sábado, 14 de marzo de 2015

Entrenamiento fatal


Por Patricia Fabiana Ferrari.


Marta salía de estudiar como todas las noches. A paso vivo recorría las seis cuadras hasta su casa. Nunca tenía miedo ni siquiera en las oscuras noches invernales pero aún así era precavida y caminaba atenta. Para sentirse más segura y evitar el stress y la angustia que la situación le infundía a su alma, tiempo atrás había tomado la decisión de comprar un arma. Ya con nuevo "chiche" en su poder, llamó a su mejor amigo.
Walter trabajaba desde los dieciocho años en el polígono de tiro de la ciudad donde ambos vivían. Con su amplia experiencia, toda su habilidad y paciencia en pocos días la convirtió en una experta tiradora.
Ella nunca esperaba enfrentarse a una situación límite, pero los tiempos que se vivían donde la inseguridad era la soberana del día y la noche, de alguna forma había que protegerse.
Esa noche recorría su rutinario trayecto a casa. No iba sola, ya lo transitaba en compañía de su flamante arma. Caminaba sosteniéndola a través de una pequeña abertura que dejaba el cierre de la cartera apenas deslizado. De pronto, alguien rodeó su cuello. Sin dudarlo, Marta sacó el arma, la orientó detrás de si buscando apoyarla sobre el cuerpo de su atacante y apuntó. Todo ocurrió en cuestión de segundos. Al girar lo vio ahí tendido.
Con su último aliento y apenas un hilo de voz que se desvanecía más y más con cada palabra, alcanzó a balbucear:
_ ¡Qué bien te entrené, guacha!

1 comentario:

  1. Muy agradable y cálida la sorpresa recibida por ella al ser elogiada su capacidad operativa. Él no debió subestimarla. Hermoso relato.

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