1
Un
olor fétido inundaba el ambiente, se escuchaba solo el zumbido de las moscas
que ávidas rondaban los restos de lo que parecían ser restos humanos, podían
distinguirse varios huesos largos, seis o siete cráneos que, a juzgar por su
tamaño, debieron ser de niños; todo eso en conjunto formaba una masa de tamaño
considerable en medio de aquella desolada y seca llanura, ¿pero cómo habían ido
a parar ahí?
2
—¡Señor
Candidato! ¡Licenciado Ballesteros!— gritaba un hombrecillo de aspecto raro
abriéndose paso entre la multitud que se congregó para escuchar las promesas de
uno de los competidores de la contienda electoral— ¡Vaya! ¡Por fin lo
encuentro! Lic. Ballesteros, es muy importante que hable con usted, necesito
proponerle un trato que le puede cambiar la vida.
El
candidato lo miró intrigado y haciendo una señal a un hombre de su equipo
metieron al apurado personaje en una lujosa camioneta negra y se fueron.
—¡Suelta
la sopa! ¿Quién te mandó y qué es lo que quieres? Sé directo y habla antes de que te meta un plomazo
—sentenció uno de los guaruras con la pistola en la mano mientras la camioneta
salía de la ciudad.
El
tipo apenas pudo hablar porque el miedo se apoderó de él. Abrió la boca y con
voz temblorosa dijo:
—Me
lla… llamo Mariano Luccetti, soy pa… parte del equipo de colaboradores del
Presidente Feliciano Ceballos Herrera, bueno, era porque acaban de despedirme
así sin más; vine porque quiero compartir con usted una estrategia que lo
llevará a la silla presidencial, pero claro, todo tiene un precio —al notar la
duda en el rostro del candidato prosiguió— le diré qué fue lo que hizo el
Presidente para ganar las elecciones, pero debe ser ya, porque lleva algún
tiempo y éste casi se agota.
—Habla
de una vez, Luccetti, sin rodeos. Tendrás lo que pidas —intervino Ballesteros.
—Se
trata de lo siguiente, mi estimado candidato: Sacrificios humanos, ofrendas de
sangre, danza con la muerte, pactos diabólicos y cosas parecidas, pero no se
asusten, ¡cambien esas caras, amigos! —dijo ante la mirada atónita de los oyentes
—solo hay que dar algo para recibir lo que queremos, es más común de lo que
creen.
Detuvieron la camioneta en un paraje lejano
para hablar con toda la calma que tan delicado asunto requería.
Luego
de casi una hora de argumentos y
explicaciones Ballesteros terminó por aceptar, lo sedujo la idea de que tal
disparate pudiera ser eficaz, aunque en el fondo sentía miedo su sed de poder
fue mayor.
3
Al
día siguiente el originario del país de la bota los puso en contacto con el
líder regional de una secta satánica que tenía una gran cantidad de miembros
diseminados por gran parte del mundo, se movía en la clandestinidad como es
sabido en estos casos y se había ganado cierto prestigio por la eficacia de sus
estrategias. Concertaron una cita para esa misma noche.
Llegada
la hora el líder salió a recibirlos con un grueso libro de pastas negras en las
manos. Era un hombre alto, no rebasaba los sesenta años, se le veía seguro y
decidido; su nombre: Yekzahir Xha-ou, descendiente de una familia antillana de
hechiceros, videntes, brujos y cuanto oficio similar existiera. Él se encargó
de reunir todos los elementos necesarios para el primero de doce rituales
semanales que se harían para lograr lo que Ballesteros buscaba, y estaba seguro
de que lo conseguirían.
4
Un
círculo de fuego estaba dibujado en el suelo, se veían varias antorchas
distribuidas en un radio de treinta metros y justo en el centro habían colocado
una mesa de piedra con dos contenedores a cada lado, pocos minutos antes de la
medianoche Yekzahir Xha-ou salió de la oscuridad vestido con plumas, caracoles
y pieles exóticas, se dirigió danzando al centro del redondel y cuando estuvo
detrás de la mesa empezó a murmurar una especie de conjuro, hablaba en una
lengua antigua ininteligible, tomó una daga que estaba al pie del montículo y
sosteniéndola entre sus dos manos levantadas hacia el cielo seguía bailando y
recitando, pasó cerca de cinco minutos concentrado en esa tarea y luego se
alejó hacia la oscuridad, de donde pocos instantes después salió caminando con
un niño desnudo de unos cinco años tomado de su mano; lo recostó en la mesa y
reanudó los cánticos… mientras la escena era observada por Luccetti, el
candidato y dos de sus custodios.
Yekzahir
hizo algunos ademanes y lanzando un grito al cielo despejado encajó el frío
metal en el pecho del asustado chiquillo, al instante un río rojo brotó del
cuerpecito manchando la piedra, luego, con la maestría de un cirujano extirpó
el corazoncito aún palpitante y lo elevó al mismo tiempo que ofrecía tal
sacrificio a una entidad demoníaca, a la más poderosa de todas las existentes;
dicha ofrenda fue hecha para pedir que Ballesteros fuera el poseedor de la
silla presidencial en las elecciones del cuatro de julio... El líquido caliente
corría por sus brazos, después de la petición puso el corazón en uno de los
contenedores y se dispuso a degollar el cadáver, ya que hubo terminado tomó la
cabecita por el cabello y la colocó en otro contenedor, el resto fue a dar al
suelo cual comida para perros callejeros.
El
candidato y sus compañeros no soportaron tal atrocidad y volvieron el estómago
aterrados, lo peor fue que no paró ahí pues el “hechicero” luego de terminar
con la primer ofrenda regresó a la oscuridad y volvió con otro niño tomado de
su mano… La escena se repitió seis veces, fueron tres niñas y tres niños,
ninguno rebasaba los cinco años de edad; realizó el sangriento y satánico acto
cobijado por el manto oscuro de la noche; los recipientes estaban llenos de
sangre, corazones y cabezas humanas; la espera parecía eterna, el final no se
veía cercano.
5
La
ciudad amaneció con la terrible noticia de la extraña desaparición de seis
pequeños, no había rastro alguno que pudiera ayudar a encontrar a los
culpables, fue como si los niños hubieran desaparecido por un acto de magia,
casualmente todos vivían en el mismo barrio. El Departamento de Policía de
inmediato puso en marcha un operativo de búsqueda y rescate, comisionó a tres
de sus mejores elementos para dicha tarea confiando en que todo se solucionaría
favorablemente.
—Agente
Martínez, usted se encargará de los niños Romero y Fernández. Agente Gutiérrez,
a usted le corresponden los casos de Machado y Núñez, y usted, Agente
Bassagaisteguy, se hará cargo de las averiguaciones en los casos de Navarro y
Chávez —ordenó el Capitán García y
añadió— a trabajar de inmediato, no hay tiempo que perder, no necesito
repetirles que esto es un trabajo de equipo, apóyense entre ustedes y no den
nada por hecho, ¡vamos equipo!
6
Las
semanas pasaban y los resultados de las encuestas ponían en primer lugar a
Ballesteros, milagrosamente su popularidad y aceptación empezaron a subir desde
aquella noche, y ya con cuatro rituales ofrecidos y la cuota de sangre pagada
los resultados no se hicieron esperar; el candidato se sentía con un pie en la
Presidencia de la República.
Por
el contrario, las averiguaciones no parecían dar algún fruto, nada se sabía aún
de la desaparición de los niños y el Capitán García empezaba a perder la
paciencia.
Cierta
mañana una misteriosa llamada anónima al servicio de denuncias del Departamento
de Policía alertó sobre la presencia de algo extraño en un paraje ubicado en la
salida sur de la ciudad. De inmediato se montó un operativo para inspeccionar
el lugar. Cuando los agentes llegaron se toparon con lo que a simple vista
parecía ser un hallazgo arqueológico, lo raro fue que eso era algo imposible de
encontrar en esa zona.
El
análisis de decenas de pruebas y varias horas de trabajo extra sirvieron a la
policía para concluir que se trataba de los restos óseos de los seis niños
desaparecidos hacía ya poco más de un mes, pero los casos no estaban cerrados
todavía, esto era solo el principio.
Se
informó a las familias sobre tan macabro descubrimiento, el dolor que sintieron
fue infinito pero a la vez significó un alivio el hecho de tener la certeza del
paradero de sus hijos.
7
—Luccetti,
nunca pensé que aquel trato insensato que me propusiste hace algún tiempo
pudiera tener tan excelentes resultados —dijo Ballesteros visiblemente feliz—
estoy seguro de que seré el próximo Presidente de este país, ¡hasta tengo ganas
de darte un premio! Ven, acércate hombre —tomó su chequera y llenó un cheque
con una cifra con muchos ceros— esto es para ti, por haberme puesto en contacto
con el tipo ése que tú y yo sabemos.
El
hombrecillo vio tan asombrosa cantidad y casi se desmayó de la impresión. Se
quedó sin habla. Segundos después como pudo le agradeció y salió de la oficina
a trompicones.
8
—¡Aléjense
de mí, espectros! ¡Fuera demonios! ¡Lárguense! ¡Yo no soy el culpable! ¡Vayan
por el alma de aquel político corrupto! ¡Fuera!—repetía sin cesar Yekzahir Xha-ou
mientras veía espantosas sombras sobre el techo y las paredes de su recámara,
paradójicamente sentía miedo, tal vez era causado por los remordimientos o por
las voces que escuchaba en su mente (y no era eso que algunos llaman “conciencia”). Sintió entrar algo por su
boca, se atragantó, no podía respirar, pensó que moriría, intentó gritar pero
fue en vano… Cuando abrió los ojos estaba tirado en el piso de su habitación, milagrosamente
estaba vivo, pero el miedo seguía invadiéndolo, en ese momento tomó una
decisión que cambiaría su vida. Se vistió y fue a la Comandancia. Minutos
después estaba frente al Capitán García y los Agentes Martínez, Gutiérrez y
Bassagaisteguy confesando su participación en el asesinato de los niños, dio
detalles de cada movimiento, involucró a Luccetti y a Ballesteros, compartió
fechas, lugares, procedimientos, incluso hasta el episodio de temor extremo que
había sufrido hacía unas horas. Fue apresado de inmediato y se procedió con la
captura de los otros hombres inculpados.
Ballesteros
estaba en una reunión con el presidente del partido político al que pertenecía:
el enlodado y famoso IRP. Se sorprendió al ver entrar a los agentes, se sintió
acorralado pero no intentó huir, su carrera política había terminado en un
abrir y cerrar de ojos, la ilusión de un futuro brillante se fue tan rápido
como el agua entre las manos.
Luccetti,
por su parte, resultó más difícil de atrapar pues estaba en una isla del Caribe
disfrutando de la jugosa suma que el antaño candidato le había dado días atrás.
Tuvieron
como defensores a dos de los mejores abogados del país pero ni eso los salvó de
las rejas, incluso Ballesteros en un acto de cobardía confesó haberse
beneficiado con los sacrificios humanos que Yekzahir realizó bajo sus órdenes y
eso terminó de hundirlo.
Tres
días después de la confesión del médium se encontró su cadáver en medio de una
fría celda. Nadie supo cómo fue que murió, solo se veían marcas de tortura en
todo su cuerpo y la lengua había sido arrancada de su cuerpo. Decenas de
manitas rojas estaban pintadas en la pared que alguna vez fue blanca…
9
De
boca en boca se cuentan rumores sobre los espíritus inocentes de los niños
sacrificados, unos dicen que rondan la llanura y que su sangre tiñó de rojo el
río cercano, otros hablan de su aparición en un acto de campaña del candidato
que sustituyó a Ballesteros, dicen que fueron sus almas resentidas las que
hicieron que un cable de alta tensión cayera en un charco justo cuando el político
recorría una zona afectada por las lluvias en una colonia de la ciudad
provocándole una muerte rápida e instantánea, y lo que es aún más increíble:
los custodios creen haber escuchado risas de niños la madrugada en la que murió
Yekzahir.
FIN
______________________________________________________________
EXPLICACIÓN:
El
día 10 de Enero la consigna fue:
“Elaborar un
relato policial de terror con trasfondo político.”
Al final ya no
supe si lo logré o no, pero lo importante es que la lucha se hizo y que costó
bastante trabajo.
Creo que si lograste lo pedido. Felicidades, Muy entretenido! Me gusto el final, aunque uno lo puede sospechar, pero estuvo bueno! Camila.
ResponderEliminarMuchas gracias, Camila!!
ResponderEliminar