Basado en Delicatessen de Angie Leal
Clavó la daga en su pecho y sacó el corazón aún
palpitante,
sintió la sangre chorreando por su brazo…
lo llevó a su boca y
empezó a comerlo.
Estaba harta. Pensarían que tenía todo para ser
feliz, pero no era así. Puede que en algún momento, ella también haya pensado
que por fin lo había logrado la plenitud, la familia que quiso desde que supo
que no podía tener hijos, pero estaba equivocada.
Y Martin se lo recordaba todos los días. Que
ella no era su madre. Si solo se hubiera parecido un poco mas a Nicolás… pero
era idéntico a ella, había muy poco de Nicolás en ese pelo castaño y esos ojos
verdes, inquisidores.
Si, lo había hablado con Nicolás, siempre tan
comprensivo, tan amoroso, tan suyo. Había sido difícil, lo sabia, un padre viudo
con un nene tan chiquito, pero ella lo había amado. Y, estaba convencida de que
intento amar a Martin. Nicolás se había reído.
Le había dicho que eran imaginaciones suyas. Que Martin la quería, que Martin tenía tres años y que no recordaba
a Vero. Si, era parecido a ella, pero nadie tenia la culpa de eso. “es mi hijo, y parte mía.” Eso
había dicho, textualmente.
Porque era su hijo, y parte suya.
Mariel pensó en eso mientras preparaba las
hamburguesas. Que la comida favorita de un hombre de 30 años fueran las
hamburguesas era raro. Pero, salvando ese detalle, Nico era perfecto. Y nada se
interpondría entre ellos.
Eso estaba decidido.
Sirvió las hamburguesas y la botella de vino, mientras se acomodaba
el vestido y lo esperaba, para esa cena especial. Cuando el llego la beso, y
todo volvió a cobrar sentido. El entendería. Él la amaba.
— Muy
rico amor. ¿Martin duerme?
— No,
lo paso a buscar la tía.
— Que
raro.
— ¿Raro?
— Pensé que Laura tenía una cena esta noche…
— Debe
haberse suspendido.
— Debe
ser.
Nicolás termino de cenar y fue a bañarse. Mariel
respiro aliviada. Ahora si, Martin era parte de los dos. Y Nicolás nunca se iba
a ir. Y nadie iba a interponerse entre ellos.
Nunca.
No había sido una decisión fácil la que había
tomado. Pero, mientras clavaba la daga y sacaba ese corazón, sabia que estaba
haciendo lo correcto. Si hasta probó el corazón, para sentir el gusto a
Nicolás.
Había matado una parte de Valeria y Nicolás.
Ahora solo estarían Nicolás y ella. Y
serian felices. Había clavado la daga bastantes veces, lo sabía. No tenía planeado dejarse llevar así.
Le paso lo mismo al picar el cuerpito.
Martin era parte de ambos.
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