Por Pepe Martinez.
Dando
su ronda por el barrio Apolinar Pantoja descubrió un tumulto en la pulquería.
—¡Abran
paso a la autoridad! —grito el gendarme.
Entre las mesas, tirado en el suelo un hombrecillo de piel
quemada por las arduas jornadas de trabajo escupía espumarajos por la boca y
era pateado por un hombretón con cara de pocos amigos.
—Deténgase jovenazo —dijo con voz tranquila Apolinar—, cálmese
¿Qué es lo que pasa?
—¡He tenido un muy mal día y usted quiere que me calme!—grito
al policía—, me he quedado sin trabajo y me corrieron de la casa porque mi
vieja se coje a otro. Ya nada me importa en esta vida.
—¿Es él quien lo ha despedido o es el canalla que retoza con
su mujer?
—Ninguno de los dos.
—Entonces ¿Por qué lo golpea?
—Porque este es el que se bebió mi veneno.
FIN
La historia me pareció divertida, con algunas fallas mínimas en la ortografía y esas cuestiones (a mi parecer)... pero sigo con lo mismo: Tal vez no soy buena para encontrarle el lado humorístico a las situaciones :(
ResponderEliminarFelicidades al autor!
Angie Leal R.