Ring ring ring ...
Eran las 08:00 de la mañana del 24 de diciembre, y Diego despertaba para irse a
trabajar. Siendo una fecha tan señalada como aquella, andaba todo lleno de
gente y era difícil andar deprisa para llegar a tiempo al trabajo.
De repente oyó de
fondo la canción de "happy christmas was is over" pero cantada por Maroon 5 que es uno de sus grupos
favoritos. Se paró un momento y disfrutó de la canción.
Un relámpago iluminó
de luz las calles, y acto seguido la calle quedó a oscuras unos segundos. Poco
a poco las luces de la calle empezaron a encenderse. Y a los lejos vio algo
curioso, nunca había visto ninguna en la vida real. Era una cabina azul, como
las antiguas de policía de Reino Unido. Pero Diego iba tarde al trabajo. La
cabina quedaba al otro lado en dirección opuesta. Tardaría bastante en llegar y
llegaría tarde al turno pero por otro lado... la curiosidad le podía.
Diego miró a su
derecha, en dirección a los grandes almacenes, e izquierda, hacia la cabina.
Así un par de veces. Y por fin se decidió, salió corriendo en dirección a la
cabina. Al llegar no lo podía creer, era muy similar a la que sale en Doctor Who.
Y.. ¿y sí fuese la misma?
Diego había visto un
montón de veces los capítulos de Doctor Who y sabían perfectamente cómo
funcionaba, así que probó. Muy lentamente, metió una pierna, con temor a que
algo extraño pudiera suceder. La cabina no hacía nada.
Una vez tenida toda
la confianza posible, metió la otra pierna. Ya estaba dentro de la cabina,
pero... ¿sería capaz de cerrar las puertas?
Diego tenía claro
que ya no llegaría a tiempo al trabajo, así qué no tenía nada que perder. Una
ilusión se apoderó de él, llenándolo de valor y coraje, y decidido, cerró las
puertas.
Un zumbido muy
suave, como el ronroneo de cientos de gatitos, le inundaba los oídos. La cabina
empezó a vibrar, y no alcanzaba a ver la calle en el exterior. Era como si
focos de muchos colores inundaran la cabina desde fuera.
No estaba seguro qué fecha visitar, así que se decidió por una no
demasiado lejana. El día de Navidad de hace 20 años, cuando Diego tenía solo
seis. Y recordaba que de chico le pareció ver a Papá Noel, de madrugada
poniendo los regalos al pie del arbolito.
Así que se puso en marcha. Probó a toquetear los botones de lo que
estaba seguro que era la “Tardis” y cuando estaba todo programado lo inició.
Todo empezó a dar vueltas, a ver colores. No se parecía nada a como sale en la
serie. Sin duda esto mareaba mucho más. Y de pronto… reapareció.
No estaba seguro de que fuera la fecha señalada, pero al menos si la
dirección. Salió de la cabina casi temblando y fue a asomarse a su casa. El siempre se
despertaba a las 09:00 y en ese día en particular, siempre salía corriendo
hacia el árbol. Consiguió entrar en su casa sin hacer ruido y miró el reloj de
la cocina. Eran casi las 09:00. Diego se asomó al salón, esperando ver entrar
por la ventana en cualquier momento a Papá Noel.
Escuchó un despertador, su otro pequeño yo, se estaría despertando y en
cualquier momento llegaría a trote. Papá Noel no estaba.
De repente se le ocurrió una idea disparatada, cogió uno de los
calcetines que colgaban de adorno y se lo puso de gorro, y se envolvió con la
manta roja del sofá. En ese momento el pequeño Diego se asomó al salón y lo
vio. Pudo verse a sí mismo la ilusión en los ojos. Fue él, siempre habido sido
él. El pequeño Diego hizo gesto de cremallera y volvió despacio y sonriente
hasta su habitación.
Era momento de irse, Diego echó un último vistazo a los regalos que ya
había puestos bajo el árbol. Y recordó todo las cosas que tuvo, entre ellos un
peluche de Mario Bross, que a día de hoy todavía conservaba.
Ring ring ring… Eran las 08:00 de la mañana del 24 de diciembre, y Diego despertaba
para irse a trabajar. Sin duda todo había sido un sueño. Se incorporó de la
cama y echó un vistazo a su peluche de Mario Bross, y…. No lo podía creer, El
peluche tenía por sombrero un calcetín rojo, igual al que utilizó.
Quizás... no todo fue un sueño. Sino una grata
Navidad.
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