Basado en Escaleras de Gean Rossi.
Uno a uno empezaron a sonar los peldaños de la
escalera,
pasos lentos. Es sólo mi padre, pensé,
pero en la casa no había nadie
más que yo...
Ella quedo sola esa noche, un tonto castigo la
margino de la fiesta de halloween de la escuela y se tuvo que quedar en casa
sola porque sus padres y su hermano salieron a disfrutar de las festividades,
se sentía tan frustrada que podría haber llorado de rabia pero solo enterró la
cabeza en la almohada y se decidió a dormir con tal de que esa noche pasara
rápido y fuera el otro día. Al cabo de que halloween no era tan importante.
- ¿A quién quiero engañar? Esa fiesta tiene que
estar de lujo.- refunfuño golpeando la almohada.
De pronto, uno a uno, los escalones de la vieja
escalera comenzaron a sonar como si unos pesados pies estuvieran subiendo, por
un momento se imagino que serian o su padre o su hermano que volvían por algo
pero luego se dio cuenta que no había escuchado la puerta, cosa imposible
siendo que desde el invierno que rechinaba fuertemente cuando alguien la abría
y nadie se había dado el trabajo de arreglarla, así que definitivamente nadie
había entrado.
- ¿Qué mierda? – Se pregunto mientras levantaba
la cabeza.- ¿Quién anda allí?- grito.
Nadie respondió pero los pasos se detuvieron por
tanto tiempo que ella pensó que todo había sido producto de su imaginación y
del ambiente pero a los pocos minutos los pasos retornaron, esta vez mucho más
cerca que antes. Asustada a más no poder, ella se metió bajo las cobijas de su
cama intentado pasar desapercibida pero al rato la curiosidad pudo más y
levanto una de las orillas para mirar.
Una sombra en la puerta, una cabeza grande y sin
forma, brazos largos, piernas muy delgadas para poder sostener el gran bulto
que era su barriga, a pesar de que no lograba ver más que una silueta negra la
chica estaba segura de que aquello estaba sonriendo aterradoramente. Ahogando
un grito se cubrió la cabeza y rezo en voz baja, pero como siempre dios no
escucho y lo último que ella alguna vez sintió fue la sangre correr por su
espalda y el dolor de la carne desgarrada.
Las victimas de halloween, contando a esta
última sobrepasaban las doce, un misterioso asesino se aprovechaba de las casas
donde, esa noche, quedaba una persona sola, no importaba sexo o edad,
simplemente era encontrado destrozado por sus familias cuando volvían a casa y
del misterioso asesino, durante años nadie supo nada.
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