El sonido de sus pasos era tenue, miró
hacia atrás, nadie. Las calles le devolvían el eco de sus pasos, el húmedo
asfalto brillaba a la luz de la
luna. Sólo faltaba esperar un poco, la inquietud de sus
extremidades le daba aviso de lo que iba a suceder, tembló pero se controló al
instante, faltaba poco y ya no había
nadie afuera a esas horas de la noche .
Se detuvo frente al puente y aspiró el
aire frío de la noche. La
luz amarillenta de los faroles entre los frondosos árboles le ofrecían un
escenario perfecto para la transformación. Memorizó de nuevo lo que planeaba
hacer y se dejó dominar por los bruscos movimientos que precedieron a su
liberación. Cayó al suelo temblando y sintiendo su cuerpo deformarse, sus uñas
ahora eran garras, sintió su espalda abrirse y liberar sus alas. Sintió su piel
abrirse y dejar salir unas hojuelas que pronto le cubrieron todo el cuerpo, el
brillo de sus escamas rojas llamó la atención de un vago medio dormido, ella
extendió las alas, se elevó y perdió en el cielo estrellado.
Terminado el trabajo volvería al puente,
se resguardaría debajo de la estructura en donde había empezado todo y
esperaría encontrar al otro día en el periódico la noticia que anhelaba.
– FIN –
Basado en: «Hi no Ryuu (Dragón de Fuego)», de Carmen Gutiérrez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario