Seudónimo: Abram Gannibal
Autor: Asier Rey Salas
Carmen abrió los ojos, sobresaltada. Se palpó, temerosa de no encontrarse, pero su cuerpo estaba intacto. Quizá todo había sido una horrible pesadilla.
Autor: Asier Rey Salas
Carmen abrió los ojos, sobresaltada. Se palpó, temerosa de no encontrarse, pero su cuerpo estaba intacto. Quizá todo había sido una horrible pesadilla.
Miró
a su alrededor, hacia los brazos y piernas amputados que chorreaban sangre.
Tuvo que reprimir una arcada para no vomitarse encima. Entonces, se fijó en que
a su lado yacía una cabeza humana. Ya no medía dos metros, pero el rostro de
Raúl era inconfundible
Toda
la ropa acabó empapada de náusea.
***
Estos
bastardos no sueltan prenda. O son muy valientes —¡ja!— o no tienen ni idea de
lo que está pasando... quizá ellos no tienen la culpa.
Quizá
la culpa es tuya, querido lector.
¡Sí,
no me mires así, maldito sádico cabrón! Eres tú quien está disfrutando con cada
gota de sangre que extraigo a estos idiotas. Eres tú quien se ríe de mi
enanismo, de la puta de mi madre y del cabrito que se la follaba todas las
noches. ¿Pues sabes qué te digo, jodido monstruo?
Que
sé dónde vives. Qué comes. Cómo duermes. En quién piensas mientras te tocas.
Lo
sé todo sobre ti. Y tú, escritorzuelo de pacotilla, no sabes nada.
Ni siquiera me has oído
entrar en la habitación.
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