martes, 22 de septiembre de 2020

Historia de un poema (Curicaveri)

 Una tarde tranquila en casa del abuelo y sin mucho por hacer mi hijo que esta en la edad de que todo quiere saber y preguntan el por que de todas las cosas, tenía ya un tiempo observando un pequeño cuadro que se encuentra colgado en la sala, este cuadrito solo contiene una pequeña hoja de papel enmarcada, con unas letras manuscritas de muy buena forma pero que el paso del tiempo a logrado darle un tono amarillento al papel y un color menos negro a lo escrito en el, a pesar del cristal que lo cubre y protege.

-¿Papá, por que el abuelo tiene ese papel ahí?

-Es un recuerdo de mi abuelo, tu bisabuelo, y es un poema que le dio a tu bisabuela cuando ellos eran jóvenes.

-¿Y por qué le dio eso?

-Se lo dio por que estaba enamorado de ella y quería que ella lo estuviera de él, y así se casaran.

--¿Entonces tu abuelo era poeta?

-Jaja, no, no lo era, pero recibió la ayuda de uno que si lo era y de los mejores que a dado nuestro país.

-¿Y por qué lo ayudo, eran amigos?

-No, no eran amigos, más bien fue una coincidencia de las que suelen pasar en la vida, un momento fugas en donde dos personas se encuentran.

-¿Y por qué se encontraron?

-Bueno, creo que es un buen momento para contarte la historia del poema, como a mi me la conto mi abuelo, cuando al igual que tú, le pregunte por el contenido de ese pequeño cuadro el cual era un tesoro para el como ahora lo es para el abuelo y para mi y el día de mañana lo será para ti.

-¡Si, yo quiero el tesoro!

 Eran los mediados de los años veinte, y al igual que el resto de Europa, España estaba en tiempos de cambios tanto en la forma de vivir como en la de pensar, eran días donde las diferentes formas de pensar convivían, los comunistas, los anarquistas, los nacionalistas, los conservadores y más ideas eran atrayente a la juventud de esos días, había optimismo y esperanza por los cambios que podrían pasar, sueños de igualdad, que sin duda hacían pensar en un mañana prometedor. Aun faltaba tiempo para el golpe de estado del veinticinco, por lo cual Madrid se encontraba en una aparente tranquilidad y la vida seguía su rumbo sin detenerse. Hombres y mujeres se dedicaban día a día a sus actividades sin pensar en lo que podría pasar mañana. Y en ese mundo un joven veinteañero pensaba en el amor de una linda chica poco más joven quien le había robado el corazón desde la primera vez que se miro en sus ojos verdes grandes y expresivos, llenos de bondad y alegría, su pelo rubio y un buen talle, sin duda la flor más bella del jardín.

 Con temor y nerviosismo el joven había cruzado algunas palabras con la dueña de sus sueños y pensamientos y con alegría noto que no le era indiferente por lo que cada que tenía la oportunidad se hacia el aparecido por las calles que ella caminaba y los lugares que frecuentaba, para así hablar con ella aun que fuera por unos minutos y poco a poco hacerle saber sus sentimientos y anhelos.

 Fue en uno de esos encuentros donde supo que a la joven le gustaban los versos y poemas, y con gran entusiasmo pensó en darle como muestra de sus sentimientos un poema escrito por él, así que sin tardanza empezó a planear la escritura de tan importante muestra de cariño con la cual lograría ya por fin conquistar a su amada. Una tarea sencilla en su mente, en donde se desarrollaba de forma vertiginosa y lo llevaba a el matrimonio y el nacimiento de varios hijos que fueran mitad ella y mitad él, un pequeño piso donde vivirían modestamente pero eso si lleno de amor y respeto donde podría darle a los pequeños una buena educación y un buen ejemplo de una familia amorosa, por su mente desfilaban los nombres de los chicos y los apodos cariñosos que pondría a cada uno de ellos siempre y cuando su amada estuviera de acuerdo en llamarlos así.   También en su mente pasaba la idea de ir viendo en el trabajo como obtener mayores ingresos para que nada faltara a su familia, sin duda todo estaba muy bien pensado y resuelto en su mente nada podía salir mal y eso lo llenaba de entusiasmo y orgullo.

 Pero los sueños no siempre salen como esperamos. Y ese fue el caso ya que la clave de su felicidad se empezó a convertir en un imposible ya que por más que lo intentaba nada podía escribir, no encontraba las palabras y peor aún el que sabía de versos y poemas, si con gran esfuerzo había cursado la enseñanza básica y había cambiado los libros por las herramientas de trabajo y las horas de estudio cambiaron a horas de trabajo y esfuerzo, así que sus sueños se veían cada vez más lejanos cuando por más que se esforzaba no podía poner en papel sus deseos y anhelos, las letras, las palabras, las frases eran sus enemigas que conspiraban en su contra buscando arruinar su futuro feliz.

 Fue precisamente en este tiempo en que se encontraba frustrado que en la tarde se dirigió a un tugurio donde acostumbraba ir en ocasiones después del trabajo a tomar alguna copa y relajarse de la jornada laboral. El lugar era pequeño pero muy limpio y bien atendido por su dueño un hombre muy bueno para escuchar, como párroco en el confesionario y muy discreto. Bueno para aconsejar solo cuando se le solicitaba opinión.  Al llegar vio que el lugar estaba concurrido, pero había un lugar en la parte más alejada, sin duda el lugar adecuado para resolver su problema, fue directo ahí pidió una copita, saco la hoja de papel y lápiz para poner su empeño en el poema que por días se escapaba de sus manos. Después de un tiempo nada salía y se hundía en frustración, esto llamo la atención de cierto joven que deambulaba por el lugar observando, en un momento se acercó y pregunto.

-Disculpe, amigo, me puedo sentar aquí en su mesa.

-Si, no hay ningún problema, siéntese.

-Gracias.

 Ya sentado siguió observando a los parroquianos que bebían, platicaban, maldecían y reían en el lugar y cada cierto tiempo volteaba y miraba la frustración acompañada de juramentos y maldiciones del abuelo.

-Disculpe, amigo, pero noto que se encuentra en algún problema y quizás si no le molesta podría comentarme la causa y podríamos encontrar una solución o al menos el desahogo que puede llevar a buen cause y solución de su problema.

-No me molesta, pero quizás se ría de mí al contarle lo que me pasa.

-Claro que no. En la vida siempre hay problemas que para unos es un océano y para otros solo un vaso de agua, y cuando lo comentan se encuentra una fácil solución.

-Bueno, vera usted, que yo estoy enamorado de una linda chica, a ella le gusta esto de la poesía y yo pensé que podría regalarle algo de eso, pero soy un cabezota y nada sale para poder decir lo que siento, ya ve usted estoy perdido.

-Ya lo ve, con esto se confirma lo que le he dicho. Vera yo estoy estudiando en la Residencia de Estudiante aquí en Madrid. Y estoy seguro que en algo podre ayudarlo si me lo permite.

-Claro, claro que lo permito.

-Bueno amigo, cuénteme como se siente ante su amada.

-Vera usted, yo siento quererla con todas mis tripas por que lo siento aquí en el estomago cuando la veo y cuando no, siento que me estoy muriendo, ando como animal enjaulado esperando algún mensaje una nota algo que me calme, que me haga saber que no le soy indiferente y no quiero perderle.

-Muy bien mi amigo, creo que su problema ya esta resuelto y solo ocupamos acomodar sus pensamientos con algunas palabras que se escuchen poéticas y mire que ya tengo una buena idea para darle forma.

 El joven estudiante de inmediato tomo el papel y lápiz y con perfecta caligrafía empezó a escribir en él, después de unos momentos con una gran sonrisa le entrego lo escrito para que lo leyera y diera el visto bueno. El papel tenía escrito;

“Amor de mis entrañas, viva muerte,

En vano espero tu palabra escrita

Y pienso, con la flor que se marchita,

Que si viví sin ti quiero perderme… “

-Y bien que le parece.

-Increíble, es lo que yo decía, pero esto es mejor, gracias, no se como pagarle, tabernero trae una copa para el poeta, gracias, quiere algo más usted diga, gracias, en verdad muchas gracias. Y a todo esto como se llama mi salvador y amigo, que no me lo a dicho, yo me llamo Carlos López Pérez, su servidor para lo que ocupe.

Tranquilo Carlos, no hay por qué, no fue para tanto y yo solo acomode lo que usted mismo siente, así que no es para tanto, en cuanto a mi nombre soy Federico de Jesús García Lorca, aun que prefiero suprimir el De Jesús, solo Federico esta bien y con esta copa estoy mas que satisfecho por ayudar a un enamorado.

 Y esa es la historia de este poema enmarcado y que es el tesoro más valioso de nuestra familia hijo.

-Papá, ¿Qué fue lo que paso después?

-Solo te diré que gracias a ese papel ahora esta tu abuelo yo y tú, ya que fue este la piedra que cimento nuestra familia.

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