lunes, 27 de marzo de 2017

Tercera parte por Leeloo

Seudónimo: Leeloo
      Autora: Yolanda Boada Queralt

   Sergio frotó el sucio cristal de la ventana con su propia manga y espió a las dos mujeres. Habían salido al jardín con la excusa de fumar un pitillo y allí estaban, regalándose cariñitos entre las plantas muertas.
—¡Tíos, no os lo vais a creer! ¡Ángela y Carmen están haciendo manitas!
Miró de soslayo a los demás, que bebían cerveza ante sus portátiles.
—¡A buenas horas te enteras! —soltó Roberto, carcajeándose.
—Ay, Sergio... Si dejaras de mirarte el ombligo y levantaras más a menudo la cabeza... —comentó Raúl, uniéndose a las risotadas.
Sergio tomó una de las linternas que habían dejado sobre el aparador polvoriento y salió del salón refunfuñando. Roberto se incorporó y fue tras él, pero solo oyó el eco de unos pasos que se perdían escaleras arriba. Subió la escalinata alumbrado por los últimos rayos del sol que atravesaban la vidriera de colores.
El chirrido de una puerta llamó su atención. Era la habitación de una niña. Entró y la vio: la casa de muñecas.
Abrió algunas de las ventanitas y halló un libro escondido. «Mi Diario». Entonces sonó un chasquido tras su espalda y contempló, paralizado, la silueta de una mujer que colgaba de la lámpara. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario