Yo
me siento como aquello que acabo de ver rodando en la ventana, como aquel
estepicursor que está solo peregrinando por todos lados de bar en bar, de cama
en cama, llenándome de placeres vanos.
No
pertenezco a ninguna parte, a ninguna alma. Aun no comprendo cómo llegué aquí,
estoy un poco intranquilo. Decido salir del cuarto, el cual está sucio pero
espacioso.
Bajo
de las escaleras, de repente me tropecé con algo que estorbaba mi camino y caí
por la escalera, de por sí ya mi estado era malo, ahora está peor pues ahora
tengo dolor de huesos.
¡No
puedo más! –pensé para mí mismo- por todo lo que tomé anoche, luego intenté incorporarme
pero no lo lograba, resbalé intentando asirme del pasamanos, parece que no me
he roto ningún hueso, una luz muy intensa me hace voltear hacia la ventana y casi
me ciega es color blanco me levanto lentamente y camino hacia afuera de la casa, hacia a un túnel.
Todo ese camino se me hace familiar como si lo conociera de vidas pasadas, entonces
una inmensa paz se apodera de mí y ya no
sentía más el dolor ni físico ni espiritual.
Sin
embargo no estoy seguro de querer quedarme en este lugar. Luego comencé a
recordarla a ella, su perfume, el olor de su piel bajo mis sábanas, el calor de
sus besos, los abrazos interminables, toda la ternura que me daba. Sus ojos
cuando me miraban, cuando tocaba su hermoso cabello, juntos éramos fuego.
Odiaba
cuando llorabas pues me hacías añicos, quería salir corriendo y aún esta paz debo
reconocer que debí haberte pedido perdón por cómo te traté. Te juro por lo más
sagrado que lo intenté, pero entre el trabajo, mis viajes y todas las mujeres
que intervinieron, se me hizo imposible.
Sé
que cuando todo parecía florecer entre nosotros, en esta relación el tallo se desplomó
y se fue rodando a otro paraje.
Nuevamente
me concentro en esa luz tan placentera y anhelo tu presencia ojala pudieras
disfrutarla conmigo, desearía haberte
buscado.
Hay
una niebla en este lugar y visualizo una silueta que se acerca a mí lentamente;
no sé si es un ángel o una persona, llega hacia donde me encuentro y siento
mucha confianza, porque aquí todo inspira serenidad, después ella me habla al
oído pero no comprendo nada de lo que me dice, solo siento que lo hace con
ternura, tocando mi rostro, besando mis mejillas ayudándome a levantarme,
tomándome de la mano y así me dejo llevar.
Me
conduce hacia una cama donde todo es blanco y prístino, escucho un canto que me
extasía, y sé que no es del mundo donde solía vivir.
Ella
soltó mi mano, entonces abrí los ojos y ahora sé que me encuentro en el piso de
aquella casa desconocida donde había tropezado, no veo a nadie que me pueda
ayudar a levantarme, me estoy arrastrando hacia la puerta por aunque grite sigo
en la soledad que no pedí y vuelvo a mirar a mi alrededor y vuelvo a ver pasar
por la calle el estepicursor y observo mis manos y mis brazos convirtiéndose en
algo más.
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