domingo, 12 de junio de 2022

El Estepicursor

He despertado sudando, con un poco de resaca, pálido y con el corazón acelerado en una recámara que no reconozco, en medio de la nada, con el corazón roto y pensando en aquella que era la más bella.

Yo me siento como aquello que acabo de ver rodando en la ventana, como aquel estepicursor que está solo peregrinando por todos lados de bar en bar, de cama en cama, llenándome de placeres vanos.

No pertenezco a ninguna parte, a ninguna alma. Aun no comprendo cómo llegué aquí, estoy un poco intranquilo. Decido salir del cuarto, el cual está sucio pero espacioso.

Bajo de las escaleras, de repente me tropecé con algo que estorbaba mi camino y caí por la escalera, de por sí ya mi estado era malo, ahora está peor pues ahora tengo dolor de huesos.

¡No puedo más! –pensé para mí mismo- por todo lo que tomé anoche, luego intenté incorporarme pero no lo lograba, resbalé intentando asirme del pasamanos, parece que no me he roto ningún hueso, una luz muy intensa me hace voltear hacia la ventana y casi me ciega es color blanco me levanto lentamente  y camino hacia afuera de la casa, hacia a un túnel. Todo ese camino se me hace familiar como si lo conociera de vidas pasadas, entonces una inmensa paz se apodera de mí  y ya no sentía más el dolor ni físico ni espiritual.

Sin embargo no estoy seguro de querer quedarme en este lugar. Luego comencé a recordarla a ella, su perfume, el olor de su piel bajo mis sábanas, el calor de sus besos, los abrazos interminables, toda la ternura que me daba. Sus ojos cuando me miraban, cuando tocaba su hermoso cabello, juntos éramos fuego.

Odiaba cuando llorabas pues me hacías añicos, quería salir corriendo y aún esta paz debo reconocer que debí haberte pedido perdón por cómo te traté. Te juro por lo más sagrado que lo intenté, pero entre el trabajo, mis viajes y todas las mujeres que intervinieron, se me hizo imposible.

Sé que cuando todo parecía florecer entre nosotros, en esta relación el tallo se desplomó y se fue rodando a otro paraje.

Nuevamente me concentro en esa luz tan placentera y anhelo tu presencia ojala pudieras disfrutarla conmigo,  desearía haberte buscado.

Hay una niebla en este lugar y visualizo una silueta que se acerca a mí lentamente; no sé si es un ángel o una persona, llega hacia donde me encuentro y siento mucha confianza, porque aquí todo inspira serenidad, después ella me habla al oído pero no comprendo nada de lo que me dice, solo siento que lo hace con ternura, tocando mi rostro, besando mis mejillas ayudándome a levantarme, tomándome de la mano y así me dejo llevar.

Me conduce hacia una cama donde todo es blanco y prístino, escucho un canto que me extasía, y sé que no es del mundo donde solía vivir.

Ella soltó mi mano, entonces abrí los ojos y ahora sé que me encuentro en el piso de aquella casa desconocida donde había tropezado, no veo a nadie que me pueda ayudar a levantarme, me estoy arrastrando hacia la puerta por aunque grite sigo en la soledad que no pedí y vuelvo a mirar a mi alrededor y vuelvo a ver pasar por la calle el estepicursor y observo mis manos y mis brazos convirtiéndose en algo más.

No puedo evitar sentir el cambio en mi alma, ya no soy más humano, ahora solo soy una diáspora, algo irreal que no sabe amar.
Escrito por Franco Machado.

Consigna: Escribe un relato del género que desees con el título de «El estepicursor».

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