sábado, 21 de abril de 2012

Extraño en casa


Por Eduardo Gonzalez.



John bajaba lentamente por la escalera circular, estaba afirmado fuertemente del fierro barandal del costado, este tenía forma de caracol y desde la posición en la cual se encontraba parecía ser infinito hacia el fondo.
Bajaba a paso apremiante, sudaba mucho y sus gotas de sudor le producían comezón en  los costados de su nariz.
Al bajar las escaleras, a cada paso, se imaginaba con mayor claridad lo que vería al fondo de la escalera. –un ataúd—
Este pertenecía al conde Dracula, no cavia duda, el haber pasado las vacaciones en aquel lugar junto a Joanna había sido muy mala idea.
Por fin llego al final del pasillo y se encontró de frente con una gran cámara oscura, esta estaba custodiada por seis pilares que parecían ser guardias del ataúd presente, este estaba posicionado al centro de la habitación y esplendía una extraña luz plateada.
John se acerco temblorosamente y decidió abrir el ataúd, se armo de valor y lo destapo, le costó un poco por el gran peso de la madera pulida, esta tenia encima una cruz invertida.
Al abrirlo vio al conde, este estaba dormido con los brazos cruzados en su pecho, era como si se custodiara así mismo sus preciados pulmones, los tomaba con fuerza, sus palmas estaban sujetas al lado de cada pectoral.
Estaba inerte, no respiraba al parecer, John lo vio más de cerca y este abrió los ojos.
Se abalanzo sobre él y posteriormente lo tomo por los hombros como queriendo zamarrearlo pero lo mordió en el cuello.
A reglón seguido cayeron dos hilos de sangre a través de su cuello.
John estaba quieto, asistía inertemente a su muerte, ahora sin duda alguna ya era un vampiro, uno más…
Stich… sonó el televisor, Mauricio había apagado el aparato, estaba somnoliento, la tv le parecía borrosa era como estar viendo una película en 3d pero sin lentes apropiados.
Le había ganado el sueño, sostenía el control con la mano derecha pero esta estaba desmayada sobre el sofá en el cual se encontraba.
Daba la impresión de que era un ebrio al cual le había ganado el alcohol y lo había llevado a la cama, en este caso era el sillón grande de su propia casa.
Mauricio estaba solo en casa, afuera llovía torrencialmente y el sonido sobre el zinc no dejaba muy bien dormir.
Sus padres habían salido hace dos días, estaban fuera del país. Mauricio estaba cansado, había ido a trabajar ese día y había vuelto agotado a eso de las ocho de la noche, pero ese era el triste precio que debía pagar por no haber decidió seguir estudiando, sus padres tenían el dinero suficiente como para mandarlo a alguna universidad privada pero este habían decidido otra cosa, simplemente los fines de semana que tenia libre se echaba los huevos.
El viento invernal chocaba con los ventanales de la gran casa. Esta estaba cerca del cerro san Cristóbal, corría mucho viento y la lluvia no daba tregua, ese mismo día Mauricio había visto las noticias de las 9, las lluvias no cesaban en la región metropolitana, ya habían formado estragos en campamentos y en poblaciones donde históricamente se inundaban todos los años, la gente se veían saliendo de sus casas con el agua hasta la cintura, algunos en botes transportando a sus mascotas y enseres preciados.
La gente ya estaba en pánico y a cada momento se veían personas que culpaban al gobierno de la mala situación, decían que existía mala estructura de alcantarillas y por eso las aguas lluvias no drenaban bien en ciertos lugares.
Los pasos bajo nivel ya estaban en su mayoría inundados, se veían autos y micros atrapados en esquinas profundas, parecían lagos, y otros ríos.
La situación más grave era la del rio Mapocho, este estaba casi desbordado.
El agua corría su curso hacia el mar con mucha fuerza, los que pasaban más miedo (claro está) eran los puentes ubicados en la zona los cuales corrían un serio peligro, de un momento a otro se los podía llevar el rio, corría con demasiada fuerza.
La lluvia ya llevaba 5 días en la capital. Era una situación que no se veía hace años, las calles prácticamente estaban intransitables y numerosos supermercados tuvieron  que cerrar ya que algunos empezaron a inundarse y no se podía traer mercadería ya que los camiones exportadores se quedaban atascados en el agua, en algunas comunas la situación ya era grave. Las casas estaban carcomiéndose con el paso de la lluvia.
Santiago era un completo caos.
Decidí ir a la cocina de mi casa, abrí el refrigerador y saque un jamón, me hice un gran sándwich, me lo comí en el comedor tranquilamente mientras escuchaba la lluvia caer en mi ventana, pero de un momento a otro empezaron a sonar rayos y a caer relámpagos.
Eso me produjo un gran sobresalto que inclusive me había quitado el apetito.
Después de un rato decidí botar a la basura lo que me quedaba del sándwich y decidí irme a acostar.
Llegue a mi habitación y prendí mi televisión. Estaban dando solo basura, películas noventeras que no entretenían a nadie.
Me saque mis zapatos y me recosté sobre la cama con ropa, ya no tenía  sueño, el sonido de los relámpagos y la gran lluvia capitalina me habían quitado el sueño.
Intentaba cerrar mis ojos pero el acto no me producía sueño, me corría hacia ambos lados pero no pasaba nada.
Me levante súbitamente y me fui al baño, dentro de este me lave los dientes y la cara.
Me dedique por unos momentos en mirar la ventana de esa habitación de la casa. La vista era esplendida, podía ver  todo Santiago, parecía estar completamente en silencio, el cielo estaba gris, casi oscuro en su totalidad, a lo lejos se apreciaban las luces nocturnas de la capital, parecían ser pequeñas luciérnagas las cuales pestañeaban de vez en cuando.
Decidí ir a la cama por segunda vez, en esta ocasión estaba dispuesto a irme a dormir, no tenia sueño pero quería emprender empresa para lograr tal acción.
Estaba de nuevo acostado encima de mi placentera cama de dos plazas.
 Tome mi celular y decidí ponerlo en silencio, no quería que me despertara por alguna llamada a mitad de la noche, seguramente me costaría mucho conciliar el sueño.
Comencé  a cambiar la televisión y me dirigí a los canales pagados, tenia tevé cable pero eso no significaba que precisamente no dieran pura mierda de vez en cuando.
Estaba cambiando la tv lentamente, me tomaba mi tiempo, esperaba al sueño pacientemente.
Pero de pronto todo se apago. Quede en la absoluta oscuridad, no veía nada, me levante de la cama y tome mi celular.
Ilumine la habitación  y me di cuenta que la tele se había apago con tal fuerza  que despedía humo desde la parte frontal del televisor, se había quemado, ya que cuando la fui a tocar esta estaba muy caliente.
Estaba en la habitación sumido en la oscuridad, solo se podía escuchar la lluvia y el viento. Golpeaban sin cesar la casa. Parecía de vez en cuando que los golpes ocurrían con mayor frecuencia, parecían aumentar paulatinamente.
Baje al living comedor de mi casa a buscar pilas y una linterna, estaba tranquilo, seguramente la plena oscuridad me ayudaría conciliar el sueño, seguramente era más fácil mi situación si esta estaba exenta de ruidos y luz.

Baje las escalera y me trómpese, caí emitiendo un golpe sordo y me doble mi mano izquierda, me dolía mucho pero no parecía nada grave, ni siquiera una rasgadura me había hecho y no pensaba en un esguince.
Busque en unos cajones de la cocina en busca de pilas, pero no encontré nada, solo podía conformarme con la tenue luz de mi celular.
Seguí buscando pero solo encontré un paquete de velas.
En otro cajón encontré fósforos y decidí encender cada vela y ponerla en diferentes lugares de mi casa.
Una la puse encima de la mesa del comedor y otra en la cocina, la tercera y última que tenía la deje encima del mueble de mi pieza.
 Parecían ser pequeños guardias de cerilla que custodiaban puntos precisos de mi casa.
Estaba en el sofá otra vez, y solo observaba el resplandor emitido por las velas, me daban cierta seguridad pero no absoluta.
Estaba sentado observando la ventana, veía caer la lluvia y daba la impresión de que el ventanal sudara por fuera, decidí mirar por esta pero la calle que daba al cerro esta desierta, no había nadie en aquel lugar.
Los rayos y relámpagos seguían cayendo implacablemente sobre la ciudad de Santiago, de vez en cuando parecía un completo bombardeo a la capital.
Esa noche era extraña, además de la lluvia y los rayos, algo malo pasaba, algo malo.
Seguramente estaba comenzando a sugestionarme solo y era natural, estaba solo en mi casa y la oscuridad me ponía un poco nervioso.
Al rato después estaba otra vez sobre mi cama, había apagado las velas del primer piso, solo mi habitación estaba iluminada por la vela que ya en ese instante estaba consumida a la mitad.
Cerré mis ojos e intente quedarme dormido pero un sonido en el primer piso me despertó.
Me levante bruscamente, mis ojos estaban completamente lucidos, veía todo con claridad. Estuve sentado sobre mi cama apoyando mi espalda en la pared en dirección a mi respaldo.  Respiraba deprisa, mi agitación era notoria, estaba comenzando a asustarme.
Baje lentamente las escaleras que conducían al comedor del primer piso, el sonido volvió otra vez, pero esta vez lo pude escuchar con completa claridad,
Estaban golpeando a la puerta de mi casa. Llovía a cantaros y la puerta mía estaba cerrada a calicanto, pero sentía miedo, quizás la persona del exterior era alguien malo, -- ¿Quién podía golpear a esa hora? Y además con ¿esta lluvia?
Me dirigí tambaleante por el nerviosismo de mi cuerpo a la puerta de mi casa, mire en un costado a través de la ventana pero no había nadie, la calle seguía vacía, no había ninguna alma en el lugar.
Decidí apartarme de la ventana e ir a mi cama, justo cuando ya creía que todo había pasado volví a escuchar el –toc toc—de mi puerta.
Me di vuelta en dirección a esta y la mire alumbrándola con la luz de mi celular.
Decidí volver a caminar hacia ella pero en mi interior había una voz que me ordenaba lo contrario. Estaba asustado, seguramente mi propio sugestiona miento ya rallaba en un límite poco aceptable.
Alce la voz sin titubear; -- ¿quién es?--  pregunte con voz segura y casi gritando. La lluvia seguía golpeando mi puerta sin cesar, solo la escuchaba a ella, nada más.
¿Quién está golpeando la puerta? Pregunte con voz más fuerte en esta ocasión.
-no hubo respuesta—
Seguí mirando la puerta en espera de alguna respuesta y escuche.
---- ¡POR FAVOR, DEJAME ENTRAR. NO TENGO A DONDE IR, ESTOY COMPLETAMENTE MOJADO!!!!!!!
Lo escuche y me estremecí, y dije; he y ándate de mi casa, no tengo por qué dejarte entrar en mi casa.
Las palabras salieron de mi boca como si fuese una apelación de algún comandante militar.
Hubo un silencio momentáneo y dijo a reglón seguido; -- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡POR FAVOR, DEJAME ENTRAR, ESTOY TODO MOJADO AQUÍ AFUERA, NO TENGO CASA A LA CUAL IR, ESTABA DURMIENDO EN LA PLAZA JUNTO A MIS CARTONES Y PERROS COMPAÑEROS PERO ESTA MALDITA LLUVIA ME LO A QUITADO TODO, ESTA TODO INUNDADO, POR FAVOR DEJAME ENTRAR!!!!!!!!
Lo escuche tranquilamente, pero no me podía fiar de él, esa noche estaba especial para dejar entrar a un desconocido y después este te matara en tu propia casa, estaba seguro allí adentro, no tenia por que poner mi pellejo en juego por alguien que no conocía.
---no quiero que entres en mi casa, no te conozco, no tengo por qué dejarte entrar en mi hogar, ándate ahora mismo. —
Dije esas palabras en dirección a la puerta y al instante siguiente escuche su respuesta.
¡¡¡¡¡¡¡POR FAVOR, SI NO ENTRO SEGURAMENTE MORIRE DE FRIO AQUÍ AFUERA, DEJAME ENTRAR POR FAVOR!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡NO SEAS MALA PERSONA, LE JURO QUE NO LE HARE NADA MALO, ESTOY EN APRIETOS, SOLO QUIERO UN LUGAR DONDE PASAR LA NOCHE!!!!!!
Después hubo un incomodo silencio y añadió;
¿ESTA SOLO EN CASA MIJITO?, ESTA SOLO PARECE, DEJEME ENTRAR, LE JURO POR DIOS QUE NO LE HARE NADA MALO, SOY UNA PERSONA DECENTE, SOLO QUIERO NO MORIR AQUÍ AFUERA, NO TENGO DONDE IR.
Lo escuche todo el rato, pero la frase que él había expuesto en esta incómoda situación me había puesto nervioso.
¿Estaba solo? ¿Cómo lo había sabido? Quizás no era alguien bueno, seguramente me había estado vigilando y solo esperaría el momento adecuado para atacar, quería mis posesiones y no estaba dispuesto a dar marcha atrás.
Camine en dirección a la escalera sin mirar atrás, pero volví a escuchar la voz del extraño.
¡¡¡¡¡¡POR FAVOR DEJAME ENTRAR, NO HARE NADA!!!!!!!! TENGO MUCHO FRIO, QUIZAS ME DESMAYE EN TU MISMA PUERTA ¿ESO QUIERES? ¿HE?
DEJEME ENTRAAAAAAAAAAAR!!!!!!!!!!!!!!!
No le hice caso, no me importaba si el moría frente a mi casa o quizás afirmado al pomo exterior de la puerta, solo quería dormirme y esperar a que la lluvia cesara.
Decidí no tomarle atención y lo escuche por última vez.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡DEJAME ENTRAR, TE LO RUEGO, NO SEAS UN MAL CRISTIANO!!!!!!!!!! DEJAME ENTRAR, NO QUIERO MORIR DE ESTA MANERA!!!!!!!!
Lo escuche mientras subía los peldaños de la escalera, caminaba lentamente, solo quería que se callara.
Pero a continuación escuche algo parecido a una voz humana, lo digo porque parecía gutural.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡TE VAS A IR AL INFIERNO MUCHACHO, Y ¿SABES POR QUE? PORQUE ERES UN SER HUMANO MALO, DEJASTE MORIR A UN HERMANO.!!!!!!!!!!!!!!!
Decidí continuar con mi rumbo y me acosté encima de la cama de mi pieza, encendí la vela la cual la había apagado al bajar e intente dormirme.
Esta vez lo conseguí…


Pero el sueño no duro mucho ya que desperté súbitamente al poco rato, algo se había roto en el primer piso.
Desperté somnoliento y decidí bajar, me encontraba en un estado de vigilia.
Baje rápidamente pero ahora no me trómpese.
Estaba todo oscuro, alumbre la cocina con la luz de mi celular pero no encontré nada anormal en aquel lugar. Después dirigí mi foco de luz hacia la puerta y vi la ventana rota.
Al parecer esta había sido rota con un golpe desde el exterior, tenia barrotes
La ventana y no tenia que preocuparme si alguien entraba, nadie caía por las aberturas de los fierros de la ventana.
Alumbre el suelo, mirando cuidadosamente los vidrios esparcidos en el piso, andaba solo con calcetines y no quería enterrarme algún cristal en mi pie.
Estaban esparcidos pequeños trozos de cristal en el suelo, era como ver un rompe cabezas mal hecho.
Pero entre los vidrios había algo, una botella de licor, dentro de esta había un papel.
Seguramente el vagabundo me había dejado un pequeño recuerdo antes de irse de mi casa al ver que sus intentos no funcionaron, claro está los de intentar entrar en mi casa.
Abrí la botella y saque el papel que había en su interior.
 Leí el mensaje, estaba borroso y con muchas faltas de ortografía pero decía así; -- te vas a ir al infierno por ser un mal cristiano—
Lo leí estupefacto y me largue a reír, más bien solté una ricita ahogada de mi interior.
Me levante y me dirigí a la escalera con la botella en la mano.
La bote en el basurero de la cocina, me agache para abrir la tapa de esta y la introduje, cayo la botella sin emitir ningún sonido. Me di media vuelta y vi una sombra delante de mí.
Quede helado, era como ver un fantasma. Este camino hacia mí y quedamos frente a frente.
Su nariz casi se tocaba con la mía, sentí su aliento en mi cara y me produjo asco, olía a ron pero del malo.
Al instante siguiente estaba con el control en el sofá, estaba sentado y mi hombro izquierdo estaba caliente, me había quedado dormido con la boca abierta y estaba todo babeado.
La televisión estaba prendida pero ya a esa hora no había programación, la tele estaba en silencio y solo emitía la hora del canal junto a la programación del día siguiente.
Me levante del lugar y me di cuenta de que todo había sido un mal sueño, una gran pesadilla.
Pero había sido demasiado real, todavía podía sentir el hedor a ron del vagabundo, seguía lloviendo con gran fuerza en el exterior.
Decidí pararme del sofá e ir al basurero de la cocina, prendí la luz y lo que vi me dejo helado.
Estaba la botella en el lugar en donde la había dejado, estaba inerte a la espera de que alguien quizás la tomara.
Cerré el bote con gran fuerza.
Y me fui al sillón, me senté y me tome las rodillas. Estaba nervioso ¿había sido un sueño en realidad? ¿O no?
Me refregué los ojos con las palmas de mis manos y me quede en absoluto silencio.
No entendía como la botella estaba allí, mire la ventana y esta estaba bien, no tenía un agujero como en mi sueño, no estaba rota.
Entonces… ¿Cómo había llegado la botella a mi casa? Mas precisamente a mi basurero en donde supuestamente la había dejado yo.
Mire el control remoto de la televisión y la apague, la tele quedo negra, solo se podía ver el reflejo de mi persona sentada frente a ella.
 Intente relajarme y cerrar mis ojos otra vez pero el ---toc toc--- de la puerta nuevamente me molesto e impidió mi sueño.
Mire la puerta con espanto y una pregunta acudió a mi mente.
¿Estaba solo realmente? ¿Había sido todo un sueño?...

Fin

2 comentarios:

  1. La idea me parece buena. tiene varios errores de ortografía, sobre todo en los acentos de los verbos en pasado. recomiendo el uso de los espacios entre los párrafos ya que hace mas fluida la lectura. Hay algo muy raro. Comienza como un pasaje de una película, luego narra en tercera persona y sin saber como termina en primera. Esto le quita continuidad al cuento ya que necesitas regresar a ver que se perdió de la historia. Son solo unos tips. Gracias por enviarlo!

    ResponderEliminar
  2. Coincido con Carmen.
    Podría agregar a lo ya mencionado, y como simple recomendación (si no sirve, se descarta de plano, eh), leer en voz alta el cuento una vez finalizada la redacción. Así, podrás encontrar errores de ortografía y puntuación que subsanándolos, ayuden a dar más brillo a tu relato (yo habitualmente lo hago y, aún así, alguna cosita siempre se me escapa :( ).
    Esperamos, claro, leer más historias de tu autoría.
    ¡Saludos!

    ResponderEliminar