sábado, 10 de noviembre de 2012

PARTO

Por Mauricio Vargas.

 Basado en Zombaby de Raúl Omar García.

                      El feto, declarado muerto hacía unos minutos,
                      se revolvió en la placenta y devoró a su
                      madre por dentro hasta surgir por el vientre rasgado.



El demonio surgió de la oscuridad y dejó ver sus ojos flameantes. Luego, otro demonio más pequeño vino corriendo hacia ella, le agarró por los pies y trepó por su entrepierna para introducirse por su vagina. El demonio rió y ella sintió el dolor en su vientre…
…y luego despertó gritando en la oscuridad. De nuevo su vientre le estaba doliendo. Puso su mano temiendo sentir los extraños movimientos como las veces anteriores, pero no sintió nada. Sin embargo, eso no la tranquilizó. Las horribles imágenes que embargaban sus sueños y la zozobra con la que despertaba cada noche estaban a punto de enloquecerla.
Sus sueños habían dejado de ser un lugar seguro desde que la violación en el callejón. Esa noche solitaria en la zona roja, el hombre se acercó a ella y la invitó a un trago, pero antes de llegar al establecimiento el hombre la empujó hacia el callejón y  la penetró violentamente. Ella quiso librarse, pero el sujeto la sometió, eyaculó y la dejó tirada en el callejón, gimiendo y llorando de dolor. Desde ese momento se había recluido en su casa. Decidió abortar cuando supo que estaba embarazada, pero a los tres días descubrió que su vagina estaba sellada. Trató de introducir un dedo adentro, pero no pudo; los labios estaban pegados. Ahora, una semana después del incidente, su vientre había crecido insólitamente. Cuando iba al baño, la orina alcanzaba a filtrarse, pero cuando intentó despegarse los labios fue inútil.
Mañana iría al médico, buscaría a alguien que la hiciera abortar, no sabía. Sin embargo, su preocupación inmediata era que, nuevamente, estaba desfalleciendo ante el sueño.

Cuando despertó en medio de la madrugada, no fue a causa de ningún sueño, pero encontró alrededor de su cama a cinco hombres observándola. En el centro había una criatura enorme de ojos centelleantes que sonreía. Ella trató de gritar, de salir corriendo, de despertar, pero algo le impedía moverse y emitir sonido. Escuchó las plegarias de los hombres a su alrededor y volvió a sentir el olor a azufre. Su vientre se empezó a  estremecer y el dolor la invadió. Vio cómo una pequeña garra rompía la piel del estómago, vio salir el brazo lleno de sangre y luego la cabeza con cuernos. La criatura emitió un agudo chillido. Luego, antes de morir desangrada, vio cómo el padre de ojos llameantes recibía a  la criatura en sus brazos.


1 comentario:

  1. entretenido, pero con faltas en temas de indole gramatical, de todas formas sale de lo comun pero es quizas muy corto y superficial

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