lunes, 8 de octubre de 2018

Ruinas sobre ruinas

Por Luna Droz.

La historia que voy a narrar hoy es en honor  a mi abuela la cual vivió una época muy fea de la historia de nuestro país. La última dictadura militar que tuvo lugar el 24 de marzo de 1976 llamado “Proceso de reorganización nacional” Derrocando al gobierno de la Presidente María Estela Martínez de Perón.
El poder fue ocupado por la junta militar integrada por los comandantes de las tres fuerzas armadas. Jorge Videla, Emilio Massera, Orlando Agosti.
Su marido, Mi abuelo militaba para el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo)
Tenían dos hijos pequeños y uno por nacer, Vivian en la casa de la madre de mi abuelo en el barrio San José.
Cuando era pequeña, siempre le preguntaba a mi abuela porque se habían llevado a mi abuelo. La respuesta fue siempre la misma (Por pensar distinto) Crecí con esa respuesta, la cual a cierto modo me bastaba y la entendía, hasta  que en un momento necesite mas respuesta, necesitaba conocer su historia, y la de ella también. De todas esas charlas que mantuve con ella, en las cuales se me erizaba el pelo escuchando cada palabra, de todas esas conversaciones salió esta historia.
Corría el mes de octubre, así como empezaba a correr los rumores de que se estaban llevando a sus compañeros de militancia.
Conociendo ya lo que se decía, en una de las últimas conversaciones que mantuvieron El le pidió que se fuera a Entre Ríos con los chicos y que por nada del mundo los separé, Que los crie juntos, que no los deje con su madre ni con nadie, Que los mantenga unidos a los tres siempre.
Ella, no consiente del verdadero riesgo decidió quedarse.
Llego el 12 de octubre, era de madrugada, rodearon toda la manzana, cortaron la luz de la calle. Mi abuela me cuenta que, eran alrededor de sesenta personas, todas de civiles, que por ese entonces se manejaba con reflectores.
Todos dormían, en la casa a demás de mis abuelos, mi padre y mi tío vivía la madre mi abuelo, Su hermano y su mujer.
Lo siguiente que sucedió fue que se abrieron las tres puertas al mismo tiempo ya que las abrieron a las patadas. Entraron a las tres habitaciones hasta que dieron en la que estaba mi abuelo. Mientras requisaban la casa a ella la dejaron en la habitación con mi tío que se había despertado, Cuenta que en esos momentos se llevaban todo lo que tenía valor.
A él se lo llevaron esa noche, tenía 26 años.
Su hermano salió a buscarlo a la comisaría del barrio esa misma noche. Y pudo ver que algunos de los autos que habían estado en su casa estaban ahí en la comisaria.
Al día siguiente fue ella, pero nadie le quiso tomar la declaración, la mandaron a la comisaría de Temperley en la cual tampoco se la tomaron.
En ese momento ella tenía miedo que vuelvan, entonces decidió irse unos días a Entre Ríos con los nenes.
En cuanto regreso a Buenos Aires volvió a buscarlo, se dirigió hacia el ministerio del interior en donde presento una carta redactando todo lo sucedido esa noche.
Enviaron policías a su casa para tomarle la declaración, ella conto todo, como había sido, las cosas que se habían llevado, todo. Pero solo escribían lo que ellos querían.
En cierto momento uno de ellos saca un arma y la apoya sobre la cuna que había en la habitación. Le dice que esa arma fue encontrada esa noche ahí. Ella le pidió que retire el arma de la cuna que era de su bebe que había fallecido.
Al cabo de un rato relatando lo sucedió mi abuela le dijo al oficial que le estaba tomando la declaración que si ella los vería, los reconocería. A lo cual él respondió que mejor cuidara su panza y al bebe que llevaba dentro.
Yo creo que en ese momento nadie era consciente del peligro en el que estaban.
En cuanto termino, la hicieron leer y firmar lo que había dicho. Y al retirarse volvió a remarcarle lo de que cuidara su panza.
El miedo era cada vez más intenso, de día se sentía a salvo, pero de noche los autos volvían.
En esa época nadie te recibía, la gente vivía con miedo,  una amiga de ella, la recibió en su casa de monte grande, Estuvo ahí alrededor de un mes pero volvió a San José por el embarazo. En cuanto ella volvió, Los autos volvieron. Siempre de noche, de día se sentía a salvo, en cuando el sol caía se iba con los nenes a la estación de trenes y pasaban toda la noche viajando, o se quedaban ahí, me cuenta que nunca llegaba a constitución, que siempre bajaba antes y se manejaba en las estaciones cercanas de Temperley, en caso de que la parará la policía. En cuanto se hacía de día volvían y al caer la noche repetían lo mismo.
Hasta que el embarazo estuvo muy avanzado y se tuvo que quedar en su casa, a pesar del miedo. A pesar de eso también, nunca dejo de buscarlo. Cuando mi Tía cumplió los cuatro años se fueron a vivir a barracas, ahí estuvieron un mes y se trasladaron a la boca. Después de eso se mudaron a Villa Celina, ya para ese entonces, todo había terminado, Pero no su búsqueda, ella siguió.
Encontramos los restos de mi abuelo en el 2014 en una fosa común en el cementerio de Avellaneda, Asesinado de dos tiros en la cabeza, de espalda. Sus huesos fueron los primeros que sacaron de la primer fosa, los que le siguieron fueron de un compañero de militancia de él, Asesinado del mismo modo.
Tener sus restos, para muchos de nosotros fue más bien una bienvenida que una despedida ya que nos arrebataron la oportunidad de conocerlo. Y aunque estemos construyendo ruinas sobre ruinas Conviene saber que incluso tras la noche más oscura, Siempre vuelve a amanecer.

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