Seudónimo: Pepito Jiménez Afisionao.
Autora: Esther DelosMonos.
Un día cualquiera del año tercero de
nuestra era, exactamente a las doce horas y treinta y cuatro minutos según el
horario solar, un rayo oblicuo formado enteramente por partículas de luz y
polvo, entra por la ventana lateral del hogar llegando a incidir sobre el banco
de madera, dónde el padre suele trabajar. Esta afortunada interacción lumínica,
llena todo en derredor de dorados destellos que tiñen el ambiente con oro.
Siguiendo la parábola del reflejo, las hebras de hilo, color banco inmaculado,
se deslizan con parsimonia de seda entre los dedos de la Madre, devanándose con
esmero en lo que dentro de un par de años será un sencillo tapiz. Alcatifa que
por otro lado e igual que el resto de sus cofrades, se acumulará en el cesto de
mimbre cuyo cuerpo de juncos entrelazados debería quedar totalmente expuesto al
sol, de no ser por la caprichosa figura de un perro blanco, que con gesto
lastimero reclama un almuerzo emplumado al niño. “No se lo des jamás, pues
no sabe lo que hace” son las amorosas palabras vertidas por el padre al
oído del infante. Y es que como ya se sabrá más adelante, “más vale pájaro
en mano...”
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