación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> ** ** **<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ahora
tienes que prometerme que nunca le contarás esto a nadie, y mucho menos a la
abuela.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Con
quién habla, señor Murillo? —preguntó uno de los celadores que pasaba por el
pasillo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Con
mi nieto. Le estoy contando como resolvimos el caso del <i>El Flautista</i>. Ha venido a visitarme y quiere que me vaya con él y
su madre unos días al pueblo a ver mi mujer.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Muy
bien, que disfrute usted de sus vacaciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
celador, al igual que todo el personal del hospital, sabía que Lucas era viudo,
y había perdido a su hija y su nieto en un fatídico accidente. También sabía
que, de vez en cuando, hablaba solo y decía estar contándole una historia a su
nieto. Le gustaba seguirle la corriente, si el viejo era feliz así, ¿quién era
él para llevarle la contraria?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Lucas
miró hacia atrás desde la puerta, cogido de la mano del niño, y vio a un viejo
tumbado en la cama y a algunos médicos y enfermeras intentando reanimarle. No
podrían hacer nada por él. Pero a él no le importaba, porque estaba con su mujer,
su hija y su nieto: sus mayores tesoros.<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Escribir un cuento policial con un
buen <i>plot twist</i> al final<o:p></o:p></span></b></p>
<b><div style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Solitaria</span></b></div></b>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-58013651799291733422023-06-18T14:25:00.000-07:002023-06-18T14:25:05.568-07:00La caja<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">Ese día el grupo de<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>investigadores<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se aventuraban en
las tierras inhóspitas y desconocidas de las Montañas de la Desolación. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">El equipo, liderado por el renombrado Dr. Benjamin Carter,
estaba compuesto por el montañista David Morgan, y cinco obreros. Juntos,
habían decidido desentrañar los secretos ocultos de aquel lugar enigmático.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">Tras semanas de expedición, el equipo llegó a un rincón remoto,
un claro solitario donde la luz del sol apenas penetraba entre las densas copas
de los árboles. Fue allí donde cavaron por horas hasta descubrir una caja
misteriosa, enterrada profundamente, estaba cubierta de musgo y parecía haber
sido olvidada por centurias.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">La curiosidad se apoderó del Dr. Carter que con sumo cuidado,
desenterró la caja. Cuando la abrió, el hedor nauseabundo de la muerte llenó el
aire. Dentro yacía un cuerpo apenas descompuesto, pero, para sorpresa y horror
de todos, parecía tener un brillo tenue de vida en sus ojos vidriosos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">El equipo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>retrocedió,
incrédulo ante el espectáculo macabro que tenían frente a ellos. El cuerpo
inerte pareció moverse y emitió un gemido gutural. Sin previo aviso, los
animales del lugar, perturbados por alguna oscura presencia, comenzaron a
actuar de manera extraña. Aves aleteaban frenéticamente en el cielo, mientras
que pequeños mamíferos corrían enloquecidos mientras tomaban formas
terroríficas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">De la oscuridad emergió un majestuoso ciervo, imponente y
elegante. Pero a medida que el brillo de sus ojos se extinguía, su cuerpo se
transformó ante la mirada aterrorizada de los investigadores, en un monstruo
grotesco, una aberración retorcida de la naturaleza. Su pelaje era negro como
la noche, sus ojos se encendieron con una malicia anormal y sus cuernos se
alargaron como afiladas lanzas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">La criatura se abalanzó sobre el equipo con ferocidad
desenfrenada. Rápidamente, la violencia y la muerte se adueñaron del claro. El
monstruoso ciervo embistió y destrozó a casi todos los investigadores, mientras
la desesperación y el terror se apoderaban de aquel lugar olvidado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">En medio del caos, David Morgan logró esconderse entre la
maleza, con su corazón latiendo con fuerza y sus ojos llenos de lágrimas, presenció
horrorizado cómo sus compañeros luchaban sin éxito, cayendo uno tras otro. Sus
gritos de agonía resonaban en el aire opresivo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">David se aferró a la esperanza, negándose a aceptar su destino.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">La masacre parecía llegar a su fin. David como superviviente
temblando y cubierto de heridas, se arrastró por el suelo, intentando alejarse
del claro donde la muerte había dejado su siniestro rastro. Cada movimiento era
un tormento, pero su determinación y el instinto de supervivencia le impulsaron
a seguir adelante.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">En medio de la oscuridad y el silencio que envolvía el lugar,
escuchó un susurro inquietante. Levantó la mirada y vio al muerto, que ahora se
erguía sobre sus pies, emanando una presencia sobrenatural. El cadáver, con su
carne desgarrada y la mirada perdida, avanzaba hacia él con pasos lentos pero
inexorables.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">Su corazón<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>palpitaba con
frenesí mientras retrocedía, pero sabía que no podría escapar de la criatura.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">En ese momento, un grito desgarrador resonó en la oscuridad. Un
escalofrío recorrió el cuerpo de David cuando vio la cabeza decapitada de uno
de sus compañeros rodar por el suelo, arrancada de cuajo por el resucitado<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>cadáver maldito que continuaba su búsqueda
insaciable de carne y sangre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">El resucitado zombi con su mirada oscura como el abismo de la
nada, parecía reir junto a los animales convertidos en bestias tras él,
disfrutando su triunfo y liberación con el fin de seguir<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>con sus instintos, propagando su maldición.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">Relato de
terror: La caja<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Courier New";">Escrito por
Estrella <o:p></o:p></span></b></p>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-50931999508523062922023-06-18T13:37:00.003-07:002023-06-18T13:52:23.574-07:00El Rey de los Ciervos<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Ya
estaban borrachos cuando Alex lo dijo. Había sido un día largo de trabajo y los
cinco amigos, en un desesperado intento por evitar a sus mujeres y por revivir
sus días de gloria en la secundaria, estaban, desde hacía horas, bebiendo
cerveza fría y contando memorables historias de conquistas calientes. Aunque,
en rigor de verdad, la cerveza estaba cada vez más tibia, los días de gloria
nunca fueron tan gloriosos y lo más memorable de las conquistas era lo
improbable que sonaban. Como suele pasar, cuando se acabaron las historias de
sexo comenzaron las historias de muerte. Al igual que la mayoría de los
habitantes del pueblo, los cinco amigos eran cazadores y, entre cazadores, nada
mejor para comparar el tamaño de sus rifles que calcular con matemática
precisión el número exacto de litros de sangre que tienen en las manos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Entre
los cinco calculaban más de quinientas muertes. Algunas aves, algunos conejos,
pero, en su mayoría, las víctimas eran los ciervos que poblaban el cercano
bosque dónde los amigos solían trabajar. El pueblo había sido construido en un
claro, todo a su alrededor era un denso bosque de árboles macizos. La única
forma de llegar al pueblo era a través de una carretera ganada a la naturaleza,
pero a la vegetación parecía no gustarle la invasión del asfalto y cada día
intentaba recuperar el terreno. Los cinco amigos, formaban parte de una de las
tantas cuadrillas que recorría día a día la carretera para mantener a raya al
bosque. Después de cada arduo día de trabajo, solían sentarse en la camioneta
en los límites del claro para observar el resultado de su labor y beber
cerveza. Y fue ahí, después de que el número de muertes de Diego sobrepasara
por mucho al suyo, que Alex, con su masculinidad amenazada lo dijo: “Eso no es
nada, ustedes sólo mataron animales. Yo maté al Rey de los Ciervos”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
amigos lo miraron en silencio. Charly esbozó una risa incómoda, pero se detuvo
de inmediato cuando entendió que nadie más se reía. El Rey de los Ciervos era
como todos en el pueblo habían comenzado a llamar al padrastro de Alex debido a
sus campañas de preservación del bosque y su fauna. Era un hombre corpulento,
que siempre vestía negro y que, a diferencia de la mayoría de los habitantes,
no había nacido ahí. Había llegado un día por la ruta, con un camión lleno de
muebles viejos y un maletín lleno de dinero con el que compró el viejo bar de
la avenida principal. La madre de Alex trabajaba para el dueño anterior y
continuó haciéndolo bajo la nueva administración. Nadie sabía demasiado sobre
el pasado del Rey de los Ciervos, solo que decía que había ido al pueblo a
retirarse y que no le gustaba que los vecinos cazaran en el bosque porque había
visto demasiada muerte en su vida. No permitía que nadie trajera armas a su bar
y, si alguien osaba detenerse en el estacionamiento con ciervos muertos, le
prohibía la entrada. Al principio no fue demasiado popular entre los vecinos,
pero invitaba muchos tragos, siempre sonreía, tenía una carcajada contagiosa y encima
era el dueño del único bar. Eso tiende a acarrear el peso suficiente como para
balancear ciertas excentricidades. Con el tiempo, la gente lo había aceptado,
respetado e incluso, tal vez, lo habían empezado a querer. Hasta que un día, de
la nada, desapareció. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
padre biológico de Alex no se había quedado mucho en su vida, cuando tenía seis
años se lo había llevado al bosque, le había enseñado a disparar y, con eso, le
había enseñado también la única lección que Alex había aprendido de verdad: “el
más fuerte se come al más débil y nosotros somos más fuertes que nadie”. Unos
meses después, decidió irse a hacer fortuna fuera del pueblo y nunca más
volvió. Algunos decían que había conseguido mucho dinero y había formado una
nueva familia en la otra punta del país, otros creían que había muerto
realizando algún trabajo riesgoso, pero la mayoría simplemente concordaba en
que, para alguien que solía hablar de ser el más fuerte, el mundo afuera del
pueblo tan solo se lo había comido y él, avergonzado, había decidido no volver
a casa. Alex nunca aceptó esto y seguía esperando que su padre regresara algún
día. La que si lo había aceptado era la madre de Alex que, no mucho después de
la irrupción en el pueblo del Rey de los Ciervos, ya no solo compartía con él
el día de trabajo sino también la noche de placer. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Rodríguez
miró a Alex directo a los ojos cuando le dijo que no le creía. “Todos saben que
el Rey de los Ciervos era un asesino de la mafia que había testificado en
contra de sus jefes y cuando lo encontraron se lo llevaron en dos o tres
valijas”, dijo y todos los amigos asintieron. Esa era la explicación que más
había circulado en el pueblo sobre la desaparición del hombre, hasta la policía
la había adoptado y debido a eso la investigación había sido casi un trámite.
Pero Alex se mantuvo firme, “fui yo”, aseguraba y explicó que lo había hecho
con su rifle de caza, sobre una lona que había dispuesto para la ocasión, en el
descampado detrás del bar mientras su padrastro iba al depósito a buscar más
barriles de cerveza. Contó también como había arrastrado el cuerpo hasta la
camioneta, como lo había colocado en la gran caja de herramientas y lo había
enterrado en el bosque. Una vez más, Charly comenzó a reírse solo para
detenerse igual de rápido. Los amigos se miraron, era cierto que Alex había
tenido que comprar una nueva caja de herramientas, pero todos sabían que la
anterior estaba casi nueva. Diego rompió el silencio: “Si es verdad, queremos
verlo”. Todos esperaban que Alex se echara atrás, que admitiera la mentira,
pero lo que hizo fue abollar su lata vacía de cerveza, arrojarla al costado del
camino, eructar con una profundidad destinada solo al más serio de los
compromisos y comenzar a manejar en dirección al bosque.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Mientras
descendían de la camioneta frente a un tramo del bosque que se veía igual que
todos los demás Alex, que lideraba al grupo giró: “Mateo, traé la motosierra y
un par de hachas, que no es fácil llegar a donde está el cuerpo”. Los cinco
amigos se internaron en el bosque, deteniéndose apenas un momento cuando
Rodríguez tuvo que dejar contra algún árbol el líquido caliente en el que se
había convertido la cerveza fría. Al avanzar, todos se reían, contaban chistes
y se hacían bromas, como si en vez de ir en busca de un cadáver fuesen a comer
un picnic en una tarde de verano. Sin embargo, luego de caminar por un rato,
las palabras comenzaron a morir lentamente en las gargantas de aquellos hombres
que, ya empezando a dudar de su cometido, estaban más dispuestos a volver y
aceptar la historia sin necesidad de pruebas. Pero Alex, herido en su orgullo,
no lo permitió. Siguió avanzando sin notar que el bosque a su alrededor se
volvía, si era posible, aún más oscuro, como si los árboles hubieran sido
cubiertos de brea. Los ruidos de animales que podían escucharse cuando
empezaron el trayecto, habían decidido no acompañarlos más. Los cinco amigos
entendieron sin decirlo que si iban a llegar hasta su destino lo iban a hacer
solos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Casi
no había luz cuando llegaron, la arboleda no permitía ya ver la Luna y el mismo
bosque parecía comerse los haces de las linternas. Mateo iba al frente con la
motosierra, no era tanto que la necesitaran ya para abrirse paso, pero la
mantenía encendida para que el ruido del motor llenara algo del silencio. De
repente, la tierra cedió bajo sus pies, por suerte, la motosierra cayó en el
suelo donde siguió emitiendo un rítmico sonido que se perdió bajo la puteada
del hombre. Iluminaron como pudieron el gran pozo en donde Mateo estuvo a punto
de caer, en el centro, rodeada de retorcidas raíces estaba la vieja caja de
herramientas de Alex, el metal se había oscurecido, casi no se distinguía de la
negra tierra que la rodeaba. “Al menos la hubieras tapado” exclamó Rodríguez ya
sin ningún atisbo de duda en su voz. “La tapé”, dijo Alex mientras intentaba
que no se notara el miedo, “seguro que las lluvias movieron la tierra suelta”,
agregó más para convencerse a sí mismo. “Mejor volvamos”, dijo Charly, pero
Alex, determinado a ser el más alfa de los machos, bajó tambaleante hasta la
caja y desafió a los demás a abrirla con él.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Y ahí
estaba el Rey de los Ciervos, tan enorme y tan vestido de negro como todos lo
recordaban, pero considerablemente más muerto. Manchado de barro y sangre seca,
con un orificio de bala que le atravesaba el cuello de lado a lado. Con los
negros ojos abiertos y la mirada perdida en la eternidad. Alex resopló
profundamente dispuesto a regodearse en el silencio que implicaba su victoria y
hasta estaba por proponer el regreso cuando lo escuchó. Venía de la profundidad
del bosque, el ruido de cascos en el piso, de aleteos de grandes aves, de
huesos reacomodándose y dientes golpeando. Luego del sonido llegó el olor a
carne podrida que se hacía cada vez más intenso. Lo supieron instintivamente y
comenzaron a correr sin mediar palabra. Apuraron el paso cuando detrás de
ellos, desde el agujero en el piso, desde la vieja caja de herramientas
comenzaron a escuchar ruidos de algo moverse y una carcajada profunda que resultaba
al mismo tiempo familiar y, debido a esa misma familiaridad, aterradora.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Diego
iba a la cabeza del grupo cuando los vio salir de entre los árboles, cuernos
afilados y colgajos de carne podrida. La estipulación estatal dictaminaba un
número máximo de ciervos por cazador por año, pero los cinco amigos nunca la
habían respetado y, como no podían arriesgarse a que los vieran sin contar con
que para ellos el punto de matar animales era simplemente matarlos, no tenían
problema en dejar los cuerpos en el bosque para ser devorados por otros
animales, para pudrirse en el sinsentido de la muerte. Y eran esos animales los
que se levantaban ahora para darles la bienvenida, tanto al bosque, como a la
muerte. Diego, responsable de la mayor cantidad de sangre derramada, recibió en
el estómago una cornamenta que penetró fácilmente la piel, la sintió subir por
su cuerpo y su grito solo fue cortado por el sonido de la motosierra con la que
Mateo, ya demasiado tarde, intentaba salvarlo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Luego
de casi ser cortada en dos, la cosa que había sido un ciervo cayó al piso para,
de inmediato, empezar a levantarse otra vez. Rodríguez intentó correr para otro
lado, pero el hueso roto de una enorme pata se le clavó en el pecho cuando otro
ciervo se le abalanzó. No había salida por ningún lado. Los dos cayeron al
suelo debido a la fuerza de la embestida. Rodríguez era el más corpulento de
los cinco, ahora cuatro, hombres, e intentó dar pelea mientras Charly se
arrojaba sobre la bestia para intentar salvar a su amigo. Alex, por otro lado,
hizo lo que los más ruidosos machos alfa suelen hacer: se quedó helado mientras
su valor se le escapaba en forma líquida por la pierna izquierda del pantalón.
Lo sintió a sus espaldas antes de que el grito de Mateo llegara para
advertírselo. Olía a tierra y a sangre coagulada, emanaba un inesperado calor
para un cadáver. No pudo ni siquiera girarse a verlo, sabía que el Rey de los
Ciervos estaba detrás de él. Su mano en su hombro le resultó mucho más grande
de lo que la recordaba. Su otra mano lo tomó de la cabeza. Alex cerró los ojos.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Charly
y Mateo vieron cómo, con un rápido movimiento que hasta podría haberse
descripto como delicado, el gigantesco hombre vestido de negro separaba la
cabeza de Alex de su cuerpo para, sin soltarla, quedarse simplemente parado,
mirándolos con una sonrisa en el rostro. Podían oírlos a su alrededor, podían
olerlos. Cientos de cuerpos que antes habían sido animales. No había
escapatoria, los dos amigos dejaron caer sus armas y, cuando escucharon una vez
más esa familiar carcajada entendieron que después de terminar con ellos, el
Rey de los Ciervos y su séquito podrido iban a continuar con el pueblo, porque a
la vegetación no le gusta la invasión del asfalto y, tarde o temprano, el
bosque siempre recupera lo que le pertenece. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Milo
Mantenna<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><span style="background: white; color: #222222; font-family: "Arial",sans-serif;">escribí
un relato de terror contando la historia que <o:p></o:p></span></p>
<span style="background: white; color: #222222; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;"><div style="text-align: right;"><span style="font-size: 11pt;">nos brinda el conjunto de estas imágenes.</span></div></span>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-55903257660434823752023-06-18T13:34:00.002-07:002023-06-18T13:52:23.695-07:00“PERCEVAL”<p class="MsoNormal"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR;">El relato de este
incidente se basa en las fotos inéditas que se publicaron en la nota
periodística del diario EL SOLAR DE MARAHOY el 27 de agosto de 2013.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">El
24 de agosto, un equipo liderado por el reconocido ingeniero Iván Trejo recibió
una beca del Consejo Nacional de Marahoy para realizar una serie de trabajos de
campo como parte de un estudio sobre energía e integración regional en el
noroeste argentino. No era la primera vez que el ingeniero más famoso de la
ciudad y su socia, la fotógrafa Betty, acompañaban a un grupo de mineros en una
operación de excavación. La minería aumentó rápidamente en la zona. Y había
pocos lugares sin desarrollar, prístinos en el viejo valle.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> </span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Llegaron
temprano, en la mañana del día de San Bartolomé, por orden de la corporación
minera, a pesar de la negativa por parte de los trabajadores supersticiosos a
cavar en esa fecha particular. La extracción se llevaría a cabo en la zona del
valle, conocida por sus habitantes como "El Añuirá", situada en la
proximidad del cerro. Aunque la corporación minera le llamaba ambiciosamente
“El Perceval” como el legendario caballero en búsqueda del Santo Grial... Uno
de los mineros, el mayor Juan Oberón, había descubierto una antigua puerta de
metal, socavada en el suelo de juncos, bien cubierta de musgo y ennegrecida por
el cieno del barro. Las explosiones realizadas por la empresa para trazar una
nueva ruta minera la habían despejado. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Los
trabajadores corrieron al sitio y rodearon el agujero de metal hundido en el
suelo, buscando ansiosamente la tira de sellado adherida al pedestal para
abrirlo. Héctor "Gafas", como lo llamaban sus compañeros, notó un
extraño grabado y la palabra "PEREDEUR" en el acero y sintió que algo
andaba mal. Ya estaba anocheciendo y la luz del sol desaparecía entre los
árboles, al igual que extrañas luces rojizas y amarillentas comenzaban a
aparecer de la nada, rodeando los juncos alrededor de la puerta. Los mineros
enloquecieron y dejaron de cavar por
miedo a la "mala luz" o
superstición del farol de mandinga, conocían bien la leyenda local. Estas
ominosas luces flotantes aparecían en lugares donde se enterraban tesoros de
oro y plata, la luz era el espíritu del
dueño anterior que intentaba mantener a los extraños alejados del lugar.
El sitio se hallaba cerrado, hermético y maldito. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Betty se
acercó a ellos y tomó la primera foto del grupo mientras Juan lograba abrir la
puerta destartalada casi por accidente. Allí, un humo metálico acre brotó y se
elevó del aire viciado, desdibujando todo por un momento. La mujer se hizo
hacia un lado cuando el viejo Juan comenzó a dar horribles alaridos, Iván se
abrió paso como pudo sofocando con el puño de su chaqueta el olor nauseabundo
con los ojos enrojecidos por el ardor. Todos chillaban, tratando de sostener el
brazo desgarrado de Juan, justo cuando algo más emergió del túnel subterráneo,
la criatura que había sujetado y arrancado casi limpiamente el brazo del viejo
minero giro bruscamente y dio paso a otra de las bestias que se abalanzó y
atravesó con sus cuernos sórdidamente el cuerpo de uno de los trabajadores a su
lado, perforándole el estómago y destripándolo en el proceso. Un grupo de seres
de negros pelajes resecos, grotescamente grandes y dientes abominables,
emergieron de la abertura mundana y atacaron a varios hombres. Iván soltó un
alarido seco, tomo a Betty del brazo, que aún seguía como anonadada tomando
fotos y de un tirón le obligó a correr por el valle junto a él, ambos se
escondieron en el juncal mientras estos seres destrozaban y devoraban al resto
de sus colegas. Los que aún habían sobrevivido se defendieron, como pudieron,
sus únicas armas, las herramientas de trabajo; un hacha, la motosierra de
Héctor, pero fueron horriblemente asesinados y devorados vivos. Entonces la
fotógrafa captó algo, agudizó su vista y vio surgir de la oscuridad a un
humanoide alto y pálido de aspecto grotesco, parado detrás de uno de los
desdichados mineros y observó con horror como este ser le rodeaba el cuello con
sus lánguidas manos y le propinaba una mordida demencial a la cabeza del pobre
hombre, desparramando sus sesos ensangrentados por el suelo impío. Este ser
asquerosamente humanoide no era como los demás. “PIRREDUUIRR”, parecía
susurrar. Betty espabilo de repente, se levantó de un respingo y le gritó a
Iván que corrieran, tenían que cambiar de escondite. El Peredeur los seguía
caminando tranquilamente rodeado de sus bestias asistentes, de dientes
brillantes y ojos rojos. Iván cubrió con
su espalda instintivamente a Betty y fue alcanzado recibiendo una dentellada que
seccionó parte de su cuello y hombro izquierdo, la pobre fotógrafa, recibió el
impacto de su compañero que la golpeó por la inercia del cuerpo fláccido
arrojado contra ella, sin piedad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Betty cayó
al suelo y su cámara se accionó, el destello la tomó por sorpresa, topándose
con los ojos negros y vacíos de Iván, cuando alzó desesperadamente su mirada,
se halló a pocos pasos de esa lánguida figura susurrante y en sus ojos no vio
razón, ni castigo, solo la certeza del cazador. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Ella se
incorporó como pudo y corrió cuan ánima perdida, atravesando el valle hacia el pie del cerro. No volteó a ver a sus
espaldas en todo el trayecto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Ya estaba
amaneciendo cuando el guardabosque encontró muerta de miedo a Betty, y tres
días más tarde, el diario de Marahoy publicó una nota con las fotografías y la
supuesta entrevista a una desquiciada fotógrafa, que acusaba a la tragedia
provocada por la ambición humana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Verás,
Perceval proviene del gaélico Peredeur "a través de este valle", pero
su origen es galés y se deriva de Peredeur, que significa "loco,
puro". Cualquiera que fuera esa criatura, respondía a ese nombre, y debió
permanecer sellada bajo el valle, pues quién sabe cuánto tiempo estuvo
escondida bajo tierra, custodiada por sus compañeros, y luego ese anciano Juan lo
liberó sin saberlo. Según la tradición, el 24 de agosto (Día de San Bartolomé),
las luces malignas se vuelven más brillantes por influencia del demonio, pues
es el único día del año que se priva de la vigilancia de los ángeles y la
utiliza para atraer espíritus. Betty tenía razón, ya estaban condenados. – FIN.<o:p></o:p></span></p>
<b><div style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">Sunny</span></b></div></b>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-9464494372345635292023-06-18T13:28:00.004-07:002023-06-18T13:52:23.207-07:00Cazador nocturno<p class="MsoNormal" style="margin-left: 42.55pt; text-align: justify;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Al día de hoy nadie sabe a ciencia cierta cual fue el origen de
ese ser alado y monstruoso del triple de grande que un cóndor, con plumas negro
azuladas y reflejos color vino tinto, poseedor de un inmenso pico dentado y
poderosas garras afiladas que utiliza para levantar por los aires a cualquier
incauto que desafíe la regla de salir luego de la caída del sol.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 42.55pt; text-align: justify;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Algunas historias hablan de que la tierra un día se abrió y
emergió desde el mismísimo infierno, otras por el contrario dicen que bajó en
picada, atravesando las nubes desde el cielo, enviado como castigo por un dios
harto de la irreverencia humana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 42.55pt; text-align: justify;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Hay muchas teorías que se oyen por ahí, pero yo prefiero quedarme
con la que me contó mi padre cuando era yo muy joven.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 42.55pt; text-align: justify;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Según su versión todo fue una desgraciada casualidad. Un grupo de
obreros estaba trabajando muy cerca del bosque realizando unas excavaciones
cuando se toparon con una enorme caja metálica rectangular de unos tres metros
de largo por más de un metro de ancho. Algunos especulaban que podía contener
algún tipo de tesoro, objetos de valor ocultos por alguna banda de asaltantes.
Quizás estuviera repleto de dinero, joyas, oro… cada uno de ellos agregaba algo
más a la lista de opciones de lo que podían encontrar en el interior de ese
baúl pero ninguno esperó ver lo que apareció delante de sus ojos cuando
quitaron la tapa. Era un cadáver. El cuerpo de un hombre enorme vestido con
traje y sombrero. Sus ojos estaban abiertos, parecía que los miraba. Aterrados,
los hombres, salieron del pozo dispuestos a huir de allí.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 42.55pt; text-align: justify;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">De entre los árboles surgieron unos seres de cuatro patas y
puntiagudas cornamentas, como alces espeluznantes, que los rodearon. Uno de
ellos atravesó a su primera víctima con sus cuernos, los hombres hicieron todo
lo posible por defenderlo pero fue en vano. De repente una bestia que nadie vio
de donde vino atacó al capataz, le cortó el paso y sin darle tiempo a
reaccionar le incrustó una de sus zarpas en el pecho y le arrancó el corazón. El
hombre cayó al piso ya sin vida. En ese momento uno de los obreros aprovechó
para herir al animal con su motosierra. El animal se desplomó sobre el cuerpo
del capataz y ahí mismo fue apuñalado repetidas veces hasta que ya no mostró
signos de vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 42.55pt; text-align: justify;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">El más joven de los trabajadores había quedado petrificado viendo
la escena sin notar que por detrás se le acercaba aquel cadáver que habían
descubierto. Solo necesitó una mano para arrancarle la cabeza del cuerpo.
Ninguno podía creer lo que estaban viendo. Uno a uno fueron muriendo, atravesados,
desmembrados, devorados por las bestias. La sangre de las víctimas empapaba la
tierra. Una espeluznante sonrisa se dibujó en el en el rostro del muerto
resucitado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 42.55pt; text-align: justify;"><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Allí mismo su cuerpo comenzó a cambiar. Sus brazos fueron
reemplazados por enormes alas y sus piernas por poderosas patas con afiladas
garras. En su cara apareció un pico repleto de dientes y toda su anatomía se
cubrió de plumas. Hoy cada noche sobrevuela las calles capturando a quienes la
puesta del sol los halla dejado a su merced y lleva sus cuerpos al bosque para
alimentar a su séquito de bestias infernales.<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-left: 42.55pt; text-align: right;"><b><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Texto basado
en imágenes<o:p></o:p></span></b></p>
<b><span lang="ES-AR" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: major-latin; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Cuervo negro</span></b>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-80656485800521178002023-06-18T13:26:00.002-07:002023-06-18T13:52:24.062-07:00Por el bien mayor<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
sumo sacerdote estaba inclinado sobre el pergamino, sabía que las palabras
tenían que ser exactas o el hechizo no funcionaría. Atar a un ser sobrenatural
a la voluntad de un grupo de humanos no era tarea fácil.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
patriarcas de las quince familias fundadoras estaban a su alrededor,
expectantes.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Desde
el momento en que se instalaron en esa región supieron que algo era diferente,
de vez en cuando aparecían animales desfigurados que se comportaban en contra
de su naturaleza: ardillas atacando aves, pequeñas aves persiguiendo conejos,
conejos con el hocico lleno de dientes puntiagudos. El punto de no retorno
había llegado cuando uno de esos conejos atacó al bebé de la familia Santoro.
La madre descubrió el horror; atraída por los gritos de dolor de su hijo que
cesaron de repente, el blanco conejito, que hasta ese momento había sido la
mascota de la familia, había desgarrado la garganta del infante y masticaba con
gusto y ganas la tierna carne de su vientre. <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
madre, loca de dolor, había terminado con el ataque aplastando la cabeza de ese
ser horrendo con la lámpara de la cabecera. <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Tardaron
tres días en arrancarle los restos de los brazos para poder darle santa
sepultura, y en el momento en que lo hicieron todos vieron aparecer de la nada
a un ser humanoide vestido completamente de negro: medía mas de dos metros de
altura, el blanco de su piel era casi brillante y los ojos completamente
negros, si los mirabas por mucho tiempo podías sentir como se empezaba a llevar
tu alma.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
dolor de la madre lo había atraído al mundo. Al principio todos se alegraron,
ya que ese ser comenzó a deshacerse de los animales deformes: se los comía, no
de una forma muy agradable, pero era una forma de hacerse cargo del asunto. <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Si
«el hombre alto», como comenzaron a llamarlo, no estaba cerca; controlar a esos
pequeños animales era relativamente fácil, un golpe bien dado con una pala y a
seguir trabajando. El problema se fue agravando cuando estas deformidades
empezaron a aparecer en animales más grandes, perros, gatos, lobos, el año anterior
alguien había visto a un ciervo enorme con el hocico hundido en el flanco de un
caballo que había escapado de las caballerizas, el ciervo usaba las astas y los
puntiagudos dientes para desgarrar la piel. Se formó una partida para intentar darle
caza, pero no lograron dar con su paradero.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Y
ahora, la solución que se les había ocurrido era intentar someter la voluntad
de «el hombre alto» y atarlo a las ordenes y deseos de esas quince familias.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
los libros esotéricos del sumo sacerdote encontraron la descripción de un ser
que se ajustaba a lo que ahora vivía en su bosque: <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><b><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">«El
hombre polilla»<o:p></o:p></span></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><b><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Ser
sobrenatural que se alimenta de los errores aberrantes de la naturaleza, que se
hace tangible al ser atraído por el dolor humano. Puede desarrollar un gusto
por la carne humana. Con la siguiente base de hechizo se pude atar su voluntad,
pero es importante adaptarlo a las circunstancias de cada lugar y grupo de
personas...<o:p></o:p></span></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
eso era en lo que estaba trabajando el sumo sacerdote, en la adaptación para
sus necesidades, y en escribir claras instrucciones para las futuras
generaciones.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></i></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">I<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Saúl
Santoro observaba en silencio la ropa que iba a ponerse: pantalón de gruesa y
resistente mezclilla, playera interior blanca de algodón, camisa de franela con
doble tela en los brazos para hacerla más resistente, botas de trabajo con
punta de acero y por último lo más importante del atuendo: chaleco amarillo con
cintas reflejantes, habían descubierto que esté tipo de cintas confundían a las
aberraciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Se
vistió en silencio poniendo especial atención en atar bien las cintas de las
botas, no podía permitir que en un descuido se desataran.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Siempre
supo que en algún momento iba a tener que cumplir con su obligación como parte
de los miembros de las familias fundadoras del pueblo, una parte de su mente
creía que lo que les habían enseñado toda la vida eran cuentos de hadas, otra
parte sabía que los horrores eran muy reales, a pesar de que habían pasado más
de cincuenta años sin un avistamiento, la semana pasada un ave deforme y
gigante había atacado la granja de los Salvatierra<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y supieron que era momento de invocar a «el
hombre alto».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">No
era hacer una invocación como tal, era dejarlo salir de donde lo habían metido
sus antepasados. Él tenía el mapa que marcaba el lugar, no le hacia gracia
tener que internarse en el bosque con todos esos animales peligrosos, pero era
la única forma de deshacerse de ellos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
el pasado, habían intentado disparar a esos animales, pero las balas no les
hacían daño, la única forma de matarlos era desmembrándolos, así que sus armas
eran hachas, cuchillos, machetes e incluso, una sierra eléctrica. Lo ideal era
que fueran armas que se pudieran blandir fácilmente y que no resultaran muy
pesadas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Saúl
se despidió con un beso de su esposa que lloraba en silencio. Se reunió con los
otros cuatro hombres que habían sido elegidos por medio de un sorteo. Todos los
hombres del pueblo se preparaban para ese momento, pero solo cinco eran los
elegidos para entrar al bosque, tenían que tener respaldo por si algo fallaba.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">II<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Dentro
del bosque reinaba la penumbra, en silencio cuatro hombres seguían al quinto
que se guiaba por medio de un mapa, cada vez se internaban más en la arboleda,
uno esperaría que esa parte del mundo estuviera plagada de sonidos, pero lo
único que se oía eran las pisadas de las botas de trabajo sobre el suelo
cubierto de hojarasca.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
punto marcado por el mapa era una hondonada, en cuyo centro descansaba una
enorme caja de metal, un ataúd enorme para contener a un ser gigantesco.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Con
cuidado los hombres se fueron deslizando de uno en uno hasta el fondo de la
explanada. Saúl y Félix se pusieron a trabajar con las palancas y deslizaron la
tapa unos centímetros y dejaron al descubierto a «el hombre alto».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
hombres no sabían que esperar, quizá algún gruñido o que el ser, de un salto,
saliera de la caja que lo había aprisionado por tantos años, pero no sucedió
nada, ahí estaba, enorme y con los ojos negros fijos en el infinito.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Y
ahora? ¿Qué hacemos? —susurró Benito, era el más joven de los cinco, pero aún
así debería de haber tenido claro que la principal regla para hacer este
trabajo era mantenerse en silencio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
demás lo miraron horrorizados y no pudieron hacer nada cuando una de las
aberraciones salió del bosque y arrastró a Benito lejos de los demás, el pobre
muchacho solo pudo emitir un pequeño grito cuando la garra de la bestia le
perforó el pecho.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Impulsados
por la necesidad de rescatar al muchacho los demás salieron de la hondonada,
olvidándose por completo de mantener silencio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
mente de Juan apenas tuvo un segundo para registrar que probablemente ese ser
era el que había atacado la granja de los Salvatierra cuando saltó sobre su
espalda, cuchillo en mano y le rebanó la garganta, ya era muy tarde para
Benito.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Juan
se levantó con la ropa manchada de sangre de la bestia y del muchacho, al alzar
la mirada divisó a una manada de ciervos deformes salir de entre los árboles, se
preparó para la embestida, la sangre caliente y viscosa hizo que el mango del
cuchillo se le resbalara y las astas del ciervo atravesaron su cuerpo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡No!
—gritó Eduardo encendiendo la sierra eléctrica que empezó a andar mientras se
hundía en la carne del cuello del monstruo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">De
la partida de cinco solo quedaban tres hombres, defendiéndose con la sierra,
las hachas y los cuchillos, no era una pelea justa y sabían que la llevaban de
perder. Cuando Saúl vio salir de la hondonada a «el hombre alto» sintió
esperanza, pero esta solo duro un segundo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Sin
emitir sonido alguno, «el hombre alto» se acercó a Félix, con su enorme mano
tomó su cabeza y sin ningún esfuerzo la arrancó de cuajo, dejo caer el cuerpo a
sus pies, les dio la espalda y comenzó a atacar a las aberraciones que aún
quedaban.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Eduardo
tiró la sierra y se fue corriendo, el no era el líder del equipo y su trabajo
ahí estaba hecho, la responsabilidad de lo que seguía era de Saúl.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Saúl
no perdía detalle de lo que sucedía en el bosque, las aberraciones, en vez de
huir se acercaban a «el hombre alto», como si una fuerza invisible los atrajera
hacia él, quien los destrozaba con las manos arrancando cabezas y miembros sin
hacer distinción. No se los comía a mordidas, pero Saúl podía ver la fuerza
vital de esos seres entrando en «el hombre alto» <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Cuando
todo terminó el ser miró a Saúl, pero no se acercó.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Saúl
apuntó hacia la hondonada mientras caía de rodillas y «el hombre alto» caminó
hacia ahí. Gruesas lágrimas recorrían su rostro mientras recordaba las palabras
escritas en el pergamino del sumo sacerdote.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Un
sacrificio se hará, <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">del
grupo de cinco él uno escogerá <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">y
cincuenta años sin bestias vendrán.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Saúl
controló el llanto, tomó la palanca y bajó a la hondonada para volver a
encerrar en la oscuridad al ser que tanto bien le hacía al pueblo a pesar del
precio tan alto que se tenía que pagar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Su
trabajo estaba concluido, que Dios ayudará al que vendría después.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Escribir
un relato de terror basado en las imágenes adjuntas.<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Pedro
Salcedo.<o:p></o:p></span></b></p>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-9028578878598180592023-06-15T09:53:00.002-07:002023-06-18T13:52:23.060-07:00Un tipo alto con sombrero<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Todo
comenzó cuando nos mandaron despojar de árboles aquella zona del bosque. Una
multinacional de la construcción había comprado los terrenos y quería
convertirlo en residenciales de lujo, incluso si eso conllevaba la destrucción
de una arboleda centenaria. Los lugareños se manifestaron en contra y los
ecologistas hasta se encadenaron a los troncos; pero todo fue en vano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Una
tarde-noche de otoño, aquel otoño peculiar, y tras varias semanas talando
árboles y extrayendo sus enrevesadas raíces, topamos con algo que no
esperábamos: un ataúd. El más grande que había visto en toda mi vida. Estaba
abrazado por los raigones de una gran haya que habíamos derribado hacía unas
horas. La sujeción era tal, que tuvimos que utilizar nuestras sierras mecánicas
para poder liberarlo de sus ataduras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Fue
entonces cuando escuchamos un golpe proveniente del interior de la caja. Todos
retrocedimos asustados, hubo incluso quién salió corriendo de la fosa que
habíamos cavado a su alrededor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Parece
que la persona que está dentro ha sido enterrada viva —dijo Harry.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Eso
es imposible! —le respondió William—. ¿Has visto la cantidad de raíces que
rodeaban la caja? Este ataúd lleva aquí enterrado décadas. No puede ser que
haya alguien vivo dentro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Más
golpes, esta vez más fuertes, hicieron temblar la tapa del cajón. Enseguida
alguien (no recuerdo quién), saltó al interior de la fosa con una palanca y
empezó a liberar la tapa de los clavos que la sujetaban. Algunos más acudieron
en su ayuda.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No
deberíamos hacer eso —dije—, pero también salté al hoyo para echar una mano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Minutos
después la tapa estaba desprendida y abrimos la caja. En ella yacía el cadáver
de un hombre gigante, vestido con traje negro y camisa blanca; el sombrero de
ala ancha también era negro. Tenía el cuello terriblemente hinchado, pero el
resto de sus facciones estaban intactas. El aire se impregnó de un desagradable
olor a muerte. En ese momento no lo identifiqué, pero posteriormente supe que
no provenía del ataúd, si no de fuera: era el olor de nuestra propia muerte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Entonces
los ojos del gigante se abrieron, mostrando una negrura inusitada. Todos los
que habíamos bajado a abrir la tapa echamos a correr, sin ser conscientes de
que nos estábamos dejando llevar hacia un grupo de monstruosos animales.
Ciervos enormes, con dientes afilados como cuchillos y cornamentas ramificadas
hasta lo imposible, liebres carnívoras del tamaño de un perro y águilas
dentadas gigantes que se lanzaban contra nosotros desde lo alto de los árboles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
primeros del grupo no fuimos capaces a reaccionar y nos vimos sorprendidos por
el ataque de aquellas bestias. Yo fui el primero en caer, y quizá eso me salvó
la vida. Uno de los ciervos clavó sus cuernos en mi pecho y continuó su avance
devastador arroyando a otros compañeros. Yo quedé allí, tirado en el suelo,
inmóvil viendo como la sangre se escapaba de mi cuerpo y me acercaba a la
muerte. A Roger le atravesó la caja torácica un ser que no podría describir más
que como el propio bigfoot. Steffano, el italiano que se había incorporado a la
cuadrilla unos meses antes, fue atacado por una de las liebres. El monstruo se
ensañaba con su garganta, cuando Harry fue el primero en reaccionar; se lanzó
sobre ella con su cuchillo de monte y comenzó a asestarle puñaladas. Algunos
más cogieron sus hachas y se defendieron de los ataques, acabando con varias de
las bestias. William, incluso, se apoderó de la sierra mecánica y se enfrentó
al ciervo líder abriéndole una tremenda herida mortal desde el pecho hacia arriba.
El monstruoso ser cayó con medio cuerpo abierto en canal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Eso
levantó al ánimo de la cuadrilla y comenzó a defenderse con todas las
herramientas que tenían a mano. Las liebres caían bajo el peso del filo de las
hachas, mostrándose el rival más débil. Los ciervos daban cornadas a ambos
lados y coces a su retaguardia, siendo los más difíciles de herir.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Aquí!
¡Necesito ayuda! —clamó Harry, que se había visto acorralado por el bigfoot.
Balanceaba su hacha para mantener la distancia con la bestia, pero estaba
perdiendo la ventaja.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">William,
motosierra en mano, acudió a su rescate.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Eh,
tú, saco de pulgas! —le gritó al bigfoot para llamar su atención. Cuando este se
giró, le abrió un corte en el estómago que acabó con su existencia. Un clamor
de vítores se elevó a sus espaldas. El resto de los compañeros continuaban
defendiéndose de los monstruos con sus hachas. Con la motosierra por encima de
su cabeza, y gritando como un poseso, corrió para ayudarles en su lucha.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Harry
se quedó donde estaba, con el hacha bajada y agradeciendo la intervención de su
compañero. Le había salvado la vida. Unos minutos más y no lo hubiera contado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Harry,
cuidado! —Escuché gritar a alguien. Detrás de nuestro compañero se erguía en su
totalidad el gigante que habíamos desenterrado. Pese a ser un hombre fornido,
Harry apenas le llegaba por el pecho y parecía un niño a su lado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Entonces
todo pasó muy rápido, pero a la vez como si estuviera siendo emitido a cámara
lenta, con destellos de flash, como cuando ponían las luces estroboscópicas de
las discotecas. El gigante agarró la cabeza de Harry con una de sus
desmesuradas manos y la otra la colocó sobre el hombro. Entonces comenzó a
tirar de la cabeza de nuestro compañero mientras este gritaba.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
cuello se le elongó, hasta que comenzó a rasgarse la piel y, posteriormente, la
musculatura. Con los gritos de mis compañeros no oí el ruido de las vértebras
al separarse unas de otras. Las venas y arterias eran los únicos tejidos que
continuaban conectados con el cuerpo segundos después. Finalmente, el gigante
se quedó con la cabeza de Harry cogida en su mano, como si fuera una pelota, y
dejó caer el cuerpo a sus pies. Sonreía. Y, a sus espaldas, el resto de
monstruos parecía imitarle.<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Consigna: escribir un relato de
terror basado en las imágenes adjuntas.<o:p></o:p></span></b></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Solitaria<o:p></o:p></span></b></p>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-41600883699477027142023-06-15T09:51:00.000-07:002023-06-18T13:52:23.450-07:00SOBREVIVIENTE<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> —Sheriff, ¿podrían al
menos quitarme las esposas?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Lo
lamento, por ahora es preferible que se quede así.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ustedes
creen que yo los maté, ¿verdad?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿
Y qué le importa lo que pensemos nosotros? Preocúpese mejor por lo que indican
las pruebas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Claro,
claro. Las pruebas…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Volvamos
al principio, Smith. Guau, vaya historia para decir en voz alta sin sonrojarse ¿Le
suena razonable lo que ha declarado?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Bueno,
no… ¡No lo sé! Mire, jefe; no se trata de ser razonables. Por más que parezca
una locura, yo que usted lo tomaría en serio. Todos aquí corremos peligro. De
hecho, debería evacuar el pueblo ahora mismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Evacuar?
Deje de tomarnos el pelo, hombre. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Es
que usted no entiende!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Es
usted el que no entiende el problema en que se ha metido… ¡Ayudante! ¿Por qué
está tan callado? Me gustaría oír su opinión.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Creo
que es una mierda de caballo grande como una pirámide, señor, con todo respeto.
Este tipo está completamente loco o, en el mejor de los casos, nos toma por
idiotas. Tampoco me convence el acto de las manos temblorosas y el tonito
crispado. Está claro que miente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡No
miento! ¡Esos hombres eran mis amigos! ¡Púdrase!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ya,
ya, caballeros.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Hay
otro problema, sheriff. Creo que deberíamos encausar las declaraciones del
señor Smith antes de que llegue el comité de investigación. Todo este asunto se
ve muy desprolijo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Correcto,
Randy, tiene razón. Los oficiales Bobo y Dickinson tienen instrucciones de
llevarlos a la escena del crimen antes de traerlos aquí. Con eso ganaremos algo
de tiempo. Smith, présteme atención, por favor. Repasemos la noche anterior.
¿Qué demonios hacía la división forestal a esa hora de la noche en la zona de
Greyson Peak? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ya
se lo dije.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Dígamelo
de nuevo. Las mentiras suelen enriquecerse con la repetición.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Nuestro
turno termina a las cinco. Pero ayer teníamos una reunión con los hombres del
sindicato. ¿Le mencioné que la SFPA nos obliga a trasladarnos a Canadá? Bueno, nos
enteramos que el mismo Jamie O´Ryan haría acto de presencia y los muchachos
pensaron que sería buena idea agasajarlo con hamburguesas y cerveza local.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Ya.
Pero la gente del sindicato no se presentó, ¿o sí?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—No.
Aparentemente tuvieron que acudir a resolver un problema de «ligas mayores» así
que la reunión se pospuso para más adelante. Como se podrá imaginar, todo el
mundo se sintió desalentado. Carl Merrick tenía una declaración que quería leer
y Dick… Dick Sanchez, el capataz, anotó en un cuaderno todas las preguntas que
debíamos hacer. Parecíamos críos que se han quedado sin su regalo de navidad. Algunos
ya nos disponíamos a bajar al pueblo pero Steve insistió en aprovechar la carne
y las cervezas y, pensándolo bien, hubiera sido una lástima desperdiciar la
ocasión.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿A
qué Steve se refiere?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Steve
Halloran. El otro se apellida Harris.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Y
qué pasó después?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Comimos
y bebimos, conversamos, hicimos las bromas habituales… Carl se pintó la cara
con carbón y se puso a imitar a James Brown, Murray se tiró pedos ¿A qué se
refiere con «qué pasó después»? ¿No escuchó lo que le conté antes? ¡Fuimos atacados!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Usted
dijo en la primera declaración y cito: «En algún momento Skinny Red se fue a
mear. Estaba bastante borracho y como tardaba en volver, Dick Sanchez y Steve
Harris fueron a buscarlo. Al rato oímos que gritaban, nos llamaban. Corrimos en
la dirección de las voces y los encontramos completamente inmóviles, asomados a
una especie de fosa. Miraban hacia el fondo con expresión absorta. Cuando nos
acercamos vimos que ahí abajo había un ataúd. ¡Un ataúd! ¡En el medio del
bosque! Solo que no era uno común y corriente. Este era ancho y profundo como
un sarcófago y en lugar de madera parecía estar hecho de metal».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Sí,
así fue. Necesito un cigarrillo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Randy,
por favor, convídele un cigarrillo a nuestro invitado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Gracias.
Entiendan que no es fácil contar esto. En ese momento Skinny, Dick y Harris
bajaron a la fosa y comenzaron a empujar la tapa con la intención de abrirla.
Nosotros no lo podíamos creer. Les gritábamos que se detuvieran, pero ellos no
nos hacían caso. Parecían poseídos. Al mismo tiempo, empezamos a oír un
zumbido. Una cosa infernal que te taladraba el cerebro como si hubieran
prendido uno de esos trituradores de corteza. Y lo peor es que junto al zumbido
tuvimos la sensación de que algo o alguien nos estaba leyendo el pensamiento… y
dolía, dolía como el infierno. Halloran se llevó las manos a los oídos y cayó
de rodillas. Merrick se hamacaba y lloraba como un chico. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Señor
Smith, usted dijo antes que Merrick arrojó una piedra contra la tapa del ataúd
y que eso frenó el sonido. Así lograron escapar. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Eso
dije? Qué extraño. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Mmm.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—El
que arrojó la piedra fui yo. Fue lo único que se me ocurrió y fue una suerte
que funcionara. Al desaparecer el zumbido recobramos la compostura. Los chicos
que estaban en la fosa salieron del trance y comenzaron a trepar con
desesperación para salir de ahí. A través de la hendija entreabierta de la tapa
vimos asomarse un rostro pálido. Tenía los ojos abiertos y eran completamente
negros… Oiga, dígale a su ayudante que cambie la expresión o no diré una
palabra más. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Randy,
por favor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Nos
está haciendo perder el tiempo, sheriff.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Déjeme
decidir eso a mí. Señor Smith, le pido que continúe ¿Qué sucedió a
continuación?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Fue
una pesadilla. Huimos hacia el obrador en una carrera desesperada. El bosque
parecía haber cobrado vida y se esforzaba en detenernos. Raíces y zarzas se
interponían en nuestro camino. Las ramas nos azotaban la cara a pesar de no
soplar viento. Una vez en el claro, buscamos herramientas con qué defendernos.
Hachas, machetes… recuerdo haber visto que el gordo Carson tomaba una
motosierra. Entonces nos dimos cuenta de que no estábamos solos. Aparecieron desde
las sombras. Nos rodearon. Esos… monstruos. No sé ni cómo describirlos. Un
ciervo adulto parado en dos patas, con unas fauces enormes y llenas de
colmillos, atacó a Steve Harris. Le arrancó un pedazo de un mordisco. Todos
gritamos. No había forma de procesar lo que ocurría. Unas siluetas vagamente
antropomórficas nos cayeron encima. Eran alimañas que habían mutado hasta
alcanzar el tamaño de un hombre. En el medio de aquel caos, me vi trenzado en
una pelea cuerpo a cuerpo con un murciélago humanoide. Su repulsiva cabeza
emitía unos chillidos insoportables mientras intentaba clavarme unos dientes
como agujas en el cuello. Su cuerpo era blando y desprendía un calor febril… y
apestaba. Oh, dios mío, aquel olor…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Discúlpeme.
Usted dijo que el hombre siniestro, el mismo que habían visto en la tumba, estaba
presente durante el ataque y que, según sus propias palabras, controlaba
mentalmente a estos seres. Pero fíjese que ahora no lo menciona.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Es
que todavía no llegué a esa parte, jefe. Como le dije; la situación era un
caos. Yo luchaba por mantener al murciélago lejos de mi yugular al tiempo que
tanteaba mi cinturón para alcanzar el cuchillo. Cuando lo hice no dudé en
apuñalar a la bestia hasta sacármela de encima. Me limpié la sangre de los ojos
y me enderecé justo a tiempo para ver como el gordo Carson enterraba la
motosierra en el pecho del ciervo. Steve Harris yacía muerto en el suelo en una
posición antinatural. Los otros forcejeaban en una lucha desigual. Los
homúnculos seguían saliendo de las sombras y nos superaban en número. Uno de
ellos clavó sus garras en el pecho de Carl Merrick y le arrancó el corazón con
la misma facilidad con la que se destripa un pescado. Me di vuelta para correr
y me encontré de frente con el hombre siniestro. Sostenía a Skinny Red por los
hombros y sonreía con una expresión que era como un rictus cadavérico. Skinny
intentó decirme algo pero el tipo le arrancó la cabeza de cuajo. Trastabillé y
apuñalé el aire con mi cuchillo luchando para no desmayarme de terror. A mi
alrededor se estaba produciendo una carnicería. Entre los alaridos de mis
compañeros y los gruñidos de las bestias, creí que perdería la razón. No
entiendo como logré coordinar mis movimientos para escapar de semejante
escenario. Las monstruos intentaron seguirme, pero el hombre siniestro levantó
una mano para que me dejaran marchar. «Nos volveremos a ver», dijo. Las
palabras, por supuesto, me
estremecieron, pero aquel gesto magnánimo me pareció cien veces peor. De alguna
manera, recordar eso empeora las cosas. Quiero decir, me hace daño cada vez que quiero procesar los
hechos. No tengo muy claro que sucedió después, lo único que sé es que deambulé
durante horas. Atravesé el bosque, crucé el valle, vadeé arroyos y barrancos hasta
que finalmente di con el camino que desembocaba en la carretera. Apenas
recuerdo al ayudante Randy deteniendo la patrulla a mi lado y preguntándome si necesitaba
un aventón. Toda esa parte se me hace borrosa. Siento que alguien usó mi
cerebro como una vieja cinta de VHS, grabando, borrando y volviendo a grabar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Fíjese
qué curioso, Smith. Usted ha repetido la historia de forma casi idéntica, pero
en este último punto ha cometido un error. El ayudante, aquí a mi lado, no lo
recogió en la carretera. Usted entró al pueblo caminando por su cuenta y Randy
lo interceptó cerca de la plaza ¿No es así, colega?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Correcto,
sheriff. El señor Smith estaba cubierto de sangre de pies a cabeza y sostenía un
cuchillo de cacería. Si eso no es un código 417K no sé lo que es.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Bien.
A propósito, Randy: ¿por qué no veo la patrulla estacionada afuera?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Oh,
es que… tuve que llevarla al taller esta mañana. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Al
taller? ¿De qué demonios está hablando? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Por
un problema con el alternador. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Sheriff!
Le repito que fue el ayudante quién me levantó en la carretera. Pero… Oh dios, ahora
lo recuerdo. En el medio del camino fuimos interceptados por… por… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Silencio
Smith! ¿No cree que ya ha dicho suficiente? Ayudante, no entiendo cómo pudo
llevar la patrulla al taller. No existe ningún taller mecánico en todo el
maldito lugar. Aquí las reparaciones las realiza el viejo Keaton, y usted lo
sabe.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Sí,
creo que… sí. El problema no fue la patrulla, el problema es que había sangre
por todas partes… y su voz era dulce pero también lastimaba los oídos. Estaba
en todas partes… latía, latía como un corazón inmenso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿De
qué habla? ¿Qué significa esto?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Oh,
por dios, sheriff! ¡Quíteme las esposas!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Randy?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—Sangre…
hablo de sangre. Una cosmogonía de sufrimiento latiendo al unísono. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Randy?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—
Ya lo verá. Se lo demostraré.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¡Dispárele!
¡Dispárele! <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">—¿Randy…? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> ***<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 18.0pt;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Consigna:
Escribe un cuento de terror en base a imágenes<o:p></o:p></span></b></p>
<b><div style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Seudónimo: Síndrome de
Marfan</span></b></div></b>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-57276685300709296492023-06-15T09:48:00.004-07:002023-06-18T13:52:23.815-07:00La fosa<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
noticia nos sorprendió a Robe y a mí, mientras investigábamos un panteón en el
cementerio abandonado del pueblo viejo de Belchite. Según nuestros informes
estaban sucediendo innumerables acontecimientos paranormales en aquella
necrópolis. Cargados de numerosos aparatos para la ciencia parapsicóloga
queríamos dar fe a lo acontecido. De hecho, decían, que aquel pueblo estaba
maldito por los tristes acontecimientos en la guerra civil y era archiconocido
por todos los amantes del misterio. Incontables pruebas fidedignas se habían
conseguido a lo largo de muchos años de investigación que daban valor a todos
los informes de varios parapsicólogos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─¡Era
Buendía!−Hice una pausa, respirando profundamente, antes de contarle la novedad
a mi colega tras colgar el celular−. Han encontrado una tumba en los bosques de
los Picos de Europa, cerca de un pequeño pueblo. Se acerca sorprendentemente a
la descripción que el ocultista alemán Herman Frick hizo del lugar de sepultura
en sus memorias. Es muy probable que sea la fosa del brujo asturiano Evelio
Montañasaltas. Sí es así puede que en el ataúd se encuentre el último ejemplar
del Necronomicón del árabe loco Abdul alhazred, con el que, según el germano,
fue enterrado el hechicero. Dueño legítimo del pagano libro. Ojala la suerte no
nos sea esquiva y el incunable, si está entre los restos mortales, se halle en
condiciones óptimas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─¡Deja
lo qué estés haciendo, Raúl!¡Sí nos damos prisa en menos de 6 horas estamos
allí!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Con
total discreción Buendía había contratado a un par de peones del pueblo de
Camarmeña. Uno de ellos, un chico de color, conduciendo un viejo Land Rover
Defender nos recogió en la plaza de la villa. Apenas nos cruzamos con un par de
lugareños que llevaban a las vacas a los tinados. Las ancianas, recelosas,
cerraban los postigos de las ventanas de sus caserones de piedra y tejados de
pizarra a nuestro paso. Tras varios kilómetros por una carretera comarcal el
auto se desvió por una pista forestal que era devorada por un inmenso bosque.
Oscuro, viejo…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> El trayecto se nos hizo largo, el conductor no
abrió la boca en todo el camino. Robe y yo sentíamos un extraño hormigueo en el
estómago. Estábamos ante un hito con mayúsculas. El libro maldito del árabe
loco era uno de los incunables más buscados a lo largo de la historia. Incluso
había dudas de su verdadera existencia y muchos decían que fue un invento del
no menos loco, escritor norteamericano: H.P.Lovecraft. El simple hecho de que
hubiera una mínima posibilidad de que el libro estuviera allí merecía todos los
kilómetros que llevábamos ya en nuestras espaldas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─¡Ya
casi estamos! –masculló el obrero en un acento extraño, mezcla de asturiano y
una lengua africana− A partir de aquí hay que caminar medio kilometro más o
menos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Fuera del todoterreno hacía fresco. La tarde estaba
avanzada y los altos arboles apenas dejaban entrar la poca luz que las nubes
dejaban escapar. Se sentía una fuerte opresión en el pecho. Era como si los
arcaicos arboles nos vigilaran. Las maderas crujían a nuestro paso, tal vez en
una comunicación ancestral y más vieja que el propio hombre. Olía a rancio, un
aroma fuerte de humedad y putrefacción… A lo lejos pudimos percibir un halo de
luz entre la floresta. Tras avanzar unos pasos alcanzamos un claro en el
bosque. Allí se encontraba el profesor Juan Alejandro Buendía con sus sempiternas
gafas redondas junto al otro peón. Llevaban puesto el mismo chaleco de plumas
sin mangas que el conductor que nos
había traído.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─¡Llegáis
tarde, casi es de noche! ¡Poneos estos chalecos, dentro de poco hará frío! Nos
ordenó, sin tener el detalle de saludarnos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Habían
despoblado un trozo de bosque con una motosierra y unas hachas. Un gran socavón
se hallaba entre la tierra y la maleza removida. Allí, tras acercarnos, pudimos
ver un enorme féretro de ónice negro. El sepulcro del brujo Evelio
Montañasaltas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─Las
indicaciones del alemán eran correctas. Tras varios intentos infructuosos
pudimos lograr el hallazgo. El material usado en el sepelio es inusual y nos
indica que habían seguido algún viejo ritual… Aún no he bajado y debe… ehh…
joderrr….<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">No
pudo acabar la frase y se resbaló hacia el interior de la tumba, entre todos
pudimos sacarlo a duras penas, con el consiguiente susto en el cuerpo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">─¡No
te lesiones ahora Buendía! Bromeó Robe con sorna.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Bajamos
con cuidado al interior de la fosa. La piedra estaba helada. Los arboles
comenzaron a crujir con más fuerza. La noche, negra y plomiza avanzaba sin
obstáculos sobre el crepúsculo. Entre Buendía, Robe y un obrero con ayuda de
horquillas y palancas consiguieron echar hacia un lado la tapadera. Un intenso
hedor fétido nos hizo retroceder. Tras esperar varios minutos, con sigilo y
cierto temor nos asomamos al interior de aquel ataúd de piedra negra… El
cadáver semi-descompuesto de un hombre de gran envergadura se hallaba rígido y
con los ojos abiertos. Su mirada muerta ocasionaba espanto. Su rostro estaba
marcado por terribles cicatrices y pronunciadas quemaduras habían arrugado la
piel, un sombrero de ala ancha cubría su cabeza dejando escapar mechones de
pelo podrido. Los insectos, a miríadas, entraban y salían por la boca
entreabierta y los agujeros de la nariz y los oídos. Sobre su regazo, entre sus
manos huesudas y largas, se encontraba una bolsa de cuero atada con un cordel
rojo. No pude esperar más y me adelanté a mis compañeros y a los asustados
obreros. Aparté los dedos tiesos del objeto y tiré del cordel. Al introducir la
mano sentí un intenso pinchazo y percibí brotar la sangre. Al apartar la funda
por completo entre mis manos ensangrentadas se hallaba un libro y un punzón
adherido a él, con el que me había herido. Era de piel oscura, como encurtida,
la portada estaba repleta de cicatrices y un extraño símbolo precedía su
centro. La sangre comenzó a empapar la portada del raro incunable y para
sorpresa de los que estábamos allí presentes el libro la absorbía con
vehemencia, con una sed de siglos. Entonces, aterrados y ateridos ante aquella
escena, de la garganta del finado comenzó a brotar una voz terrible. Arcana,
gutural. Era un mantra, una oración que el muerto repetía una y otra vez.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><<
el Zee-un-ἢa- Σan-papah, el Zee-un-ἢa- Σan-papah, el Zee-un-ἢa- Σan-papah
>><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Huimos
despavoridos fuera de la tumba. El finado alzó aún más aquella voz innominable
y un fuerte grito se oyó en lo profundo del bosque. Los arboles temblaron y
desde la espesura surgieron unas criaturas de pesadilla, invocadas por aquel
brujo resusitado y su plegaria… Eran, por lo que parecía, dos enormes ciervos.
Sin embargo alguna extraña mutación había cambiado sus cuerpos. Pero lo
horrendo de aquella espeluznante escena era que los animales estaban muertos,
corrompidos. La piel se les caía a pedazos, mostrando los órganos y algunos
huesos. Sus rostros de pesadilla tenían una malévola sonrisa y sus ojos, ¡ay
Dios aquellos ojos!, los mismísimos faros del averno. Conseguimos coger del
suelo las hachas, palancas y la motosierra, mientras aquellos seres esperaban
emitiendo sonidos guturales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Pude mirar hacia la yacija. El horrendo
hechicero había salido de su ataúd de ónice y seguía con su cantinela. Con una
voz surgida de los tiempos primigenios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><<
el Zee-un-ἢa- Σan-papah, el Zee-un-ἢa- Σan-papah, el Zee-un-ἢa- Σan-papah
>><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Estaba de pie junto a la excavación y levantando la mano hizo una seña a sus
pútridos aliados. Éstos se alzaron en sus patas traseras, desafiándonos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Todo ocurrió muy deprisa.
Los seres se abalanzaron sobre nosotros, atacándonos con sus puntiagudas astas.
Uno de ellos consiguió ensartar a un obrero, abriéndole el estomago desde la
ingle hasta casi el esternón. La lucha fue encarnizada. Las hachas golpeaban
sus cuerpos corrompidos, la sangre oscura y fétida surgía de aquellas heridas…
Buendía, motosierra en ristre, cortó de cuajo el cuello del animal que había
herido de muerte al peón, mientras entre todos los demás desmembrábamos al otro
súcubo infernal. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Entonces, de la espesura,
surgió una bestia enorme. Se asemejaba a un lobo, pero tenía también rasgos
humanoides. Y desde el cielo, al unísono, se escuchó un chillido insoportable y
un batir de alas. Una criatura terrorifica, semi-descompuesta, lo que antes fue
un águila en otro tiempo, se posó delante de nosotros. El brujo seguía a pies
de la tumba, imperturbable.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> << el Zee-un-ἢa- Σan-papah, el Zee-un-ἢa-
Σan-papah, el Zee-un-ἢa- Σan-papah >><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
criatura lobuna se abalanzó sobre mi camarada Robe. Sus fauces amarillentas y
pringosas laceraron su cuello mientras una de sus garras le atravesaba las
costillas. El grito de mi amigo aún me acompaña en mis pesadillas… Me lancé
sobre el animal que devoraba a mi colega sobre el suelo preso de una sobredosis
de adrenalina y rabia. Había recogido de la hojarasca un cuchillo de montaña y
cerrando los ojos clavé la hoja una y otra vez en aquel cuerpo pestilente. El
ser aulló mientras Buendía, desde otro rincón del claro del bosque, luchaba con
ferocidad e introducía la punta de la motosierra en el plumífero cuerpo de
aquella criatura alada. Un amasijo de plumas y vísceras salieron disparadas
salpicando el rostro del profesor… Mi cuchillo penetraba en aquella carne
corrupta, pero aquel ser no cesaba en su empeño de acabar con mi vida. Se
revolvió y ahora era él el que me tenía a su merced. Sus temibles y apestosas
fauces estaban a punto de hundirse en mi cuello. El cuchillo cada vez lo
clavaba más profundo, pero era inútil. Cerré los ojos esperando el final… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Un
fuerte ruido me hizo abrirlos de nuevo. El profesor cortaba con la motosierra el
cuello de aquella diabólica lamia. Un chorro de sangre negra y espesa surgió
como un torrente. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Me reincorporé a duras penas. Tenía heridas
y magulladuras por todo el cuerpo. Buendía parecía disfrutar descuartizando a
aquel maldito ser. Miré instintivamente
hacia la tumba. El hechicero no se encontraba al borde de la sepultura y fue
entonces cuando me percaté de que aquella oración recitada por el brujo en un
lenguaje desconocido también había cesado… Oteé de lado a lado el claro del
bosque. Aquello era una masacre de cuerpos mutilados. Un intenso olor a sangre
flotaba en el aire. Casi se podía masticar el sabor metálico del líquido vital.
De repente mis ojos se centraron en el chico de color que desmembraba con un
hacha un tercer ser cérvido que no había visto aparecer. Entonces detrás de él,
imponente, el pútrido hechicero. Solo pude advertirle señalándole, la voz
apenas salió de mi boca. Cuando el pobre muchacho quiso percatarse el malévolo
brujo le cogió la cabeza y con sus largas y huesudas manos le arrancó la cabeza
de cuajo, separándola del maltrecho cuerpo que aún convulsionaba. El hechicero
parecía sonreír mientras sujetaba la cabeza entre una de sus manos…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> Sin pensar en las consecuencias me lancé hacia
él cuchillo en alto. El profesor Buendía me imitó levantando la motosierra… Fue
todo como un rayo fugaz… Clavé el cuchillo en una de las piernas del brujo y
éste, de un fuerte manotazo, me tumbó al suelo. Buendía, de un mandoble, le
cercenó la mano que portaba el libro y el terrible mago lo agarró con la otra
de la cabeza, estrujándosela. Sus gafas se hicieron añicos y se mezclaron con
los huesos rotos de la cara y los trozos de cerebro que salieron a chorros… No
lo pensé dos veces. Recogí del suelo el libro maldito y huí.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> No miré atrás, a pesar del terrible grito de
agonía del profesor Juan Alejandro Buendía… Arranqué el todoterreno y el bosque
solo fue una estela a través del cristal…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> <br />
He escuchado pasos sórdidos por el
pasillo. Llevo sin dormir desde que ocurrió aquella pesadilla. Tres días con
sus noches. Sobre la mesita del salón yace el libro del árabe loco, aún no me
atrevido a abrirlo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los
pasos suenan cada vez más cerca. Está ahí al otro lado de la puerta. Puedo oler
su hedor a putrefacción, el asqueroso aroma a bosque viejo y antiguo. Puedo
escuchar su respiración gutural. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Viene
a por él. Por su propiedad…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">…y
yo estoy perdido… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Consigna:
Escribir un relato de terror a partir de las imágenes recibidas<o:p></o:p></span></b></p>
<b><div style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Por: Gato negro</span></b></div></b>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-25737523071359851142023-06-15T09:44:00.003-07:002023-06-18T13:52:23.330-07:00Expediente feroz<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Son
las 11:30 de la mañana. El día está transcurriendo tal como Jaime Gutiérrez
tiene previsto. No ha sonado todavía el teléfono, y nadie ha traspasado la
puerta de su despacho. Está saboreando su tercer café de la jornada, con cuatro
bolas de fraile rebosantes de dulce de leche desparramadas por su escritorio,
mientras hojea el diario y planifica por internet la reforma de su casa. Qué
buen puesto es ese de subjefe de sección en el Ministerio de Cuidados Animales.
Los contactos valen para algo, ¿no? Además, su superiora, la jefa de sección
Paluzzi, cuyo despacho adjunto al suyo se comunica por una puerta, está bien
calladita, en lugar de estar jorobándole. Perfecto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Pero
ya se sabe, los días buenos están para ser estropeados, y cuando está
masticando con fruición el primero de los cuatro bollos, un hombre enclenque y
pálido como la muerte aparece por la puerta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Bu, buenos días <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Quién es usted? ¿Cómo ha conseguido llegar
hasta aquí?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No había nadie en la recepción.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Por Dios. Qué pocas ganas de trabajar tiene
la gente. ¿Qué quiere? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Trabajo en la reserva biológica de Arrechán.
Hemos tenido serios problemas esta noche. Muy, muy serios…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿A mí qué me cuenta? Acuda a su sindicato,
que para eso está. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Lo he hecho —señala con respiración cada vez
más ruidosa—. Pero me retrasé con la última cuota y me han dicho que no pueden
atenderme. Así que he decidido venir aquí.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Qué vergüenza. La profesionalidad es algo del
pasado, por lo que veo. Bien a ver, dígame qué es lo que le pasa. Lo más
probable es que yo no le pueda ayudar —comenta mientras comienza a masticar su
segunda bola de fraile.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Soy de la brigada de mantenimiento de la
reserva. La noche pasada me llamó un compañero. Habían encontrado por
accidente, en una vaguada, una especie de féretro semienterrado, muy pesado.
Teníamos que extraerlo antes de que los lobos lo desenterraran y devoraran lo
que fuera que contuviera, no queríamos que se contagiaran de algo malo. Un
marrón de tomo y lomo. Cof, cof. Así que agarramos las motosierras y las palas,
y nos acercamos mis seis compañeros y yo al lugar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Este no es su departamento, señor mío. Debe
ir al Ministerio de Sanidad, si no le importa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No, espere. No fue todo tan sencillo —repone
el hombrecillo tembloroso, mientras las venas rojas de sus ojos empiezan a
adquirir el grosor de varices—. Al llegar allí, comprobamos que la caja de
madera estaba podrida por la humedad. Cuando la intentamos izar se descompuso,
y se abrió la tapa. Vimos entonces en su interior un cuerpo, vestido de negro y
de piel blanquísima, todavía bien conservado. Lo horrible fue cuando… Uf.
Cuando abrió sus ojos. Eran verde pálido, y empezó a mirarnos a todos como si
fuéramos choripanes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Ya, ya… —repone Jaime mientras considera
seriamente la posibilidad de llamar al departamento de salud mental.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Y fue aún peor cuando, de un salto, se puso
de pie. Nos quedamos todos petrificados de terror. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Claaaaro, claro. Lo supongo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No, no lo puede suponer. El ser aquel se
lanzó hacia uno de mis compañeros. Le agarró del cuello y… le, le arrancó la
cabeza. Con facilidad, de un tirón —el hombre se pone las manos en la cara—.
Todavía tengo en mi mente el esófago y el pedazo de tráquea sobresaliendo del
cuello. La sangre salpicándonos y poniéndonos perdidos. Dioss.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Ya, ya… —Jaime considera ofrecerle su tercer
bollo, por eso de relajar el ambiente. Pero decide que, tal vez, no tenga
muchas ganas de comer en ese momento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Salimos corriendo como locos, gritando de
terror. Oíamos un trote detrás de nosotros, seguramente era aquel ser del
demonio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
ese momento de la narración, Jaime tiene la extrañísima sensación de que las
uñas del hombrecillo han crecido un poco en el último minuto. Y que su cuerpo
se está volviendo más grande mientras que —y esto sí lo puede verificar— el pelo
de su rostro y sus manos le está creciendo a ojos vista.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Claaaaro. Cómo no. Un ser demoníaco en la
reserva, sí señor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¡Cállese! —grita desesperado— ojalá eso
fuera todo, COF COF, COF —la voz se le va haciendo más ronca y gutural—. Vimos
a lo lejos algunos animaleg que se acercaban. Quisimos ahuyentarlos para que no
fueggan atacados. Peo vimos que se dirigían diregtamente a nosotros. Éamos sus
presas. Log ciervos tenían los ojos rojos, les habían crecido unos dientes
beztiales… Comenzaron a devorag a mis cozpañeros. Uno de ellog le metió la
motozierra en el pecho a una de ezas begtias y ni aun así. El cieggvo le clavó
suz colmillos en el pecho y le agrancó el coazón y las entrañas. COF, COF,
ARRGHSPCHFT —comienza a soltar esputos de color rojo verdoso—. Fue una majacre,
una oggía de sangge.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Y… dígame usted, ¿Qué tipo de queja quiere
realizar? ¿Le hirió a usted alguno de esos animales?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Uno de los perrog-lobo. Caminaba a doz
patag. COF, COF. Me miró y ze lanzó hacia mí, me tumbó y me agañó er cuello.
Akkí pue veg la herida —gira el cuello enseñando entre una tupida pelambrera
gris un tajo de un palmo de longitud con sangre ya un poco reseca—. Guego fue
abatido pog un compañego y sobgeviví.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Jaime
percibe las dificultades de dicción de su interlocutor y sus convulsiones, cada
vez más frecuentes; sus orejas, que miden ya un palmo. Su rostro,
definitivamente peludo, se ha proyectado hacia delante en la zona nasal; y sus
incisivos miden ya más de dos centímetros cada uno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Se
levanta distraídamente con la tercera bola de fraile todavía en la boca y mira
por la ventana situada a sus espaldas. Distingue numerosos cadáveres repartidos
por la calle, en distintos grados de despiece. Bestias peludas de dos metros de
altura, parecidos a lobos y a ciervos, solo que trotando a dos patas, están
buscando nuevas presas, mientras que algunos hombres pálidos como la nieve,
vestidos de negro, calvos y con ojos verdosos, parece que dirigen la cacería.
Hay coches empotrados contra tiendas, humanos desmembrados gritando y arrastrándose
por el asfalto. Una niña llora sin consuelo, sentada entre la orgía de sangre y
vísceras, buscando un adulto no bestializado que la abrace. Sí, parece que la
infección se ha extendido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Bieen, a ver…<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¿quiere entonces hacer una denuncia contra el
animal que le mordió?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Noorfff.. quieggo que logs defienda,
quiero... kiego commegggg.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Jaime,
sin girarse, se aproxima a la puerta de la pared lateral, de manera
indiferente, mientras oye a sus espaldas gruñidos y un respirar animal cada vez
más ansioso. Llegado ya a la puerta, siente en su nuca un aliento fétido. Se
vuelve, con lentitud, para ver el rostro de un lobo erguido, de ojos rojos y
odio ancestral, justo enfrente de su rostro. Seguramente lo último que vea en
su vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—ÑAM.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Espere. Dice que le ha mordido un perro, o
un lobo ¿No?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Se
saca del bolsillo del pantalón la última bola de fraile que le queda, la más
olorosa y grasienta, mientras abre con rapidez la puerta que comunica con la
sección vecina. Lanza entonces el bollo a la habitación contigua y grita un
sonoro «¡BUSCA!»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El
joven hombre lobo que hasta hace poco fuera un técnico de mantenimiento siente
en lo profundo de su nuevo ser que debe morderle el cuello, y extraer su sangre
y sus vísceras. Ha nacido para ello. Pero ve volar el pastel esférico haciendo
una hermosa parábola, y siente un impulso irresistible, su esencia animal no
duda. Salta de un brinco canino hacia otra habitación, moviendo la cola,
dispuesto a cazar la bola de fraile por encima de todo, inmensamente feliz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¡GUAU!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Jaime
cierra entonces con rapidez la puerta con pestillo y llave, y luego hace lo
mismo con la entrada de su despacho. Mientras oye los gritos desesperados de la
vecina jefa de sección, y sus alaridos cuando comienza a ser devorada, piensa
en lo fácil que va a tener ahora el ascenso en el escalafón. Al fin y al cabo,
recién ha quedado vacante una plaza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Tras
llamar al equipo de seguridad, e indicarles que abatan a la bestia con balas
del máximo calibre, se asoma de nuevo a la ventana. Parece que el ejército
puede conseguir sofocar la infección. Aunque el desenlace no está todavía
claro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">No
le inquieta. En cualquier sociedad, por bestial que sea, siempre se necesitan
jefes de sección que organicen las cosas. Ya que, como le resulta evidente,
nadie quiere nunca trabajar. Se sienta a seguir leyendo el periódico y decidir
el color del sofá. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Lástima
de último bollo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">------------------------<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 90%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -45.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: right;"><b><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 90%; mso-fareast-font-family: Arial;">Consigna: R<span style="color: #050505;">elato de hasta 4 hojas, en base a las imágenes recibidas<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 90%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -45.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: right;"><b><span style="color: #050505; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 90%; mso-fareast-font-family: Arial;"><o:p> </o:p></span></b></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><b><span style="color: #050505; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: Arial;">Seudónimo: Igor Náhuat</span></b><b><span style="color: #050505; font-family: "Arial",sans-serif; mso-fareast-font-family: Arial;">l</span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4298074291578580222.post-27826575376359904242023-06-04T06:35:00.002-07:002023-06-04T16:57:27.430-07:00Un otoño peculiar<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La brisa sopla del nordeste y es un
viento frío y turbulento que en ocasiones te obliga a replantearte si te
conviene seguir en ruta o volver a tu casa tan confortable. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Lo mío duró solo unos segundos y
mientras lo analizaba, estuve lavando mis zapatos durante algunos minutos. No
quería que su energía, la de “aquello” que se me había adherido, también se
impregnara en el resto de la casa. Le di vuelta al asunto un rato, hasta que
empecé a rememorar todo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Yo iba de camino a hacer las
compras, tendría que haber cruzado la calle Navarro, pero en la esquina estaba
Juan López, no era vecino del barrio pero siempre andaba molestando por ahí,
pidiéndole a la gente que pasaba guita para la birra, con la excusa de sus
hijos pequeños y su enfermedad, así que
decidí girar por Av. Devoto. Curioso,
nunca había tomado esta calle, le habían cambiado el nombre durante los
meses que viví en España, todo era nuevo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Caminé unos pasos y creí ver la
silueta de una persona robusta que
tendría unos 60 años de edad. Vestía una
camisola blanca abotonada, de esas que usaban las abuelas a fines de los 80´
cuando tomaban mate mientras barrían la vereda; ella tenía el pelo blanco y
rizado, su aspecto era desaliñado cuando
se movió hacia mí, me alteró y entonces el viento me golpeó en la cara y se
cortó mi respiración. Me giré bruscamente en sentido contrario y fueron solo
tres segundos, cuando volví a mirar en sentido a la casa vieja y el sen de campo,
la silueta había desaparecido. Algo me impulsó a darme vuelta y no fue
justamente el viento, Me golpeó y sujetó fuertemente otra vez, no podía
desembarazarme de aquello, y allí lo supe. Se había adherido a mí, no sabía que
era, un aura o una presencia. Sentir
eso me asustó y me hizo estremecer, lo
que me atravesó no era una brisa normal.
Pasé por delante de su casa, porque esa debió de serlo, al menos años atrás
cuando todavía vivía. La vista se me nublo, no vi bien pero en la puerta
desvencijada había un cartel, una pizarra marrón escrita con tiza, algo. El
texto estaba borroneado, pero leí claramente la “FANTASMA DE AV. DEVOTO” y el
número de la vivienda, el resto no se leía. La vista se me compuso cuando giré
en la esquina y vi a unos vecinos charlando en el umbral de un edificio. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Ya no estaba tiritando, pero la
sensación helada y húmeda seguía en mí, y la figura de esa mujer parada en
forma grotesca, parecía enojada o muy confundida. No intenté ser muy racional,
el viento repentino me asusto y pensé
que ella me iba a atacar, me giré, cuando volví la vista ya no estaba y
avancé igual. No lo había imaginado del todo, era un fantasma, eso lo sé.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Ese día, más tarde, ni bien terminé
de hacer las compras me volví a casa y antes de cruzar la puerta de entrada,
tuve la necesidad de quitarme los zapatos y dejarlos ahí afuera. Y así entré,
el piso estaba helado, pero fue la sensación ms segura que tuve durante el
resto de esa tarde. Y entonces limpié los zapatos y rocié con desinfectante de
alcohol la bolsa de las compras, siempre lo hacía pero esta vez, lo acompañé de
una oración.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Le serví un mate a mi amigo Marcos, que había venido de visita a
casa. Siempre fui de mente abierta, pero nunca había tenido alguna experiencia
paranormal, pero esto lo comprobó. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- Tenía que ser ella estaba enojada
y muy confundida, quizás era simplemente una aparición, por eso desapareció
cuando me volví, ya no le presté atención y se fue - Le dije a Marcos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- Por las dudas evitá volver a pasar por ahí, te vió, eso no es bueno.
No sentiste nada raro? - Dijo Marcos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">- Desde cuando vos crees en
fantasmas, Marcos. Justo vos.. – Le dije yo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">El me miró y se quedó callado unos
segundos. – Te lo digo enserio, te conté de las experiencias que habían tenido
mis viejos con la casona de la cúpula de Crisolito Larralde, no?. Yo no creo,
bueno no tanto, pero algo paso ahí y mis viejos lo vieron y lo sintieron. Tardaron meses de librarse de la sensación de
que algo de eso se quedó con ellos y entonces pasó todo lo que pasó -<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Después de cenar, limpié y escuché
música durante un rato, e Investigué un poco sobre esa casa, la 3297 de Av.
Devoto. A fines de los 80´ allí vivieron varias generaciones de la familia
Gregario, una pareja española del norte, de las islas Baleares, criaron a sus
hijos y sus nietos en ese lugar. Y luego
llegaron los Mistral a vivir ahí a principios de los 90. No había nada
fuera de lo común. Entonces quién podía ser ese fantasma enojado que vi aquel
primer día de helada brisa otoñal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Había pasado casi una semana de mi
experiencia y aproveché mi tiempo libre en casa para leer, me resultaba curioso
todo este asunto del fantasma de Av. Devoto, como le había llamado yo. Busqué
en internet y de casualidad di con una publicación de Facebook del grupo de
“Cúpulas de la ciudad” Y se me ocurrió preguntar si alguien sabía algo respecto
a esta casa de Villa Santa Rita, tan cerca de mi propia casa. Pero no hubo
nada, ninguna coincidencia o evento que diera lugar a una historia de fantasmas
en esa vivienda. Salvo por una cosa, uno
de los miembros del grupo sabía algunas historias sobre Los Mistral.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Ciro, el nieto querido de la pareja
anciana Delia y Ernesto Gregario, había formado pareja con Elena Mistral, una
mujer de temple frío, seco y algo violenta con ambos ancianos. La pareja se
casó y se mudó junto a ellos alrededor del ochenta y nueve. Dos años
después, Ernesto enfermó y murió. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Elena había tenido una hija junto a
Ciro y convenció al joven de que su abuela estaría más cómoda en un
departamento pequeño y así ellos podríanaprovecharque mejor la casa y el garaje para colocar la
ferretería que tanto anhelaba Ciro tener.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> La fachada cambió, dividieron el frente de la
casa en dos, pero con el carácter tormentoso de Ciro el negocio no funcionó
y tomó muchas deudas. Ya para el 94, el matrimonio se marchó, la
casa nunca se vendió, y de ellos nada más se supo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">– Entonces, nada! Ningún fantasma -
Me preguntó Marcos, mientras chateábamos en el Snap. – Nop! - dije yo. Bueno,
algo sí me quedó en claro, el matrimonio de los ancianos Gregario, con sus altibajos y todo fueron
felices durante los años que habitaron esa casa, hasta que sus descendientes se
mandaron la parte. Creo que Delia era una mujer de aspecto frío y de
temperamento algo turbulento, razón por la que no habría congeniado demasiado
con la esposa de su nieto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Habían pasado unos días y me decidí.
Un día otoñal tan bello de cielo azul y hojas amarillas regadas por las
veredas, volví a pasar delante de la 3297, y esta vez no pasó nada. Pero
entonces vi algo particular que antes no había notado. El piso superior se
había venido abajo, y las vigas del techo, estaban dobladas hacia el interior,
parecía aplastado, o quemado, un rayo supuse.
No había pararrayos, en la zona. Los habían sacado cuando la compañía de
tv por cable, comenzó a extender el cableado, en la zona.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><a name="_heading=h.30j0zll"></a><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Caminé
las dos cuadras siguientes y entré a la iglesia
del barrio, tenía pensado visitarla. El párroco fue muy amable, me conto
sobre la casa de Av. Devoto y entonces supe, no todo siempre fue margaritas y
flores. La abuela Delia no se llevaba tan mal con Elena, ya. Su nieta Carmen
requería de su total cuidado, era una niña especial, él la describió así, no
sabía los detalles. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Una noche, cayó una tormenta copiosa
y el viento arrancó las chapas precarias con las que Ciro había sujetado parte
del techo de la habitación de su madre, Elena intentó ayudar mientras la mujer
anciana se retorcía de miedo en la cama, y mientras Ciro buscaba colocar una
luz de emergencia de esas a pilas sobre una de las mesitas para poder ver bien,
un rayo explotó el cielo nublado de abril y una ráfaga de viento arrancó la
hoja laminada que Ciro había intentado sostener minutos antes. Hubo gritos,
muchos, los vecinos no se enteraron hasta el amanecer. Y se instaló el rumor de
que Elena, terminó con el brazo cercenado por el hombro, mientras la sangre
brotaba a chorros de entre el musculo que lo unía a su cuello. Una vecina dije
que vio el cuerpo colgando de un ventanal roto. A Elena se le había abierto la
carótida, Ciro, con el cuerpo medio colgado sobre ella, debió haber visto como
los ojos de su mujer se opacaban mientras las pupilas se dilataban
lentamente. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">A Ciro también lo había golpeado, el
dolor fue mucho mayor para él, enloqueció. La policía poco pudo hacer por el
pobre diablo. Para él, la abuela poco
importaba, aunque en realidad seguía viva. Él no lo sabía pero su mujer había arreglado la chapa para que
esta cayera sobre la cama de la vieja, aplastándola al instante. Necesitaban
dinero para tratar el problema de su hija. Pero había fallado, ahora ella había pagado el pato. Ciro y la nena desaparecieron a la mañana
siguiente luego de todo el tumulto que causo en la cuadra las sirenas de la
ambulancia y el bullicio de los vecinos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">El plan había salido mal. Un
accidente y la herencia quedaría para
ellos, así lo había arreglado Elena, en su papel de abogada, pero ahora ella
estaba muerta. La vieja se quedó sola, encerrada arriba. Nadie se enteró, ni
entró a revisar, la policía había hecho todo mal. Durante días no supieron que Elena había convencido a Ciro de sacar a
la vieja del departamento que tanto les costaba pagar el alquiler y la habían
traído de vuelta a la casa la noche
anterior, para matarla, según el plan de Elena.
Él se fue y nada más se supo. Dos o tres días después, los bomberos,
volvieron con un arquitecto pagado por el municipio, porque la parte superior
de la casa podía derrumbarse y arrastrar la medianera vecina. Y ahí estaba la
abuela, con el pulso mínimo, muerta de frio. Hipotermia dijeron ellos. Fue un
caso muy sonado en su momento, pero con
el tiempo fue olvidado supongo. Delia
murió durante el otoño extenso del 2000 y desde entonces la casa quedó sola y con el primer cambio en
la brisa otoñal de Abril, decían que ella aparecía, perdida y sola, vigilante.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Decidí volver y le pedí a Marcos que
me acompañara. Sabía cuál era su nombre “Delia”, eso me daba poder sobre ella,
supuse.. Me paré frente a la puerta y me la quedé viendo, no se veía nada raro.
Pero entonces Marcos se quedó de piedra, él me hablaba bajo yo no le entendía
nada de lo que me decía. Cuando me giré, me topé la cara desencajada con la
mandíbula torcida y un ruido atroz que salía de una garganta, no era Delia, era
Carmen, su nieta, en un flash mental, la
reconocí de forma inmediata por las fotos que me mostró el párroco que guardaba
en el templo de todos sus feligreses.
Pero Carmen estaba viva, no muerta y cuando bajé la vista hacia el
cuerpo de Marcos que yacía en cuclillas temblando en el suelo, ella le asesto
un golpe en el cráneo con el mango de algo. La sangre brotaba, no pude hacer
nada. Un estruendo resonó en mi cabeza, me había reventado la mandíbula con el
mango de la cuchilla y un dolor sordo, me ahogó la sangre y los fluidos se
escapaban de mi boca, me había mordido la lengua y tragué como pude pero ya no
podía respirar, mis pensamientos fluían como la sangre que manaba sin cesar de
la cabeza de Marcos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Fueron segundos, pero sentí un
dolor agudo en la cabeza y me vi
atravesando el portón de entrada de la casa, me golpee el cuerpo contra el
vitral del hall de entrada de la casa. No llegué a incorporarme, sentí un dolor
punzante que me ascendió por el brazo, de pronto tenía un cuchillo clavado en
el antebrazo. La agarré del cuello con la mano sana y se lo retorcí en la
desesperación, me estremecí de ira, de
pronto a sus espaldas, vi un filo elevado y Delia apareció detrás de Carmen.
Algo ocurrió y ella cayó al suelo con un alarido apagado, su cuerpo exangüe
boca abajo, con el brazo que aún sostenía el cuchillo con el que me atacó y su
cara y sus ojos abiertos miraban fijo el Sen de campo de la entrada. Delia me
sonrió y me desvanecí. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La brisa cálida sopló de nuevo, abrí
los ojos y Delia no estaba más. Se había
ido finalmente, quién había sido su inocente
carcelera, Carmen, también descansaba en paz. La pobre chica había
estado enferma desde sus inicios, “demente”, decía su familia. había sufrido un daño cerebral mientras estaba en
la cuna. Y luego del accidente había sido oculta y resguardada por Delia, mientras la niña
crecía, la cordura de la vieja se
desvanecía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> Carmen había permanecido sola allí. Se había
alimentado de las alimañas de la casa. Delia no podía irse, lo sabía, algo
había dejado atrás en este mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><a name="_heading=h.1fob9te"></a><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Me
repuse de mis heridas en el hospital y supe que Marcos estaba recuperándose,
con un gran corte sobre la sien
izquierda y un chichón de canto en el mismo costado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.2pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Nunca más volví a pasar por la 3297
de Av. Devoto. Cada vez que siento ese viento fuerte de abril aún impregnado en
mí, trayendo a mi memoria la figura de una Carmen delgada y enloquecida,
vigilada siempre por el espíritu de su abuela, mi cuerpo se estremece hasta
entumecerse todo. Al fin y al cabo, aquel,
sí que resultó siendo un otoño de lo más peculiar. FIN-<b><o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 14.2pt;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Un otoño peculiar<o:p></o:p></span></b></p>
<b><div style="text-align: right;"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Por Sunny</span></b></div></b>El Edén De Los Novelistas Brutoshttp://www.blogger.com/profile/04781064572421291142noreply@blogger.com0