Basado en el siguiente titular:
Por José Paris Legaz.
Una sopa Maruchan se enfriaba sobre la
mesita, en la tele, un hombre y una mujer trataban de convencer a los
televidentes de que si compraban su producto, adelgazarían diez kilos en tan
solo una semana, la magia del canal de venta. Raúl no podía dormir. Su esposa
lo había abandonado y se lo había llevado todo.
Dos meses antes, lo tenía todo, un buen
trabajo, una casa de revista y tres coches, uno para cada miembro de la
familia. Su esposa no trabajaba, ni falta que le hacía, había sido una modelo
reconocida y vivía de sus regalías. Su hija, Diana, estudiaba en la mejor
preparatoria que sus sueldos podían pagar y quería dedicarse a la repostería,
en cuanto a Raúl, su trabajo le absorbía la mayor parte del día, pero le
encantaba. Era el director del La voz del pueblo, un periódico que poco a poco
fue creciendo hasta convertirse en uno de los tres más vendidos de Corona. El
amarillismo vendía y su periódico, pese al nombre, enfocaba sus noticias al
sensacionalismo.
Andrés, su editor jefe, lo había llamado
para pedirle opinión sobre una nota que podía ser noticia de portada, una red
de prostitución de lujo con adolescentes, concretaban las citas a través de una
página de internet, simulando contratar servicios de cena, un postre delicioso.
Las muchachas se ofrecían para cualquier clase de servicio, todo por complacer
a sus clientes. El soplo le había llegado en la mañana, un cliente insatisfecho
el cual había pagado una fortuna por una chica de dieciséis años con la que
tenía muchos planes. Lo único que había pedido era permanecer en el anonimato,
pobre cabrón, conocía bien a Andrés y era capaz de vender a su propia madre por
una buena columna y eso era noticia de portada.
Quedaron con el tipo el día siguiente,
en un café de la zona. Raúl le había
pedido a Andrés que se quedase al margen de la conversación, al menos hasta que
le sacaran todo, nombres, lugares y detalles de lo que hacían con las chicas,
él sería el poli bueno en esta reunión y usaría a Andrés solo si era
estrictamente necesario. Llegaron al café media hora antes de lo señalado, para
poder elegir un buen lugar y preparar la serie de preguntas. Todo estaba en
marcha. Raúl pidió un expreso y Andrés un café descafeinado con leche
descremada. Diez minutos después llegó el sujeto.
—Buenos
días, ¿señor Eredia? —Era un hombre corpulento, de casi metro noventa de
altura —. ¿Raúl Eredia?
Raúl se levantó de la silla y extendió la mano hacia
el desconocido.
—Encantado de conocerle, señor… —dejó la frase en
vilo, esperando una respuesta satisfactoria por parte del desconocido.
—Dejemos mi nombre en blanco, señor Eredia, prefiero
permanecer en el anonimato absoluto.
—¡Por favor! —exclamó Andrés—. Esto no es una
película, “señor en blanco”, va a destapar la que probablemente será la mayor
red de prostitución infantil que Corona haya visto jamás y quiere permanecer en
el anonimato, va a ser un pinche héroe, ¡chingada madre! Dese a conocer, tenga
los huevos suficientes para dar su nombre y que esas ratas sepan que el pueblo
no se queda callado.
Raúl miró furioso a Andrés, pero le guiñó un ojo, bien
jugado, tocar el amor propio de ese sujeto.
—Andrés Covarrubias, 37 años de edad, se graduó en la
escuela Doñate de periodismo con una calificación justa, sus profesores no
dejaban de recordarle el error que era para usted seguir con esa carrera, pero
continuó. Casado y divorciado dos veces a su corta edad, sin hijos, no los
quiere, no los necesita. Ha estado en la cárcel tres veces en los últimos
ocho meses, posesión de drogas dos de
ellas. Es usted la última persona que debería hablar de héroes, señor
Covarrubias.
Andrés y Raúl se quedaron mirando sin articular
palabra, ese tipo conocía detalles de la vida privada de Andrés y eso no podía
ser bueno.
—Está bien, sin nombres —dijo por fin Raúl—. Díganos
señor, ¿en qué podemos ser útiles?
El señor blanco, como habían decidido llamarlo, les
contó todo sobre la red de prostitución, la forma en la que se ponían en
contacto con las chicas, los precios exorbitados que se cobraban, los nombres y apellidos de varios altos
cargos políticos, actores y actrices e incluso de personal del cuerpo de
policía. Dos horas más tarde, cuando acabó la reunión, tenían material
suficiente no tan solo para una nota de portada, si no para un libro completo,
pero cualquier material sin pruebas se quedaría en el aire y no podían
permitirlo. Decidieron contratar los servicios de una chica, tomar fotos de
todo para poder destaparlo. El señor blanco les había dicho que no podrían
entrar a la página sin una invitación, así que él mismo metería a Raúl para que
pudiese contratar a la fulana. Sería joven, de entre quince y dieciséis años de
edad, cuanto más joven, más fácil sería hacerla hablar. La cita sería al día
siguiente, en el hotel Majestic.
Raúl pagó la habitación y dejó dicho en recepción que
una chica llegaría preguntando por él, puso la grabadora en el cajón de la
mesita de noche más cercana a la puerta y esperó. Veinte minutos después el
teléfono sonó para anunciar que su visita había llegado. Empezaba a ponerse
nervioso, llamaron a la puerta, se aclaró la garganta y abrió. Un dolor fue
recorriendo su pecho mientras se quedaba sin respiración. Diana, su hija,
estaba frente a él.
22 de septiembre de 2015, Corona, México.
PIDE “CITA” CON UNA PROSTITUTA Y LE APARECE SU HIJA
Como el buen amigo Forrest Gump dijo una vez, la vida
es como una caja de bombones, nunca sabes qué te va a tocar. Raúl Eredia, de
cuarenta y nueve años de edad, se llevó la sorpresa de su vida el pasado
viernes. Casado con la famosa ex modelo Julia Espinosa y padre de Diana Eredia,
de 17 años de edad, Raúl era el director de “La voz del pueblo”, periódico
famoso por sus notas amarillistas.
Persona catalogada por sus amigos como egocéntrico y
de carácter tosco, ha estado durante más de diez años a cargo de “La voz del
pueblo” aprobando todas y cada una de las escandalosas notas que en el
aparecían.
Con la excusa de “destapar una red de prostitución
infantil” Raúl se citó, junto con su editor jefe, Andrés Covarrubias, con el
que denominó “señor blanco” un cliente frecuente en dicha red de prostitución.
La sorpresa se la llevó cuando al abrir la puerta de una lujosa suite del hotel
Majestic, esperando a su cita, la que apareció fue su hija, Diana. Raúl sufrió
un paro cardíaco en ese mismo momento, obligando a que su propia hija llamase a
la ambulancia.
Huéspedes del hotel nos informaron que minutos antes
de la llegada de la ambulancia vieron al señor Heredia abrirle la puerta al
servicio de habitaciones, los cuales portaban grandes cantidades de caviar y
champagne. El mismo botones afirmó que tuvo una generosa propina por parte del
señor Heredia, el cual le dijo, y cito palabras textuales, “esta noche voy a
comer caviar sobre las tetas de esa puta”.
Andrés Covarrubias, editor en jefe de “La voz del
pueblo” negó cualquier contacto con ningún señor blanco y dijo que últimamente,
Raúl, siempre se quejaba de que su vida sexual no era satisfactoria. El ahora
director del periódico, habló con este reportero para negar toda la historia
del señor Heredia, ya que se sentía afectado directamente por ella. “No
entiendo por qué Raúl actuó como lo hizo, lo tenía todo en la vida, una esposa
hermosa y una hija, bueno, una hija modelo hasta que sucedió lo del hotel.
Desde La voz del pueblo, queremos pedir disculpas públicamente por todo lo
sucedido, aclarando que en ningún momento quisimos perjudicar a nadie con este
suceso. El periódico sufrirá un cambio drástico en su contenido, enfocándonos
desde ahora, en lo que nuestro nombre significa”, trabajando únicamente por y
para el pueblo.
Por otro lado, la señora, Julia Espinosa, fue
ingresada en el hospital Juan Pablo segundo, a causa de una crisis nerviosa y
dada de alta la mañana del día de hoy, negándose a dar ninguna declaración.
Diana Heredia, fue detenida por prostitución. El vocero de la policía, el
agente Valdés, aseguró que abrirían una investigación a raíz de las declaraciones
de Diana Heredia para aclarar su supuesta participación en una red de
prostitución, pero no es muy optimista al respecto. “Abriremos una
investigación para no dejar cabos sueltos, pero desde el cuerpo, no somos muy
optimistas al respecto, ya que una vez puesto al aire el caso y con la prensa
de por en medio, los implicados van a hacer todo lo posible para no ser encontrados”.
Raúl Heredia fue llevado al hospital y pasará a
disposición policial una vez sea dado de alta. Muchas preguntas quedan al aire
en este caso, pero algo sí podemos tener claro, ni todo el dinero del mundo,
puede dar la felicidad absoluta. Un hombre con todo en la vida, busca sexo
fuera del matrimonio y descubre que todo su castillo de felicidad, no es más
que un fraude.
Y yo les digo, estimados lectores, cuiden a su
familia, vigilen a sus hijos, una vida plena no significa una vida de
comodidades y una economía excesiva, tener todo el dinero del mundo no
significa que la vida te sonría. Educación, cariño y armonía en casa es el
camino para que sus familias crezcan sanas.
J. Antonio Maldonado
24 horas después:
El sobre se deslizó sobre la mesa, la mano del señor
blanco se cerró sobre el, lo guardó en el bolsillo de su gabardina y se levantó
de la silla.
—Después de todo, siempre fue un imbécil crédulo,
¿verdad señor Covarrubias? Tener un jefe así durante tantos años debe haber
sido algo verdaderamente jodido.
—Sí, pero eso se acabó, señor blanco, se acabó.
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