Autor: Alejandro García.
–Noche lluviosa en los ángeles. Son la diez treinta y
seguimos acompañándote con lo mejor de nuestro repertorio musical. WKGB la
radio del momento –. Comenzó a sonar "November Rain".
La
interestatal estaba desierta. El Ford automático se desplazaba a buena
velocidad con las luces altas. El conductor iba pegado al parabrizas para
alcanzar a ver la carretera.
–When I look
into your eyes, I can see a love restrained. But darling when I hold you Don't
you kno...
De
pronto, en una fracción de segundo, un intenso flash azulado cegó al conductor.
Un pesado bulto cayó sobre la parte frontal del auto. Un crujido metálico.
Volaron vidrios por todas partes. El conductor perdió el control y las
maniobras para recuperarlo sólo lograron que el auto volcara.
Un Pick up
negro se integró a la carretera por una vía alterna. Se detuvo unos metros
adelante, donde se encontraba el bulto caído del cielo. Un hombre envuelto en un
traje impermeable descendió, lo tomó con dificultad del suelo poniéndolo en la
parte de atrás. Luego siguió su camino.
En el cielo
se vieron tres luces de colores blanco azul y rojo. Cuando el pick up se alejó
las luces se dispararon hacia arriba hasta desaparecer.
***
Fox Mulder
estaba encorvado viendo su ipad. Ampliaba y movía de un lado a otro las
fotografías que le acababan de enviar cuando llegó Scully.
–¿Encontraste
algo?–dijo ella quitándose el abrigo.
–Mira –Mulder
le mostró la pantalla –estas son las fotos del auto que volcó en la
interestatal. No se encontraron indicios de qué pudo haber causado el
accidente. El conductor falleció al instante. Lo único que se pudo hallar cerca
fue un sombrero de pirata muy gastado. Scully se acercó y vio la fotografía del
sombrero.
–Creo que
finalmente le dieron su merecido a Jack Sparrow.
–Pues, por lo
visto sigue teniendo la misma suerte por que no se encontró ningún cuerpo.
–¿Qué crees
que habrá sido? ¿Una roca tal vez?
–No lo creo.
No hay ninguna ladera, pendiente rocosa o algún volcán en las cercanías. Pero
si te das cuenta acá –Señaló con la punta del bolígrafo la parte superior del
sombrero en la foto – de acuerdo a lo que dijo el departamento de análisis de
pruebas, presentaba un pequeño porcentaje de radiación en la parte quemada.
–Podría
tratarse de algún médico o físico.
–Llamé a las
tiendas de disfraces de las áreas circundantes y las pocas que alquilaron
disfraces de piratas dijeron haber recibido el traje completo de vuelta –. Se
sentó en una silla reclinable. Se sirvió café de la cafetera eléctrica –.
¿Café?
Scully
asintió alargando una tasa.
–Por otro
lado –continuó Mulder dirigiéndose a una pared llena de fotografías –, imprimí
estas fotos de otro caso que se registró ayer en Cabrillo Beach.
–¿Tienen
alguna relación con nuestro pirata?
–Pues, fuera
del atuendo nada. Verás, unas muchachas que jugaban voleibol en la playa se
llevaron el susto de sus vidas. Una de ellas pisó un objeto y al empezar a cavar
notaron que era un enorme amuleto de plata con una piedra negra al medio.
Dentro se veían pequeños puntos de colores de diferentes tamaños que parecían responder
a ciertos patrones simétricos.
Scully
tintineaba la cucharilla revolviendo en la taza, interrogándole con la mirada.
–Pero eso no
tiene nada de extraño.
–Pues sí,
tienes razón, el amuleto no tendría nada de espectacular. Lo excepcional es a
lo que estaba atado. La cadena estaba sujeta a una mano totalmente negra, quemada
y sucia. Y ¿Qué crees? Mira esto.
Llamó la
atención de Scully a la foto de un pirata con los ojos cosidos. Yacía sobre la
arena con un atuendo propio de película de naufragios.
–Rayos –Scully
arrugó la cara –¿Qué le pasa a la gente hoy en día? ¿Y qué hicieron con el
cuerpo?
–Lo llevaron
a la morgue en el centro de la ciudad, en la calle cincuenta y cuatro, con
Williams ¿Lo recuerdas?
–Vaya si lo
recuerdo, es un tipo detestable, no se por qué siguen llevándolos ahí.
Mulder se limitó
a encogerse de hombros.
–¿Quieres
nadar, Scully? O crees que ya es muy tarde.
–¿Cómo? ¿A
qué te refieres?
–Toma tu
abrigo, vamos a Cabrillo Beach.
Cuando
llegaron la rueda del sol era difuminada por nubes naranjas a su alrededor. La
noche estaba próxima y el mar se mecía de un lado a otro suavemente. No tardaron
mucho en encontrar el área acordonada donde se hiciera el descubrimiento. Luego
de revisar el lugar de forma minuciosa, con lámpara en mano, dieron con algo.
Si a caso fuera una pista diminuta pero era algo que había pasado desapercibido
para quienes habían ido a la escena antes.
Brillando a
los primeros rallos de la luna estaba un pequeño pendiente esférico adornado
con unos pequeños agujeros alrededor y una pluma de color verde.
–¡Bingo!
Mira, sabía que habría de encontrar algo. –Mostró el objeto a Scully al mismo
tiempo que sacaba una bolsita transparente para guardar el pendiente en la
solapa de su abrigo.
–No te
emociones, seguro es de alguna de las chicas.
–Bueno, igual
lo guardaré. Recuérdame mandarlo al laboratorio.
En ese
preciso momento un hombre vestido de negro de pies a cabeza, del cual no se
habían percatado, subía un bulto pequeño a un pick up negro. Subió al asiento
del conductor y se puso en marcha a toda prisa. Mulder y Scully intentaron
darle alcance pero sólo lograron tomarle el número de placa.
***
–Bienvenidos
al primer teatro de marionetas de tamaño real en todo Los Ángeles. Prepárense
para entrar a un mundo mágico donde todo es posible y los límites no existen,
donde…
–Este es el
informe de lo que pude averiguar. Su nombre es Karl Johnson –Scully, que estaba sentada a la par de Mulder
en una hilera de sillas, le dio una carpeta –De acuerdo a lo que dicen los vecinos y sus
empleados, el hombre es un tipo cualquiera: Monta su show de marionetas
gigantes, paga a sus ayudantes puntual y va a la iglesia sin falta todos los
domingos. ¿Lindo eh?
–De las aguas
mansas líbrame Dios.
–¡Amen!
–Scully se acercó aún más a Mulder –y a ti como te fue con lo del pendiente.
–No pude
sacar nada en limpio aún.
–Ah, casi lo
olvido, el único detalle que a algunos de sus trabajadores les parece un poco
molesto es el excesivo perfume que pone a las marionetas y él mismo también.
–¿Perfume?
–Mulder se quedó pensando en el por qué de ese detalle –Pues sí que es algo
extraño.
La gente alrededor
se puso de pie aplaudiendo cuando un
pirata saltó al escenario con espada en mano. Alguien les hizo una seña con el
dedo índice en la boca para que guardaran silencio.
–¿Siempre
presenta piratas o fue coincidencia?
–Según pude
enterarme –dijo Scully en un susurro apenas audible –sus obras siempre tratan
temas extraños, desde abducciones, piratas, astronautas, civilizaciones
antiguas, etcétera, etcétera.
El calor era
agobiante bajo la carpa donde se montaba el espectáculo. Scully se soplaba con
la carpeta que había reclamado de vuelta a falta de aire acondicionado;
mientras Mulder sudaba a torrentes.
Durante los tres
días siguiente se dedicaron a seguirle los pasos al tipo de las marionetas, míster
Johnson, el mismo del pick up negro Descubrieron que aparte de tener la afición
por las marionetas le gustaba que fueran reales. Algunas noches salía al
cementerio de la ciudad, con pala en mano desenterraba a los cadáveres más
frescos. Ignoraban lo que les hacía dentro de su casa. Se imaginaban algo
necrofílico y aberrante pero no tenían ninguna certeza.
Por fin,
luego de una semana de seguirle los pasos, lograron conseguir la orden girada
por el juez competente para encerrarlo por profanación de tumbas. Cundo
entraron a su casa lo más evidente era el olor que los vecinos habían
reportado; a perfume, pero también un olor diferente, podrido y sucio. En un
ático bastante amplio se amontonaban dispuestas en mesas, como si tomaran el
té, algunas marionetas de las que utilizaba en sus presentaciones. En una tina
, dentro de líquidos propios de los métodos para disecar animales, se
encontraba un cuerpo totalmente abierto por la mitad del torso al cual ya le
habían sido removidos los órganos internos.
Scully no
aguantó más y salió en búsqueda de aire fresco, verde y con la cabeza dándole
vueltas. El panorama era una total carnicería.
Cada
“marioneta” era un cuerpo disecado. Las habían grandes y pequeñas. Los ojos
cosidos y pegado. El rostro cubierto por una máscara de madera tallada a mano y
con una expresión grotesca.
El hombre fue encerrado. Y sentenciado a cadena
perpetua ya que familiares habían reportado la desaparición de las víctimas y
estaban seguros que habían sido asesinados, se hicieron las pruebas pertinentes
demostrando que todos habían muerto de insuficiencia cardíaca sin poder
determinar por qué ni una causa exterior.
De vuelta en
su oficina Mulder tenía muchas dudas rondándole. Scully se sentó en silencio
apartando unos documentos y fotos en el sofá.
–¿Sabes
que el amuleto que encontraron las chicas desapareció el mismo día que
encerraron al Johnson?
–No
lo sabía, Mulder. Estaba precioso, ha de haber despertado la codicia de alguna
coleccionista loco, seguro.
Mulder
sacó una bolsita plástica de la solapa de su abrigo.
–¿ves
esto?
–Si,
claro, es el pendiente que recogiste de la playa.
–Pues
no, es el que tomé de uno de los cuerpos disecados. Uno de los que nadie
reclamó –Sacó una bolsa similar y las puso juntas para mostrárselas a Scully -
¿Ves?
–Eso
sólo demuestra que no era de ninguna de las chicas.
–Sí
pero hay algo que no he podiso resolver. Si tan sólo pudiera tener todas las
respuestas –Suspiró.
Alguien llamó a la puerta. Mulder se puso de
pie. Abrió sin preguntar quién era, parecía estar esperando ese momento. Un
hombre le entregó una carpeta sellada.
–Los resultados de los laboratorios, agente
–el recién llegado no dijo nada más. Se limitó a entregar el paquete, dar media
vuelta y marcharse como una rutina ensayada.
Mulder
lo abrió y sacó toda la documentación sobre su escritorio iluminado por una
lámpara amarillenta. Leyó en silencio ante la mirada apremiante se Scully.
–El
cuerpo que nadie reclamó tenía contusiones y lo huesos rotos. Un análisis más
detallado reveló que coincidía con el accidente de la interestatal hace más de
quince días.
–Eso
nos deja igual, si no es que peor. No sabemos cómo fue a parar sobre el coche o
qué pudo haberlo lanzado con tal fuerza.
–Pero
eso no es lo más impresionante, Scully. Las pruebas de laboratorio muestran el
resultado del análisis del A.D.N. de uno de los pendientes manchados de sangre –hizo
una pausa mientras Scully lo observaba al filo del asiento –. Aparte del
cromosoma X y Y cuenta con un tercer cromosoma, una alteración genética nunca
antes vista en ningún humano.
El rostro se le iluminó. Scully escéptica no
veía más que una coincidencia probable, una entre un millón tal vez, pero
probable. Mulder puso los dos pendientes sobre la mesa mientras terminaba de
hojear el documento.
En ese momento un punto negro apareció
flotando cerca de donde se encontraban los dos pendientes ante la mirada
atónita de ambos. Deformaba la imagen de las bolsitas transparentes y fue
atrayéndolas hacia sí, como si se desintegraran en moléculas que se iban
adhiriendo al pequeño punto, perdiendo su forma hasta que ambas fueron
absorbidas. Mulder fue acercando su mano despacio para intentar tocarlo. El
punto negro explotó en miles de partículas haciendo saltar a Scully en su lugar
desde donde veía con la boca abierta. Los pequeños puntos de la explosión apenas
visibles se hicieron nada llevándose con él las únicas pruebas fehacientes que
tenían.
Fox Mulder alzó a ver asombrado a Scully sin saber qué
decir. Sacó su ipad y ojeó de nuevo las fotos que había sacado de los
pendientes. Con una muestra de decepción en su rostro soltó un suspiro.
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