Creí encontrar el camino, recordar el hogar, a
mi madre en el arrozal, el olor a jazmín; pero después de cuatro semanas de
vagar por el campo tuve que reconocer que ya no tengo casa. Huí del único lugar
donde estuve segura desde los diez años, deshonré a mi familia y a mi clase.
Asesiné al último hombre que me dio dinero por mi trabajo. ¿Qué conseguí? Que
su fantasma me persiga, que el hambre me encuentre en cada paso, que el frío me
mate poco a poco.
No puedo regresar, tras de mi viene caminando el
espíritu de Hazao, con mi cintilla enredada en el cuello, un hilo de sangre le
escurre de la boca, su cabello enmarañado revolotea con el viento y me mira con
tristeza. Sé que dirá algo en cuanto me dé la vuelta y tratará de matarme.
Siempre está a mi espalda y creo que se ha hecho amigo de mi sombra pues la muy
traicionera ya no se parece a mí.
Ayer traté de pedir comida y agua en el pueblo
anterior. Pero mis ropas no concuerdan con mi aspecto sucio y cansado, me
echaron, me insultaron y muchos se protegían de mi presencia tocando madera.
Estoy sola.
Ahora sé que lo que hice fue un error. Me
educaron para ser la mejor acompañante, me dieron casa, educación, comida y por
años fui la más cotizada de mi clase. Ahora soy un montón de desperdicios que
busca la nada perdida en ningún lugar.
Me sentaré a la orilla del camino a esperar la
muerte, ni siquiera tengo el poder de quitarme la vida con honor. Cuando Hazao
me alcance le preguntaré por qué juró amarme y por qué compartió su cama con
otra Geisha. Si me responde… Moriré en paz.
– FIN –
Basado en: «El Largo Camino», de Gean Rossi.
Hola Raúl,
ResponderEliminarImpresionante minihistoria.
¿Hazao ? ¿ Geisha?
Veo esta entrada tar´dia compañero, espero que vuelvas pronto.
Debo pedirte disculpas por mi tardanza. He corregido esta falta, y además te he añadido en mis enlaces de blogs allegados. Es todo un placer contar con una mente tan creativa como la tuya.
Tus pequeñas (y no tan pequeñas) historias, casi siempre orientadas a ese japón feudal y honorable me gustan mucho.
Sigue con tus Haikus, con tus sueños. Espero leerte mucho por aquí.
Un bruto abrazo escritor.