miércoles, 30 de mayo de 2012

Un despertar tardío

Por Aridnere Saenz Val.



Detrás de un árbol, una joven pareja trata de esconderse de las miradas indiscretas de los vecinos, él, la rodea con sus fuertes brazos de la cintura, mientras ella tiene los suyos alrededor de su cuello, que la ayudan a acercase a su rostro, sentir su cálida respiración y estar besándolo. Estos besos que despiertan en ella un intenso deseo antes desconocido. El fresco viento de la noche les da el pretexto perfecto para continuar acercándose más y más.

Ella lo desea, pero sus miedos han hecho que a sus 18 años haya permanecido intacta, alejada de las tentaciones a las que ya han caído las chicas de su edad. Tom ha venido a cambiar todo su sentir, a cuestionarle si ya es tiempo de entregar su cuerpo y su corazón, ya que, si bien sólo tienen dos meses saliendo, él ya ha despertado en ella toda su sensualidad.
Melisa no entiende cómo es que Tom ha estimulado en ella esta lluvia de sensaciones y como ningún otro chico lo había hecho, piensa que es, su cuerpo  musculoso, tal vez su piel blanca al hacer resaltar sus ojos verdes, también puede ser  la perfección de su cabello de un castaño claro, o bien, la culpa la tienen sus carnosos labios ya que al besarla intensifican sus sentidos. Sin embargo es un todo lo que produce en ella una enorme cantidad de hormonas que recorren su ser.

Es tarde y ella sabe perfectamente que el tiempo al lado de Tom tiene que terminar o su padre saldrá a molestarlos, pero trata de ignorar ese hecho porque quiere seguir sintiendo, permanecer un poco más a su lado, pensar  mientras siente sus labios, si quiere o no quiero hacer el amor con él, si es digno de que ella entregue su cuerpo por primera vez.
Ella toma la mano de Tom para ver el reloj y comprobar la hora, tiene que entrar a la casa, pero antes deja que Tom la abrace,  así, ella puede acercar su boca y unir sus labios en un largo beso de despedida donde ella lleva el compás, iniciado suavemente para luego intensificarlo con la lengua y acariciando su cabello, de pronto, él la abraza más fuerte, la acerca más a su cuerpo, tanto, que ella pueda sentir su excitación, crece el deseo y  hacen de la despedida un momento apasionado.
El separa sus labios un instante para decirle al oído –Tócame–, bajo la luz de la luna se distingue como ella se ruboriza un poco y desliza discretamente la mano hacia la cremallera de su pantalón, parece impresionarse por lo que siente detrás de la ropa, pero continua acariciándolo, mientras él toma su rostro y vuelve a besarla.

Ella se encuentra tan absorta por las sensaciones de su cuerpo, que cuando se detiene a pensar en los chismorreos que habrá al día siguiente con todos los vecinos,  se aleja súbitamente de Tom.
–Es tarde tengo que entrar-  dice para justificar la brusca y repentina lejanía.
–Descansa hermosa te llamo para comer juntos mañana.
–Hasta mañana
Entra a la casa por la sala, alisando un poco la ropa y el cabello, en el pasillo que conduce a las habitaciones  se encuentra a su padre en pijama. –Ya iba a pedirte que entraras, ya es tarde, buenas noches–
­–Buenas noches – responde ella cortante.

Ya en su habitación se cambia de ropa, alistándose para dormir, entonces descubre que su piel está muy sensible, excitada,  al quitarse la chaqueta siente como se electriza, deseando continuar aquello que dejó incompleto, se aproxima al espejo y admira su cuerpo, le gusta, la playera pegada resalta la curva de sus senos, que son de buen tamaño, ella se alegra que no crecieran más pues con su delgada cintura se verían vulgares. Lentamente se levanta la playera, siente sus manos recorrer el largo de su talle y mientras lo hace, imagina que son las manos de Tom.
Se desprende del sostén y acaricia sus senos suavemente, apreciando su magnífica redondez  y firmeza, en el espejo puede verse completa, entonces, se descubre tocándose, sus manos recorren también su vientre, desabrochan y quitan el pantalón.

Y justo así solo en pantaletas se recuesta en la cama y comienza a tocar su pelvis, piernas y caderas, jamás lo había hecho, pero no puede pensar, solo quiere sentir el  intenso calor que recorre su cuerpo, las sensaciones de hace un momento con Tom inundan su mente. Se recuerda acariciándole el miembro, lo imagina, lo desea, su mano está ya debajo de su ropa interior, tocando el centro de su ser, se permite sentir su cuerpo estremecer  y comienza a moverlo rítmicamente acompañando su mano, penetrándose con un dedo lentamente y sacándolo húmedo, desea probarlo, no lo piensa, lo lleva a la boca, es de un dulzor esquisto, tanto que lo lleva de nuevo a su vagina y luego a su boca. Le gusta lo que está sintiendo y quiere más,  así que deja el dedo dentro, para poder moverlo lento,  rápido, pausado, afanoso agitándose cada vez más, su mente comienza a nublarse,  e intensifica los movimientos, mientras su otra mano acaricia sus senos,  su vientre, sus piernas repetidas veces, un recargado placer emana de su vagina y mientras un abundante néctar escurre por sus piernas, siente como la respiración se corta por el esfuerzo de no gritar y disfrutar al máximo de su mano, de su cuerpo, de su ser.

Habiendo pasado un poco el efecto del placer, refecciona lo que acaba de hacer, está desconcertada acaba de masturbarse y  no debió hacerlo, no es correcto en una chica bien como ella. Pero quiere sentir, no quiere que Tom piense es inexperta. Entonces lo considera, acaba de vivir, de sentirse plena con una lluvia de sensaciones así que ya no le interesaría lo que es correcto o lo que no lo es, se dejará  llevar por ellas, no le importará ya nada, aleja los miedos de su cabeza  y decide obedecer la voz de su cuerpo, hará en amor con Tom. Con ese pensamiento en su cabeza deja  que su cuerpo y el cansancio le ganen, sonríe pensando en él  y duerme. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario