Por David Palacios.
No es por nada pero hoy me volví a quedar dormido,
esto me ha venido pasando toda la semana, no entiendo porque, en lo que tenga
un día libre voy a ir donde el doctor. Hoy tengo clases muy temprano a las 7 am
así que me debería haber levantado una hora antes. Hace una semana el
gobernador de mi país decidió cambiar el uso horaria par que fuera media hora
antes, es todo un dolor de cabeza ajustar todos mis relojes. Te sorprenderás
cuantos relojes administra un ser humano del siglo 21.
En fin me
apuro en salir de mi apartamento, ni siquiera encendí las luces y no recuerdo
si me revise en el espejo, espero no tener la camisa al revés. Tomo el tren con
dirección a la universidad, no quiero pensar en la universidad, sin embargo
debo enfrentar mis miedos.
Alguien me
tropieza, no pide disculpas, era una mujer joven muy bajita, la cual llevaba
una muy evidente cara de preocupación, iba muy apurada, puedo deducir por cómo
me empujo. Siempre me sorprende, cómo podemos viajar en tren, todos los olores
a personas, demasiado perfumen mezclado con sudor, algunos olores muy acres que
no quisiera recordar. El piso del vagón no ha sido limpiado desde hace meses
como mínimo, tiene un color marrón negruzco, como si se tratara de un establo,
allí voy yo bamboleando tratando de no tocar a nadie, metiéndome en mi
caparazón.
Llegó la
hora llegue a la estación de la universidad, todavía estoy bien mi escuela
queda algo lejos, no es tan lejos como me gustaría que fuera, me gustaría que
alguna magia extendiera el camino y no me dejara llegar nunca, sin embargo
necesito ver mis clases.
Creo que
estoy exagerando, son solo unos perros, hay uno negro con manchas blancas, otro
que parece la versión callejera de un labrador dorado, hay uno que debería ser
blanco pero la suciedad lo ha pintado de gris, y es que hay más pero estoy muy
atento de estos. Son los más agresivos ya me han mordido.
A todas
estas nunca había pensado, ¿Por qué hay tantos perros en la universidad? Talvez
cuando la gente se cansa de sus mascotas las dejan aquí, no es un mal lugar
donde deshacerse de una mascota que no será ni pequeña ni linda más nunca. Y
están bien protegidas por todos esos estudiantes universitarios que elevarían
su voz contra cualquier arbitrariedad o maltrato dirigido a los canes, si lo
sabré yo, aun después de haber sido atacado a mordidas sin ninguna provocación,
nadie removió a los perros salvajes.
Últimamente
la cantidad de perros ha crecido, ya no atacan de a uno, ahora se te abalanza
un jauría. La población creció hasta un punto donde no se les puede alimentar,
los perros duermen en los pasillos de la escuela, están muy desnutridos y
sucios. La comida para perros es muy cara hoy en día, los gobernadores de mi
país decidió que todos deben ser pobres y miserables. Siempre me ha parecido
curioso, cómo las personas que alzan su voz por los canes, nunca han intentado
darles una mejor vida.
Por fin llegue a mi salón, todo está bien,
hoy no me mordieron, tal vez hasta pueda aprender algo.
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