domingo, 9 de julio de 2023

Tu frialdad

I

Selene caminaba por las calles de Sevilla, la conmoción que escuchó dentro de la casa de vecinos de la calle Feria llamó su atención y se acercó.

—Ya nació —dijo la viejecita sentada a la entrada.

—¿Quién? —preguntó.

—El menor de los De la Rosa. Ese de ahí es Manuelito —dijo señalando a un niño que corría por el patio —, va anunciando la noticia como si tener ocho hijos fuera algo bueno. Dios dirá como van a sacar adelante a tanto crío.

Selene entró a la casa y sin que nadie la notara se deslizó a la habitación en dónde descansaban la madre y el niño, ella estaba fuera de combate. Sin hacer ruido se acercó a la cuna, en cuanto su mirada se posó en la pequeña criatura supo que era él a quien había estado buscando.

Se inclinó mientras susurraba:

—Tienes un largo camino sin ilusión que hay que recorrer y quizá vas a maldecir. Eres un hijo del agobio y del dolor, pero tienes cien fuerzas que inundan tu corazón.

El pequeño levantó la mano hacía la mujer y los pequeños dedos se enredaron en sus plateados cabellos, ella se inclinó aún más sobre la cuna, la punta de su nariz tocaba la del niño quien la miraba con sus grandes ojos pardos.

—Quiero sentir algo que me huela a vida, que mi sangre corra loca de pasión. Descubrir la música que hay en la risa, la luz profunda y el amor. —Con mucha delicadeza le dio un beso en la nariz y se enderezó, desenredando con cuidado sus cabellos.

—Aún eres muy pequeño para entenderlo; para entenderme, pero he esperado cien años para encontrarte, puedo esperar unos años más mientras creces —. Acarició con delicadeza la mejilla del recién nacido.

—Tenemos un largo camino que hay que recorrer desde ahora hasta el fin. Como tu musa te cuidaré, te inspiraré y te amaré.

El cielo terminó de oscurecer. Selene se acercó a la ventana y, convirtiéndose en un rayo de luz lunar, regresó a ocupar su lugar en la bóveda celeste. La luna creciente acababa de empezar su recorrido, en veinticinco días, cuando fuera tiempo de la luna nueva, Selene podría acercarse de nuevo a ver a su protegido, al pequeño Jesús de la Rosa.

II

Los años pasaron sin detenerse, el pequeño Jesús creció, la constante presencia de Selene se convirtió en algo habitual, fue ella quien le susurraba cuando algo se le atoraba y le ayudaba a encontrar la solución más creativa. Nunca se cuestiono su existencia, era su amiga y de nadie más, sabía que sus hermanos no la veían, mientras fue pequeño eso no fue un problema.

Al crecer Jesús aprendió a no hablar sobre Selene con nadie, no quería compartirla y no tenía que hacerlo. A los dieciocho años anhelaba los días que podía pasar junto a ella, no solo por las cosas que se le ocurrían, las melodías y canciones que brotaban de su mente gracias a su influencia, sino por el placer que le daba el simplemente mirar a la hermosa criatura de piel blanca y cabellos plateados que caminaba junto a él en sus paseos por las calles de la ciudad.

—Tengo algo que decirte —dijo el muchacho deteniéndose frente a la mujer en el centro del parque hasta donde los habían llevado sus pasos, respiró profundo para darse valor —cada vez que estás a mi vera siento una gran alegría. Yo, —se acercó un poco más a Selene y tomó sus manos —Yo recuerdo una noche del mes pasado, una noche que nos vimos de verdad, una noche que nos fuimos a enamorar.

Ella alarmada por las palabras del muchacho soltó sus manos y se alejó.

—Por favor, no cierres tu puerta con llave a mi corazón sediento. Que no importa que sepa la gente que la luna se baña en el río de mi amor.

—Pequeño no sabes lo que dices —respondió ella enfrentándolo —yo soy tu musa y te amo, pero no es el tipo de amor que estas buscando, voy a alejarme por un tiempo, sentirás mi influencia, pero por el momento dejaremos de vernos.

Jesús se quedó solo en el parque con el corazón destrozado, se volcó a la música y en ella plasmó todos sus sentimientos.

 

III

Selene se convirtió en un recuerdo, en una influencia silenciosa que trajo muchas cosas buenas para Jesús, la fama lo tomó por sorpresa al igual que a sus compañeros del grupo Triana y aún así, algunas mañanas, sobre todo si era tiempo de luna nueva, no podía evitar despertar con la sensación de que había tenido un sueño alto como el cielo, y al despertar sentir que algo le quemaba por dentro, para él el canto de los pájaros siempre entonaban una triste melodía sin cesar ni un momento.

Esos días se sentía como un extraño en su propio cuerpo sin saber a dónde ir, su amigo Javier notó su estado de ánimo y se preocupó.

—¿Qué te pasa chaval? —le preguntó Javier mientras le ayudaba a acomodar los teclados dentro del Citröen. —El concierto ha salido bien, creo que hemos recaudado muchos fondos para ayudar con las inundaciones.

—Si, el concierto ha estado bien, pero últimamente siento que algo me falta… algo…

Y mientras tomaba la carretera para regresar a Madrid con su familia, le confió a Javier toda la historia de Selene y como había desaparecido de su vida. No sabía si había sido real o solo un invento de su imaginación hiperactiva, ahora que era padre no podía dejar de darle vueltas al asunto.

Mientras Jesús hablaba, el coche tomaba velocidad. Javier, inmerso en el relato no lo notó hasta que fue demasiado tarde. Miró la cara de su amigo cuento de repente gritó.

—¡Selene!

Justo frente al auto estaba una hermosa mujer de blanco. Jesús desvió el coche para evitar atropellarla, pero eso lo llevó justo al camino de una camioneta que venía en sentido contrarío. Javier perdió el conocimiento con el impacto.

 

IV

Todo sucedió muy rápido.

Con el impacto los teclados volaron por el interior del auto golpeando de lleno a Jesús. A pesar de eso salió del auto por su propio pie. Javier estaba inconsciente y sangraba por un corte en la cabeza. Selene no estaba por ningún lado. Jesús se dejó caer sobre la calzada y mirando al cielo susurró.

—Cada noche mi vida es para ti, como un juego cualquiera y nada más. Porque a mi me atormente en el alma tu frialdad.

Selene se hizo visible frente a él.

—Yo quisiera saber si tu alma es igual a la de cualquier mujer, te he echado tanto de menos —Selene se acuclilló junto a él y permitió que pusiera su mano sobre su mejilla. —Sabes que yo vivo por ti ¿cierto? ¿Vives tú para mi? O después de todo esto vas a seguir solo dándome tu frialdad.

—Después de esto por fin vamos a estar juntos en el firmamento.

Los ojos de Jesús se cerraron, llegaron los servicios de emergencia y los trasladaron al hospital. Aún iba con vida.

V

Javier estaba acostado sobre una cama de sábanas blancas, le dolía la cabeza de forma infernal y la luz lastima sus ojos, aún así los abrió.

—¡Eh! Amigo ¿Cómo estás esta mañana? —preguntó Tele acercándose a la cama. Tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Javier lo miró sin comprender.

—¿Recuerdas lo que te ocurrió ayer? —Eduardo lo cuestionó desde la única silla de la habitación.

Un médico entró y comenzó a auscultar al paciente.

—Bien, veo que despertó. Este hombre sufrió un fuerte traumatismo craneoencefálico, no creo que recuerde mucho de lo que ocurrió durante el accidente ni durante los días anteriores. Por favor no lo presionen y permítanle descansar.

Los siguientes días fueron de dolor y de recuperación para Javier, nadie tuvo el valor de decirle que Jesús ya no estaba, sus heridas habían sido muy graves y no había podido superarlo.

Era doloroso visitar a su amigo, viéndolo ir en busca de su ser, en busca de quien había sido. De repente en sus labios brillaba una sonrisa que les hacía pensar que todo iba a estar bien.

Esa sonrisa se fue difuminando cuando los recuerdos comenzaron a volver.

En su mente todo se fue acomodando como tenía que ser y, a pesar del dolor, siguió luchado para poder lograr ser el mismo de nuevo.

Por fin una mañana, meses después del accidente, cuando vinieron sus amigos a visitarlo lo encontraron llorando sin consuelo.

Al notar que entraban levantó la vista y les sonrió de forma triste. Nadie le había dicho que Jesús se había ido. El simplemente lo sabía.

—Las musas son celosas, dan la inspiración, pero después de un tiempo ya no quieren compartir al artista.

 

 

 

Consigna: Escribir un relato de hasta cuatro hojas de Word donde aparezca el contenido de las historias que narran las canciones del grupo de rock andaluz Triana. Deben de aparecer como mínimo cuatro letras de sus canciones. Relacionarlas y darle forma coherente al relato.

Canciones utilizadas:

Hijos del Agobio

Recuerdos de una noche

Luminosa mañana

Tu frialdad

Sr. Troncoso

 

Por Pedro Salcedo.

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