Por Luna Droz.
La historia que voy a narrar hoy es en honor a mi abuela la cual vivió una época muy fea de la historia de nuestro país. La última dictadura militar que tuvo lugar el 24 de marzo de 1976 llamado “Proceso de reorganización nacional” Derrocando al gobierno de la Presidente María Estela Martínez de Perón.
La historia que voy a narrar hoy es en honor a mi abuela la cual vivió una época muy fea de la historia de nuestro país. La última dictadura militar que tuvo lugar el 24 de marzo de 1976 llamado “Proceso de reorganización nacional” Derrocando al gobierno de la Presidente María Estela Martínez de Perón.
El poder fue ocupado por la junta militar integrada
por los comandantes de las tres fuerzas armadas. Jorge Videla, Emilio Massera,
Orlando Agosti.
Su marido, Mi abuelo militaba para el ERP (Ejército
Revolucionario del Pueblo)
Tenían dos hijos pequeños y uno por nacer, Vivian en
la casa de la madre de mi abuelo en el barrio San José.
Cuando era pequeña, siempre le preguntaba a mi
abuela porque se habían llevado a mi abuelo. La respuesta fue siempre la misma
(Por pensar distinto) Crecí con esa respuesta, la cual a cierto modo me bastaba
y la entendía, hasta que en un momento
necesite mas respuesta, necesitaba conocer su historia, y la de ella también.
De todas esas charlas que mantuve con ella, en las cuales se me erizaba el pelo
escuchando cada palabra, de todas esas conversaciones salió esta historia.
Corría el mes de octubre, así como empezaba a correr
los rumores de que se estaban llevando a sus compañeros de militancia.
Conociendo ya lo que se decía, en una de las últimas
conversaciones que mantuvieron El le pidió que se fuera a Entre Ríos con los
chicos y que por nada del mundo los separé, Que los crie juntos, que no los
deje con su madre ni con nadie, Que los mantenga unidos a los tres siempre.
Ella, no consiente del verdadero riesgo decidió
quedarse.
Llego el 12 de octubre, era de madrugada, rodearon
toda la manzana, cortaron la luz de la calle. Mi abuela me cuenta que, eran
alrededor de sesenta personas, todas de civiles, que por ese entonces se
manejaba con reflectores.
Todos dormían, en la casa a demás de mis abuelos, mi
padre y mi tío vivía la madre mi abuelo, Su hermano y su mujer.
Lo siguiente que sucedió fue que se abrieron las
tres puertas al mismo tiempo ya que las abrieron a las patadas. Entraron a las
tres habitaciones hasta que dieron en la que estaba mi abuelo. Mientras
requisaban la casa a ella la dejaron en la habitación con mi tío que se había
despertado, Cuenta que en esos momentos se llevaban todo lo que tenía valor.
A él se lo llevaron esa noche, tenía 26 años.
Su hermano salió a buscarlo a la comisaría del
barrio esa misma noche. Y pudo ver que algunos de los autos que habían estado
en su casa estaban ahí en la comisaria.
Al día siguiente fue ella, pero nadie le quiso tomar
la declaración, la mandaron a la comisaría de Temperley en la cual tampoco se
la tomaron.
En ese momento ella tenía miedo que vuelvan,
entonces decidió irse unos días a Entre Ríos con los nenes.
En cuanto regreso a Buenos Aires volvió a buscarlo,
se dirigió hacia el ministerio del interior en donde presento una carta
redactando todo lo sucedido esa noche.
Enviaron policías a su casa para tomarle la
declaración, ella conto todo, como había sido, las cosas que se habían llevado,
todo. Pero solo escribían lo que ellos querían.
En cierto momento uno de ellos saca un arma y la
apoya sobre la cuna que había en la habitación. Le dice que esa arma fue
encontrada esa noche ahí. Ella le pidió que retire el arma de la cuna que era
de su bebe que había fallecido.
Al cabo de un rato relatando lo sucedió mi abuela le
dijo al oficial que le estaba tomando la declaración que si ella los vería, los
reconocería. A lo cual él respondió que mejor cuidara su panza y al bebe que
llevaba dentro.
Yo creo que en ese momento nadie era consciente del
peligro en el que estaban.
En cuanto termino, la hicieron leer y firmar lo que
había dicho. Y al retirarse volvió a remarcarle lo de que cuidara su panza.
El miedo era cada vez más intenso, de día se sentía
a salvo, pero de noche los autos volvían.
En esa época nadie te recibía, la gente vivía con
miedo, una amiga de ella, la recibió en
su casa de monte grande, Estuvo ahí alrededor de un mes pero volvió a San José
por el embarazo. En cuanto ella volvió, Los autos volvieron. Siempre de noche,
de día se sentía a salvo, en cuando el sol caía se iba con los nenes a la
estación de trenes y pasaban toda la noche viajando, o se quedaban ahí, me
cuenta que nunca llegaba a constitución, que siempre bajaba antes y se manejaba
en las estaciones cercanas de Temperley, en caso de que la parará la policía.
En cuanto se hacía de día volvían y al caer la noche repetían lo mismo.
Hasta que el embarazo estuvo muy avanzado y se tuvo
que quedar en su casa, a pesar del miedo. A pesar de eso también, nunca dejo de
buscarlo. Cuando mi Tía cumplió los cuatro años se fueron a vivir a barracas,
ahí estuvieron un mes y se trasladaron a la boca. Después de eso se mudaron a
Villa Celina, ya para ese entonces, todo había terminado, Pero no su búsqueda,
ella siguió.
Encontramos los restos de mi abuelo en el 2014 en
una fosa común en el cementerio de Avellaneda, Asesinado de dos tiros en la
cabeza, de espalda. Sus huesos fueron los primeros que sacaron de la primer
fosa, los que le siguieron fueron de un compañero de militancia de él,
Asesinado del mismo modo.
Tener sus restos, para
muchos de nosotros fue más bien una bienvenida que una despedida ya que nos
arrebataron la oportunidad de conocerlo. Y aunque estemos construyendo ruinas
sobre ruinas Conviene saber que incluso tras la noche más oscura, Siempre vuelve a
amanecer.
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