lunes, 25 de junio de 2012

La verdadera historia jamas contada de como se perdió el paraíso. Versión adulta sin cortes.



Por Adrián Granatto.



           Eva lamió una vez más y alzó la vista a Adán. Este la instó a seguir, guiñándole un ojo con una sonrisita socarrona. No muy convencida, Eva dio otra lamida.
—Así, así —gemía Adán, los ojos en blanco—. No pares, no pares…
—¿QUÉ ESTAÍS HACIENDO? —tronó una voz desde las alturas.
Adán se sobresaltó y cayó hacia atrás. Eva se escondió detrás del manzano.
—Nada, nada —dijo Adán mientras buscaba, desesperado, una hojita para taparse sus partes gentiles.
—¿NADA? NO ME MIENTAS, ADÁN, O CONOCERAS MI CÓLERA. ¿Y TÚ, EVA, QUÉ TIENES QUE DECIR?
Eva se ruborizó y se tapó el rostro con las manos. Lágrimas amargas se deslizaron entre sus dedos. Dios se apiadó de ella y volvió a enfrentarse con Adán.
—¿Y? ¿NO PIENSAS CONTESTARME, ADÁN? ¿QUÉ DIJE YO DEL FRUTO PROHIBIDO, EH?
—Bueno —contestó Adán—, vos hablaste de manzanas, pero de bananas no dijiste nada…

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario