martes, 27 de mayo de 2014

Atrapada

Por Gloria Neiva Antúnez.

Era de mañana cuando lo vi. Era pequeño, su pelaje tenía una pequeña manchita cerca de la cola. Sus ojos parecían buscar algo. Creo que estaba triste. Por lo que me acerqué. Extendí mi mano para tomarlo pero la voz de papá me alerto.
—¡Lissie, ven! Llegaremos tarde.
Hice caso a la voz de papá, y fui a tomarle de la mano, pero no sin antes echar una ojeada hacia atrás. Lo observe estirarse, enroscarse, incluso me pareció escuchar su suave maullido antes de doblar la esquina. Fruncí mis cejas en señal de preocupación cuando ya no lo pude ver.
Al día siguiente me levante decidida, pero mamá no debía descubrirme.
—¡Toma!—le dije mirándolo.
Salió despacito de su caja de cartón, meneando la cola. Sin que se dieran cuenta lo había metido al patio. Sus ojos me observaron desconfiados antes de acercarse para tomar lo que le había traído. Estiré mi mano, y no pude evitar reírme de felicidad. Era suave, y una emoción de alivio se alojó dentro de mí.
—Lissie ¿Qué haces ahí? —escuche que decía mi madre por lo que caí sentada al suelo tratando de levantarme y ocultarlo.
—¡Mamá!—le dije levantándome del suelo y tomándolo en mis manos mientras este se agitaba.
—¿Qué haces con ese gato?—me dijo mamá, su rostro serió.
—Estaba triste mamá, lo encontré, no tiene a nadie.—Le dije resignada, me habían pillado.
—¿y? —me pregunto aún seria, mis ojos ahora me picaban porque deseaba llorar, debería haber sido más cuidadosa me dije, no quería que el pequeño acabara en la calle otra vez.
—¡Lo quiero mamá! Es muy pequeño, como yo.—le dije protestando. No quería que tuviera hambre de nuevo.—¡Míralo, no es lindo!—le dije levantando al pequeño frente a mí.
Los ojos de mamá se suavizaron de pronto.
—Lissie…
—¡Por favor! Míralo, es pequeño, lo cuidaré, lo quiero…—proteste, aferrándome al gatito, y encerrándolo en un abrazo.
—Está bien, Lissie, pero veremos lo que dice tu padre.
—El me dirá que sí. Es demasiado lindo para decirle que no.
Escuche la risa de mamá y un suspiro.
—Ya veremos Lissie, ya veremos.
Manchita durmió conmigo esa noche. Papá dice que debo cuidarla mucho, y lo haré. No dejaré que se quede solo de nuevo.

– FIN –

Basado en: «10 Haikus para 1 Haiga», de Esteban Dilo.

1 comentario:

  1. No le encontré estructura, o si acaso el autor se quedó en la introducción... no creo que sea un microcuento, desde mi punto de vista. Además, tiene tres o cuatro errores ortográficos, y varios problemas con la puntuación.

    Pero es tierno <3

    Angélica Leal Rodríguez.

    ResponderEliminar